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~De repente, sin motivo alguno me dijo que ya no me amaba. Yo buscando alguna manera de hacerlo cambiar de opinión, me presté para que hiciera lo que quisiera conmigo, digo cosas que siempre me había pedido y yo hasta esos momentos me había negado, por que las consideraba sumamente degradantes para mi persona, no por el echo de hacerlas en sí, sino más bien por la manera en que se comportaba y las cosas que me decía al hacerlas.
Durante el resto de las siguientes noches sencillamente me convertí en su esclava sexual, básicamente por el temor a quedarme sola. Ya no tenía dolores de cabeza, ni me encontraba indispuesta a complacerlo sexualmente. Sencillamente por ese temor a que me dejase sola, acepté que me hiciera cosas que de solo pensarlas, me avergonzaban.
Esa misma noche, se sentó frente al televisor y sin más ni más sacó su miembro. Mientras miraba un programa porno, cosa que él sabía de sobra que a mi me molestaba, digo el que viera esos programas, nunca antes se había sacado su cosa frente al televisor, o por lo menos estando yo presente. Cuando pasé por de tras de él, estiró una de sus manos y me agarró por la muñeca, jalándome hasta que me quedé de pie ante él.
Pensé que deseaba que lo masturbase, pero no era eso precisamente lo que él quería. Cuando comencé agarrar su miembro, se me quedó viendo fijamente a la boca, y con la de él me hizo señas de que se lo mamase. Yo sin a pesar en lo incomoda y molesta, que me sentía haciendo eso, me agaché frente a él y comencé a introducir lentamente su glande dentro de mi boca, la verdad que sentí un asco tremendo en esos momentos, al principio hasta creo que me dieron nauseas, pero con todo y eso yo misma me obligué a continuar mamando su verga. A medida que lo estaba haciendo, digamos, para no entrar en detalles, que me sugirió que me desnudase, lo que sin pensarlo realmente mucho lo hice del todo. Luego me volvió hacer otra sugerencia, que yo misma me tocase entre mis piernas, y por complacerlo comencé hacerlo, y a medida que e tocaba con mis dedos mi vulva, él colocó sus manos sobre mi cabeza, y fue literalmente cogiéndome por la boca, a medida que me decía en repetidas ocasiones. Cabecea puta cabecea.
Hasta que sentí su semen dentro de mi garganta. Cuando él acabó, de inmediato se levantó. Continué por un corto rato, todavía metiendo mi mano dentro de mi coño, hasta que logré alcanzar un miserable y mezquino orgasmo. Durante el resto de la semana eso se repitió un par de veces más. Un jueves que él no había llegado todavía, decidí acostarme temprano, ya que no estaba dispuesta a pasar por esa vergüenza nuevamente, digo en parte me gustaba, pero a la vez me disgustaba que se satisficiera él solo, y me dejase a mi haciéndome el resto. Bueno esa noche llegó más tarde, con algunas copas encima. Se ha metido a la cama, sin tan siquiera quitarse la ropa, me dijo que me quería dar por el culo, así de vulgar como suena.
Yo no estaba dispuesta a soportar eso, debido al estado en que él se encontraba, pero antes de que pudiera decir nada, me tomó por las caderas, me bajó las pantaletas que usaba para dormir, y sin consideración alguna hacía mi persona me ha enterrado su miembro entre mis nalgas, lloré, pataleé, lo maldije, pero con todo y eso siempre me penetró, y no me soltó hasta que se vino dentro de mi. Para mi fue peor que un martirio, el sentir como me agarraba con fuerza por mis caderas y senos, y me empujaba su cosa dentro de mi cuerpo. En cierto momento pensé que me debía haber reventado por dentro los intestinos. A medida que lo hacía, me insultaba diciéndome. Mueve ese culo puta mamona, cabeceadora. Y un montón de cosas más. Al terminar se quedó dormido como si no hubiera hecho nada, mientras que yo me quedé llorando en silencio, por sentirme utilizada de esa manera tan vil, y bastante adolorida, por lo que me había echo por el culo.
Al día siguiente fui donde mi abogado y le planteamos la demanda de divorcio. Me di cuenta que él no me amaba, ni tan siquiera me quería, de ser así no me hubiera tratado tan mal como me trató durante esa maldita semana. Tras divorciarnos mi abogado logró que me quedase con buena parte de todo, la casa, uno de los autos, y otras propiedades. Luego me recomendó que fuera donde una psicóloga y cuando terminé con la terapia, me sentía una nueva mujer. Me dediqué a cuidarme más, haciendo ejercicios, perdí peso, gracias a una dieta que aun continúo practicando. En fin cosas que antes no hacía o disfrutaba, por que a mi marido no le agradaban. También conocí unos cuantos hombres, y hasta llegué a relacionarme íntimamente con más de uno de ellos, pero me di cuenta que después de acostarnos la primera vez, como que esa magia que los envolvía se terminaba.
Por cosas de la vida, para esos momentos, una de mis amigas más allegadas, se casó y se mudó de su casa a un apartamento. Su nuevo esposo cuando eran novios, le había regalado un cachorro, pero en su nuevo domicilio no era práctico el tenerlo, pero como yo no tenía perro en mi casa, y vivía sola en mi casa, ella pensó que me podía encargar de él. En realidad a pesar de ser un cachorro de menos de un año, es un animal grande de raza indefinida, por su tamaño tiene algo de Gran Danés, según me dijeron, pero su rostro parece el de un buldog, por lo que ella le puso de nombre Chato.
Chato desde que llegó a mi casa, se convirtió en un buen compañero, apenas llego, de inmediato se pone sumamente contento, corre a mi alrededor, ladra, brinca, mueve su cola, en fin es bastante alegre y agradecido. En las noches si escuchaba algo se pone a ladrar frenéticamente, y por su tamaño y manera de gruñir nadie se acerca a la puerta de mi casa a menos que sea por extrema necesidad, como es el caso del cartero. Cierto día me encuentro en el patio trasero haciendo mis ejercicios aeróbicos, mientras que Chato ocasionalmente jugaba conmigo, cuando ya bastante cansada y sudada, decidí darme un refrescante baño en la piscina.
Como todo el patio tiene una pared bien alta, no me preocupa que los vecinos me lleguen a ver desnuda, por lo que sin preocuparme por eso, me quité toda la ropa de hacer ejercicio, pero me quedé acostada sobre la silla larga de jardín tomando un poco de sol, antes de meterme en la piscina. Me recuerdo que me encontraba con mis piernas bien abiertas cuando sentí el jadeo o resuello de Chato sobre mi vulva.
Levanté la cara justo en el momento que él tras estar por algunos segundos observando mi coño, me pasó su áspera lengua entre las piernas. Al sentirlo como que quise separarme de su lengua, pero en lugar de eso, me quedé a la espera de ver que sucedía, y casi de inmediato Chato me volvió a pasar divinamente su larga y algo áspera lengua por entre mis piernas.
En esa segunda ocasión la sentí más divina, pero cuando se disponía a volver a pasarla, me entró un miedo de lo que me podía pasar si continuase, y casi automáticamente cerré mis piernas, y regañándolo le ordené al Chato que se retirase, el pobre con el rabo entre las piernas se escondió bajo la mesa del jardín. De verdad no sabía que más podía suceder pero me lo imaginaba, y más miedo me dio. Me acordé de un chisme que escuche de adolescente, de algo que le pasó a una loca del pueblo donde yo nací, al parecer la pobre mujer que padecía de sus facultades mentales, en una ocasión andaba como de costumbre toda sucia, pero sin nada ropa puesta, caminando desnuda de noche por las calles, un grupo de borrachos le ofrecieron algo de dinero y ron sí se acostaba o mejor dicho sí dejaba que un perro la montase, lo que al parecer ella aceptó sin que le hicieran mucha presión, a cambio de que le dieran algo de dinero o de beber.
Pero según yo recordaba lo que me habían contado, el animal cuando la estaba montando se quedó pegado a ella, y luego la mujer quiso soltarse pero no pudo, por lo que anduvo casi medio pueblo con el perro pegado a ella, ante la risa de los curiosos y los comentarios de la gente. Hasta que un policía, le metió un tiro en la cabeza al pobre animal. A ella se la llevaron al sanatorio para locos del estado, donde luego con el pasar del tiempo, nos enteramos que había fallecido. También me acordé, de una amiga de una de mis hermanas, que decía que su perro era mejor que cualquier marido. Ya que no jodía tanto, y siempre se encontraba dispuesto.
Cuando la escuché decir eso, no entendí a lo que se refería pero en esos momentos, pero al recordar lo que le había escuchado decir ha esa amiga de mis hermanas, caí en cuenta del sentido de sus comentarios. Aun con bastante temor, me levanté, fui al baño me lave hasta con un fuerte desinfectante vaginal, y procuré no pensar más en lo que me había hecho el Chato. Pero me quedé con esa gran curiosidad, por lo que apenas terminé de darme una ducha, tal como me encontraba después de secarme, entré en el Internet y me di a la tarea de buscar información.
No había encontrado nada, hasta que puse la palabra zoofilia, aparte de información de tipo legal y siquiátrica, encontré en la pagina, que de paso no la conocía, un área dedicada a ese tema, por medio de una serie de relatos, los que me di a la tarea de leer detenidamente. Por medio de ellos supe lo que le pasaba al perro, como su órgano se le puede llegar a hinchar hasta el punto de impedir la salida de la vulva, como evitarlo, y de pasar que se debe hacer.
También me enteré que con la debida higiene se puede hacer casi de todo, en fin. Lejos de desanimarme, a medida que iba leyendo me motivé más, y a medida que lo hacía, algunos relatos eran tan y tan descriptivos, que hasta me llegué a excitar, nada más de pensar lo que podía suceder entre el Chato y yo. Esa misma noche, luego de buscar y leer todo lo que pude al respecto, me armé de gran valor y con bastante curiosidad, y me dirigí al patio, tal y como me encontraba, sin nada de ropa puesta.
Chato al verme, comenzó como de costumbre a ladrar y brincar a mí alrededor, yo procuré no hacerle mucho caso, tomé asiento en la silla para tomar el sol en el jardín. Algo nerviosa, volví a dejar mis piernas abiertas, esperando que nuevamente Chato de manera natural explorase. Por un corto tiempo olisqueó mi vulva, y de repente volvió a pasar su sabrosa lengua por sobre mi peludo coño, al principio fue una sola lengüeteada la que me dio, pero la sentí divinamente, luego una segunda, y sucesivamente una tercera cuarta y quinta, en ese momento dejé de contarlas.
A medida que Chato continuaba lamiéndome el coño divinamente, yo disfrutaba de algo que hacía mucho tiempo que no sentía de verdad. Mi cachorro después de un buen rato continuaba lamiéndome el coño, mientras yo disfrutaba de lo lindo, cada vez que sentía su lengua pasar sobre mi mojada vulva y mi inflamado clítoris, sentía como una sabrosa corriente que me recorría todo el cuerpo. En esos momentos, me dio mayor curiosidad, y busqué la forma o modo de que Chato se treparse sobre mi cuerpo, me senté sobre el borde de la silla dejando mis piernas todavía bastante abiertas, él colocó sus patas delanteras justo debajo mis axilas.
Su cuerpo de por si imponente lo vi mucho más grande, cuando levanto mi cara para ver observó que su miembro se comenzaba a mover amenazadoramente en dirección a mi vulva. Aunque nunca me había atrevido agarrar su cosa, la tomé entre mis dedos, la sentí divinamente dura y caliente. Moviendo mis caderas un poco más hacía el frente puse la punta de su instrumento directamente sobre la entrada de mi coño. Chato comenzó a realizar el movimiento característico de su especie, mientras que yo con mis piernas bien abiertas comenzaba a disfrutar del todo el ser penetrada por él. Yo llena de bastante curiosidad y sin soltar el tallo de su verga, continuaba levantando mi cabeza para ver como entraba y salía su sabrosa verga de mi vulva.
Pero esa misma curiosidad me causó a mi primer gran susto, ya que al soltarla para poder ver mejor, Chato me penetro del todo, creo que en ese momento, hasta vi las estrellas de la noche más bellas que nunca, al principio no le di importancia, pero tras estar un buen rato disfrutando de sus energéticas penetraciones, comencé a sentir algo diferente dentro de mi coño, era ese bulto grueso y grande, del que había leído, que se había formado y como se deslizaba dentro de mí. Chato continuó moviéndose divinamente hasta que finalmente desde luego que se vino, mientras me relamía los labios, del placer que me provocaba su verga caliente y dura, de como saturaba todas las paredes de mi vagina. Pero al terminar se dio media vuelta, obligándome de manera algo incomoda y algo dolorosa a que me colocase tras de él.
Gracias a lo que había leído, pude esperar con la calma suficiente a que se le desinflamase su miembro. Como a los veinte minutos, finalmente Chato se retiró de mi cuerpo. En parte me sentí algo adolorida, pero extremadamente satisfecha. De inmediato él volvió a olisquearme y lamer mi coño, lo que disfruté tremendamente. Temblando de placer, subí a mi habitación, todo mi cuerpo olía ha perro, aparte de que me di un buen baño con agua caliente, también me di nuevamente una buena ducha vaginal con todas las medidas sanitarias necesarias.
Desde esa noche, Chato me ha satisfecho un sin número de veces, al igual que pienso que yo a él, o por lo menos eso es lo que honradamente pienso. Por lo general cuando tengo ganas juego con Chato, sin nada de ropa en medio del patio, a la luz de las estrellas o de la luna. Comienzo por ponerme gatear, me le acercó y dejo que me introduzca su fría nariz, entre mis muslos, lo que me produce un agradable cosquilleo, cuando comienza a pasar su lengua entre mi coño y mis nalgas, me retiro, y espero que nuevamente comience, en algunos momentos si tengo ganas de orinar lo hago, agacho mis caderas y como si fuera una perra meo. Chato de inmediato se pone a oler mi orine, y vuelve nuevamente a seguir olfateando mi coño y en ocasiones hasta mi culo. Así lo seguimos hasta que ya su lengua me ha comenzado a lamer divinamente, entre mis nalgas y mi coño. Luego comienza a tratar de treparse sobre mi, lo que al principio evito, ya que me he dado cuenta que cuando hago eso él se comporta más bestia aun.
Posteriormente dejo que me monte como si fuera una verdadera perra, me sujeta por mis costillas con sus patas delanteras, en ocasiones me ha llegado a rasguñar con ellas, pero ya he aprendido como evitar que eso suceda. En seguida comienzo a sentir su verga introduciéndose dentro de mi vulva sabrosamente, en algunos momentos se la he llegado a sujetar, para impedir que su bulto me penetre, pero francamente prefiero que lo haga, ya que estoy convencida de que tanto él como yo lo disfrutamos más de esa manera.
La manera en que con rapidez continua metiéndome su cosa, de verdad que me vuelve como loca, y en ocasiones creo que hasta aúllo de placer. Cuando termina siempre, me vuelve a pasar su divina lengua una y otra vez, haciéndome disfrutar nuevamente como una loca. En otras ocasiones me puesto de verdad, algo ociosa ha inventar otras posiciones con él. Hasta lo he dejado que me de por el culo, que a diferencia como lo hizo mi ex-marido, con Chato lo he podido verdaderamente disfrutar, pero cuando hago eso me pongo algún tipo de crema desinfectante y lubricante para facilitar la penetración. Por lo general cuando lo baño, el disfruta creo que tanto como yo, he llegado hasta masturbarlo y también a mamar su miembro, para regar todo su semen por sobre mi rostro y tetas, las que luego él lame divinamente.
Hoy en día ocasionalmente puede que salga, con algún hombre conocido, pero el verdadero dueño de mi coño es el Chato, no es nada celoso, basta que nada más me vea sin nada de ropa, para que se encuentre más que dispuesto, y no una sola vez en la noche, o el día, sino que en varias ocasiones, y todas y cada una de ellas lo ha hecho divinamente. Aparte si deseo que me lama el coño lo hace hasta que no puedo aguantar más, y estallo de placer. Así que amiga que lees esto, sí te encuentras sola, luego de terminar con un marido desgraciado, busca un buen perro, preferiblemente grande, de más esta decirte que procura que sea macho, verdad.
www.poringa.net/Elfollascorts 23-05-2020 18:10:28
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invitado-osito28 17-03-2020 18:56:48
Lo haz descrito divinamente. Felicitaciones y sigue con tu nuevo amor |
invitado-Jaime 10-04-2017 19:21:30
Excelente relato dama. ,pero que bruto tu ex.,mi fantasía es ver a una mujer hacer este ejercicio.... |
invitado-ricardo Martín 29-01-2017 15:40:03
Yo lo hago con mi perro una ves por semana y quedar abotonado es lo mas rico y excitante que he pasado en la vida goso grito y me arrastro como una perra |
invitado-jose chacon 2015 18-05-2016 15:20:45
Me gusto tu relato,soy hasta hoy etereo pero por curiosidad y por saber si es sierto lo que se dice de la zoo con perros probe con uno de raza muy garande y me gusto sentir su cosa dentro de mi y hasta soporte quedar abotonado en dos ocasiones,de verdad muy rico,es mi secreto por eso sugiero que prueven |
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Excelente yo tambien desearía hacer lo mismo, trabajo en a veterinaria y solo he podido con diferentes razas pero me gustaria tener uno en mi casa para tener una relacion mas estable y soñar con ser mami de su cria