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Lo que yo realmente quería era que Miguel se corriera en mis manos.
Sí, en mis manos. Una enorme corrida lechosa y espesa para poder lamerla luego despacio, a placer, y tragármela finalmente a mi ritmo. No recibirlo de esa manera impetuosa y abrupta que tienen los hombres de dártelo, a chorro limpio salpicándote en la mejilla, en el pelo o en la comisura de los labios. Todo eso no es que estuviera mal, pero a mi lo que de verdad me excitaba era tener el control de su semen. Disponer de él completamente. Era la manera de tenerle y controlarle incluso después del éxtasis. Mandar yo sobre su líquido más preciado. Dominar su semen. Chupar su semen despacio mientras él me miraba hacerlo. Que supiera que aún lo tenía agarrado por los huevos (por esta vez, en sentido metafórico). Sentir su temperatura caliente en el paladar y volver a escupirlo en la mano. Retardar el momento de tragármelo completamente e incluso frotármelo por el clítoris para tener un último orgasmo con su semen como lubricante natural. Y que entonces, en ese momento, él se acercara y me lo chupara con su lengua, probando así de su propia medicina. Obligarle, aunque no quisiera a hacerlo. Se que eso le molestaba. Le hacía sentirse un poco maricón y eso me ponía muy cachonda como una perra..
A veces también se lo daba a probar de mis propias manos manchadas tras su corrida. Ya había estado con chicos que me seguían el rollo y no tenían problema en pegarse un festín de lefa conmigo. Era lo más parecido a una comunión religiosa sin serlo. Tomad, comed y bebed los dos del cuerpo del otro. Su sabor es lo de menos. Lo importante era sentir el poder de su corrida en mis manos. Eldorado del sexo. Y si encima nos la tragábamos juntos me calentaba muchísimo sintiendo como todo ese círculo de cuerpos desnudos y fluídos se cerraba.
Pobrecito Miguel. Tengo mucho que enseñarle y tiene mucho que aprender. Pero, a Dios pongo por testigo….no…creo que nombrar a Dios no es una buena manera de acabar este relato. En fin, quiero decir, que poco a poco y mas pronto que tarde, espero hacerle partícipe de compartir conmigo mis líquidos y densos deseos.
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