TOTALMENTE VERÍDICO ;)
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Después de una semana sin vernos y casi un mes sin tener sexo, Manuel y yo estábamos mas que ansiosos de poseernos, lo extrañaba muchísimo al igual que extrañaba saborear de los placeres que me da.
Ese mes tuve problemas hormonales por el anticonceptivo que estaba tomando, así que menstrué más de diez días seguidos. Debo aceptar que la falta de sexo nos ayudó a distraernos y tomar tiempo de ir al cine, conocer nuevos restaurantes y tener pláticas más profundas que culminaban en besos y caricias dulces que subían de intensidad, llevándonos a sentirnos invadidos de deseo. Por lo general mi boca desembocaba en su sexo, saboreando la miel que expulsa al sentir el contacto con mi boca, especializándome en observar sus reacciones para aprender a darle todo el placer que hubiera querido darle de cuerpo completo.
Cuando al fin terminó el calvario de parecer moribunda desangrándose, me comentó que la película que estuvimos esperando que fuera estrenada durante dos meses al fin estaba en la cartelera. Decidimos entonces ir al cine ese día, posponiendo la visita a nuestro hotel predilecto cuatro días… al fin y al cabo después de tanto esperar unos días más no nos afectarían. Ese día no use mi boca para complacerlo ya que después del cine nos encontramos con sus amigos en un bar cercano a mi casa.
Los cuatro días se convirtieron en una larga semana debido a mis exámenes mensuales de la escuela, los cuales odiamos porque no me dejaron tiempo de nada… nos percatamos que eso de esperar “un poquito más” se hacía insoportable. Toda esa semana estuve recordando tardes maravillosas en las que nos deleitamos hasta agotarnos con el arte de amar, durante las noches mi mente volaba hacia el pasado, posteriormente ideando nuevas experiencias futuras que tenía ganas de compartir con él.
Casi podía sentirlo detrás de mi abrazándome por la cintura, pasando su boca por mi cuello y mi nuca, respirando en mi oreja y subiendo sus manos por dentro de mi blusa hasta pellizcar mis pezones y llenarlos de saliva después de poner sus dedos en mi boca… mmm esas cosas que me enloquecen y que comienzan un desenfrenado desempeño en la cama.
Estuve también imaginando como chuparlo de manera diferente, como hacer maniobras con mi lengua, mis labios y mis dientes que realmente parecen enloquecerlo… recordé el sabor de su sexo, los movimientos con los que hace que me trague sus ganas sentándose encima de mi y llenando mi boca de placer. Recordé que se pone al cien cuando hacemos el 69, me excite muchísimo pensando en sus ojos cuando tiene un orgasmo, imagine que me cogía de perrito y que me obligaba a hacerlo analmente.
Ahhh jamás conocí a un hombre que me hiciera fantasear tanto y de distintas maneras, por eso mi semana (y estoy segura que la suya también) fue larga y desesperada.
Al fin llegó el día en el que pudimos estar a solas y sin contratiempos, ese día me arreglé bastante, use el pantalón que mejor forma me hace (y que a él le encanta) y mi ropa interior más sexy, la que use la primera vez que lo hicimos.
Nos sentamos en la cama y comenzamos a besarnos, me dijo cosas lindas al oído y se acostó encima de mi, su boca tenía un sabor delicioso que jamás olvido, el olor de su piel y su peso encima de mi hicieron que me sintiera muy excitada. Me ofreció darme un masaje y yo le dije que no, que quería que me desnudara y me hiciera suya al instante, pero él se quitó de encima y se sentó detrás de mi.
Me dio un masaje muy rico en la espalda, haciendo que la tensión que tenía acumulada por los exámenes y a la cual ya me había acostumbrado desapareciera. Luego me atrajo hacia él y comenzó a morderme la oreja y a acariciar mis hombros y mi pecho, se deshizo de mi blusa y de mi brassier dejando mis senos al descubierto, acariciándolos despacio, fuerte, apretando mis pezones y mirando como mis poros mostraban excitación al hacer que con cada roce mi piel se estremeciera.
Voltee hacia él y le di un gran beso sintiendo ganas de comerme sus labios, de probar su aliento y lubricar mi lengua en la suya. Él se levantó de la cama y se quitó la ropa, debo decir que aunque no tiene cuerpo de modelo, para mi es el cuerpo más sensual que puede existir, y mirarlo desnudo es un verdadero éxtasis.
Incliné mi cabeza y comencé a chupar desenfrenadamente su sexo, él se sorprendió de la rapidez con la que yo lo hacía, me sentía como niña comiéndose un delicioso caramelo, nunca había disfrutado tanto el sexo oral.
Él estaba parado gimiendo a un lado de la cama, se extendió hacía ella apoyando sus brazos y dejando su cuerpo arqueado mientras miraba todo en énfasis que yo le ponía a esa mamada.
-Vas a hacer que me venga- fue lo único que dijo, y yo no contesté con palabras sino que seguí recorriendo con mi boca aquel delicioso pedazo de carne que ya tendría mucho tiempo de darme placer completo… por mientras quería dejarlo bien satisfecho.
Comenzó a acariciar mis piernas por encima del pantalón y a recorrer mi zona más sensible, desabrochó mi pantalón con un poco de trabajo e introdujo sus dedos dentro de mi tanga. Al sentirme mojada se excitó mucho más, supe que ya pronto terminaría así que me detuve un momento y me deshice de mi ropa.
Él se acostó esperando que lo montara pero yo seguí cogiéndolo con las ansias de mi boca, parecía que iba a colapsar y de vez en cuando alcanzaba a decir despacio:
-Ahh que rico mi amor-
Me detuve y se me quedó viendo con cara de extrañado, así que me voltee poniéndome encima de él pero dejando sexo sobre su cara mientras yo chupaba el suyo al revés. Me pasó la lengua por todas partes y me penetró con la lengua (cosa que nunca había hecho) haciéndome gritar de placer al tiempo que él se corría. No me di cuenta hasta que sentí sus jugos por mi cara, así que me metí de nuevo su sexo a la boca tragándome todo lo que quedaba y chupando también los alrededores.
Me quité de encima y después de limpiarme me dirigí a su cara dándole besos en la mejilla y el cuello, tenía una cara de fatiga y gozo que nunca olvidaré, yo me sentía satisfecha de hacerlo disfrutar tanto.
-Deja me pongo el condón- Me dijo, y yo le respondí que si quería descansara un rato, pero rápidamente se incorporó y como si apenas hubiéramos comenzado ya estaba muy erecto de nuevo.
Me penetró despacio y al sentirlo adentro me vino como un escalofrío de alegría, el roce era rico pero un poco doloroso al principio, todo fue cuestión de que mi cuerpo se acostumbrar a él para que yo comenzara a mojarme de nuevo. Mordió mis senos, mi cuello y metió sus manos debajo de mi espalda, acarició mis nalgas y me besó muy apasionadamente.
-Ya extrañaba estar adentro de ti así- me dijo al oído y yo empecé a gemir de tanto goce que sentía, acaricié sus nalgas redonditas y firmes, besé sus hombros y sentí como poco a poco se hundía hasta el fondo cada vez más rápido. Lo detuve y me voltee para que me penetrara en cuatro patas, acarició mi clítoris con mi propio líquido que cada vez era más abundante, yo hundí la cabeza en la cama y mordí la almohada que tenía cerca, él al verme tan caliente aprovechó para tomar su lubricante del buró y lo dejó caer sobre mi ano, el cual acarició despacio lubricándome superficialmente al tiempo que me penetraba despacio la vagina, rozó la punta de su pene contra mi ano virgen y volvió a meterlo en mi vagina.
Me excité muchísimo porque se que desea tener sexo anal desde hace mucho tiempo y aunque nunca lo hemos intentado y a mi me da un poco de miedo el dolor, últimamente he fantaseado con que me penetre duro por ahí o que lo hagamos poco a poco empezando como lo hicimos ese día, con caricias que hicieron que mi cuerpo respondiera inmediatamente.
Mi orgasmo llegó pronto y él terminó un poco después que yo, me besó la espalda y se acostó encima de mi besándome el rostro. Yo estaba ajetreada, sudorosa y me había quedado con la boca seca de tanto gemir y morder la almohada.
Después de eso lo hicimos una veces más y pasamos una tarde muy rica que nunca olvidaré, definitivamente esa experiencia me hace pensar que nuestra vida sexual nunca será perfecta… porque siempre podemos obtener mucho más placer.