Agachada Yessenia en persona cómo en vivo y a todo color en la alfombra de la sala comedor de su casa, con todo y falda cuerina levantada en la misma cintura con botas italianas con ligero puesto sin blusa ni brasier puesto al mostrar y exhibir lo buenisima, riquisima, deliciosisima, deleitadisima, deseadisima, espectacularisima, asimismo calientisima, enajenadisima, sabrosisima, fascinadisima, emocionadisima, y por supuesto excitadisima con todos sus senos voluminosos hasta puntiagudos muy parecidos a unos fructíferos igualmente jugosos melones en que con las entrepiernas abiertas por toda panavisión se hurga profunda, fuerte, soberana, merecida, zaceada, incluso encantadora en toda la vagina que con sus ojos relajados especialmente candentes soltando prenda de bastantes suspiros, jadeos y gemidos que sujetandose fuerte, ganas, ánimos, alientos, impetus del mismo mueble de la televisión al acelerar y aumentar la intensidad corporal de la misma hurgada que comienza a calentarla y endemoninandola que ya se viene y moja en jugos vaginales que dispara grandiosos y tremendos cómo continuos tiros espesos por doquier a su alrededor sudando la gota mayor desde la misma cabeza hasta los pies con todo y botas italianas puestas en persona cómo en vivo y a todo color por la prostituta de Yessenia sola en su sala comedor y mucho más por ella y solo por ella.