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La virgencita erótica.

Esto es en serio : nunca pensé que iba a poner mi atención en la virgencita, la hija de mi novia. Ni tampoco que a la postre resultara yo el elegido. Y esto no lo afirmo por el hecho de que ella sea la hija de mi novia, ya que la pasión no conoce de edades ni de vínculos a la hora de florecer. Digo que yo nunca me imaginé envuelto con la jovencita , por la razón sencilla que tengo para entender las cosas en esta materia. Haciéndolo fácil y corto de explicar, se trata de que, si bien los cuerpos de las jovencitas son duros y muy bien delineados, tienen una limpia sonrisa y derrochan eso ingenuo y caprichoso en su forma de ser, sus mentes son confusas, inseguras y contradictorias, lo que a menudo las convierte en un buen dolor de cabeza más que en una agradable compañía. En consecuencia, si somos simples y sin darle más vueltas al asunto lo ponemos en una balanza, sin duda esta se inclina por las mujeres maduras. Entonces, no es por cosas del pudor ni por una lealtad malentendida que no había puesto mi interés en la virgencita, sino porque era conciente de esa fundamental contradicción de las mozas. Por añadidura, es sabido que para muchas mujeres su primera vez suele ser un episodio desagradable, abundante en dudas, angustias y culpas.

Pero todo se desencadenó una noche en que después de cenar los tres: mi novia, su hija la virgencita y yo, mi flamante novia se fue a acostar, pues se hallaba muy cansada. La virgencita y yo nos quedamos charlando junto a la chimenea. Ella estaba vestida en forma desprolija, pues esa noche había decidido no salir a ninguna parte, y eso la dejaba aún más atractiva. Yo nunca la había visto desnuda, nunca, pero me la imaginaba perfectamente: atlética, tersa, curvilínea, musculosa y con la piel igual de rosada que las partes de su cuerpo que sí había visto.

La conversación se fue dando con una naturalidad asombrosa, me abrió el apetito, de manera que ya no permití que en algún momento se desviara del eje central : la pérdida de la virginidad. Conversé lento, seguro e interesado especialmente en el punto de vista de ella, como buen zorro viejo. Más tarde, cuando noté que la conversación la estaba excitando, también me excité yo. ¡ Qué momentos ! Sí, no me cansaría de repetir : ¡ qué momentos maravillosos ! El ambiente era tan apropiado, tan propicio, que yo supe mucho antes que ella, que esa noche la virgencita dejaría de serlo.Sí, porque ella estaba por entero entusiasmada con el tema, las descripciones que yo le daba, las sensaciones que le narraba de otras mujeres, de las ventajas que , por ejemplo,( en esa argucia se entiende que me proponía yo) , le daba un hombre con suficiente experiencia para su primera vez. Se sintió tan segura y contenida, que de pronto dejó de lado cualquier rasgo de prejuicios, vergüenza o pudor, y se desnudó completamente y se recostó a lo largo de la chimenea, sobre la mullida alfombra. Sí que era linda, más aún con esa expresión de ansiedad inocente. No hice más que comprobar la perfección de sus curvas, su sonrisa limpia, su pelo suave y dorado que alcanzaba a cubrir uno de sus pechos. Yo no dejé un instante de mirar y recorrerla, sin demostrar asombro ni titubeos, pero firme :

- Así no es la cosa, pequeña, - le dije - esto no es como ponerse una vacuna.

La hice reir y distraerse para que mi acercamiento hasta su lado fuese algo desapercibido, y no se formara en el ambiente ningún silencio que fuese a conspirar tan sublime momento. Así no corté la comunicación, y con mis manos, suavemente, establecí el puente hacia su cuerpo. Tanto, que mis primeras caricias, que me parecían hacer salir mi corazón por la boca, parecieron un juego inocente. A esa edad, las mujeres ni necesitan perfume : el aroma de su piel y su calor lo supera todo. Mis manos recorrieron una y otra vez todo ese cuerpo. haciéndole notar , con mucho tacto, la cantidad de curvas que tiene una mujer , y lo firme de las de ella, sin dejar de decirle cosas cada vez más íntimas en mi interminable recorrido, que no dejó rincón sin explorar. Sentí que la amaba, que me volvía loco. Ella sólo me besaba, y con una ansiedad inusitada, pero sus manos no iban a lo mío, y por supuesto tampoco la obligaría. Nada importaba, sólo no estropear con ningún tipo de torpezas esa hora maravillosa. Sus gemidos le nacían del alma y en forma desordenada.. Ella, por iniciativa propia, intentó consumar dos veces, pero yo revisaba suavemente sus otros labios y aún no se mojaban como esperaba. Intuyo que ella se extrañaba por mi tardanza, pero no me dijo nada, pues su pasión crecía y crecía, hasta límites que jamás se imaginó. La tercera vez sí, ya estaba a punto. Entré despacio, sin prisa, siempre hablando, siempre jugando, mientra su estrechez se iba venciendo, milímetro a milímetro, hasta ocuparla entera. Y la mantuve así, sin movimientos bruscos, siempre acariciando, hasta obtener de ella un estremecimiento sensacional, tanto, que me llevó a mi también a uno de los momentos más fuertes de que tenga recuerdos. Sucedió una descarga formidable.

Después, sin cuestionar nada, y sin atisbo de algo parecido a cualquier mal sentimiento, fuimos poniendo fin a los juegos y a las caricias de a poco, como si un tren enorme fuese llegando a la estación terminal, sin prisas, sin dramas, con plena naturalidad.

Más tarde nos fuimos cada uno a su habitación, ella, tranquila y contenta, y yo, esperando que mi novia se pusiera felíz por el excelente camino que abrí para su hija, la virgencita. Por cierto, esa experiencia ya no se volvería a repetir, ya que todo se complicaría y no vale poner en riesgo una relación inigualable como lo es con una mujer madura.
Datos del Relato
  • Categoría: Primera Vez
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7 comentarios. Página 1 de 2
isabel
invitado-isabel 31-10-2005 00:00:00

la verdad es que me hubiece encantado que fuece usted mi primer hombre,pues la verdad yo lo hice a los 14 años y mi novio en ese entonces tenia mi misma edad. yo siempre soñe con mi primer vez asi pero en realidad fue un desastre,pues apenas me acaricio y cuando introdujo su genital en el mio yo estaba seca y me dolio....la verdad es que si alguna niña pudiera imaginarce todas los placeres del sexo, no existieran tantas frustraciones. y bueno, demas esta decirle que me encanto su relato.

Pau
invitado-Pau 06-05-2003 00:00:00

He leído muchos de tus relatos, no todos, y en todos me fascina la manera de escribir que tienes. Con éste me doy cuenta que puedes escribir de cualquier tema, porque todos te salen bien. Felicidades!!y gracias por lo momentos que me haces pasar leyéndolos.

Didicat
invitado-Didicat 06-05-2003 00:00:00

Por fin leo algo erótico sin contenido explícito. Me gusta que me dejen a la imaginación, aunque quizás la parte del coito en sí pudo ser mejor descrita,de modo que subiera un poquito más la temperatura. Pero de verdad me fascina más la descripción de sensaciones e ideas que del mero acto.Eso lo haces muy bien.Lo que he leído de otros autores excita mucho pero deja poco. Para eso prefiero ver fotos. Besos.

Jade_4
invitado-Jade_4 17-04-2003 00:00:00

Haciendo la salvedad de que solo soy una simple lectora que ha escrito algo me gustaría compartir el efecto que en mí produjo el cuento. Excelente el uso del idioma, manejo de la narrativa y desarrollo. Un solo pero: en la búsqueda del realismo dentro de la magia de esa primera vez, me dolió, como mujer, el engaño, no a la niña, ya que la trataron como desearíamos todas nos tratasen, sino a la novia. Todo en la vida se sabe y eso ella lo sabrá. Y esto duele más cuando es en carne propia. en resumen, el relato es perfecto si este afecta de forma emotiva al lector. ¡Mil felicidades!

mga
invitado-mga 22-03-2003 00:00:00

hola: El cuento me pareció muy bueno, y resulta erótico, sin necesidad de ser vulgar. Toda mujer, estoy segura que desearía su primera vez, de forma tan tierna. Lástima que algunas no tenemos, esa suerte, y encontramos hombres que sólo nos hacen daño, y piensan en si mismo.Prometo escribirle pronto. Saludos, MgA

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