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Continuaré con mi relato anterior, el que está encadenado a “Patricia cuenta su historia” les recuerdo que mi nombre es Patricia que comencé mis lides sexuales a los 18 años, edad en que mis medidas ya eran 100 – 59 – 82, es decir tenía mucho busto pero nada de culo (sigo igual, el orto no me crece aunque lo uso mucho), tengo 1,54 metros de estatura, soy morochita, de pelo negro y ojos marrones.
Como les conté en el relato anterior mi hermano Mario, el macho que me desvirgó, no estaba en casa porque se había ido con Verónica, nuestra madre, a Salta porque Marcela, su hermana, había tenido y accidente y dado lo voluminosa que es mi tía mi padre prefirió que Mario la acompañase. Mario inicialmente no quiso pero ante la insistencia de mi padre fue. Imaginándome como estarían garchando los calientes, a los cuales yo uní en la cama y no conteniendo mis deseos de verga logré coger con Claudio, mi padre. Este inicialmente no quiso saber nada, es más debí emborracharlo para que me follase, pero después de dos sesiones de sexo, sin que lo supiese debido a su borrachera, me cogió por voluntad propia, y lo hicimos durante toda la semana en que Mario estuvo en Salta con mi madre.
La tarde que Mario volvió me contó que con nuestra madre tuvo sexo todos los días y cuando yo le dije que había hecho lo propio con nuestro padre, entablamos el siguiente dialogo:+
—Seguramente lo hiciste con papá pero lo mas probable es que no lo hiciste como lo hicimos con mamá.
—Eso es lo que vos te crees. El viejo inicialmente no quiso pero después se puso imparable
—Jajaja, me imagino conociendo lo perra que sos lo abras hecho calentar muchísimo.
—¿En serio soy una perra?
—¿Lo dudas?
—¡No! Bueno te cuento, el viejo es una fierra y no solo eso tiene una verga mucho mas gruesa que la tuya.
—Ya lo sé.
—¿Se la viste?
—No pero me lo dijo mamá.
—Ah, Bueno te cuento que la cantidad de leche que tiene es muy grande y que lo hicimos por toda la casa.
—Me imagino, porque mamá me contó que hace como dos meses que no cogen. Pero seguro que no te la metió por el culo.
—Seguro, ¿Cómo la va a meter por Ahí?, Por ahí salen cosas no entran.
—¿Estas segura? Pregúntale a mamá como se la enterré por el orto.
— ¿Le metiste la pija en el orto?
—Sí, y no sabes lo que se siente.
—La verdad que no
—¿Querés probar?
—Bueno.
La verdad nunca lo había hecho, había oído decir que se hacía también por ahí y había visto en películas como lo hacían pero me imaginé que sería muy doloroso y que solo algunas mujeres lo soportarían, por eso cuando me dijo que se la había ensartado por el orto a mi mamá, me dije ¡Si ella pudo, yo también podré! Y me dispuse a probar.
Mario, fue a la heladera y saco un pan de manteca que puso sobre la mesa. Me imaginé para que sería cuando saco su verga y se empezó a ponerle manteca. Ahí me asusté un poco pero enseguida comenzó a besarme y se me pasó el susto.
Se la empecé a acariciar, estaba resbaladiza por la manteca, pero no me importó. Me tiró sobre la mesa y me sacó la bombachita comenzando a besarme la concha. Yo quería chuparle la pija pero no me dejo. Sino que enseguida me dio vuelta y comenzó a besarme el culo. Era la primera vez que me lo besaban por lo que lo fruncí, pero me dijo tranquila, relájate y disfrutá. Por lo que me relajé y me dispuse a disfrutar.
Él me lengüeteo toda la raya y poco a poco fue llevando su lengua al orificio anal. Cuando llegó a él me lo empezó a besar y fue introduciendo su lengua poco a poco. De pronto sentí que su lengua salió y fue reemplazada por algo frio. Era un poco de manteca que comenzó a restregarme contra el orificio, primero externamente, y luego internamente. Empezó utilizando su dedo meñique pero pronto lo reemplazó por el índice, primero, y luego de un rato ya sentí que además del índice me metía también el mayor-
Mientras Hizo esto basó mi cuello y mis orejas haciéndome sentir deseos de que me la metiese. ¡Quería experimentar l tener una pija en el culo! Se ve que se dio cuenta porque antes que se lo pidiese quitó sus dedos y sentí como la cabeza de su verga se alojaba en mi culo. Hizo un poco de presión pero yo contraje el culo, por lo que me dijo que eso era incorrecto, pues así me dolería que lo que tenía que hacer era relajarme.
Eso hice y sentí como poco a poco la cabeza de su choto iba entrando en mi culo.
Se ayudó un poco con saliva pues sentí cuando escupió, mi culo. Durante un tiempo muy largo estuvo empujando lentamente su pija en mi culo. Empujaba... paraba, me escupía y seguía. Cuando sentí que sus bolas chocaron contra los cachetes de mi culo, me dijo, ¡Bueno, ya la tenés toda adentro! Acostúmbrate que ya vas a empezar a gozar.
Estuvimos unos minutos así y después comenzó a sacármela y metérmela como si me estuviese cogiendo por la concha y ahí empecé a sentir placer.
En un momento dado me la saca y se acuesta sobre la mesa de espaldas, yo lo veo y creo que quiere que se la chupe, por lo que me corro y llevo mi boca hacia su verga, pero él me dice que no, que me siente sobre su verga. Yo le hago caso y me siento sobre su pija, haciendo que ella se metiese en mi concha, pero él me levanta y hace que su verga se entierre en mi culo.
Si bien ya la había tenido dentro, tenerla de esta forma fue distinto. No sé si entró más o a él se le agrandó lo que sí sé es que me dolió mucho. Cuando mis glúteos hicieron contacto con sus bolas, las sentí calientes y húmedas. Él se quedó un momento quieto y al tiempo que me empezó a tocar la concha, comenzó a moverse... sus dedos se perdieron en el interior de mi concha, entraron y salieron de ella, me apretaba el clítoris cuando estaban fuera y su chipote entraba y salía de mi culo. Tuve un orgasmo largo, caliente y húmedo, tan húmedo que pensé que estaba orinando. Después de haber tenido ese gran orgasmo, me abandoné y caí recostada sobre él. Mario se dio cuenta de lo intenso que fue porque se quedó quieto y solo me decía en el oído que me quería.
Habrán transcurrido unos 10 minutos en los que estuve en este estado, pero luego me reincorporé y sacando su pija de mi culo, me di vuelta, le di un beso y le dije ¡Te quiero, aunque me destruiste!
Él se rio y me dijo que me fuera a bañar. Que él prepararía la merienda y luego continuaríamos.
Yo me fui a bañar y apenas podía caminar. Me coloque debajo de la ducha y tuve que recostarme contra una de las paredes porque me era muy difícil mantenerme parada.
La cogida por el orto me dolió un poco pero la sensación que tuve desde que comencé a caminar hasta ese momento era muy dolorosa.
Estuve debajo del agua hasta que me aviso que estaba la merienda, ahí con movimientos cortos y suaves, porque me dolía mucho el culo, me sequé y fui a merendar.
Estábamos en eso, contándole yo como me sentía cuando se abrió la puerta y detrás de un ramo de flores llegó mi papá.
Cuando lo vio a Mario se quedó como petrificado pero inmediatamente viendo como le sonreímos tomados de la mano se acercó a nosotros y dándome las flores lo saludó a Mario preguntándole como había sido su viaje y como habían quedado Verónica y Marcela.
Continuará.
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