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Continuación de: José y yo, yo y José
El tiempo pasaba y nadie parecía tener prisa, se bebía sin parar y, muy tarde, como a las tres de la mañana empezaron a desfilar los primeros marchando para sus casas. Yo esperaba para que Davy me llevara, a esas horas no había transporte público y dudaba que hubiera taxis o fuera fácil conseguir uno.
Se despidieron María y Mikel y entonces le pregunté a Davy.
-¿Me llevarás hasta mi casa?
-No tengas prisa, aún nos queda mucha noche. -y ya aburrido me senté en un sofá, ahora había sitio de sobra, faltaban los últimos por marchar y se estaban despidiendo.
Habíamos quedado los cuatro, y Alex con Fabricio volvían de la cocina con una bandeja conteniendo cuatro copas, una botella de champan y algunas cosas de comer que habían sobrado. Davy estaba sentado a mi lado y me acariciaba la cabeza retorciéndome el pelo en actitud cariñosa.
-Al fin nos hemos quedado solos. -se aproximó y me besó en el cuello mordiéndolo.
-Podemos jugar un rato, ¿te molesta que lo hagamos juntos? -no sabía lo que pretendía aunque me lo imaginaba, y en lugar de contestarle coloqué la mano sobre su ingle, donde se le marcaba el sobresaliente paquete genital.
Fabricio estaba a mi lado y después Alex, miraban como mi mano acariciaba el pene de Davy y Alex empezó a desnudar a su amigo. La polla de Davy no tardo mucho en crecer desmesurada y pedir a gritos que la liberara de la prisión de la ropa, le bajé la cremallera y tiré del pantalón para dejarla en libertad.
Alex dejó de acariciar y besar a Fabricio y se puso al lado de Davy agarrándole la verga sobre la tela del slip, se le notaba disfrutar pasando la mano a lo largo de ella.
-¿Te animas? A ver quien de los dos traga más de ella. -me invitaba a chupársela al mismo tiempo a la vez que le bajaba los calzoncillos y aparecía la inmensa polla muy húmeda.
-Será mejor que vayamos a tu habitación y podamos desnudarnos. -la sugerencia de Davy se aceptó sin replicar y todos nos pusimos en pie para seguirle. En el camino a la habitación de Alex nos íbamos quitando la ropa, dejándola caer a nuestro paso sin preocuparnos de recogerla.
Al llegar Fabricio me abrazó por detrás metiendo la polla entre mis piernas, pude darme cuenta de que era más o menos como la de Alex pero curvada hacía el ombligo.
-Me habían hablado de ti y tenía deseos de estar de esta manera contigo. -me dio la vuelta para abrazarme y besarme en la boca, Davy nos empujaba para que nos acercáramos a la cama.
-Besas bien, me gusta tu boca y como besas.
Davy hizo que me acercara a Fabricio que se sentó en el borde de la cama, tomó mi mano y la dirigió para que le agarrara la verga, a pesar de ser del tamaño de la de Alex resultaba más gruesa en el tronco, se sentó a mi otro lado y sujete la suya larga y roja como la cola de un diablo.
Comencé a masturbar las dos, una en cada mano hasta agacharme y meter la de Fabricio en mi boca pasado después a la de Davy, se las mamé a los dos durante incontables minutos gozando su sabor a machos, Alex arrodillado a nuestros pies me sustituía, cuando dejaba de chupar una la cogía él, desde luego conseguía meterse la de Fabricio entera pero con la de Davy no podía.
Fue Davy quien me pidió que subiera a la cama y me colocara a cuatro patas, al momento subieron los tres y me recorrían el cuerpo besándome y lamiéndome, fue colocándose entre mis piernas y me abrió las nalgas para colocar la lengua en mi ano.
Alex me agarro la polla y Fabricio continuaba besándome cogiéndome la cabeza. Davy no dejaba de lamerme el ano y empujar con la lengua abriéndome el culo, me besaba con ternura el anillo anal, y sentía mareado ante las caricias que me prodigaban las seis manos, y las lenguas, de aquellos extraordinarios machos..
-Ven Fabricio chupa este rico manantial del bebé, verás que rico. -ahora se me repartían el culo hablando entre ellos sobre como me habían conseguido y la lengua del italiano me horadaba con ganas hasta dejarme el ano totalmente dilatado, abierto y preparado.
-Daremos a Fabricio la ventaja de ser el primero por ser mi invitado. -Alex me ofrecía a su amigo para que me la metiera.
-Prefiero ver antes a Davy como le encaja su verga. -se la estaba tocando y calculando la longitud, adivinando si me cabría en el cuerpo.
Davy no se hizo de rogar y me colocó boca arriba, Fabricio me sujetó los tobillos subiéndolos a mi cabeza, dejando la entrada de mi culo a disposición de Davy quien colocó el capullo del pene en mi hoyo para empezar a meterla.
-Prepárate bebe, ya sabes que esto no es fácil de meter. -me dispuse mentalmente a aceptar su tremenda verga que comenzó a entrar en mi, al principio me gustaba un montón sentir lo fina delicada que era deslizándose en el recto, y seguir sin detenerse, solamente para dejarme respirar y que acomodara el vientre para que lo ocupara ese divino y placentero monstruo de la naturaleza.
Miraba extasiado a Davy comprimiendo mi abdomen, haciendo que fuera visible como reptaba su verga por mi intestino hasta llegar al final de mi tripa. Alex arrodillado a un costado pasaba la mano por mi piel, en el lugar donde la verga de Davy avanzaba y el italiano me besaba la frente como si quisiera tranquilizarme.
-¡Dios mío! Se tragado toda tu tranca, si yo no aguanto más que la mitad.
-Ya os dije que era un prodigio y no solo la aguanta por el culo, también por la boca. -le sonreí gozoso al ver su orgullo clavándome todo su pene delante de sus amigos observándolo.
Lo fue sacando poco a poco para que lo vieran deslizarse saliendo de mi vientre.
-¿Qué sientes? -me preguntaba Alex sin dejar de deslizar la mano por la verga de Davy.
-Un placer increíble, me siento lleno, feliz, con extrañas sensaciones que no me da otra verga. -se relamía los labios deseando ocupar mi lugar y sentir como yo la verga de su amigo.
Volvió a meterla hasta que no pudo más y emití un quejido de placer. Alex se colocó detrás de nosotros y cogía la polla de su amigo cuando salía acariciándome el anillo del ano, hizo que Davy se recostara en mí dejando una parte de la verga fuera, pero tenía suficiente para continuar follándome con el resto.
Empezó a lamerle la polla que dejaba fuera, también la entrada de mi ano y el de su amigo, logrando que los dos suspiráramos, y Fabricio me puso su polla en los labios, comenzamos a lamerla Davy y yo, disputándonosla.
Me sentía dichoso atendido por aquellos tres soberbios machos, deseando darme placer y yo quería que gozaran también. Llegó un momento que Alex se puso de pie sobre Davy.
-Te la voy a meter, quiero tenerla caliente. -Davy miró para atrás a su amigo dispuesto a joderle el culo, solo le sonrió asintiendo y volviendo a la labor de lamer la verga del italiano.
Dejó de moverse y se quedó quieto para que Alex lo fuera penetrando después de haberle lamido el ano. Veía asomar los rizos de su cabeza detrás de la mi hombre follador y su gesto molesto por el dolor mientras era penetrado.
Cuando la tuvo enteramente metida dentro de Davy asomó la cara por encima de su hombro y me miró.
-Ya te tengo bien cogido, ¿te gusta Davy, tener tu culito lleno mientras te lo follas? -miré la cara de Davy, tenía los ojos cerrados sintiendo a su amigo y signos del placer que estaba experimentando después de acostumbrarse a su pene.
Ahora era Alex el que realizaba los movimientos de cópula, subiendo y bajando, follando el culo de su amigo y logrando que también Davy me diera placer con el movimiento lento de su verga enterrada en mí.
Fabricio había dejado de darnos la verga para que se la mamáramos y, como antes hacía Alex detrás de nosotros, acariciaba las vergas de sus amigos entrando en los respectivos anos.
El placer de Davy tenía que ser tremendo, le escurría la baba de la boca cayendo sobre mi pecho cuando la abría por los empujones que Alex le propinaba al follarlo, gemía y gritaba pidiendo a Alex que se la metiera con fuerza, para mí era un placer sentirle y poder acariciarle enroscando los brazos en su cintura, y llegar hasta su culo para tocar la polla de Alex cuando salía.
-Me voy a correr, ya no aguanto. -Davy me miraba suplicando, como si yo le evitara vaciarse.
-Hazlo Davy, lléname el culo mi amor, dame tu leche en el vientre. -y no fue él quien se corriera el primero, Alex se tendió montado sobre su espalda y con fuertes meneos de pelvis se fue en su culo sin avisarle, solo se le escucha gemir mientras le atacaba con fuerza el trasero, fue en ese momento cuando a Davy se le hincho la verga y comenzó a darme latigazos de leche dejándola en mi cuerpo y llenándome.
Davy quería bajarse de mí y sacarme la polla pero yo le sujetaba a la vez que sentía su peso y el de Alex sobre mi pecho, su amigo se desmontó de su espalda y le sacó la polla, momento que aprovechó para ir saliendo de mi culo.
Terminaba de salir con su pene envuelto en sus jugos, y Fabricio se metió entre mis piernas volviendo a separarlas para penetrarme a su vez.
-Llegó mi turno y el tuyo. -se reía todo excitado y su polla entro con facilidad, abierto como tenía el ano de la polla de Davy que terminaba de sacarla.
A pesar de tenerla más pequeña la sentía rica por la curvatura, que hacía que el glande me golpeara en la próstata como un martillo al entrar avasallándome el ano.
Enredé las piernas en su cintura y con los talones de los pies le empujaba de las nalgas para que me penetrara más. Empezó a moverse frenéticamente queriendo llegar al final y culminar con su eyaculación. Nos íbamos a correr a la vez, quería sentirle verter la leche a la vez que yo me corriera.
Cada vez lo hacía más rápido y sentía inminente la venida de la leche, me dio un último golpe con el glande logrando que empezara a correrme sin tocarme dando gritos de placer, él seguía entrando y saliendo a la vez que se vaciaba, mezclando su leche con el semen que Davy me había dejado.
Descansamos tendidos sobre la cama, la habitación olía a sexo y culo, a esperma, a sudor, y sentía salirme del culo un chorrillo de semen, tenía que sacarme lo que tenía dentro o mancharía toda la cama.
-Tengo que ir al baño y vaciarme. -me levanté y Davy lo hizo a la vez, él también estaba lleno de la que su amigo le había metido.
Me senté en el inodoro haciendo fuerza para que todo el semen fuera saliendo y Fabricio entró metiéndose en el enorme plato de ducha junto con Davy que estaba vaciándose mientras le caía el agua sobre el cuerpo. Después llegó Alex que hizo lo mismo y por último entre yo.
Me pidieron que les lavara las pollas y me puse de rodillas lavándolas con las manos para después pasarles la lengua. Salimos de la ducha limpios y más descansados después de mucho tiempo lavándonos unos a otros y de acariciarnos los cuerpos.
Fuimos a la cocina a tomar unos refrescos, Alex y Fabricio siguieron con el champán y luego volvimos a la cama, estábamos descansados y dispuestos a seguir, todos sentíamos renacer nuestros deseos y crecernos las vergas.
Alex me escogió a mi para hacer un sesenta y nueve y los otros se emparejaron imitándonos, gozaba de la verga de mi amante en la boca y de sus labios recorriendo mi polla, escuchando los gemidos de la otra pareja a nuestro lado.
Sentía que, a la vez de chuparme la polla la boca de Alex, Fabricio me abría las nalgas para volver a follarme, lo hizo hasta correrse otra vez en mi culo, gritando mu fuerte su gozo, de nuevo sentía el culo lleno de semen, se salió y ahora era Davy el que me la metía, no lo podía soportar por el placer que me daba y antes de que él se corriera lo hice yo en la boca de Alex.
Davy me la sacó sin eyacular y se la fue metiendo a Alex, me retiré un poco para mirarlos, solo le metía la mitad de la polla más o menos, con movimientos muy rápidos y Fabricio le comía la verga a Alex, hasta que le dejó la boca llena de leche y Davy se corría en su culo.
Estábamos todos rendidos, yo por lo menos lo estaba e hice el recorrido al baño, volviendo a la cama después de lavarme, estaban los tres dormidos y me dejé caer entre Davy y Alex, poco después dormíamos los cuatro.
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Terminé el curso cansado, más aún, agotado. Como Davy no me lo pedía, pensando que seguramente me negaría como otros años, fui yo el que me invité para acompañarlos en las vacaciones.
-Estoy extenuado Davy, este tercer año ha sido agotador, si me dejas me gustaría acompañaros en Agosto y visitar Norfolk con vosotros. -la reacción de mi jefe fue salir del despacho y llamar a los chicos.
-A ver muchachos Alonso quiere venirse de vacaciones con nosotros, ¿creéis que se lo merece? -la reacción de los chicos era la esperada por él, gritaron muertos de alegría unos abrazándose a él y otros a mí y luego intercambiándose saltando a nuestro alrededor.
Me emocionaron, no pensaba que mi decisión les alegrara de esa manera. Resultaba evidente que los chicos me querían, yo también los adoraba a los cuatro aunque tuviera alguna preferencia por Misha y Tuan, seguramente porque los veía más débiles y sensibles, pero no por eso dejaba de querer a los otros.
En mi casa Óliver no recibió muy bien la noticia y papá me animó para que me fuera y descansara. A José y Rafael les daba lo mismo, ellos estarían también de vacaciones con mamá. A Oliver le preocupaba quedarse sin su mujercita durante un mes y tener que buscarse, fuera de la comodidad de casa, a quien follar, aunque tampoco le faltaban ocasiones, ahora era más perseguido que antes, en la universidad había incrementado el número de admiradoras incondicionales.
Aunque había visto la casa de los abuelos de Davy en fotografía y video no se le podía comparar a verla en la realidad, era como un castillo en la campiña pero sin almenas, con grandes y cuidados parques, cuadras de caballos. El lugar ideal para que los chiquillos disfrutaran de la tranquilidad del campo.
Recordaban a los abuelos de Davy, unos amables ancianos a los que había imaginado distantes y altivos, resultando ser todo lo contrario, recibieron a los niños con un inmenso cariño y ellos los veían como si fueran sus abuelos. A mí me miraron algo extrañados pero amables y considerados.
Teníamos toda una planta de la enorme mansión para los niños y su cuidadora. Hasta la señora Lara y yo, simples empleados de Davy, éramos atendidos como señores. Los dormitorios de Davy y el que me destinaron a mí, estaban en otra planta donde también los tenían sus abuelos, y la plata baja estaba dedica completamente a salones. Davy dormía todas las noches conmigo, estableció desde el primer día que fuera así.
Solamente hubo unos días que tuvimos el cielo nublado y lloviendo, la parte restante podíamos salir de excursión a los pueblos cercanos, a la costa donde pude contemplar los altos acantilados y pasear por los inmensos arenales, y esos días de lluvia también teníamos actividades recorriendo las dependencias de aquel conjunto de edificios donde podrías perderte.
El mes se pasó muy rápido, mi viaje había sido hecho con la pretensión de descansar y había sido al contrario, todas las noches gocé del cuerpo de Davy, de su cariño, y de su verga, ¿por qué no decirlo? Si Davy me hubiera pedido ser algo más, su amante voluntario, su querido, no hubiera podido negarme. A pesar de que sabía que no nos amábamos tampoco hubiera resultado difícil vivir a su lado, pero no lo hizo. Yo era su empleado, su amante con sueldo, pagado aunque nunca lo sugiriera, y quería pensar que también su amigo, si aceptaba su dinero era porque lo necesitaba, si no hubiera sido así me hubiera entregado a él deseando hacerlo.
Comenzaba para mí el último año de mi carrera y tenía veintiún años, había vivido muchísimas experiencias estos tres últimos, y había conocido a un número de hombres considerable a los que me había entregado, follado de distintas maneras, disfrutando de todos ellos, ahora enfilaba la recta final de mis estudios y el momento de pensar en que debía comenzar a buscarme un trabajo acorde a lo que estudiaba y para lo que me estaba preparando.
Lo de Davy no podía ser para siempre. Así que sin prisa, pero sin pausa, comencé a interesarme por el funcionamiento del mercado laboral y a comenzar a ver los problemas que había para conseguir uno decente. Las responsabilidades con mi familia seguían estando latentes, Óliver estaba en segundo de carrera y a los gemelos les faltaba más de un año para empezar, estaba claro que debía seguir aportando recursos económicos a la unidad familiar.
Los trimestres se sucedían y pasaban sin darme cuenta por lo ocupado que estaba, estudiando, trabajando para Davy y en mi casa, donde ahora satisfacía los deseos sexuales de cuatro hombres; en realidad Óliver y Rafael tenían muchos compromisos y ahora espaciaban el follarme, papá lo hacía un par de veces a la semana, seguía siendo fabuloso y mi hombre de casi todos los días era José. No podía quejarme en ningún sentido, prácticamente lo tenía todo. Luego estaba Davy, aunque ahora también hacía el amor con Alex con el que había comenzado a salir en su escaso tiempo libre, sus encuentros se habían hecho habituales, lo sabía aunque no me lo dijeran, y en ocasiones volvimos a repetir la fiesta nosotros tres sin Fabricio que estaba de vuelta en Italia, gozaba de todo ello y me sentía feliz aunque sabía que todo terminaría.
Juan Carlos empezó a enviarme recortes de ofertas de trabajo que aparecían en su ciudad o en las cercanías, su ciudad, donde ahora trabajaba y vivía era más grande y había más oportunidades. Escribía sin esperanza alguna y en realidad tampoco quería dejar mi ciudad y la casa de mi padre, y sabía que algún día tendría que volar, buscar mi vida porque a todos nos sucedía en un momento u otro.
El último trimestre tuve que pedirle a Davy que me liberara algunos días por el esfuerzo que me suponía el estudio, no quería fracasar y terminar el año sin aprobar, aunque tampoco me conformaba con el aprobado simple y ramplón.
Precisamente, el que Davy no me lo negara fue la causa de que me diera cuenta que en realidad ya no era necesario para él, en un principio pude serlo, ahora Davy se manejaba muy bien, ya no tenía impedimento físico alguno y había adquirido una amplia experiencia. Definitivamente me tenía por caridad y porque le sobraba el dinero.
Ese verano volvieron a Inglaterra y no pude ir con ellos a pesar de que lo deseaba, mis estudios habían terminado y conseguí un contrato de prácticas que tenía que empezar exactamente ese mes.
Seguía sin encontrar un trabajo remunerado, mi semestre de prácticas estaba para terminar, y aunque no recibía un salario en mi trabajo Davy continuaba ayudándome sin ir prácticamente a su casa salvo los fines de semana.
El trabajo surgió cuando menos lo esperaba, cerca de donde residía ahora Juancar, lo que me pagarían, de momento, era igual lo que Davy me entregaba, aquí vivía con mi familia y no tenía muchos gastos, pero a partir de ese momento tendría que vivir por mi cuenta.
Tenía un serio problema si quería trabajar y labrarme un puesto en mi profesión; hablé, busqué hasta la saciedad soluciones que nunca lo eran totales, no resultaba sencillo independizarse.
-No seas terco, déjate ayudar, puedes estar en mi casa hasta que quieras o lo necesites. -como siempre Juancar salía a buscar al náufrago, a salvarlo cuando el agua lo atragantaba.
Por otra parte Davy me pidió que me quedara, y que no marchara si era por el dinero, a él le sobraba, pero ese no era el caso, no tenía intención de vivir siempre de su caridad disimulada, y no pensaba que este fuera el motivo de que quisiera que me quedara con él y los niños, sabía que me apreciaba, me quería, pero yo tenía mi orgullo.
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Lo que me ofrecía Juan Carlos, para compartir con él, era más que suficiente; se había comprado una bonita casa en el centro de la ciudad como me adelantó que haría, con todas las comodidades inimaginables para mi, acostumbrado a vivir en la casa de mi padre, tendría mi habitación y baño, buena comunicación para llegar a mi trabajo en transporte público, su compañía; y dejé de pensar y darle vueltas en mi cabeza, necesitaba volar, escapar del nido familiar seguro y conocido, y lo hice de dos maneras, cogiendo un vuelo que me llevó a su lado y dejando a mi familia y las ataduras diarias.
Enseguida conocí la ciudad, lo más importante de momento, J.C. me introdujo en sus círculos de amigos y comencé mi labor en la empresa que me había seleccionado.
-Este fin de semana voy a la casa de campo de Valerio, me ha pedido que te invite por si quieres venir. -lo sopesé un instante, quedarme solo o soportar a Valerio su socio, me decidí, iría a pasar ese fin de semana con ellos y los demás invitados que tuviera.
La primera vez que me presentó a su socio, me llevé una gran sorpresa, Valerio era, ni más ni menos, el señor mayor que conocí en la fiesta de Guillermo, lo recordaba a pesar de haber transcurrido tres años, el viejillo al que tenía que atender Tomás por encargo expreso de Guillermo. Me causó gracia pensar que desde hacía más de dos años quien le atendía era Juan Carlos.
Aparte de eso, nada censurable por cierto, era un señor muy amable, cariñoso y solo en la vida, con multitud de negocios, y entre ellos había de todo incluida la pornografía. En el trato que tenía con J.C., a veces me desconcertaban, podía pensar que actuaban como padre e hijo, como socios bien avenidos, o como amantes, eran las tres cosas y una. No hablaba con mi amigo porque, en eso concretamente, era muy reservado.
Llegamos a su casa al anochecer del viernes, estábamos en Junio y comenzaba el verano, con calores en la ciudad pero fresco en la sierra con las noches frías. El chalet de Valerio pertenecía a una colonia de muchas casas parecidas a la suya, en tamaño aunque no en diseño, y tenían instalaciones deportivas y sociales, además de un hermoso lago navegable y naturaleza por todas partes. Un lugar paradisiaco en plena sierra y relativamente cerca de la ciudad.
-Hola preciosos, os esperaba más temprano. -Valerio resultaba bastante amanerado al hablar, a mi me dio un beso y se colgó del brazo de mi amigo, después de besarle de otra manera diferente, para guiarnos por las escaleras que llevaban a la entrada de la casa donde pude ver a otros dos señores que ya conocía, de verlos un par de veces en las fiestas de Valerio, bebían de unos vasos altos en la terraza elevada que miraba al lago y a la piscina donde alguien estaba nadando.
-Después de cenar iremos a nuestro club especial. -cerca de la urbanización, la sociedad de Valerio y J.C. tenía un club de ambiente nocturno donde se reunía lo más granado de la zona, para beber, follar y otras cosas menos sanas entre las que abundaban las drogas.
Nos saludamos y luego subimos a nuestras habitaciones acompañados por un chico del servicio bastante joven, nuestro anfitrión vivía en pleno lujo y siempre rodeado de hombres jóvenes y guapos, o sus amigos no tan jóvenes, en su casa de la ciudad y en cualquier parte donde estuviera.
Cuando bajamos se habían incorporado al grupo los que antes nadaban, estaba anocheciendo y por el frío no apetecía estar dentro del agua. Se trataba de dos chavales más jóvenes que yo, pero mucho más jóvenes, bellos como dioses adolescentes de cabelleras largas y doradas, cuerpos increíblemente hermosos, ruidosos y divertidos permitiendo que los amigos de Valerio les acariciaran sin impedimentos.
Hablaban entre ellos y nunca los había visto, era nueva carne fresca y jugosa para los dos mayores que se sentaban a sus lados y los miraban libidinosos mientras los tocaban, resultando casi obsceno, erótico y excitante. Al parecer solamente yo estaba sin pareja aunque no me preocupaba.
Después de cenar, muy bien por cierto, aunque yo me reservé en la bebida por lo que viniera luego; teníamos que marchar pero los dos mayores se divertían con los jóvenes chicos.
-Mejor será que nosotros nos quedemos aquí, si no os importa tendremos entretenimiento sin salir a buscarlo fuera. -uno de los hombres se dirigía a Valerio mientras descaradamente acariciaba una tetilla al chico que tenía a su lado, el otro hombre se contenía a duras penas sobando las nalgas al otro muchacho.
Me cambié para ponerme un pantalón de tela delgada, entallado en la cintura y muy pegado al cuerpo, una camisa blanca y cogí un jersey por el frío que pudiera hacer más tarde. Las personas que habíamos dejado en el comedor habían desaparecido, seguramente ahora yacerían en alguna cama de la casa, gozándose a los dos jóvenes putitos que, a no dudar, eran una ofrenda de Valerio a sus amigos, o socios, o lo que fueran.
Tardamos un cuarto de hora en llegar y nos encontrábamos en el complejo de ocio, en la explanada había muchos coches, señal del numeroso público que abarrotaba el local de la plata baja donde estaban las pistas de baile y de espectáculos.
Valerio y Juan Carlos se dedicaron a hablar con el encargado mientras yo bebía mi consumición, habíamos subido al piso alto y estábamos en uno de los locales reservados, con vistas a lo que sucedía abajo, el lugar estaba aislado y no escuchaba la música, solo veía al publico que bailaba en aquel momento.
-Os dejo arreglando el mundo, me voy a bailar. -no entendía de lo que estaban hablando y prefería bailar y pasar el tiempo con la gente divirtiéndome. No pasó mucho tiempo cuando tenía a J.C. a mi lado.
-¿Vosotros no sabéis dejar el trabajo en algún momento? -se abrazó a mí y me empezó a llevar como si me estuviera acunando.
-Se pueden hacer las dos cosas, trabajar y divertirse, no te enfades. -y lo pasé bien a su lado, ahora podía tener salidas a las noches sin tener que pedir permiso y hacer lo que quisiera sin depender de nadie.
Estaba súper cansado mientras ellos parecían tan frescos cuando decidieron volver, los dejé en la planta de abajo, como siempre hablando de lo que habían observado en el negocio y subí para meterme en la cama, una de las habitaciones de invitados tenía la puerta abierta y se proyectaba la luz en el suelo del pasillo.
Al pasar por ella se veía la cama donde uno de los chicos permanecía con uno de los invitados, desnudos los dos. Pasé de largo hasta mi habitación, me desnudé y en slip me metí entre las sábanas, aunque lo necesitaba no tenía fuerzas para ducharme.
Reinaba la oscuridad, solamente en algunos breves instantes, en que las nubes que desgarraban la luna vistiéndola de luto, dejaban pasar su breve luz plateada iluminando la habitación. Seguía muy, muy cansado y no tardé en quedarme dormido.
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