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Categoría: Maduras

Visitando la hacienda

Estaba saliendo del baño cuando suena el teléfono de la casa, contesto y escucho la voz de Luis, mi compañero del comité de la escuela, mi apaga fuego, mi amante oficial



-Hola, doña Haydee.



-Hola Luis, ese milagro que me llama, me tiene abandonada, desde hace un mes que no se nada de usted.



-Es que estaba de vacaciones y tuve que ir al pueblo de mi esposa, ahí no hay teléfono para llamarla y decirle donde estaba.



-Para mí, estos días fueron desesperantes, usted sabe como es la situación conmigo. Lo llamé varias veces para que pasara por la casa, necesitaba culiar con usted.



-¿Qué le pasa a Gerardo?



-Anda raro, ya ni me toca. Cuando está así es que de nuevo anda con esa mujer. Pasan semanas sin fijarse en mi, eso me pone desesperada, usted sabe que a mi me gusta mucho que me cojan. A usted ya no le voy a permitir que me haga eso. Me está fallando.



-Ya le dije, doña Haydee, estuve fuera del pueblo por mucho tiempo. Ahora estuve tocando el portón de su casa, nadie me abrió, al ver que estaba parqueado el auto del amigo de su marido me regresé.



-Si, el vino de visita, estaba con Karina cuando yo llegué a la casa.



-No, cuando yo vine a tocar al portón, Karina estaba en la casa de la amiga de ella, yo la vi. Cuando estuve esperando en la calle, escuché ruidos y gemidos en la sala. Volví a tocar y nadie salió.



-Ah, si, éramos nosotros. Le voy a contar todo. Cuando llegué a la casa encontré a Karina culiando con el en la sala. Yo no voy a permitir otro embarazo de mi hija, tiene que formalizar su vida, encontrar un hombre que la quiera y se haga cargo de ella.



-Si, ella ya es mayor de edad como para no pensar en la situación en que se encuentra en estos momentos.



-Si, eso. Para detener la situación y que no pasara vergüenza, hice ruido como que habría el portón y ella salió corriendo a su habitación dejándolo a el en la sala. Cuando entré ya se había subido los pantalones. Ella salió furiosa para la calle, me dijo que iba para donde la amiga. En el momento yo encaré a Carlos, que como se iba a aprovechar de mi hija, que se lo iba a decir a Gerardo y no le permitiera regresar a la casa. ¿Y sabe que me dijo?



-Que le dijo, doña Haydee.



-Que el no había seducido a mi hija, fue mi hija la que se le insinuó, se desnudó delante de el y así no resistió. Cuando los ví, Karina estaba bien montada en la verga de el, no los dejé terminar, para mi sería un caos otro embarazo de ella.



-Si, esta muchacha no piensa.



-Cuando le reclamé a Carlos, me dijo que el venía a la casa por estar cerca de mi, que yo le atraía mucho. Le dije que no tratara de desviar la atención del problema. Me fue llevando hasta la pared que no tuve escapatoria, me agarró, me abrazó, luché con el para que me soltara. Pero la verdad es que me tenía bien excitada el haberle visto su verga, si mi hija se había ido yo la podía tener sin ningún problema, yo no corro riesgo ya de un embarazo. Terminamos culiando desnudos en la sala.



-Entonces, doña Haydee, ya está satisfecha.



-Luis, usted bien sabe mi secreto, mi situación, no puedo ser de un solo hombre. Tenía que aprovechar la situación que estaba viviendo en ese momento.



-Si, yo se como es el trato. Retomando para lo que la llamaba, nos podemos ver en la oficina de la escuela, tenemos que organizar las fiestas del pueblo.



-Está bien. ¿A que hora?



-A las cinco de la tarde.



Aprovecho que falta un par de horas me pongo a descansar. Cerca de las cinco aparece mi hija.



-Mamá, atendió a Carlos.



-Si, hija, pero hay cosas que no me parecen.



-¿Cuáles cosas?



-Que estén los dos solos encerrados en la casa. Usted sabe que la gente habla.



-¿Eso que de malo tiene?



-Vea, mi hija, yo no soy ninguna ignorante como para no saber cuando un hombre está interesado en una mujer. Ya ha venido solo varias veces a la casa y se pone a conversar con usted.



-Mamá, yo no soy ninguna ignorante también, como para no ver que cuando usted pasa cerca de donde estamos nosotros, acapara su mirada, su atención, yo le hablo y el no me escucha.



-Más respeto, por favor.



-Si, mamá. Usted le llama mucho la atención. Si no aprovechó el ahora que los dejé solos ya no tiene cuando para estar con usted.



-Ya le dije Karina, no falte al respeto.



-Mamá, yo no soy ninguna tonta como para no saber la situación entre usted y mi papá. Ya no escucho ruidos en el cuarto, antes eran por lo menos una o dos veces por semana. Pero ahora tienen más de un mes de no hacer ruidos.



-Su papá ha cambiado.



-Usted cree que yo no me doy cuenta que todavía llama la atención de los hombres. Cuando estoy en la calle me dicen ¨ Que linda se ve su mamá, que hermosa se ve hoy ¨.



-Siempre me dicen algo en la calle.



-Por eso, mamá, usted todavía está bonita, se cuida mucho. Carlos es de su edad, usted le atrae. Cuando usted llegó, yo estaba con el, tuve que salir corriendo de la sala, lo dejé alborotado, no terminamos.



Yo a mi hija no le podía confesar lo que había sucedido con Carlos para que no se sintiera mal.



-Mamá, voy a ir donde la tía a la capital de la provincia, me llevo a mi hijo, tal vez regresamos mañana. Voy a una entrevista de trabajo.



Ella se queda preparando su maleta y yo me marcho para la escuela. Encuentro a Luis en la oficina. Me abraza y me besa.



-Mi negrita linda.



Me acaricia las tetas, me estoy poniendo mojada, quiero que me meta su verga. Su paquete está bien parado pegado a mi vientre. Escuchamos ruidos en el portón de la escuela.



-Luis, cuando termine la reunión nos quedamos solos en la oficina o nos vamos para mi casa.



Llegan varios compañeros del comité y la directora de la escuela. Organizamos la distribución de las actividades, me toca visitar las ganaderías de la provincia para solicitarles la colaboración en las corridas de toros.



Terminamos la reunión y salimos todos juntos de la escuela, no me pude quedar a solas con Luis, el se marcha para su casa. Reviso el teléfono y hay varias llamadas del celular de mi marido. Lo llamo.



-Vengo llegando de una reunión de la escuela y vi que hay varias llamadas suyas.



-Si, Haydee, me tengo que quedar esta semana en la capital.



-Esta bien, yo voy a pasar ocupada con la organización de las fiestas, durante el día no voy a estar en la casa.



Tenía que aprovechar estas noches a solas en mi casa. Llamé a Luis y su esposa me dijo que ya estaba dormido y le dije que estaba bien, que lo llamaba al día siguiente. Pasé sola la noche. Por la mañana salgo bien temprano rumbo a una de las haciendas, tengo que viajar en bus cerca de dos horas. Llego cerca de las nueve de la mañana, la casa de la hacienda está a dos kilómetro de la entrada, hay mucha actividad, hombres montados a caballo, otros operando la maquinaria agrícola, cuando paso cerca de ellos me dirigen palabras subidas de tono.



-Mi amor, está linda para montarla.



-Preciosa, yo la hago ver las estrellas en pleno día.



-Negra linda, me podría terminar de amamantar.



Uno se toca su paquete.



-Mi amor, lo que tengo aquí es lo que le falta ahí.



Me siento excitada de las palabras de los peones, se me moja la vagina, se me crecen los labios vaginales. Llego hasta la casa, pregunto por el dueño y me indican que no está toda la semana, el que está a cargo es el capataz, el puede tomar las decisiones de la hacienda, una de las empleadas de la casa me dice que siga el camino por la arboleda hasta llegar a los corrales. Camino cerca de 500 metros, en esta parte no se ven los empleados, llego cerca de unos corrales y está un garañón siguiendo a una yegua, su gran verga va bamboleante, el le va oliendo la vagina, se escucha el relincho indicando que está excitado, me quedo a la orilla del corral observando aquella escena, estoy bajo la sombra de un árbol. El garañón con su verga bien parada se sube sobre los lomos de la yegua y trata de metérsela, ella se mueve sin que el logre su objetivo. La muerde en la nuca para tratar de inmovilizarla, ella se queda quieta y el garañón comienza a hundir su gran verga. La yegua emite su relincho donde se la hunde toda, el la inmoviliza con sus patas delanteras y comienza con su mete y saca, para mi resulta excitante observar como el caballo está cogiendo con la yegua. Me froto mi vagina y me acaricio las tetas. Me bajo el pantalón para meterme un dedo en mi vagina, mis hermosas nalgas quedan al aire. Siento a alguien por detrás y me hala hacia el.



-Es excitante observar esto, señora.



Trato de darme vuelta y ya el me tiene atrapada en sus brazos enterrando su verga en mis nalgas.



-Quieta señora, que usted me tiene bien excitado, que hermoso culo tiene usted.



Me acaricia las nalgas. Me atrapa las tetas.



-Negra más linda, que hermosas tetas.



No digo palabra alguna, estoy muy excitada.



-Observe como el garañón se coge a su yegua, así se la voy a meter yo.



Me inclina apoyándome sobre las tablas del corral para que siga observando, el me termina de bajar los pantalones y me quita la tanga.



-Tome, para no ensuciársela.



En la posición que tengo observo una gran verga bamboleante que se aproxima a mi vagina.



-Por favor, no me haga daño, métamela despacio.



-Que yegua más hermosa la mía.



Diciéndome esto comienza a penetrar mi vagina, me hala de los hombros para hundírmela toda, se desliza suavemente ya que estaba bien lubricada, me muerde suavemente mi cuello como lo hacía el garañón con la yegua.



-Que yegua más rica la que me estoy montando yo.



Me daba pequeñas nalgadas, observo como el garañón metía y sacaba su gran verga de la vagina de la yegua. Me excitaba más. El hombre me seguía penetrando con fuerza, me acariciaba las tetas.



-Que yegua más hermosa la que tengo yo, como caída del cielo.



Me seguía penetrando con fuerza, me ocupaba por completo separando todos los pliegues de mi ardiente y veterana vagina. El garañón anunciaba con un gran relincho que ya estaba por terminar.



-Si, mi negra preciosa, yo también estoy por terminar.



Tensa su cuerpo y me embiste con más fuerza, cuando comienza a dispararme el semen me deja clavada toda su verga, me inunda toda, me agarro con más fuerzas de las tablas del corral para no desfallecer y caer de rodillas al suelo, el pega todo su cuerpo a mi espalda. Recuperamos el aliento y me desocupa la vagina. Me vuelvo hacia el y está con su gran verga semierecta.



-Disculpe, no piense que yo soy así, una puta que se la coge cualquiera. Es que al observar esto me excité mucho pensando en lo que ya no me hace mi marido.



-No se preocupe, señora. Discúlpeme a mi por aprovecharme de que yo también estaba excitado de observarla a usted y a los caballos.



Me abraza.



-Discúlpeme por ser tan descortés y no preguntarle su nombre.



-Me llamo Haydee.



-Doña Haydee, mi nombre es José.



Me quita la blusa y mi brassier dejándome completamente desnuda. Me mama las tetas.



-¡Que par de tetas más hermosas tiene doña Haydee!



Me tiene recostada a las tablas del corral, me acaricia las nalgas y me hala para aproximar su verga a mi vagina y me la hunde de nuevo. Me está cogiendo otra vez, de pie. Me sube las piernas a su cintura y me da unos fuertes embates.



-¡Que vagina más deliciosa, ardiente!



-Cójame fuerte, húndamela toda, José.



Me acomoda en el filo de una de las tablas del corral y abro bien las piernas para tener toda su verga dentro de mi vagina. Me bombea con fuerza, mientras lo hace también me mama las tetas.



-Deliciosas, doña Haydee.



-Que verga más rica, José, me tiene bien excitada.



-Doña Haydee, usted también me puso bien excitado cuando se puso con su hermoso culo al aire. Yo me quedé observándola desde atrás y se veía muy linda, me le acerqué porque sabía que usted podía ser mía en ese momento.



-Cójame fuerte, soy toda suya.



Me penetra fuerte y profundo.



-Ooooohhhhh, rico, José, nooooooo meeeee laaaaa saaaaquuueeeeee.



José comienza a tensar su cuerpo y de nuevo me dispara su semen en las entrañas de mi vagina, siento que ese líquido caliente me quema toda por dentro. Lo que sobra se resbala por mis piernas.



Así penetrada me pregunta.



-¿A que se debe la visita a la hacienda?



-José, venía a hablar con el dueño, para que nos colabore en mi pueblo con su ganadería en las corridas que estamos organizando para recaudar fondos para la escuela.



-Doña Haydee, el no está, pero tenga seguridad que cuenta con nuestra ayuda para la escuela, usted se lo ganó.



-Gracias, José, pero esa no era mi intención, pagar con mi cuerpo la ayuda de ustedes.



-No, doña Haydee, usted merece mucho más que eso, es hermosa, linda, no era mi intención aprovecharme de usted, pero no pude resistir a tanta belleza.



-Gracias por sus halagos.



-No, doña Haydee, es cierto, usted es muy linda, hermosa. Nada más me avisa que día tenemos que llevar nuestra ganadería a las corridas.



-Está bien, yo me comunico con usted.



Estamos negociando, ahí desnudos, frente a frente. Nos abrazamos y besamos.



-Gracias, José, por todo.



-No, gracias a usted, doña Haydee, por permitirme estar estos momentos con usted.



Dándome un pañuelo me dice.



-Tome, límpiese, doña Haydee y me lo regresa para conservarlo.



Me limpio las piernas y la entrada de mi vagina, le regreso el pañuelo. Busco mi ropa, nos mudamos y regresamos a la casa de la hacienda. Me lleva en un jeep hasta la entrada de la hacienda para que espere el autobús que me llevará de nuevo a la ciudad. Nos damos un beso antes de que llegue.



-Espero su llamada, doña Haydee.



-Si, José, yo lo llamo para decirle el día, yo lo voy a atender en mi pueblo.



Tomo el autobús con mi vagina satisfecha y logré las cosas para la escuela sin ningún costo. Visité las demás haciendas logrando que me hicieran rebajas en los costos del alquiler de sus ganaderías. Llego a mi casa por la noche y ninguno de mis hijos había llegado, me meto al baño a limpiar mi vagina, terminé duchándome por completo.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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