Esta historia comienza cuando recién casados nos fuimos a vivir a la casa de mis suegros mientras terminaban de construir nuestra casa a la que le faltan pequeños arreglos. En la casa vivían además de mis suegros mi cuñada, menor que mi esposa y una prima de ellas.
Por las noches yo acostumbraba a trabajar ya muy tarde para poder tener unas entradas extras y poder ahorrar para terminar nuestra casa, lo hacía en el comedor que quedaba justo a la mitad de la casa, entre la cocina y la sala, a unos pocos metros de la habitación de mi cuñada que era la más próxima; muchas veces viviendo en la misma casa, no podía evitar encontrar a mi cuñada cuando salía del baño solo con una toalla que dejaba descubiertas la mayor parte de sus piernas o cuando se paseaba por la casa en ropa un poco provocativa, otras veces con blusa y sin brasier; bueno era un deleite para mis ojos siempre y cuando mi esposa no se diera cuenta.
Por las noches, ya cuando todos estaban acostados, me asomaba por el cuarto de mi cuñada y por la ventana la miraba cuando ella se cambiaba de ropa para dormir, quedaba completamente desnuda para ponerse su pijama, ella confiada que estaba sola, se quedaba durante bastante tiempo desnuda, mirándose en el espejo, pero eso no era todo, aprovechaba para acariciarse casi todo su cuerpo, situación que le producía excitación, porque se acariciaba los pechos que los tenias un poco grandes, pasando después a acariciarse con una mano las nalgas y con la otra la panocha, se tocaba tan rico que a mi me producía una gran excitación deseando entrar de golpe y tomarla, pero me tenía que reservar para que nadie se diera cuenta y que no fuera a hacer relajo.
Después de estar tocándose parada frente al espejo, se acostaba en cu cama, abría las piernas y empezaba a masturbarse, al inicio lo hacía con sus dedos, pero de la excitación que tenía hacia que tomara un cepillo de pelo y se masturbara con este, yo estupefacto parado a pocos metros de ella y al mismo tiempo me masturbaba también, viendo ese espectáculo que ofrecía mi cuñada en ese entonces de 17 años, la miraba como se metía el agarrador del cepillo en la panochita peluda y se besaba las chiches, gimiendo del placer que se daba, pasaba también a acariciarse las nalgas.
Bueno ese espectáculo me lo ofrecía cada poco y nadie se daba cuenta de que yo la espiaba, haciéndome unas ricas pajas por ella y a veces de lo caliente que estaba me cogía a mi esposa pensando que era mi cuñadita.
En una oportunidad yo tenía ganas de orinar y no sabía que estaba en el baño, cuando abrí la puerta la encontré completamente desnuda bañándose y en los pocos segundos que la observe fue suficiente para excitarme, me disculpe y rápidamente salí, ella únicamente me dijo que no tuviera pena, pero sabía que yo me la comía con la vista, cuando salió del baño, llegó hasta donde yo estaba solo con su pequeña toalla que le cubría su cuerpo a decirme que ya había salido y que podía entrar al baño, se quedó parada frente a mi provocando que le viera las piernas que por unos centímetros más le miraba las nalgas, para eso yo ya tenía parada la verga y me dijo que esperas no querías entrar al baño, le respondí nervioso, si ya voy y me tuve que parar frente a ella dejando que me viera el bulto que producía mi verga adentro del pantalón.
Ella se me quedo viendo directamente a la verga y me dijo que te pasa cuñadito, son tantas las ganas que tienes de orinar que se te hincha tu cosa, yo me ruborice y le dije, bueno cuñada no es tanto por eso y le miraba las piernas y las chiches que para sus edad eran un poco grandes, comprobé que no hubiera nadie cerca, ya que mi suegra como todas las señoras de su edad se la pasaban encerradas en la cocina, planchando o haciendo cualquier otra cosa menos de la casa, entonces no se preocupaban por lo que los demás hacíamos.
Me acerqué a ella y le acaricié un hombro, para saber su reacción, ella no hizo ni un solo movimiento y seguía parada ahí, después le fui bajando la mano por el brazo y la acariciaba más seguido, a ella parecía gustarle y esperaba aún más, cuando le pase la otra mano por la mejilla y la barbilla, ella empezó a respirar más agitada, aprovechando para acercarme y pegarme a ella, ya pegado a ella la tenia tomada de un brazo y con la otra le lleve de la barbilla hacia mi boca, esperando que en cualquier momento se retirara o dijera algo pero estaba muda, esperando que hiciera lo que yo quisiera con ella; la fui besando poco a poco comenzando por las mejillas, por la barbilla hasta que llegue a la boca, la bese haciéndole caricias con la lengua por sus labios, ella respiraba mucho más agitada, hasta que la tome de la cabeza y la pegue mucho mas, ella respondió a mi beso abriendo la boca y abrazándome, fue todo lo que yo necesitaba para saber que aceptaría.
Seguíamos besándonos yo con la verga ya tiesa me pegué a ella, le baje una mano a la cintura y la otra permanecía en su cuello, ella me abrazó muy fuerte y se pegó a mi para sentir la verga junto a su chochita; yo apresurado bajé mi mano acariciándole el derrier pasando suave y despacio a sus nalgas que la cubría únicamente la toalla, se la fui subiendo para tocar su suave piel, ella no dijo absolutamente nada, aproveche para tomarle la mano y ponérsela sobre mi verga para que la agarrara y jugara con ella.
Cuando logré meter mi mano adentro de la toalla y cuando ya le acariciaba las nalgas y las piernas ella se erizaba y se alzaba como queriendo alcanzar o acomodarse algo, con la otra mano le empecé a acariciar la otra pierna, pasando por los muslos llegando hasta sus vellos vaginales, se los acariciaba y cual fue mi sorpresa que acariciándole la chochita abrió las piernas para que le metiera los dedos, empecé a acariciarle los labios vaginales hasta llegar al clítoris, sentí húmeda y su gallito bien parado, procediendo a masturbarla, para eso ella colaboraba muy bien, haciendo movimientos al mismo tiempo que yo se los hacia con el dedo; sin buscarlo, la toalla cayo sola y ella quedo frente a mi completamente desnuda con sus chichotas duras y vírgenes, se las besé y pasé rápidamente a besarle el estómago, el ombligo, las piernas hasta ubicarme en la chochita y mamársela que era lo que yo deseaba, ella separo rápidamente las piernas y me empujaba la cabeza para que se lo hiciera con mas fuerza, hasta que sentí que se venia, comenzó a gemir y moverse con más fuerza, hasta que dejo salir un largo y seco grito, yo le chupaba el líquido que ella había segregado por su chochita, puesto que había alcanzado un orgasmos con mi lengua.
Yo por la pena que estaba mi suegra en casa, no pude entrarla a mi habitación para cogérmela, pero estaba satisfecho con lo que se había dejado hacer, ahí parados. Yo con la verga bien parada tuve que proceder a hacerme una rica paja para poder sacar tanta leche que tenía acumulada y por la excitación estaba a punto de reventar.
En las siguientes ocasiones le insinuaba lo que yo quería, la acariciaba con más confianza y cuando había oportunidad le tocaba las nalgas o las chiches o metía mano, sintiéndole la chocha peluda, ella me complacía después de lo que le había hecho.
Una noche, muy sigiloso me acerqué a su cuarto, toqué la puerta muy suave, inmediatamente la abrió y ya estaba preparada para dormir, entré rápidamente, la abracé y nos besamos, le dije al oído que la deseaba mucho, le fui besando el cuello, las orejas y la boca, bajé para chuparle las chiches y ya le tenía la mano adentro de su panocha jugándole el clítoris; no espere ni un momento más y me saque la verga, le pedí favor que me la agarrara porque ella me la tenía bien parada, lo hizo rápidamente, le quite su pijama y la empuje en la cama, me dispuse a hacerle una mamada rica, pero mi intención era cogérmela, me abrió las piernas, quedando toda su panocha solo para que mi verga se diera gusto, no perdí más tiempo y me coloque encima de ella con mi verga en dirección a su panocha y ella dispuesta a todos, se la deje ir poco a poco, empecé a moverme para disfrutar lo que más pudiera y ella respondió a mi movimiento, haciéndolo al compás del mete y saca, le besaba sus chichotas y ella me pedía que lo hiciera despacio porque le dolía un poco, reaccionando yo a que la muy puta todavía era virgen, efectivamente así era; pero seguíamos cogiendo, y sentía que ella me apretaba la verga y se movía más rápido, mi dulce cuñadita se estaba viniendo, con mi verga adentro, al verla así de repente sentí que mi verga estallaba porque también ya me venia, cuando se lo dije, me pidió que por favor no le acabara adentro y que lo hiciera afuera, cuando empezó mi orgasmo se la saque y le eche la leche en su pancita, acabamos casi al mismo tiempo, yo me quede encima de ella y ella me abrazaba, cuando le dije mi amor me tengo que ir antes que se den cuenta de algo, me agradeció ese gran polvo que le había dado, me beso en la boca y me dijo ojalá que esta no haya sido la única vez, quiero que lo hagamos más seguido, ya que me desvirgaste quiero seguir cogiendo contigo; nos limpiamos, le di un beso en su panochita y me retire.
En otra oportunidad les contaré, otra sesión que tuvimos con mi cuñadita y de los encuentros que teníamos en su casa y de la primera vez que me la mamó, estando ella enfermita.
Que rico yo quiero a tu cuñada presentala