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Categoría: Maduras

Visitando a Frank en la carcel

Por la mañana ya tenía todo preparado, me levanté antes que mi marido. Cuando salí del baño ya el estaba despierto.



_Para donde va?



-Voy a ir a la capital a dejar unos documentos.



-Y para eso se tiene que poner esa ropa?



-Cual ropa?



-Esa blusa que le queda ajustada y se le resaltan sus hermosas tetas.



-Ya está usted de celoso. Son ideas suyas.



El se mete al baño y yo rápidamente me pongo mi tanga hilo, me ajusto la blusa y una falda bastante ajustada. Me acomodo mis tetas, me observo al espejo y me coloco de perfil y comienzo a moverme como cuando estoy culiando. Me siento excitada de volver a ver a Frank.



Le dejo todo listo a mi marido y salgo a tomar el autobús que pasa a la orilla del pueblo. Me encuentro con el joven que había estado conmigo en la noche anterior, este día iba temprano para la universidad.



-Buenos días, doña Haydee. Para donde va tan temprano, así tan elegante, tan guapa.



-Voy a dejarle unos documentos a un amigo.



-Si gusta la acompaño. Yo tengo clases hasta mediodía. Me vine a esta hora porque voy a ir a la biblioteca.



-No se preocupe. Vaya tranquilo.



Nos subimos al autobús, viene demasiado lleno. El trata de que me acomode y me apoye en el. Coloco mi trasero sobre su verga, con el movimiento del autobús mis nalgas se la friccionan, siento que se le pone dura, lo vuelvo a ver y el se sonríe.



Al llegar a la capital de la provincia y aprovechando, me pasa la mano por mi trasero.



-Que hermoso.



-Tranquilo, aquí no.



Estoy excitada, mi vagina está bien mojada. Nos bajamos del bus y el me acompaña un trayecto, pasamos por una parte que solo locales comerciales y como es temprano no se ve un alma. El aprovechando la situación me mete en una pequeña entrada y me acaricia.



-Que hermosa se ve hoy, doña Haydee, para comérsela aquí mismo.



Mete mano bajo mi falda y me atrapa mis desnudas nalgas, me pega fuerte contra el.



-Que culo más hermoso.



-Tranquilo, mi niño, aquí no.



Me besa y me acaricia mi delantera. Cuando me doy cuenta ya tiene su verga de fuera a punto de entrar en mi vagina. Me quiere culiar en la calle.



-No, no, por favor. Aquí no.



Y zas, aprovechó que el hilo dejó un campo en mi raja y me la hundió de un solo viaje. Me esta culiando en la calle. Uno, dos tres, hasta diez enviones de su verga



Logro quitármelo.



-No sea necio, sino grito y va a tener problemas.



-No, doña Haydee, por favor, no lo haga.



Se queda con su gran verga bien parada y brillosa de mis líquidos vaginales.



-En la casa todo lo que quiera. En la calle compórtese.



Me ajusto la ropa y continuo el viaje dejándolo ahí acomodándose su ropa.



Tomo un taxi y me voy directo a la cárcel, a visitar a Frank.



Llego a la entrada principal y no hay nadie de mi pueblo que me pueda reconocer. Hay un vigilante en la puerta y me pide mi identificación, me pregunta.



-A quien viene a visitar?



-A Frank.



-Es la esposa?



-Si, soy la esposa.



-Que suerte la de Frank. Como llegó usted temprano va a coger la mejor habitación de visita conyugal. Tiene todo. Si no llega mucha gente pueden pasar tranquilos todo el tiempo que quieran. Pase acá para la revisión, se la tengo que hacer yo porque mi compañera va a llegar tarde.



Paso a una habitación donde solo estamos el y yo. Comienza a recorrer mi cuerpo buscando si llevo algo.



-Levántese la blusa.



Me la levanto y le enseño mis tetas.



-Bajese el brassier y dese vuelta.



Quedan completamente desnudas y mis pezones se ponen erectos.



-Acomódese la ropa. ahora súbase la falda.



Me la subo poco a poco y el vigilante se queda boquiabierto al verme en hilo.



-Dé…de…dese vuelta.



Me doy vuelta sensualmente y le ofresco mi trasero. Me ordena



-Quédese así. Abra bien las piernas.



Mete mano en mi entrepierna revisando si no llevo nada. Algo que a simple vista se veía. Pasa su mano de adelante hacia atrás recorriendo por completo mi división de mi trasero. Se pega a mi y me dice.



-Que trasero más hermoso. Dichoso Frank que va a disfrutar esto.



Me acaricia las tetas y una mano la pone en mi delantera. Se saca su verga.



-Voy a usar esto antes que el.



Me da vuelta y yo me quedo ahí quieta esperando que el me penetre. Ya se está colocando cuando tocan la puerta y abren. Estaba a punto de ponerme todo su miembro en mis entrañas. Era una mujer bastante elegante, con unas hermosas tetas. El se acomoda rápidamente su miembro erecto.



-Epa! Recuerde que hoy tenemos una cita. Ya revisó a la señora.



-Si, ya estaba terminando.



-Bueno, venga conmigo, señora, pero antes acomódese la ropa para que no la vean los demás reos.



Estoy bien excitada de los dos intentos de culiarme que había tenido en la mañana.



Llego a la habitación y la mujer sale a buscar a Frank. A los cinco minutos llega con el. Al verme se pone contento. La mujer nos deja a solas. El me abraza y comienza a besarme. Logro despegarme de el, lo recrimino.



-Aquí está la vieja caliente tratando de ayudarlo, recuerda todas las groserías que me dijo.



-Perdón, doña Haydee, ese día andaba ebrio. Me arrepiento de todas las groserías que le dije.



-Ya conseguí que un abogado amigo le tramite la salida.



-Y eso cuanto vale?



-Para ud, nada. Yo eso lo tenía pago.



-Gracias por ayudarme. No tengo con que pagarle.



-No se preocupe. Su mujer no fue a buscarme para que le ayudara, lo estoy haciendo porque es mi amigo.



-Si, no la he visto desde que entré aquí.



-Ha aguantado mucho sin su mujer.



-Si, yo nada más me quedaba observando como a los otros les hacían la visita sus señoras. Entraban a las habitaciones bien tensos y salían contentos. A veces llegan bastantes y tienen que salir rápido de las habitaciones, pero hoy casi no llegan, las habitaciones de las visitas conyugales están desocupadas.



-Afuera dije que era su esposa y me pasaron acá para que tuviéramos más privacidad.



-Se lo agradecería mucho, doña Haydee, necesito una mujer.



Me paro en medio de la habitación y recorro con la mirada cada rincón. Una mesa con dos sillas, una cama de madera bien fuerte, que tenía que soportar el trabajo de los fines de semana. Un lavamanos y la taza del sanitario. También había un recipiente para recoger agua.



-Doña Haydee, es la primer vez que vengo acá. Siempre he esperado la visita de mi mujer. Estoy desesperado.



-Si, eso solo se lo puede complacer su mujer. Yo no puedo suplantarla.



-Pero, no me haga esto, ya estamos aquí solos usted y yo. Está todo preparado.



-Preparado para qué?



-Doña Haydee, para que culiemos. Hace bastante tiempo que no lo hago. Ahora no puedo dejar pasar esta oportunidad. Usted es muy linda, hermosa.



-Qué? Usted piensa porque estamos solos aqui, yo vine a culiar!



-Por favor, la necesito. Siempre la he visto en como una amiga del pueblo, que hemos trabajado juntos en el grupo, pero hoy la necesito como sustituta de mi mujer.



-Y si se da cuenta su mujer, todo el pueblo lo sabrá y tendría problemas en mi casa.



-Pero doña Haydee, aquí estamos solos usted y yo, nadie más se ha dado cuenta de que usted vino a visitarme.



Me hala hacia el y yo trato de escabullirme. Me aprieta con fuerza, está desesperado.



-Suélteme, me hace daño. Aaaayyyyyyyyy, me duele.



-No grite, por favor, doña Haydee. Después van a pensar que le estoy haciendo daño y me meten a la celda de castigo.



-Suélteme, por favor.



-No, doña Haydee, la necesito.



Pega su cara sobre mis tetas y me las masajea con su boca, me da embestidas como si me estuviera penetrando la vagina. No puedo hacer nada, la suerte está echada, vamos a culiar, pero me le voy a hacer la difícil.



-No, suelte, por favor.



Esto lo excita más y como loco coloca su cabeza sobre mis tetas buscando como mamármelas. Me mete una mano bajo mi falda y me coge de mis desnudas nalgas.



-Que culo más hermoso tiene, doña Haydee.



Hago movimientos como intentando soltarme de el. Me aprieta con más fuerza, siento que su bulto se ha hecho más grande. Se me moja la vagina al sentir el tamaño de su animal. Logra sacarme una teta y me la mama intensamente, mi cuerpo se estremece, va a ser mi primer cogida en una cárcel, en una visita conyugal y no precisamente a mi marido. Logra sacarme la otra teta y me succiona ricamente los dos pezones, se entretiene con ellos mientras me soba mis nalgas y me pega a su bulto.



-Ahora eres mi negra linda, tanto que había soñado con esto.



Me levantó en sus brazos. Lo empujo con mis manos y no logro soltarme, me pega a la pared para seguirme mamando las tetas. Mete de nuevo sus manos bajo mi falda y me la sube dejando al descubierto mi diminuta tanga. Me baja restregando su paquete sobre mi vagina, me da empujones con su verga.



-No, suelte, Frank. Si su mujer se da cuenta que va a pensar de mi. Que soy una puta quita maridos.



-Olvidese de Carmen, doña Haydee. Aquí estamos solos usted y yo, ella tiene como tres meses que no me viene a ver. Yo necesito una mujer urgente, y usted es la única que ha venido a verme.



Me levanta en sus brazos y me coloca acostada en la mesa, yo sigo luchando para soltarme de el, esto lo pone más excitado. Me agarra las manos y me las aprisiona quedando a su merced. Mis tetas están desnudas y se inclina a mamármelas de nuevo. Lo tienen bien excitado. Suelta una mano y la lleva hasta mis nalgas acariciándomelas, logra llevar un dedo a la entrada de mi vagina, me lo introduce logrando que tenga unas pequeñas convulsiones, me está excitando. Le suplico.



-No, por favor, no siga, Frank. Me da vergüenza, que va a pensar usted de mi, que soy una puta y se la coge cualquiera que se lo proponga



Me penetra la vagina con su dedo varias veces, sacándome quejidos y suspiros.



-Ah, uuuuhhhhh, uuuuhhhh.



Muevo mi cuerpo como si Frank me tuviera penetrada. Me suelta y de una vez se inclina hundiendo su cabeza en medio de mis piernas. Yo las aprieto tratando de retirarlo de mi ardiente vagina, me enderezco y con mis manos trato de retirar su cabeza de ahí, lo que logro es que me atrape las tetas.



-Doña Haydee, déjeme disfrutar de este sexo que despide un rico olor a hembra en celo.



Logra separarme las piernas y hunde su nariz.



-Que olor más excitante, doña Haydee.



Coloca mis piernas sobre sus hombros, hace a un lado el pequeño triángulo de mi tanga quedando el pegado a mi vagina, ya no le pongo resistencia, también lo estoy disfrutando.



Me recorre toda mi raja de arriba abajo con su boca, me mama los labios vaginales que a estas alturas tienen un buen tamaño de la excitación.



-Que rico, mi morenita linda. Yo que en el pueblo no me le pude acercar y tener que pasar esto en este lugar, nunca la voy a olvidar.



Me le daba unos lengüetazos a mi vagina, introduciendo su lengua en ella como si fuera su verga. Llega el momento en que se dedica a mamarme el clítoris.



Mi cuerpo da espasmos de sentir que me está llevando al cielo con su buena mamada. Llego al orgasmo y lo pego a mi vagina llenándole la cara de mis calientes líquidos vaginales.



Mi quejido se escucha en toda la habitación.



-Aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh, uuuuuuuuuuuuuuuuuuhhhhhhhhhhhhhhh.



Me retuerzo sobre la mesa, el me suelta y se saca su gran verga, hasta ahora se la veía, era un gran animal pidiendo batalla con mi vagina.



Frank está ahí de pie sosteniendo su verga para apuntarla en mi vagina.



Me sobresalto al ver su gran tamaño.



-No, Frank, por favor, no sigamos, me puede hacer daño y no voy a poder llegar a mi casa.



Yo le estaba mintiendo, ya que tenía muy buena experiencia con las vergas de este tamaño, quería hacer crecer su ego de macho bien dotado.



-Pero doña Haydee, yo no le he hecho daño a las mujeres con que he tenido relaciones.



-No, pero me da miedo que me haga daño, mi marido la tiene un poco más pequeña.



El sigue insistiendo tratando de empujarme la verga.



-Se la meto un poquito, usted me dice hasta donde la aguanta, no me deje así, por favor, con todas las ganas.



Me abre las piernas y me la coloca en la entrada, trata de meterme un poco la cabeza.



-Haaaaayyyyyyyyy, no por favor pare, me hace daño.



-Doña Haydee si solo le he metido la cabeza, no creo que le haga daño, no mienta.



La mete y la saca varias veces, poco a poco me va metiendo más de su verga, el está creido que yo no se la voy a aguantar.



Me quejo. Con una mano lo empujo tratando de retirarlo y no me la meta toda



-Aayyyy, aaaaayyyy, uuuhhhh, uuuuhhhh, aaaaahhhh, ahhhhh.



El se siente el macho bien dotado que quiere hacer sentir a la hembra todo su miembro.



-Ahí le va un poquito mas adentro para que la sienta, doña Haydee.



-Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh, rico, no me la saque, metala toda.



Estoy tan excitada que no supe cuando le di la orden y me la clavó toda, separando por completo todos los pliegues de mi ardiente vagina, me tenía ocupada por completo.



-Rico, Frank, siga. Yo no sabía que usted se escondía esto, sino en el pueblo ya lo hubiera buscado para disfrutarla.



Me bombea con fuerza haciendo que reboten mis tetas, me las masajea y me excita más.



-Yo no sabia que don Gerardo tenía esto tan rico a su disposición.



-Olvidese de el y cójame, ahora somos usted y yo.



Me penetra con fuerza.



-Que rico se siente, doña Haydee, jamás pensé que hacerlo con usted fuera tan delicioso.



-Siga, no pare Frank, y verá lo delicioso que es hacerlo conmigo.



Me bombea con fuerza, me hunde toda su verga.



-Que sensación más deliciosa, doña Haydee, siento que su vagina se adapta bien al tamaño de mi verga, siento un fuego que me quema,



-Ooooooohhhhh, Frank, siga penetrándome, que delicioso.



Me enderezco de nuevo y me agarro del cuello de el, me penetra toda, el se pone de pie y yo quedo colgada a el con mi vagina bien ensartada. Me sube y baja para que disfrute su verga. Me lleva a la cama y me deposita en ella y me sigue viajando, siento que no va a aguantar mucho y me va a dar su leche.



-Tranquilo, Frank, disfrutémoslo, no se corra todavía.



-Es que ya no aguanto, doña Haydee. Tengo varios meses de no culiar con Carmen. Tengo una gran cantidad acumulada y estoy a punto de correrme. Si usted es muy deliciosa, como quiere que aguante.



Tensa su cuerpo y me la deja metida hasta el fondo. Comienza a bombear su leche en mis entrañas.



-Oooohhhhhh, rriiiiicccooooo, que delicioso echarlo en su rica vagina. Gracias por dejarme ser su segundo hombre después de don Gerardo.



Mi cuerpo se estremece al sentir la gran cantidad de semen que me inunda mis entrañas. El pega su cuerpo al mío, me mama las tetas, esto hace que yo también tenga mi orgasmo. Saca su verga y esta queda chorreante de semen, mi vagina comienza a devolver el resto mojando las sábanas, en las cuales se siente el olor de otras cogidas.



Se acuesta a mi lado y me acaricia las tetas. Me le da pellizcos a los pezones. Coge una toalla y me limpia la vagina de sus restos de semen. Me quita la tanga para que no siga estorbando. Se da a la tarea de mamarme de nuevo la vagina, me succiona ricamente el clítoris. Yo estoy jadeante y tengo un nuevo orgasmo convulsionando mi cuerpo haciendo que el se excite y me ataque con más ganas el clítoris, yo trato de quitarlo para no gritar con fuerza.



-Aaaaaahahhhhhhhhh, uuuuuuuhhhhhhh. Aaaaayyyyyyy que rico.



Mis alaridos se escuchan en toda la habitación. Frank me está dando una buena mamada. Se levanta y me quita la blusa y el sostén quedando completamente desnuda. Me pone en cuatro patas en la cama y se coloca por detrás a besarme mis nalgas, me recorre las división de mi culo con su lengua hasta llegar a mi ardiente orificio vaginal, que en este momento está pidiendo verga a gritos. Me mama de nuevo y yo estoy que ya no aguanto más, quiero ser penetrada de nuevo.



-Por favor, Frank, métamela de nuevo, cójame por favor.



El se coloca por detrás apuntando su verga con la mano, me la restriega en la división de mi culo como lo hizo con su lengua, me presiona un poco mi orificio anal.



-No, por favor, ahí no, yo la quiero sentir en mi vagina.



Me la pasa de nuevo y la lleva hasta mi raja y la recorre separando los labios vaginales y me acaricia con ella mi clítoris. Nuevamente suplico.



-Por favor, Frank, cójame otra vez, quiero sentir su verga dentro mío.



Esto lo hace excitar más y me la hunde de un solo envión, haciendo chocar mis nalgas con sus caderas donde me la metió toda hasta el fondo. Me quejo.



-Haaaaayyyyyyy, me partes toda, cabrón, sáquemela un poco.



Al escuchar mis quejidos lo hacen excitarse más y me la hunde con más fuerzas levantando mis piernas de la cama y quedar atravesada como pollo al horno. Siento que de mi vagina sale fuego. Siento que mis labios vaginales me arden al tener todo su miembro bien adentro de mis entrañas. Me bombea con fuerza. Mis tetas se bambolean como dos hermosas peras, se inclina para acariciármelas.



-Rico, Frank, sígame cogiendo que siento demasiado rico. No pare por favor.



Solo se escucha el chas chas de sus penetradas, su verga esta bien lubricada de mis líquidos vaginales. La saca toda y la mete de un solo envión, me está haciendo esto y yo me resbalo un poco cuando el la saca y la empuja de nuevo clavándomela en el culo sin ninguna lubricación, siento un dolor intenso como una estocada en el corazón. Me retuerzo gritando.



-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyy, hijo de puta, me partiste el culo, que doooloooorrrrrrrr.



Me la saca inmediatamente, me había metido la mitad de su gran verga sin ninguna contemplación, no sabe que hacer si sobarme las nalgas o abrazarme.



-Perdón, doña Haydee, por metérsela en el culo, fue un accidente. Perdóneme por favor.



Me retuerzo en la cama, me está doliendo. El está de rodillas en la cama con su verga bien parada, se ve brillosa de mis jugos vaginales. De pronto se abre la puerta de la habitación, Frank se asusta y voltea a ver, ahí está parada con su arma en la mano la mujer policía. Levanta las manos asustado. La mujer le grita.



-Quieto y arriba las manos. Que le sucede, señora?



Le respondo.



-No, no se preocupe, no me sucede nada.



-Entré porque escuché gritos y me preocupó su integridad. Si le hizo algún daño me dice y lo mandamos a la celda de incomunicados.



-No señora, fue que me resbalé y me di un golpe.



-Cualquier cosa avisa y sacamos a este grosero.



-No se preocupe, yo la estoy pasando bien, solo fue ese pequeño accidente.



-Bueno, está bien. Aprovechen el día.



Sale la mujer y cierra la puerta. Frank se acerca y me abraza tiernamente.



-Perdón, mi morena preciosa, por haberle lastimado su precioso culito.



Me acaricia y besa mis nalgas. Hasta ese momento lo estaba pasando de maravilla, Frank me estaba culiando ricamente. Me siento al borde de la cama y presiono mi culo en la orilla para tratar de apaciguar el dolor.



-No sea ingrato, nunca me había dolido tanto el culo como hoy, me la metió sin ninguna preparación, viera que dolor, déjeme que me pase un poco para ver si terminamos esto para irme para la casa a descansar.



-Perdón de nuevo, pero no era mi intención causarle algún dolor.



-Si, Frank, yo se que fue un accidente, pero la verdad es que me duele.



El me besa tiernamente y me acuesta en la cama para mamarme de nuevo mis hermosas tetas.



-Que ricas que son, hermosas, deliciosas.



Me mama el clítoris y me hace retorcer en la cama sacándome otro orgasmo, se coloca en frente mío y acomoda su verga en la entrada de mi vagina y me la hunde de nuevo sin miramientos, siento deliciosa su embestida que ya se me olvida en dolor en el culo. Se da a la faena de embestirme con fuerza y observar el bamboleo de mis tetas.



-Que hermosas se ven, doña Haydee. Por usted no pasan los años, se mantiene siempre tan deseable.



Me la hunde toda y me mama las tetas como bebé desesperado.



-Usted es más rica que mi mujer, porque hasta ahora descubro esto, que hice yo todo este tiempo que no la había descubierto, de lo que me estaba perdiendo.



-Sigame cogiendo, Frank, que yo también no había descubierto esto, de cuantos placeres me perdí todo este tiempo, de verlo ahí en el grupo de nosotras y hasta ahora disfrutar solos.



El se endereza con su verga metida en mi vagina y comienza a bombeármela con fuerza, yo abro mis piernas para que el se acomode bien y no pierda el impulso, me abre toda la vagina con su gran miembro.



-Que rico, Frank! Siga, no pare que siento delicioso. Oooooooohhhh, siento que me llevas al cielo.



Frank está como poseído clavando mi vagina con fuerza. Me masajea mis hermosas tetas, comienzo a gemir y retorcerme accionando mis músculos vaginales apretando su rica verga.



-Mas, mas, mas, Frank. No pare, por favor.



Siento que el está tensando su cuerpo y me sacude con fuerza al clavármela toda.



-Tome, tome, mi negra preciosa. Tome su lechita.



Me la dispara toda de nuevo dentro, mi sexo está rebosante de su semen.



Se pega a mi cuerpo y busca mis tetas para mamármelas de nuevo, se ha enamorado de ellas que no me las deja quietas.



-Que cosas más hermosas, ricas, doña Haydee.



Me da pequeños mordiscos en los pezones, juega con ellos. Me deja metida su verga en la vagina hasta que pierde su tamaño. Cuando la termina de sacar restos de semen salen de mi vagina, me la tiene bien inundada.



-Este hermoso cuerpo está más rico que el de Carmen.



-Todo este tiempo en el pueblo nos perdimos de disfrutar esto, Frank.



Me levanto y voy hasta el servicio sanitario de la habitación, cojo agua y me lavo los restos de semen de mi vagina. Ya teniamos mas de cinco horas de estar culiando y tenía que regresar a mi pueblo.



-Me tengo que ir, Frank. Pero un día de estos regreso para que repitamos esto.



-No se vaya, por favor.



-No Frank, no me puedo quedar más tiempo.



El me agarra de nuevo y me mama las tetas, mete su mano en mi entrepierna y me mete un dedo en mi vagina.



-Nooooooo, por favor, yo se que es delicioso todo lo que hicimos, pero necesito irme, no siga, por favor.



Estoy moviéndome como cuando me tenía penetrada con su gran verga. El se pone erecto de nuevo y me acomoda y me la clava de nuevo. Me bombea intensamente como poseido.



-Mía, mía. Doña Haydee, mía.



-Si, mi papi, soy toda tuya



De nuevo siento que me llena la vagina de semen.



-Todo para usted, doña Haydee, para esa desgraciada de mi mujer nada. Ella no viene a visitarme y yo estaba bien necesitado. Gracias por ser mía, por haber culiado conmigo.



-Gracias a usted por fijarse en mi, Frank.



-Es que usted está como ninguna, hermosa, ricas tetas, una vagina exquisita, un culo de infarto.



-Ya, sáquemela que necesito irme.



Me desocupa y de nuevo me lavo. Busco mi ropa y no encuentro mi tanga.



-Es mi trofeo.



Tengo que ponerme mi vestido y dejar mi hermoso culo al aire,



Al despedirnos nos damos un beso apasionado y el acaricia mis nalgas.



-Que hermosa mi negra, espero poder repetir estos bueno momentos.



-Si, Frank, le prometo que se repetirán.



Tocamos la puerta para que me abran y salir, está la mujer y me dice.



-Vayase tranquila, señora, que con esta visita de hoy este muchacho va a pasar feliz durante unos quince días, estuvieron ocho horas culiando, como de luna de miel.



-Si señora, tenía que aprovechar hoy porque a veces paso muy ocupada y se me dificulta venir a verlo.



-Usted es muy hermosa, el pobre con razón sufre mucho sin su mujer.



-Me siento alagada por el cumplido.



-Señora, avíseme cuando regrese y yo les dejo esta habitación de nuevo.



-Gracias, yo la llamo unos tres dias antes de venir.



Me marcho de la carcel en medio de piropos de otros presos.



-Dichoso ese carajo que tiene ese palo de mujer.



-Adios preciosa, con usted llegaría hasta el cielo.



Otros me dicen:



-Rica, mami. Cuando quiera más verga me puede venir a buscar.



Al caminar siento que me tiemblan las piernas al ver tantos hombres con su mirada puesta en mi. Solo espero que su mujer no se de cuenta todavía y pueda regresar a visitar a Frank y pasar un buen día junto a el.



Tomo un taxi hasta la parada de buses y me marcho a mi casa.



Al llegar encuentro a mi marido de nuevo borracho con tres amigos del pueblo, están tomando dentro de la casa. Me enojo al ver la situación. Mi marido no se puede poner de pié.



La historia continuará en otro episodio de mi vida…….


Datos del Relato
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