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Categoría: Incestos

Visitando a una vieja amiga

A pesar de que nos distanciamos, de vez en cuanto nos visitábamos o nos topábamos en cumpleaños, juntas, carretes… así fue que llegue a su casa para visitarla, no tratando de engrupírmela, aunque las fantasías estaban siempre presentes. Llamé y salió a abrirme la tía (bastante buena, ya les contaré en otra historia), me saludo cariñosamente, como siempre, me dijo que me pusiera cómodo que la Bety se estaba bañando, que me sentara en el living, que ella iba saliendo (da lo mismo donde). Esperé jugando con el celular, prendí la tele hasta que me dieron ganas de ir al baño, yo asumí que Bety se bañaba en el baño del segundo piso, así que pasé sin temor.
Cuando entré se escuchaba caer el agua de la ducha, una voz, no muy afinada cantando y entre el vapor y detrás de la cortina se veía la silueta de un cuerpo joven y desnudo, su pelo liso que llegaba un poco más abajo que sus hombros, se notaba su boca carnosa, su cuello estilizado daba camino a sus pechos que terminaban en dos puntiagudos porotos, seguía su abdomen, no era plano, tenía ese rollito tan tierno que me encanta y esas piernas hermosas que empiezan en ese culito parado, por delante podía notar claramente el monte de venus. Casi se veía cómo el agua humedecía cada zona. Ahí estaba yo mirando como idiota, obviamente pasándome todos los rollos del mundo, con mi amigo parado a full. De pronto, asomó su cara entre la cortina y cómo si yo fuera uno de los niños de su jardín me retó, y me echo del baño. Avergonzado salí en silencio, tratando de arreglar la cosa, medio en broma medio enserio le pregunté si necesitaba que alguien le enjabonara la espalda, se rio y volvió a decir, con un tono amistoso, que la esperara fuera.

Cuando salió del baño. Yo no sabía que decir, ni tenía idea de su reacción, así que traté de no mirarla, como si en el celular estuviera viendo algo realmente interesante. Llevaba solo una toalla, se acercó a saludarme, como si no hubiese pasado nada, yo estaba sentado al lado de la escalera, así que debía verme para subir a vestirse. Se sentó al lado mío y me dijo que le dolía el cuello y espalda si podía hacerle un masaje, no le dije nada, pero en forma automática puse mis manos en la zona.

Comencé a masajear, tenía un olor exquisito, mezcla entre humedad y el aceite de baño que usaba, le dije que se relajara, que estaba muy tensa. Siento que va cediendo y cada vez voy probando con mis manos hasta donde me deja ir, bajo por sus hombros y corro de a poco la toalla, dejando casi desnuda su espalda, le pregunto si voy bien y asiente con la cabeza, me dice que mis manos son suaves y que le encantan que le hagan masajes, sigo aprovechándome y mis manos comienzan a abarcar la parte anterior de su cuello y de apoco siento nacer sus pechos. Cada vez bajo más, ella con los ojos cerrados se deja llevar y mi respiración cada vez es más cerca de piel, hasta que mi palma recorre sus pechos y mi boca rosa la base del cuello. Estoy muy excitado y su expresión me dice que también lo está, yo beso su cuello y mis manos recorren desde sus hombros hasta sus pechos, ella mientras pone la mano en mi muslo y comienza a acariciarme, subiendo de apoco, tratando de encontrar mi pene. Mi lengua recorre todo el cuello y mis manos juegan en sus pezones, escucho un leve gemido de placer, las manos de ella frotan mi pene por encima del pantalón. Nos comenzamos a besar y mis manos bajaban, ya quitando toda la toalla que le tapa, una mano en una teta y la otra acariciando su muslo. Le comía el cuello, hombros y mis manos acariciaban su culito, mi boca bajó hasta sus pezones en donde los lamía y mi mano se movía entre sus piernas, sentía como comenzaba a mojarse, pasaba mis dedos entre sus labios buscando el clítoris. Ella estaba vuelta loca, su mano en mi cabeza acariciándome el pelo y con la otra guiaba mi mano para acariciar toda la vagina que se mojaba. Lo que más me excitaba era sentir sus gemidos y sus manos buscando tocarme.

Mientras me besaba me sacó la polera, pero lo que más me gusto fue su afán por desabrocharme el pantalón, hasta que por fin lo logro, ahora ella era quien me lamía el cuello, mientas sus manos bajaban el jeans y acariciaba mis testículos y pene por sobre el bóxer. Metió su mano dentro del bóxer y me agarro el miembro, se rio y me dijo que estaba muy duro, yo le seguí el juego y le hice saber que era por su culpa. Mientras me lamia el pecho, me sacó la ropa que faltaba y comenzó a pajearme, yo no dejaba de acariciar sus muslos y culo, con los ojos cerrados siento sus manos recorriéndome el pene, se detuvo un momento, se alejó y sentí de nuevo las caricias, pero ya no eran sus manos, ahora era su boca que me acariciaba. Sentía me lo chupaba muy rico, que lamía los testículos y no podía evitar gemidos, sentía que ella también lo disfrutaba, le gustaba darme sexo oral. La detuve, para no irme en su boca, no sabía cómo iba a reaccionar, y la senté como para devolverle la mano. Toqué su clítoris y lo acaricié, mientas ella se quejaba de placer, metí dos dedos por su vagina y le encantó. Los metía y sacaba, con la lengua tocaba su clítoris y lo chupaba, ella gemía más fuerte, comencé a pasar la lengua a lo largo de la vulva y me dijo que parara, que no aguanta me sentó, se sentó encima, haciendo encajar su vagina en mi pene.

Comenzó a moverse como profesional, moviendo atrás y adelante, los quejidos de ambos se confundían, con cada movimiento sus tetas saltaban, rápidamente mis manos tomaron un pezón mientras lamía el otro. Cada vez nos movíamos más rápido y bruscamente, me encantaba su cara de placer. Yo no dudaba en contestar sus quejidos, con otro, cada uno más caliente que el otro. Voy a terminar le dije, me apretó la mano y me contestó que ella también, que le faltaba poco, nos empezamos a mover más rápido, ella casi saltaba encima mío, yo apreté los labios y mientras daba un suspiro largo me abrazaba con fuerza, rasguñándome, yo me fui. Jadeando nos abrazamos, cansados, quedamos en esa posición en silencio.

Me ofreció bebida y mientras fue a buscar el vaso, me vestí (alcancé a ponerme el pantalón) ella se quejó, porque era injusto que ella siguiera desnuda. Nos miramos y reímos como cómplices de un crimen, aún cansado, le pregunté como estaba, como le ha ido en su trabajo y esas mierdas que uno conversa con alguien que no ve hace un tiempo. Mientras conversábamos ella se volvió a poner la toalla, le dije en broma que no podía vestirse, que debía bañarse y de paso prestarme el baño. Nos reímos y ella se recostó en el sillón con su cabeza en mis piernas para que le acariciara la cabeza. Yo le hacía cariño, pero no podía evitar mirarles los pechos, como se veían por debajo de la toalla, y nuevamente se me paró, parece que ella me sintió, porque pícaramente me pregunto cuándo podría hacerle un masaje, yo le respondía que al tiro si ella quería. Esta vez no fue necesario tanta previa, ella se fue a mi boca y la toalla se cayó sola, mis manos fueron a sus pezones y culo. Ella como una experta esta vez. Me despojó de pantalón y bóxer. La tomé de la cintura y la di vuelta, mientas besaba su cuello y espalda acariciaba sus tetas, bajé a su clítoris, que estaba mojado, jugué en su vulva y mi pene se endurecía entre medio de sus nalgas. Muy mojada, comenzó a gemir, hice que se agachara y comencé a meter mi pene en su vagina, estaba más caliente, y esa imagen de ver su culo y espalda delante mío me obsesionaba, más aún al ver cómo entraba y salía el pene de vulva. Con mis manos en sus caderas la movía enérgicamente haciendo chocar fuerte mi pelvis y su poto, estaba vuelto loco y sus quejidos se intensificaban, ella comenzó a mover el culo haciendo que el rose sea aún más rico, gemíamos de placer y su voz caliente me entusiasmaba más, le acariciaba el culo rico que tenía, de pronto ella se detuvo, se dio vuelta, me miró a los ojos y se rio, me agarro el pene me hizo dos pajas y se lo echo a la boca, lo metía y sacaba de su boca rítmicamente, a veces lo sacaba de la boca y me corría una pajas con las manos, después continuaba con su lengua y boca. Yo estaba a punto de irme, y trate de alejarla, ella no me dejó y me dio a entender que quería que me descargara en su boca, mientras sentía su lengua tibia en el glande, le llenaba de semen la boca, ella no dejaba de chupármelo y sentía como tragaba la leche, mi amigo fue declinando dentro de su boca, ella se detuvo, se paró y entró al baño.

Después de unos minutos salió en toallas, esta vez subió, se vistió y tomamos once, rato después llegaron los tíos y su hermano, no tocamos el tema ni dimos algún tipo de señal. Al final del día se despidió fríamente, yo no supe que decir y me fui... ya en casa me llego un whatsapp “ven a verme más seguido”.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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