Ahora les quiero platicar una experiencia que tuve con mi cuñado. Trabajamos juntos en el mismo corporativo, él es el Director General y yo me desempeño como la Directora Adjunta. En una empresa de software, cuyos accionistas principales son mi suegro, mi esposo y mi cuñado. Tenemos las oficinas corporativas en el Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México. Una de las más bellas avenidas de la ciudad y del país. Nuestra oficina ocupa los últimos pisos de un edificio de cristal, con vista a los jardines y al monumento al Ángel de la Independencia.
Cotidianamente comparto el trabajo con mi cuñado, ya que ambas oficinas ocupan el mismo piso. A mi cuñado y a mi esposo los conozco desde que íbamos a la Universidad, de manera que nos tenemos mucha confianza. Ya desde hace algún tiempo que empezó a dirigirme algunos piropos al llegar a la oficina y a veces me escribe pequeñas tarjetas con frases como: “que lindas piernas traes hoy”, “me inquietas con ese vestido”, etc. Esos juegos no me molestan, por el contrario a las mujeres nos gusta mucho que nos digan esas cosas. Sin embargo hace dos semanas empezó a acercarse de más y cuando va a mi escritorio, se coloca a mi lado y se recarga sobre mi hombro pasando su bulto genital sobre mi hombro o empieza a acariciar mi espalda de forma no muy de cuñados, sino de otra manera más erótica. Yo he permitido esos juegos porque me gustan y además los disfruto.
El día de ayer, llevé a la oficina un vestido con un escote coqueto pero discreto. Me di cuenta que se me quedó mirando más de lo normal y supuse que lo inquieté, pero pensé que era un juego más. Pero al medio día fue a mi oficina a comentarme sobre un proyecto de ventas para facturación electrónica y se colocó de pie a mis espaldas, colocó su mano derecha sobre mi hombro y sin que yo me levantara de mi sillón empezamos a comentar algunos detalles del proyecto. Su mano se movía sobre mi hombro haciendo ligeras caricias y yo ni siquiera le ponía atención a ello. Hasta que sentí que su mano empezó a descender sobre mi pecho. Mi corazón empezó a latir apresuradamente y mi respiración se agitó. Ya no me pude concentrar en los documentos y sin embargo no me levanté de mi lugar, se recargó sobre mi lado derecho colocando su entre pierna sobre mi hombro y agregado la mano izquierda a las caricias, me rodeó con su mano derecha por mi cuello para descender a mi seno derecho y así dejarle espacio a la mano izquierda. En un momento tenía ambas manos sobre mis senos moviéndolas suavemente. Ya para entonces mis latidos y mi respiración agitada habían tomado un ritmo de excitación suficiente para humedecer mis pantaletas.
Deslizó ambas manos hacia el interior de mi escote y las colocó sobre mis senos, siguiendo con el masaje que había empezado sobre mi vestido. Cerré los ojos y me dejé llevar por las caricias de sus manos. De verdad que estaba disfrutando el contacto de mi piel con sus manos. ¡Cielos, este tipo sí que sabe hacer estas cosas! –pensé-. Pero, de repente interrumpe y dice:
- ¡Qué tarde es! Tengo que hacer unas llamadas, lo siento.
Sacó sus manos de dentro de mi escote, se fue a su oficina y a los pocos minutos salió a la calle. Me quedé sorprendida, inquieta, enojada. ¿Cómo se atreve a tocarme y luego irse como si nada?
¿Qué se cree? ¿Qué soy su juguete? Me sentía ofendida y humillada, porque yo me presté a sus juegos, a sus tocamientos y no le puse un alto. El resto de la mañana estuve pensando la forma de reclamarle que se haya tomado esas libertades conmigo. Era una falta de respeto a mi persona, a su hermano, etc. Sin embargo, en el fondo lo que realmente me molestaba es que me hubiera dejado inquieta, excitada, húmeda y él se hubiera ido como si nada hubiera pasado. Así que ya más tranquila por la tarde elaboré un plan de venganza que le daría una lección a este tipo. Di algunas instrucciones a la secretaria, pedí al Departamento de Ventas algunos expedientes y concerté una conferencia telefónica con uno de nuestros potenciales clientes para la mañana siguiente y le pedí a la secretaria que le avisara a mi cuñado que debía atender esa conferencia a las 9:00 de la mañana en su oficina. Yo me retiré temprano para no verlo cuando regresara. Y eso formó parte de la venganza que les voy a narrar enseguida y que es la parte central de mi relato.
A la mañana siguiente, llegamos temprano a nuestras oficinas, mi cuñado me saludó de forma natural y cotidiana y no me hizo ningún comentario de lo ocurrido el día anterior, mucho menos me dio alguna explicación o una disculpa. Revisó el expediente del cliente y preparó algunas notas para la entrevista telefónica y yo seguí con mis asuntos. Aunque en estos casos, solemos atender conjuntamente las negociaciones importantes.
Una vez que la llamada fue enlazada, mi cuñado se colocó cerca del ventanal y utilizó el teléfono que está en la mesa de juntas. Ya es costumbre que haga esas llamadas estando de pie y viendo hacia el paisaje que les comenté al principio. Fui a mi escritorio por unos documentos y coloqué encima de estos una cajita abierta con clips y regresé a su lado en la mesa de juntas.
Intencionalmente tiré la cajita de clips para que cayeran cerca de los pies de mi cuñado y me arrodillé en la alfombra para levantarlos. Desde esa posición comencé a tocar sus piernas y a subir mis manos poco a poco para dirigirme a su entrepierna. Él mostró un poco de curiosidad y no hizo mucho por retirarse, solo hizo un leve movimiento hacia atrás, casi de reflejo. De inmediato llegué a su región genital y le busqué (por encima del pantalón) su instrumento, todavía estaba flácido. Dirigí mis manos hacia el zipper de su pantalón y de un solo tirón conseguí bajarlo. Entonces reaccionó y trató de hacerse hacia atrás, pero yo no lo permití, con su mirada y con su mano me hacía señas de que me detuviera, pero yo no le iba a hacer caso.
Así que introduje mi mano y con algunos movimientos logré sacarle su pene, que quedó exactamente frente a mi cara, ya que yo seguía hincada. El abrió tremendos ojos, casi de reclamo. Pero yo no me detuve, empecé a besar su verga y a deslizar el prepucio. Debo decir que no está circuncidado, así que la piel suave y aterciopelada de su verga le cubría totalmente. Me encanta ese tipo de penes, creo que son más sensibles y es excitante ver como al erectarse van descubriendo poco a poco todo el miembro. Mi cuñado trataba de zafarse, pero como tenía en una mano el teléfono no podía alejarse mucho, además yo lo tenía agarrado de su parte débil. Todavía flácido, me lo introduje despacio en mi boca. Sé que lo tibio y húmedo de la cavidad produce un enorme placer en los hombres, así que despacio lo saqué de mi boca y repetí ese movimiento en varias ocasiones. Ya para entonces mi cuñadito no presentaba ninguna resistencia.
Seguramente si alguien hubiera volteado con detenimiento al piso once hubiera visto a un tipo al teléfono y a una mujer dándole una tremenda mamada. Pero hasta donde yo sé nadie se le ocurrió ver hacia arriba.
Con su pene, que cada vez cobraba más rigidez, dentro de mi boca lo miré a los ojos y pude ver que el rostro de placer había desplazado al rostro de sorpresa inicial. Sé por experiencia que a los hombres les excita que durante el sexo oral los vean a los ojos, así que metía y sacaba su pene de mi boca, cada vez más jugosa por la saliva que se segrega en estos casos, sin dejar de mirarlo a los ojos. Tampoco usaba mis manos, solo la boca húmeda y tibia. No puedo saber si el tipo estaba más concentrado en la mamada que le estaba dando o en la conversación telefónica. Por la importancia de la llamada sabía que no la iba a interrumpir (eso era parte de mi plan), así que seguí chupando ese pito a veces hasta dentro, a veces afuera. Ya para entonces tenía yo a mi cuñado en mis manos (aunque debo decir en mi boca). Yo tenía el control absoluto y estaba a mi merced.
Después de aproximadamente 15 minutos de estar mamando esa –ahora- enorme verga me di cuenta que se iba a correr en cualquier momento, así que calculé que todavía no terminaría la llamada y reduje la intensidad de mis chupadas. Cuando lo vi (y lo sentí) que estaba a punto de eyacular en mi boca, me levanté y con una seña le mostré mi reloj, diciendo que ya era tarde. Di unos pasos hacia la puerta y vi su cara suplicante, con la mirada se veía claramente que me decía:
- Por favor no te vayas, regresa, no me dejes así.
Y yo solamente le mostraba mi reloj diciendo que me tenía que ir. Su rostro se veía desconsolado y su enorme tronco permanecía fuera de su pantalón. Mi venganza estaba consumada.
Tengo entendido que en estos casos, dejar así a un hombre (sin llegar a la eyaculación) le produce al poco rato una inflamación y un dolor insoportable en los testículos, que ni pueden estar sentados, ni pueden estar de pie, mucho menos caminar. Así que pensé: esto le servirá de lección para que no ande excitando a su cuñada y luego se vaya así como así.
Pero mi venganza no iba tan lejos, así que volví a mi posición de batalla y nuevamente hincada frente a él metí despacio su pene en mi boca y ahora no paré de chuparlo hasta que reconocí los espasmos previos a la eyaculación. Retiré un poco su pene de mi boca, dejando solamente el glande sobre mis labios y me dispuse a aceptar un enorme chorro de semen en mi boca. Nunca me ha gustado que la eyaculación ocurra en la garganta, por dos razones la primera es que te viene una sensación de ahogamiento y la segunda es que no reconoces el sabor del semen, es decir no pasa por la lengua, por las papilas gustativas. Así que ahora me ayudé con mi mano izquierda y aprisioné totalmente ese monstruo que tenía en mi boca y sostuve el glande con mis labios para que no perdiera la sensación de calor y humedad y tuviera mi cuñadito una eyaculación que lo llevara a la gloria.
Fue tan espectacular el orgasmo, que mi cuñado no se pudo contener y dejó escapar unos gemidos por el teléfono (quiero que mis lectores se imaginen) Ah, agh, ah. Seguramente del otro lado de la línea el inversionista con quien hablaba se sorprendió de semejantes expresiones, porque oí que mi cuñado le explicó: Estoy bien, solo que me di un golpe con el cajón de mi escritorio, deme unos segundos para que me recupere porque duele mucho. Así que retiró la bocina de su oído y se sentó en su sillón. Alcancé unos pañuelos desechables de la mesa y me limpié el semen y la saliva restante que estaba fuera de mi boca. Con otros pañuelos le limpié su belleza de tronco (que por cierto seguía en plena erección), y con mucho cuidado procedí a guardarlo nuevamente en su lugar, le di un beso en la boca, todavía con olor a semen y lo dejé para que se despidiera de su interlocutor y con ello cerraron el compromiso de firmar uno de los mejores contratos que tiene nuestra compañía.
A las 14:00 horas nos fuimos a comer juntos a una cantina que está muy cerca del consorcio y nos tomamos unos tequilas comentando sobre la lección que había recibido mi cuñado. Al salir nos fuimos a una de las suites que tiene la empresa para recibir a sus socios y clientes de primer nivel y estuvimos cogiendo toda la tarde, como si siempre lo hubiéramos hecho. Por cierto que ahí me pagó el sexo oral y me demostró que también tiene una lengua muy hábil.
Espero les haya gustado esta anécdota y me gustaría que me dejaran sus comentarios o que me escribieran a mi correo.
Eva
Maravilloso leyendo cada línea de lso parrafos su venganza tuvo exito igualmente provoco la atención des ucuñado el muy pendejo que la desprecio insinuandosele y coqueteandole en su oficina con pretextos de trabajo eso me excita mucho lastima que estoy a distancia me gustaría estar en el lugar de su queridisimo cuñado para que me lo chupe como me lo mame encantado y le pagaría 10,000 dolares por la ocasión en la suite de la coorporación m ibella mexicana astuta y habil con mucha sed de sexo...