Llena más de lo que anhelaba, deseaba, atesoraba específicamente al sentirse enorgullecida igualmente realizada en todos sus pensamientos como sentimientos encontrados al lado de su amante.
Yessenia, cada noche al llegar le abre la puerta recibiendola como debe ser primeramente con un maravilloso beso, le quita los zapatos al masajearle sus cansados como adoridos pies, le enciende el televisor para que escuche puntualmente a la misma hora sus noticias, sirviendo la cena con un acompañamiento a la luz de la vela agarrados de las manos siempre contemplando su dicha de quererse como pareja.
Entran a la recamara para ponerse comodo y cambiarse de atuendo, acostandose al disfrutar de un merecido descanso al hacer el amor como unas blancas palomas rodeadas de frescas como glorificadas igual divinas rosas adornando la esencia de placer, dulzura, belleza, sencillez, encanto y por uspuesto, el cariño profesado por ambos.