Hola, mi nombre es Karin, tengo 15 años y vivo en Lima. Todo empezó cuando unos amigos del colegio, Carlos y Rossana, nos invitaron a mi y a mi enamorado a un campamento en una de las playas del sur.
El problema surgió cuando Carlos se peleó con su enamorada, justo el día antes de irnos, con lo cual el campamento de dos parejas se convirtió en un campamento de tres. De todos modos nos fuimos los tres y lo pasamos bastante bien durante los dos primeros días, a pesar de que mi enamorado y yo no tuvimos ningún momento para escaparnos y echarnos algún polvo, ni mucho menos en las noches, en las que dormíamos los tres en la misma carpa, con mi enamorado en el medio.
La castidad que llevamos adelante se dejó notar en la tercera noche, ya que yo me sentía bastante excitada, sobre todo cuando pensaba que estaba en una carpa, acostada con dos hombres, y no podía tener ninguna satisfacción.
Esa noche, en determinado momento me desperté con sed y me levanté a tomar agua. Cuando volví a acostarme, resultó que mi enamorado se haba dado vuelta en su lugar de dormir y se había quedado sobre el costado en que dormía yo, dejando un espacio libre entre medio de el y Carlos. Como no tenía ganas de empezar a despertarlo para que se corriera, me acosté yo en su lugar en medio de los dos.
Luego de dormir, no se cuanto tiempo, desperté siendo todavía de noche, con la deliciosa sensación del cuerpo de mi enamorado pegado al mío, a mi espalda y sintiendo el duro bulto de su entrepierna entre mis nalgas. Sin despertarme del todo, comencé a refregarme contra el, y fui sintiendo como crecía su verga contra mi culo, hasta que me fui despabilando y tomé conciencia de donde estaba.
Recordé que de acuerdo a como me había acostado, en medio de los dos, el que estaba a mi espalda, apoyándome su pija dura era Carlos y no mi enamorado, como yo creía. Por un instante pensé en retirarme de él e incluso regañarle por lo que estaba haciendo, pero en realidad no sentía ganas de eso, quería que él siguiera con su caricia, y por lo tanto me seguí refregando y llevé mi mano hacia atrás para acariciársela.
Al tomar contacto con su verga, Carlos se animó más y me abrazó, comenzando a acariciar mis senos, siempre desde atrás mío. Como era pleno verano dormíamos con poca ropa, ellos solo con shorts y yo con la parte de abajo del bikini y un buzo encima, lógicamente sin sostén.
Las caricias de sus manos en mis pechos, por encima del bucito hicieron que los pezones se me parasen, respondiendo a la excitación que todo mi cuerpo sentía con el amigo de mi enamorado. Yo ya no podía contenerme y comencé a escarbar en su short hasta encontrar la verga y sacarla afuera, acariciándosela lentamente y refregándomela por las nalgas. El metió una mano debajo de mi buzo y me acarició las tetas directamente, pellizcando los pezones y manoseando mis pechos.
En determinado momento, dejó mis tetas y tomo su pija con una mano, en tanto que con la otra me corría el bikini para permitir el paso hacia mi concha. Yo levanté una pierna y lo dejé hacer, sintiendo como lentamente se iba introduciendo la pija en mi concha.
Una vez que llegó al fondo de mi sexo, comenzó a entrar y salir lentamente, a lo que yo respondí también con un movimiento lento de mis caderas, tratando de no despertar a mi enamorado.
Sintiendo la concha llena de su verga, entré a agitarme en el inicio de un orgasmo, a lo que el me ayudó serruchando más fuerte. Después que acabé, pensando en lo que sucedería si mi enamorado se despertaba a mi lado y me veía cogiendo con su mejor amigo, el propio Carlos comenzó a cogerme con más y más fuerza, lo que me llevó, mezclado con la excitación de ese acto prohibido, a un nuevo orgasmo, al mismo tempo que él me llenaba la concha con su leche cálida y abundante; pero no se quedo contento con ello ya que siguio moviéndose aprovechando que su verga aun seguía parada y no se detuvo hasta que volvió a llenarme la concha de leche. Yo tuve otro orgasmo mas de tan solo sentir otra ves su semen dentro de mi.
Después que me acabó dentro por segunda ves, se quedó unos minutos quieto, con su pija adentro mío, para luego sacarla lentamente, al tiempo que yo me acomodaba el bikini y el buzo, para seguir durmiendo, esta vez mucho más tranquila por los tres polvos que me había echado con el amigo de mi enamorado. Cuando me volví a despertar, ya era de día y los dos se habían levantado, y estaban desayunando.
En el resto del día nos estuvimos evitando cada vez que estábamos solos, sin mencionar lo que habíamos hecho, aunque mandándonos indirectas.
Al llegar a la noche converse con mi enamorado sobre la necesidad que ambos teníamos de coger, pero que no podíamos por la presencia de Carlos. En un momento yo le pregunté si no podíamos coger cuando él se durmiese, a lo que mi enamorado me respondió que si lo hacíamos el se iba a despertar, y que no estaba bien que nos escuchara o nos viera, porque el estaba solo y se iba a calentar sin tener con quien sacarse la calentura. Resignada me heche a dormir.
No se cuanto tiempo habré dormido, pero me desperté sintiendo una mano que escarbaba en mi concha, acariciando mi clítoris y excitándome. En la oscuridad no pude determinar quien era, pero cuando recordé la posición en que nos habíamos dormido, me di cuenta que era Carlos el que me estaba acariciando la concha.
Estirando mi mano, tomé su verga y también lo empecé a acariciar, hasta que, después de algunos segundos se movió para darse vuelta y llevar su cara a mi entrepierna, comenzando a lamerme la concha en tanto que apoyaba sus rodillas a los costados de mi cara, por lo que su verga quedó apuntando a mi boca. Sin hacerme de rogar la tomé y empecé a chupársela al mismo tiempo que el me chupaba la concha en un hermoso sesenta y nueve.
Después de algunos minutos en los cuales él me hizo acabar tres veces mientras yo saboreaba toda la extensión de su verga con mi boca y acariciando con la lengua su hermosa y dura cabeza, se dio vuelta y se acostó sobre mi, metiendo la verga en mi concha de una sola estocada, lo que me hizo lanzar un quejido que inmediatamente el acalló tapándome la boca y susurrando que no hiciera ruido.
Era evidente que no quería despertar a mi enamorado. Su verga entraba y salía de mi concha haciéndome elevar la temperatura hasta que comencé a sentir que se le ponía más dura todavía, era el preludio del orgasmo por lo que me dejé llevar yo también y los dos acabamos juntos. Pero igual que en la primera noche no se conformo con una sola corrida y siguió cogiendome hasta que sentí otra vez su leche dentro de mi. Después de este súper polvo, ambos nos volvimos a dormir.
Durante la mañana siguiente hicimos la vida normal que habíamos venido haciendo, conversando con otros amigos que hicimos en el campamento, yendo a la playa y, cuando volvimos, quedamos en que mi enamorado iba a ir en el auto de unos vecinos a comprar lo necesario para el almuerzo.
A los pocos segundos de que mi enamorado se hubiese ido, Carlos se metió en la carpa y me llamó, cuando entré me abrazó y me besó con pasión, a lo que yo no respondí, soltándome y diciéndole que lo que había pasado era algo que se dio por las circunstancias pero que no implicaba nada más.
El dijo que la noche anterior habían sucedido varias cosas. "te cogí y te gusto, y lo mismo habíamos hecho la noche anterior" y me besó de nuevo, pero esta vez sin que yo me negase y si que le respondiese de igual forma: metiendo la lengua en la boca de él.
Desprendió el gancho del traje de baño y me sacó el bikini, mientras que yo le sacaba el short y nos seguíamos besando. Lentamente nos fuimos acostando, desnudos, hasta que, al igual que la noche anterior, nos dimos vuelta y empezamos a hacernos el sesenta y nueve, chupando él con rapidez mi concha y recibiendo yo en mi boca su verga parada.
Sin hacerme acabar con la chupada de concha, terminó el sesenta y nueve y me hizo poner de rodillas y con los codos apoyados en el suelo, al tiempo que se ponía detrás mio y apoyaba la cabeza de su pija en la entrada de mi culo.
Yo le pedí que no me lo hiciera por atrás, que me iba a doler, pero el dijo que no me preocupara, que enseguida iba a empezar a disfrutarlo. Poco a poco, mientras me acariciaba la concha, me fue metiendo la cabeza de su pija y ese fue el único momento en que me dolió, porque una vez que la cabeza pasó la entrada empecé a sentir una oleada de placer y calentura tal, que realmente disfruté cuando la verga siguió penetrándome abriéndose camino por mi culo.
Estuvo cogiéndome por atrás varios minutos durante los cuales me llevó al orgasmo tres veces, entre el placer de sus dedos en mi concha y el que me proporcionaba su verga entrando y saliendo del culo.
Cuando por fin se decidió a acabar, sentí su cálida y deliciosa leche derramarse dentro mío por la parte de atrás y llenándome toda, algo que nunca había sentido y me encanto, ya que mi enamorado nunca me había cogido por el culo. Carlos tenia una resistencia enorme, a pesar de su abundante corrida en mi culo seguía moviéndose metiendo y sacando su extraordinario aparto que no perdio su dureza en ningun momento. Mi culo recibió un par mas de descargas de semen.
Cuando mi enamorado regresó de hacer las compras para el almuerzo, yo todavía estaba acostada en al carpa, agotada después de la larga sesión de sexo con Carlos y con el culo bastante adolorido, pero realmente satisfecha.
Los tres días restantes del campamento, cuando estábamos los tres juntos, actuábamos como si nada hubiese pasado.
Con mi enamorado sólo cogí una noche, en la que pensamos que Carlos estaba dormido. Pero con Carlos cogí todos los días, ya que se las arreglaba para quedarse a solas conmigo, inclusive una vez que fuimos a la playa los tres, en un rato que mi enamorado se quedó acostado tomando sol, y yo me fui al agua con Carlos, el me cogió bajo el agua regalándome su leche una vez mas, mientras vigilábamos a mi enamorado que no nos fuese a ver.
Cuando volvimos a casa, la situación volvió a la normalidad, es decir, mi relación con mi enamorado volvió a la normalidad y por tres días no pensé más en el campamento, aunque esto es mentira, ya que si pensé en lo que me había hecho disfrutar Carlos cuando me cogía. Fue él el primero que me cogió por el culo (tres veces en el campamento) y me acabó en la boca y me hizo tragar la leche el tercer día que se la chupé, y hay que destacar que, por ejemplo mi enamorado, me acabó en la boca por primera vez como a los dos meses de estar con él, aunque si se la chupé desde el principio.
O tienes una imaginación enorme, o te la pasas viendo vídeos... Chamita no eres crees que eres demasiado joven como para esas cosas. Tus palabras más bien parecian de mujer corrida en 7 plazas y no a las de una adolescente de QUINCE AÑOS. O es que acaso empezaste temprano a sentir la divinidades del sexo???