Susana – 19 Al regreso de las Antillas...
Regresamos de Curazao a Venezuela, estamos en el apartamento.
Susana – Mi amor... que hermoso lo pasamos. ¿No crees?
Joaquín – Digamos que tenemos cosas de que acordarnos... el tipo del avión, el del restaurante...
Susana - ... La chica de 52 huesos, Teodora...
Joaquín - ¡Ya entendí... empate!
- Cambiando de tema... tienes que empezar a tomar las píldoras anticonceptivas.
Susana – Pero eso se comienza en la próxima menstruación y para eso falta.
Joaquín – Bueno, seguiremos con las del día después... ¿Qué más...?
Susana - ¿Qué te parece si nos acostamos un ratito para descansar y después desarmamos las valijas?
Joaquín – Pero si el vuelo duró solo treinta minutos... yo no estoy cansado.
Susana yendo hacia la sala de baño - ¡Enciende el aire mientras me ducho!
Lo mismo que hablarle a la pared... – ¡Te digo que no estoy cansado...!
Veinte minutos después estamos acostados... descansando.
Los dos mirando al techo...
Ella, que me agarra la mano - ¿Viste que suerte tuve en la ruleta?... recuperé de las vacaciones casi dos mil dólares.
Ella habla y gesticula con mi mano agarrada y a cada rato la apoya en sus partes íntimas...
¡Tun tun... Tun tun... Tun tun...! sístole y diástole mi corazón se va acelerando...
Está tan contenta... ahora me besa la mano y la apoya en su corazón.
Bueno, precisamente en el corazón... no.
Bla... bla... bla...
Otra vez un beso a mi mano y regresa “abajo”.
Joaquín – Perdón que te interrumpa... ¿La tanga que te pusiste es de encaje negro?
Susana – Si.
Joaquín - Entonces lo que siento al tacto... ¿Son tus “pelitos”?
Susana – ¡Sí... claro!... ¡Ay!... me estas tironeando... ¿Tú me estas apretando y acariciando?
Joaquín con total desparpajo - ¿Yo?... Por supuesto que no... No tengo idea de quien será...
Susana con los ojos agrandados – Me estás agarrando la...
Joaquín – Nunca leíste que algunas personas a las que le operan el cerebro y le cortan la unión de los hemisferios le sucede que una de las manos no obedece.
Susana – Si algo leí...
Joaquín – Entonces debe ser que mi mano está haciendo lo que quiere.
Susana – Mi amor...
Joaquín – Dime...
Susana – Tu mano se metió por un costado de mi tanga...
Joaquín - ¿Y qué más te hace?
Susana – Me acaricia los “pelitos” y otra cosa...
Joaquín – Pero que mano hija de p... ¡Mano... oye...manoooo...!
- No me hace caso la desgraciada... ¿Qué hacemos?
Susana - ¡Déjala pobrecita... se ve que es cariñosa!
De repente Susana (sudenly... Susan) – Un momento... ¿Cuándo te operaron el cerebro?
Joaquín - ¿A mí?... jamás...
Susana (inocentemente) – Pero entonces tu mano... ¿Está o no conectada?
Joaquín – Hace exactamente todo cuanto le ordeno... pero no está conectada.
Susana – No entiendo nada pero... ¿Se puede hacer algo para que se conecte?
Joaquín – Si abres un poco las piernas...
Susana - ¿Asi?
Joaquín – Otro poquito... asi...asiiiiii...
Acaricio despacio su humedecido sexo con la yema de dos dedos.
Susana – Quiero que me beses...
Me acerco a su rostro sin dejar de “acariciarla”... – Me muero por besarte...
La beso y ella empuja mi mano con la suya a la vez que mueve sus caderas... Su respiración y la mía se empiezan a acelerar...
Ahora suelta mi mano para abrazarme. Con una mano se aferra a mi espalda y con la otra acaricia mis cabellos.
Sin dejar de besarla busco dentro de su pijama y noto que no tiene sostén... Desabrocho esos tres botoncitos y saco uno de sus senos.
Ella susurra gemidos a mi oído cuando se lo beso y acaricio.
Susana – Despacito... no me hagas doler.
Se baja la tanga y termina de sacársela con un pie.
Susana – Ven encima de mí...
Encima de ella siguen los besos y ella sigue moviendo sus caderas, su lengua recorre toda mi boca buscando la mía cuando la penetro.
¡Ay!... despacito... asiiii...
Minuto tras minuto nuestro ritmo va en aumento.
Siento su vientre contra el mío y susurrar sus gemidos con el aliento.
Me detengo... voy retrocediendo lentamente la penetración...
Susana susurrando agitada - ¡Ay...! ¿Qué estas haciendo?
Se contorsiona - ¡Ay... mi amor...!
De repente busca mi boca con desesperación... La penetro tan profundo como se puede y ella se abraza de mí. Nos besamos intensamente... torrentes calientes de mi alma la inundan y sus caderas se alinean y empujan para ser más penetrada... ¡Asiiiii... asiiiiii...!
Un rato después...
Susana – Cuando quieras te puedes bajar...
Joaquín - ¿Que?... ¡Ah... si!
Susana – Voy a higienizarme... ya vengo.
Me acuesto viendo para el techo...
Cinco minutos más tarde vuelve...
Susana - ¿En qué estas pensando?
Joaquín – En que tal vez fui injusto contigo...
Susana – ¿Por que dices eso?
Joaquín – Porque no te valoré en la justa medida y porque soportaste que te despreciara muchas veces...
- Sinceramente, si tú me hubieras hecho a mi todo eso yo no lo habría tolerado.
Susana – Cuando llegué a tu vida tú no me amabas, tu corazón era de otra.
- A pesar de no amarme me ayudaste. Hiciste por mí lo que nadie hizo nunca y yo me fui enamorando de ti por tu forma de ser.
No me amabas pero me cuidabas y consentías y me sentí protegida por primera vez.
No querías llevarme a la cama... me desconcertabas porque todos cuantos he conocido solo eso querían...
Joaquín – Susy, yo no sé que es lo que siento por ti.
Por dentro me siento como roto, aniquilado por mil mentiras en las que creí.
Cuando tú me dices que estas enamorada de mí yo prefiero no creerte... sé que así no sufriré mañana...
- No soportaría otro desengaño, necesito reponerme y por ahora no quiero saber de novias...
- ¡Susy!... ¿Qué te pasa?
No me responde, se levanta y va a la sala de baño...
Tarda demasiado...
Joaquín - ¡Toc... Toc!... ¿Susy, estás bien?
Susana – Si, ya voy...
Siento el grifo que se abre por largo rato.
Al fin se abre la puerta y sale Susana envuelta en un toallón... evita mirarme.
La sigo con la mirada desde la puerta del baño...
Camino hacia ella, está de espaldas – Susy, ¡Mírame por favor!
No responde, sigue desarmando las valijas y poniendo todo lo de ella en una sola... solo pone lo que trajo antes del viaje.
Todo lo que compró en la boutique y la pulsera con el dije lo dejó sobre la peinadora.
Joaquín - ¿Qué estas haciendo... qué te sucede!
Se agacha delante del espejo y pasa su lápiz labial por el labio inferior... gesto de “eme” y su otro labio queda pintado. Observa el resultado, se pone los lentes ahumados y se va...
Joaquín - ¡Vete si quieres!... Eres libre de hacerlo y no voy a detenerte pero quiero que sepas que NO QUIERO QUE TE VAYAS y también quisiera que me escucharas.
Se detiene en la puerta del dormitorio, sigue de espaldas, la valija en la mano derecha.
Joaquín – Soy un ser humano, estoy mal, muy mal, necesito que me comprendas.
- Yo he llorado. He estado en mi trabajo con los ojos hinchados y rojos sin saber que excusa poner.
- Sé que tal vez te he hecho daño. Fui egoísta al pensar en mi dolor y olvidarme que soy la causa del tuyo.
- Susy, no quiero que sufras por mí.
- Ya no soy Joaquín... soy lo que quedó.
Me siento en la cama, apoyo los codos en mis rodillas y cubro mi cara con las manos...
Susana se voltea... - ¿Estas llorando?
Joaquín – No Susana, solo me siento vencido... estoy desorientado, no sé que hacer.
Susana - ¿Vencido tú?
- Un momento déjame anotarlo en mi diario... “El día 07 de enero del año 2005 Joaquín se declaró VENCIDO”.
Saco mis manos de la cara y la miro...
Ella deja la valija en el suelo y se saca los lentes oscuros que sostiene en alto a un lado de su cara. El dedo índice en su sien... está como deduciendo.
Se me acerca lentamente, hablando y gesticulando...
Susana – Vencido significa que ya no piensa pelear...
- Vencido significa resignarse a no volver a amar...
- Vencido significa que ya no es Joaquín.
Se agacha y me toma de los hombros y mirándome a los ojos... – Dime Joaquín, ¿qué tanto queda de aquel que eras?
Joaquín - ¿A dónde quieres llegar?
Susana – Si tan solo hay allí dentro un “uno porciento” del que yo conozco pronto volverás a ser tú mismo.
Me pongo de pié, tomo su carita entre mis manos y beso sus labios... me voy a la terraza.
Es de noche...
Ella llega y se detiene detrás de mí... - ¿Qué estás viendo?
Joaquín – Eso que brilla en el lago.
Susana - ¿Y qué brilla en el lago?
Joaquín – Las luces del puente Urdaneta y las estrellas.
Ella mira a lo alto... - ¿Y qué más brilla en el lago?
Levanto la vista y miro lo que ella mira, me doy vuelta y le respondo... ¿Las luces de la ciudad?
Ella sonríe, me pone los brazos al cuello, besa mis labios y me dice... - ¿Como cuánto de aquel Joaquín hay ahora?
Yo también la abrazo y la miro a los ojos - ¿Sabes...? realmente es la primera vez que te veo...
Susana - ¿Cómo que es la primera vez que me ves?
Joaquín – Solo te veía por fuera, eras bonita pero nada más.
- Hoy te he visto por dentro y eres mucho más bonita de lo que se ve a simple vista.
Sus ojitos brillan... sonríe, muerde sus labios y baja la cabeza hasta apoyarla en mi pecho... la levanta de inmediato y con un gesto acomoda su cabellera, sus ojos buscan los míos... la aprieto contra mí y su cara queda frente a la mía a un centímetro...
Mira mis ojos, luego mi boca y otra vez mis ojos... siento su aliento tibio en mi rostro, la beso...
Susana - ¿Tú me quieres?
Joaquín – Mira “conejita”, creo que si te quiero.
Susana – Nunca me querrás a mí tanto como yo a ti.
Joaquín – ¿Entonces crees que me puedes vencer?... yo no me dejo vencer.
Susana (con cara de no entender) - ¿Por qué me dices “conejita”?
Joaquín – Porque te pareces a una de esas chicas de Playboy.
Susana (sonriendo) - ¿De verdad me parezco a una de ellas?
Joaquín – Claro que si... Pon música y ayúdame a preparar la cena...
Su carita se ilumina con una sonrisa...
Está medio agachada poniendo un CD, levanta la cabeza y pregunta - ¿De verdad me quieres?
Joaquín – Siiiiii, ya te dije que si...
Lourdes: Me alegra que estés aquí comentando mi cuento. Todo el mundo sabe lo que me conviene excepto “uno”... ¡Tun... tun... Tun... tun...! Joaquín