Fué una noche de viernes. Yo salía, un poco pasada de tragos, del bar habitual de cada semana. Miré el reloj, ya era algo tarde, me sentía adormilada y cansada, así que decidí que lo mejor sería tomar un taxi hasta mi casa. Paré el primero que vi y abordé.
El taxista era un señor de aproximadamente 50 años, gordo, bastante feo y olia mucho a sudor... nada apetecible. Comenzamos el camino y me hizo la plática; que si su trabajo, que su familia, cosas de esas. En eso, recordé que traía puesta la blusa de mi hermana, la cual no pedí prestada y en la que derramé un poco de cerveza. Era urgente cambiarla antes de llegar!!! Así que al pasar debajo de un tunel medio obscuro hice una maniobra habil (considerando mi grado de alcohol en el organismo)y me saqué la blusa para ponerme otra. No me importó que el taxista me viera, ni siquiera porque la tela del sostén que llevaba era semitransparente. Me puse la otra blusa limpia y listo, como si nada.
Pasando unas cuantas calles después del cambio de blusa, voltea el taxista y dice:
- No se vaya a ofender, pero sin querer vi y quiero decirle que tiene usted unos pechos preciosos, que afortunado el que pueda disfrutarlos...
Me quedé un poco pasmada, no esperaba un comentario así. De principio no supe como reaccinar, pero después se me ocurrió "por qué no hacerle el recorrido grato al señor?"... Lo miré a los ojos a travez del retrovisor y dije:
- Pues gracias, realmente me halaga. ¿Le gustaría ver un poco mas?
Entonces desaabotoné completamente mi blusa y lo dejé verme así, en sosten transparente un buen rato, el seguía manejando, mientras seguía diciendo que que ricas tetas, firmes, jugosas... Esto me excito sobremanera, así que volví a preguntar
- No le gustaría verlas sin sostén, desnudas?
Abrió muchísimo los ojos y solo movio la cabeza asintiendo. Desabroché mi sosten, que es de broche al frente, puse mis manos sobre mis senos y de repente los solté, dejandolos libres para ser observados detenidamente por el taxista. Se pasó la lengua por los labios y los ojos casi se le salían, al tiempo que puso su mano sobre su entrepierna y comenzó a acariciarse. Me excité todavía mas, tenía los pezones super erectos y los senos hinchados, pidiendo ser acariciados ya.
- No le gustaría tocarlos un poco? - le pregunté, y mas tardé en decir eso cuando el dió la vuelta en una calle obscura y se dió vuelta para tocar con sus gordas y sucias manotas mis tetas, calientes. Jugaba delicioso con mis pezones, los jalaba, sobaba, apretaba... delicioso...
- Mamame las tetas- casi le ordené, al tiempo que empecé a desabrochar mi pantalón, pues la humedad de mi entrepierna ya era insoportable.
Metió uno de mis senos casi completo en su boca, chupandolos desesperadamente, tomandome por la cintura y jalandome como si quisiera tragarme por completo. Mientras el hacia lo suyo deliciosamente, empecé a bajar mi pantalón hasta que quedé solamente en tanga, de lo que no tardó en darse cuenta. Cuando vió que mi pantalón estaba hasta mis tobillos, y que yo llevaba una tanga, me dijo que nunca habia visto tan cerca a una mujer llevando una prenda así. Entonces me día la vuelta y lo dejé admirarme un rato, tocarme las nalgas, que jalara los hilitos que sostenían el pequeño triangulito de tela, me encataba saber que nunca en su vida habia tenido la oportunidad de deleitarse con el cuerpo de una chica de 22 años como el mio.
- Te gusta lo que ves, te gusta lo que me haces??- le pregunté con cara de lujuria mientras me recostaba en el asiento abriendome completamente la blusa y abriendo las piernas lo mas que podía, alternando mis manos entre caricias en mi vulva y mis pezones. El tipo estaba a 1000, que ya no se aguantaba. Y que decir de mi, parecía gata en celo, acariciandome, tocandome, gimiendo para deleite del tipo.
Entonces, hice a un lado mi tanguita, con los dedos abrí mis labios y comecé a meterme los dedos lentamente, sintiendo como montones de liquido corrian ya entre mis nalgas. Saqué mis dedos de mi vagina y se los puse en la boca al señor, que me tomó la mano y chupó mis dedos como si estuvieran cubiertos de miel.
- Ven-, le dije, al tiempo que tomaba su cara entre mis manos y la conduje directo a mi puchita caliente caliente, hice a un lado la tanga y le buse la boca sobre mi pubis.
Primero me olió como perro, metiendo su nariz por todos lados, dando pequeñas mordiditas en la zona, hasta que se decidió, me tomó por las nalgas y jaló mi cuerpo hacia su cara, mamandome deliciosamente, sentía que un enorme calor me llenaba, su lengua entraba y salía de mi vagina rapidamente, me apretaba con las manos las nalgas como para impedir que me fuera. Me chupó, lamió y estrujó tanto y tan rico, que me provocó una deliciosa venida, con espamos que pegaban todavía mas mi pucha a su boca. Jalaba mis tetas con las manos mientras el me daba las ultimas lamidas y chupetones.
Después de mi sabrosisimo orgasmo, comencé a calmarme un poco, a retomar la compostura (pero solo un poco), vi el reloj y me di cuenta de que era tardísimo.
- Que rico, en serio que delicia. Sentiste mi orgasmo?- le pregunté
- Si mamita, sentía unos aprentocitos bien fuerte... ahhh, si hubiera sido mi verga... estas bien rica
- Ya es medio tarde, por qué no nos vamos, tengo que llegar a mi casa.
- Bueno, pero quiero que en el camino me dejes ver mas...
Con esa petición séntí como me volvía a palpitar la vulva, así que accedí con gusto... pero no solo eso, además le daría un poco de show.
Arrancó el coche y empecé el show...
- Quieres verme completamente desnuda?
Solo movió la cabeza... y se agarró la verga
Entonces me quité completamente la blusa, bajé mi tanga hasta los tobillos y empecé a moverme acariciandome, tocando mis senos, abriendo las piernas. Subí las piernas en la orilla del asiento y las abrí completamente, mostrandole todo, como mis dedos entraba y salian y despues los metia a mi boca, para acariciar con los dedos humedos mis pezones. Gemía y me retorcía, metí en su boca ambos pulgares para que me los lamiera y con ellos volví a masajear mis pezones. Le pedí que me ayudara a masturbarme, le pedí me me metiera sus dedos gordos y sucios, a lo que accedió maravillado. Me imagino el show, el metiendome dos dedos mientras manejaba, yo totalmente desnuda en el asiento trasero gozando, masturbandome, acariciando mis tetas mientras el me hacía llegar nuevamente a otro orgasmo. Cuando sentí que estaba a punto de reventar, tomé su mano y la metí lo mas adentro que pude para que volviera a sentir como lo apretaba rico, rico. Tome su mano y chupé sus dedos llenos de mis jugos, despues la puse sobre mi pubis y la moví de arriba a abajo hasta quedar totalmente satisfecha.
- Ya me voy a vestir, no quieres algo mas?
- Solo mamar tus tetas otra vez.
Accedí encantada y lo dejé hacerlo libremente. Lo jalé al asiento de atrás y me senté sobre sus piernas, para poder sentir mi delgado cuerpo siendo estrujado por ese hombre corpulento y sucio. Mientras me mamaba las tetas me penetraba por la vagina con los dedos, mientras acariciaba mi ano con la otra mano. Yo, restregaba mis tetas en su cara y puse la mano sobre su verga, sobre el pantalón, que estaba completamente mojado, y lo masturbé un ratito, me senté así, sin bragas, sobre su verga cubierta con el pantalón y me empecé a mover masturbandome nuevamente, jalandolo del cabello para que no dejara de chuparme las tetas, apretando mi vientre contra su abultada barriga, hasta que por fin reventé otra vez, dejando una enorme mancha humeda sobre el pantalón del tipo, tal vez producto de la venida de ambos. Una vez saciada mi calentura, me vestí, solo dejé desabrochado mi sostén para que me viera un poco mas, acariciandome yo misma sugestivamente.
Llegamos a mi casa ya calmados. Le pregunté que cuanto le debía, y me respondió:
- Te parece si otro día nos cobramos?
Cuando volteé, m di cuenta de que mientras decia eso me mostraba su enorme verga fuera del pantalón, dura y negra... super antojable
- El proximo viernes, esta bien?
- Perfecto, te espero en el mismo lugar
- Ok, hasta el viernes
Abrí la puerta, le di un apretón de verga mientras le ponia una mano sobre mi puchita todavía caliente, como para que soñara conmigo, y me bajé del taxi...
Esa noche me masturbé como nunca. Y ya me imagino cuando él llegó a su casa... a su mujer le debe haber ido de maravilla.
Por supuesto que no fuí a la cita del viernes, o sea que todavía le debo la dejada al señor taxista... Tal vez un dia de estos regrese por una probada de esa deliciosa verga gorda...
Me gusto el relato, les dejó mi kik, sólo taxistas helenadetroya96