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-VOLVER ALPASADO-

Esa punzada volvía a atravesar mi pecho, como cada día ,que me encontraba con ella. Era volver al pasado, a vivir del recuerdo. Si, porque solo el pasado tenia sentido

-Hola Maria.-la saludo cortésmente, con una leve inclinación de su cabeza.

-¡Chico que de tiempo sin verte!.¿Cuéntame que es de tu vida?.-Le pregunto la mujer ,queriendo retenerlo aunque fuese por unos segundos.

El se paro y le lanzo una mirada profunda, como diciéndole que no entendía su cambio de actitud. Quedo unos segundos en silencio y después se acerco a ella y le dijo:

-Te invito a un café y hablamos.¿Hace?.-Rozándole la mejilla con sus dedos suavemente.

Ese simple gesto , hizo como si mil caballos galopase por el estomago de la mujer .Se le venia a la mente esas manos y lo que la habían echo vivir durante los meses que estuvieron juntos. Su pasado ese que volvía continuamente a su cabeza. Ese que le impedía vivir el presente, quizás por que sabia en su interior que jamás volvería a sentir lo que sintió con el.

-Hace, le respondió con una sonrisa.-sintiendo las manos de el en su cintura, llevándola hacia la cafetería.

El con ese gesto tan suyo , la apretaba contra su cuerpo. Sentía el movimientos de sus caderas casi al unísono Notaba el calor del contacto, era como si su cintura y su cadera ardiese. Con los ojos entornados, como si así ,lograse retener por mas tiempo esos sentimientos, entraron y se sentaron en una pequeña mesa.
Juan le aparto la silla y se sentó justo enfrente de ella. Su mirada y su sonrisa le hicieron comprender que adivinaba lo que pasaba dentro de ella. Agacho la cabeza como si con ello quisiese evitar que la mirasen por dentro .El, despacio acerco nuevamente su mano a la cara de Maria. Y tocándole la barbilla se la levanto levemente. Lo justo para que sus ojos se mirasen. Lo necesario para que el volcán que era Maria despertase.

-¿Qué te pasa, niña?.-Le pregunto casi en un susurro, sintiendo que por mucho tiempo que pasase y por mucha distancia que pusiesen entre ellos, seguirían con los mismos sentimientos. Necesitaba sentirla derretirse nuevamente entre sus brazos, nunca podría olvidar la sensación de estar tocando el cielo con sus manos .Solo al ver la entrega de ella , y su deseo. Jamás se sintió tan hombre, o quizás tan niño.

-Juan, esto no termina. Por mucho que lo intentemos.- mientras unas lagrimas empezaban a brotar de sus ojos.

Lagrimas de deseo reprimido, de ilusiones rota, de recuerdos que deseaba se repitiesen, de noches eternas , de sabanas compartidas. Lagrimas de impotencia, por no ser lo suficientemente valiente y apostar por el. Y seguir viviendo en la mentira, de un matrimonio roto. Lagrimas por su presente..... por su pasado pero sobretodo por un futuro sin vida.

-Tu decides como siempre ,Maria.- le decía mientras sus pies , por debajo de la mesa
tocaban los de ella.

Sentía como se entregaba a el. Como el deseo la convertía en una mujer desconocida, salvaje. Mientras sus manos, una se encargaban de limpiar sus lagrimas y la otra estaba en sus rodillas. Acariciándolas suavemente, como queriendo derribar ese muro que había entre ellos.

-Para, Juan , para........-mientras sentía los dedos de Juan , avanzar por debajo de la mesa.

Cerro los ojos nuevamente y se entrego por completo a el. No le importaba la gente ni donde estaban solo .....quería sentir .Después de unos instantes que le parecieron eternos, los volvió a abrir y lo miro a los ojos.

-Vamos, Juan.-Le dijo con una leve sonrisa.

-¿Dónde quieres ir Maria?-le pregunto ,adivinando su respuesta.

Ella tenia sus ojos posados directamente en la boca de Juan. En esa boca que en muchas ocasiones la hacían descubrir a esa mujer desconocida y sin secretos. Se inclino y ahora fue ella, la que llevo sus manos a ambos lados de la cara de Juan. Apretándolo como si fuese a escapársele, empezó a besarlo. Su lengua exploraba su boca, con prisas..... con fuego. Este después de un tiempo la aparto, y empezó a levantarse , despacio muy despacio.

-¿Hace falta que te diga, donde quiero ir?.-Le preguntaba , tirando de el hacia la puerta.

-No ,creo que no.-le respondió Juan ,apretándose contra ella. Y llenándose de su olor...... de su deseo. Le paso su mano por la cadera y la apretó contra el. Le encantaba sentir su contoneo , sentirla suya.-Vamos.
Datos del Relato
  • Autor: chinovo
  • Código: 12122
  • Fecha: 09-12-2004
  • Categoría: Varios
  • Media: 5.47
  • Votos: 45
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2140
  • Valoración:
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