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VIVIR CON SALOME - 1ra.vez

a mateo:
Tu no sabes mi querido, que jamás escribo una carta, ni mando telegramas ni postales. Tampoco mail, (como tu) solamente escribo para mí aquellos sentimientos que necesito desprenderme y algunos cuentos no tan bien como los tuyos. Sé que te gusta verte sorprendido por eso te escribo esta carta. Para contarte que sentía, como pase las horas antes de nuestra primera cita para almorzar en Giacomo; Aquel pequeño restaurante de la Brikell aquí en Miami. Era un sábado, un día que quizás nunca olvidare.
”Acabo de levantarme, miro la hora son las 10 de la mañana. Tengo tiempo, la cita es a la 1pm. Me pregunto ¿no me dejará esperando? ¿Por qué estoy tan nerviosa?" "O quizás solo para ti es una cita más." Mi corazón necesita una respuesta, estoy muy nerviosa. Es la primera vez que me pasa, como si presintiera que mi espera había terminado. Mi ropa esta preparada. Una pequeña tanga azul, con un sostén minúsculo lo suficiente para tapar mis pezones dejando los pechos contorneados permitiendo un suave movimiento. Los zapatos con puntera y talón, con un tacón de aguja finito. La pollera de color crema larga hasta los tobillos con un tajo a los costados que mostraban mis muslos al caminar. Una blusa blanca de seda con botones que dejaba desprendidos hasta el comienzo de los pechos para dejar paso a la imaginación" e incitando al roce, a la caricia…
Mientras miro la ropa, medito sobre como he llegado hasta aquí. Solamente una semana que sé del. ¡ Yo no soy así! Me digo entre sonrisas. No debería de ir, me repito mil y una veces. ¿Estás tonta? Una parte de mí responde. ¿No lo conoces y que? ¿Necesitas tener su partida de nacimiento? Aunque en el fondo es como si lo conociese desde siempre. Y resulta curioso pensar como te conocí. Una llamada equivocada, una voz llena de vida, alegre, otra llamada y noches hablando horas con un desconocido, de voz cálida, acariciante y risa fácil. Y poco a poco, ese desconocido me ha llenado de emociones encontradas. Un simple hola hace que todo mi cuerpo se estremezca, que me humedezca. Aun ahora, sin oírlo siquiera, noto como se mojan mis piernas de una fantasía varias noches soñadas.
Un baño me tranquilizara y mientras tanto me voy preparando me digo.
Entro al baño. Abro el grifo de la bañera y dejo correr el agua. Primero una ducha y luego un baño especial. Busco la fragancia, agua muy caliente, fragancia en cantidad, un baño afrodisíaco que dejará en mi piel un aroma especial. Por si me besa, pienso esperanzada.
Dejo mi cuerpo caer en la bañera. El olor de la fragancia impregna lentamente el cuarto de baño, y noto como mi cuerpo se relaja. Bueno, no todo mi cuerpo. Quizás si me masturbo un poco piense con más lucidez. Es el encanto de un baño especial …
Tomo el grifo del baño. Dejo correr el agua, ni fría ni caliente, y dejo que el chorro primero juegue con mis pezones, que son grandes y oscuros, y con cierta tendencia a estar erectos que a veces me incomoda… el agua juega con ellos, los masajea, y gozo con anticipación pensando en el efecto de esa agua en mi clítoris….
Lentamente desciendo el chorro por mi vientre, jugueteando con el ombligo y notando que la humedad entre mis piernas no es 100% agua…
Quiero disfrutar el placer al máximo, no correr ni precipitarme, pero mis manos me sorprenden y mis piernas se abren con deleite. Dirijo el chorro de agua hacia mi clítoris, y noto como se estremece. Un suspiro sale inevitable de mi garganta, mientras siento el agua haciendo su trabajo. Me dejo llevar por las sensaciones, por el placer que lentamente va llenándose, a la espera del momento que se desborde. Noto los espasmos que se empiezan a producir, y siento como si un calambre recorriera mi espalda, llegando hasta las raíces de mi cabello, todos los poros de mi piel sienten el orgasmo, largo, intenso e inmenso. La mejor manera de empezar el día, me digo saliendo de la bañera. Sonrío al espejo, me encanta lo que veo. Alta, delgada, de vientre plano y pechos firmes, largas piernas y boca jugosa. Miro el reloj, las 11. Uf, la mañana es más lenta de lo que me gustaría. Desnuda tomo una taza de café oscuro solamente, salgo a la terraza cubierta de árboles en flor mientras escucho las canciones favoritas que tu grabaste en un CD y me mandaste. Me encantan, he pasado largas horas escuchándolas, soñando. ; trayendo incluso a la memoria trozos de mi vida. Muchas veces en una canción suelo reconocer algún momento de ella.
Sé que mi vecino me estará espiando y seguramente se volverá a pajear pensando en mí y en meterme a su cama. Conozco y detesto ese tipo de hombres, me parecen cobardes, babosos como dicen las argentinas. ¡Dios, que lento pasa el tiempo! Y encima no me ha servido de nada mi pequeño entremés en la bañera. Otra vez estoy caliente. Ojalá no tuviéramos que ir al restaurante. Ojalá pudiéramos simplemente comernos vivos en lugar de almorzar. Mi ex marido decía que soy muy buena comiendo…
Estos pensamientos me están entreteniendo. Y calentando…¿Y si lo llamo y le digo que venga a casa a recogerme? ¡En realidad debería haber pasado a buscarme! No dicen que los argentinos son galantes. No vas a creerme pero estaba haciéndome esas preguntas cuando tocaste el timbre de la entrada para que abra el portón de estacionamiento. ¡Dios! El tiempo justo de vestirme…Sostén, tanga, medias, zapatos. Me miro en el espejo, sabiendo que soy hermosa y pienso que estoy para cogerme.me lanzo un beso mientras me maquillo.
Suena el portero automático. ¡Sube!, Te digo, que termino de arreglarme, con voz un tanto temblorosa. Apago el cigarrillo…enciendo otro, esos minutos fueron los peores, ¿Sabes?
El timbre repiquetea y con aire resuelto me acerco y abro. Y lo primero que veo fueron tus manos. Que manos…
Me mirabas con esos ojos pardos, semiverdes. Abiertos y asombrados. Noto como recorres tu mirada por todo mi cuerpo, y siento que hay una mezcla entre satisfacción y sorpresa en tu expresión.
¡Disculpa! Te digo, estaba a medio vestir, no me gusta que se me arrugue mucho la ropa, es lo último que me pongo antes de salir. ¡Eres hermosa dijiste con esa voz que tanto había soñado, y siento que mi tanga ya no está tan limpia como hace un segundo. ¿Te has vestido así para mí? Me encanta, sonreías mientras hablabas. Un beso para conocernos ¿no?
Yo puse la mejilla para un beso de amigos, mientras que tus ojos estaban prendidos a mis tetas. Me atrapaste entre tus brazos, y me besaste de tal manera, que mi lengua y la tuya comenzaron el juego del deseo. En mi vientre notaba el calor y la dureza de tu miembro, que decía mas que mil palabras. También se había alegrado de verme. Espera. Deja que me vista y vamos a comer... tenemos la reserva en el restaurante. Mentirosa, dijiste. Los dos estábamos pensando como hacer para poder cogernos en vez de almorzar.
Datos del Relato
  • Categoría: Primera Vez
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