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Recordareis que Virginia, es llevada por su chulo cubano hacer su primer trabajo de prostituta a casa de una condesa, que de regalo de cumpleaños de su hijo (cumple 18 años) le ha regalado ser desvirgado por Virginia. Tras su prácticamente primer trabajo como prostituta (este de desvirgar al chico), José Enrique llega al acuerdo con la madre de que a partir de ahora Virginia visitará al menos tres veces a la semana al chico sin tener que pagar por sus servicios y él desvirgara a la hija de ella a cambio. Tras salir de la casa José Enrique da su premio a Virginia en un descampado camino del Club. Al día siguiente va con Maritza a comprar ropa para realizar su nuevo trabajo de prostituta, tras esto acude de nuevo a su casa donde pasa con su marido todo el fin de semana (sin sospechar este nada del cambio de vida de su esposa), y aquí es donde nos quedamos en el relato anterior, ahora continuamos con esta quinta parte de la historia.
El lunes cuando me levanté mi marido ya se había marchado. Yo me levante a eso de las 8,00 aunque mi hora habitual eran las 10,00, pero estaba impaciente por ir al Club para poder servir a mi cubano. Desayune rápidamente, me lave y asee y tras esto me preparé con una ropa habitual mía y al salir, la dije a la domestica que como mi marido habitualmente no suele venir a comer que a partir de ahora procuraría comer en casa solo los días que él estuviera, normalmente los sábados. Que se preocupara solo de la cena hasta nueva orden pues iba a comenzar a comer fuera los demás días.
Cuando salí de casa eran las 8,30 de la mañana, me dirigí al Club y cuando llegue el portero me dio una tarjeta y me dijo que con ella tenía que ficha todos los días cuando llegara y me fuera. Cogí la tarjeta y vi que solo ponía mis iniciales y el número de plaza y taquilla: el 26 en grande. La entre en el aparato de fichar que había en la oficina del portero y me dirigí al vestuario. Abrí mi taquilla y cuando iba a elegir uno de los trajes que había comprado para el trabajo, entraron José Enrique y Maritza. Yo entonces me lancé a besar a José Enrique, pero él, me rechazo y dándome un guantazo en mi cara me dijo:
“Has llegado un poco tarde ¿a qué hora sale tu marido de casa habitualmente por la mañana?
Yo pasando mi mano por mi cara para paliar un poco el dolor del guantazo que me acaba de dar le digo:
“A las 7,30”
Él me contesta:
“Pues tu hora de entrada te he dicho que inmediatamente después de que tú marido deje la casa, por tanto a esa hora te levantas , te arreglas, desayunas y a las 8,30 quiero verte todos los días aquí para comenzar el trabajo. “
Yo bajo la cabeza y llorando le digo:
“De acuerdo, aquí estaré”
Entonces él se me acerca y cogiéndome de mi barbilla acerca su boca a la mía, yo la abro y me da un beso con todas sus fuerzas y me dice:
“Te deseo y me gustas mucho, y quiero darte todo los días tu premio y que goces de él, pero para ello ya sabes lo que tienes que hacer”.
Entonces al soltarme del beso que me ha dado, que me ha sabido a gloria y a poco, hace que olvide el guantazo que me dio antes y que encienda en mi la llama del deseo hacía él. Se acerca Maritza y me dice:
“Ahora para el próximo servicio ponte este conjunto. Es temprano y seguro que el primer cliente no llegará hasta las 10 ó las 10,30 es la hora en que suelen empezar a venir. En mientras como ahora son las 9,00 te pondrás medía hora en la cabina de exhibición de pechos y a las 9,45 pasarás a la sala carrusel a la espera con las otras chicas a que algún cliente te elija”
El conjunto que había elegido era uno blanco transparente de los que yo había comprado con mi dinero. Me desnude y no me puse el conjunto, dado que tenía que ir a trabajar a la cabina de exhibición de pechos. Me le pondría después para los otros servicios. Salí desnuda y camine así por toda la sala hasta llegar a la cabina donde entre a la espera que alguien me usara. Paso el tiempo y no llego nadie, entonces a las 9,45 me salí de la cabina y atravesé de nuevo completamente desnuda la sala donde ya había 5 ó 6 personas que no dejaron de mirarme todo el tiempo hasta que deje la sala. Fui a vestuarios y me vestí con la ropa que me habían dicho que me pusiera. El conjunto no era de los de abertura, lo que me tranquilizo un poco, aunque las bragas me marcaban toda mi raja y se las veía, a través de la tela de la misma, una mancha oscura al transparentarse todo mi vello púbico. El cual ,el que la braguita no tapaba, se me salía por los lados. Y el sujetador me marca todos mis pezones y aureolas saliendo por la parte superior de la copa parte de mis aureolas y mostrando prácticamente fuera de él y como si se fuera a escapar toda la gran masa de mis pechos. Me coloco la batita encima y el liguero, medias y zapatos y me voy a la sala carrusel con las demás chicas a la espera de que llegue algún cliente y entre todas me elija para realizar mi primer servicio de la mañana.
No había pasado ni medía hora y me encontraba hablando y exhibiéndome con mis otras compañeras, cuando se me acercó un hombre como de unos 45 años, feo, gordo y seboso y con el pelo grasiento, la verdad que daba ganas de vomitar al verle, al menos a mí que estaba acostumbrada a la buena educación y limpieza y saber estar en los hombres con los que me relacionaba. Me estuvo tocando mis pechos y mi cuerpo por encima de la ropa que llevaba (bien sabe Dios que todo esto lo aguantaba por la atracción y necesidad que tenía de estar con mi cubano, al cual deseaba en esos momentos con todas mis ganas), cuando acabo conmigo paso a hacer lo mismo con otras compañeras, eligiendo al final a una de ellas, bastante más joven que yo pero no tanto como mi hija Rocio. La cogió de la mano y se encaminaron hacia la zona de las habitaciones, por cuyo pasillo desaparecieron. Cuando estaba mirando como desaparecían los dos de mi vista, se me acercó otro cliente, en esta ocasión un joven de unos 30 años, poco más o menos de la edad de José Enrique y con un cuerpo atlético, me recordó a mi amado cubano. Yo al verle me quedé sorprendida y más cuando cogiéndome mi mano me dijo:
“Ven conmigo”
Yo como hipnotizada le seguí, hasta la habitación que Maritza me había asignado para realizar mis servicios. Al entrar, sin yo decirle nada me dio 100€uros que tiró sobre la cama. Yo le miré sin coger el dinero y le dije:
“No le he dicho el precio de los servicios, ¿Por qué me paga eso? “
Él se acercó a mí y cogiéndome por la cintura y pegarme a él acercando su boca a menos de dos dedos de la mía me dijo:
“Eso es lo que creo que tú vales, puta y eso será lo que te pague al no ser que cuando acabemos me hayas demostrado que vales más de ese dinero, puta vieja. ¿No querrás tú valer lo mismo que una de esas jóvenes que estaban contigo siendo ya una mujer madura , que estoy seguro que tendrás tu coño bien dado de sí de la cantidad de hombres que te han metido su miembro por ese coño de puta que tienes”
Yo me quedé sorprendida de sus palabras y como me había tratado, y valentonandome le dije:
“Si me ves tan madura y consideras que estoy muy dilatada por mi coño, ¿Por qué me has elegido a mí en vez de una de mis compañeras más jóvenes?”
Él riéndose me da un beso en mi boca, cogiéndome desprevenida y me dice:
“Porque a mí me gustan las mujeres maduras como tú y no las jovencitas y además me ha llamado la atención tu elegancia y forma de estar que es completamente diferente a tus demás compañeras. Y si veo que tengo razón y estas muy dilatado por tu coño, me saldré de él y te follaré por el culo, que seguro que ese le tendrás más cerrado y me proporcionarás más placer.”
Tras esto, yo le miré y le dije:
“De acuerdo, acepto el precio que pagas por mí, si quieres puedes hacérmelo sin condón, pero eso te costará otros 20 €uros más (es lo que me había dicho Maritza que dijera a los clientes para sacar más dinero y tener más contento a José Enrique. Dado que ya no me podrían quedar preñada, pues ya estaba de mi cubano. Era una oportunidad para ganar más dinero para mi chulo y de esta forma conseguir que me follara más veces por mi buen trabajo realizado) “
Él mirándome me dice:
“Pero puedo preñarte o pegarte alguna enfermedad o tú a mi si alguno de los dos la tuviéramos (aunque te digo que yo estoy sano), ¿no te importa entonces hacerlo sin protección?”
Yo le contesto:
“No, no me importa, si me importará no te lo habría propuesto. Y yo tampoco tengo ninguna enfermedad, de modo que tú decides”
Yo me sorprendía a mi misma oyéndome hablar de esa forma y con esa soltura y frescura. Yo que siempre he sido tan recatada y prudente y mujer cristiana y católica. Él me saca de mis pensamientos cuando me dice:
“De acuerdo, toma otros 20 €uros, acepto tu propuesta, lo haremos sin preservativo”
Yo entonces le sigo diciendo:
“Otra cosa, dices que me pagas los 100 €uros , porque para ti crees que es lo que valgo . Te propongo un reto, si al final cuando terminemos , te he complacido y has gozado más de lo que esperas, me compensaras al menos con otros 50 €uros , más ¿no crees?”
Mi cliente me mira de nuevo y con una sonrisa en su cara me dice:
“Acepto el reto, si salgo complacido, no solo te daré esos 50 €uros más, sino lo que yo crea que realmente vales para mí, por el placer que consigas darme, pero si ocurre lo contrario tú me devolverás los 100 €uros y te quedarás solo con los 20 €uros que te he dado por no usar protección, ¿aceptas?”
Yo mirándole y con una sonrisa le digo:
“Acepto”.
Entonces él me dice:
“ Y ahora dejémonos de charla y vamos a lo que he venido”
Entonces yo le llevo al cuarto de baño y le digo:
“Desnúdate o bájate los pantalones, para poder lavarte tu sexo”
Él se desabrocha el pantalón y se baja de un solo golpe, este junto con su calzoncillo, apareciendo ante mí un miembro en reposo, pero al que se le ve que en esa posición alcanza los 20 centímetros de largo por 6 de grueso. Yo debo de poner una cara de sorpresa, pues él riéndose me dice:
“¿Qué es que no le esperabas así? Pues fíjate las medidas que tiene ahora estando en reposo, de modo que imagínate cuando me excite y te le tragues por todos tus agujeros, pues no te lo he dicho pero quiero un completo. Pasaré contigo las dos siguientes horas en esta habitación y creo que tendremos tiempo para hacer todo lo que se me ocurra. Te diré que en plena erección llego a los 25 de longitud por los 7 de grueso, espero que no te asuste y puedas acogerlo dentro de ti sin ningún problema”.
Yo al decirme las medidas me entra algo de miedo, pues mi marido como ya he dicho en otra ocasión no es tan grande ni gruesa y la de José enrique aunque es un centímetro más larga que la de mi cliente pero es menos gruesa. Se la cojo y le acerco hacía el bidel, me echo jabón liquido en mi mano derecha, doy el grifo y se la empiezo a lavar. Mientras le estoy haciendo esto me dice:
“Por cierto, mi nombre es Óscar, ¿y el tuyo?”
Yo mirando su descomunal miembro le digo:
“Virginia”
Cuando acabo de lavarle, le limpio y me bajo mis braguitas y me lavo yo mi sexo, luego al terminar me lo limpio ante su mirada y me vuelvo a subir las braguitas. Luego le doy la mano y nos dirigimos de nuevo hacía la habitación. Cuando llegamos a la altura de la cama, el comienza a besarme en mi cara, orejas y cuello, pero no en mi boca. Yo siento un escalofrío al sentir su lengua por mi rostro. Cierro los ojos y pienso que es José Enrique el que me está besando y chupando mi cara. Siento como baja por mi cuello para seguir bajando hasta mis pechos, que continúan encerrados dentro de mi sujetador. Los besa por su parte superior llegando con su lengua a jugar con los trocitos que se ven de mis aureolas. Esta caricia me pone a cien, estoy calentándome mucho. Es un joven al que se le ve con mucha experiencia con las mujeres y se nota que sabe cómo tratar a una mujer para hacerla gozar y que ella le haga gozar a él. Tras estas caricias, comienza a desnudarme poco a poco, quitándome primero mi batita y luego desabrocha de mi espalda mi sujetador, haciendo que caiga al suelo, cuando pienso que va a comenzar a bajarme mis braguitas, las agarra de su elástico y de un tirón me las raja todas quitándomela y dejándome de esa forma completamente desnuda a excepción del liguero y mis medias que aún continúan en mi cuerpo. Luego se retira para mirarme y me dice:
“Estas preciosa, y que pechos tan bonitos tienes, que lastima que seas una puta en vez de una mujer decente”.
Diciendo esto se sentó en la cama, me dijo que me acercara, se quitó la ropa que le quedaba y me dijo que me metiera entre sus piernas para hacerle una mamada. Yo al hacerlo solo tenía ojos para admirar su miembro viril aún sin erección. El tío estaba buenísimo y yo me estaba poniendo a mil, deseando meterme cuanto ante ese miembro en mi boca. Se lo cogí y me lo lleve a mi boca. Comencé a movérsele para adelante y hacia atrás hasta que adquirió una cierta dureza y así pude metérmele en mi boca y comenzar hacerle una chupada como me había enseñado hacerla José Enrique. A medida que pasaban los minutos y seguía mamándosela, fui notando como poco a poco se le endurecía hasta alcanzar tal dimensión que me costaba poder mantenerla dentro de mi boca. Cuando más caliente estaba y encontraba en el mejor momento de la mamada, me sorprendió que me empujara para sacármela de la boca y del empujón que me dio me hizo caer de culo y espalda sobre el suelo duro y frio. Yo recordaba que hace unos días era una mujer decente y me dio mucha vergüenza, jamás había hecho algo semejante y sin embargo ahora estaba allí como una prostituta más haciéndolo. Pero al mismo tiempo estaba muy cachonda, deseando que ese cuerpazo se levantase de la cama y viniera a por mí y me follará allí mismo en el suelo. Y en efecto eso es lo que hizo, se bajo de la cama y colocándose de rodilla entre mis piernas se dejó caer sobre mi cuerpo y llevando su pene con su mano hacía mi almejita me la introdujo de un golpe, costándole entrármela (aun con lo mojada que me encontraba) debido a la estrechez de mi sexo (cosa que le sorprendió gratamente).Él siguió empujando con fuerza y sin ningún cuidado ni miramiento, tratándome como un objeto de su propiedad (así me consideraba al haber pagado mis servicios). Cuando acabo de introducir toda su vaina en mi coño comenzó a cabalgarme como poseído y con fuerza, consiguiendo hacerme empezar a jadear de placer y llevarme a otro mundo en el que pensaba que el hombre que me estaba penetrando era mi amado José Enrique. El cuerpo de Óscar no dejaba de bombear, de subir y de bajar dentro de mi vagina. Yo resistía con sumo gusto fuera de mí por el placer que me estaba proporcionando cada embestida de mi cliente bramando y chillando como una loca:
“Sigue, sigue, dame fuerte, dame fuerte quiero que me folles cabrón. Lo ves, lo ves como no estoy dilatada, hijo de puta, sigue follándome, sigueee, sigueeeee. Si soy una puta, soy puta porque quiero a mi hombre por eso soy putaaaa, sigue , sigue dame fuerte , dame fuerte , estoy a punto de venirme , me está llegando mi orgasmo , no pares , no pares ahora, siiii asiiiiii aaaahhhhhhhh…..siiiiii oooooohhhhhhh…..que placeeer me estas dandooooooo”
Él sorprendido de la estrechez de mi coñito y de ver que una prostituta estaba gozando de verdad y no fingiendo sus orgasmos, se sale de golpe de mí, se tumba en el suelo de espalda en la misma posición como yo estoy y entonces me dice:
“Ven súbete encima de mí, quiero que seas tú la que me folles , pedazo de puta, como gozas con mi polla, si te has corrido unas cuantas de veces y no has fingido, como siempre han hecho las putas con las que he estado otras veces. Ven súbete encima y no pares de brincar hasta que yo me corra dentro de ti”:
Y yo obedecí como una sumisa, me volví a introducir con cuidado su miembro dentro de mis entrañas y comencé a cabalgar como una amazona sobre la polla de Óscar, estábamos follando como unos verdaderos animales, sin control y fuera de nosotros mismo, solo buscábamos los dos darnos el mayor placer, sin ocuparnos de como lo hiciéramos y las consecuencias que por lo bestia de la penetración pudiera acarrearme a mí. Estaba como poseída brincando sobre su cuerpo, subiendo y bajando 200 veces hasta que los dos llegamos al orgasmo. Caí rendida en la cama con mi sexo hinchado de placer mientras él se salía de mí, se limpiaba y se dirigía hacia donde había dejado sus pantalones, a la vez que me decía:
“Virginia, cuando entré aquí contigo, nunca pensé que llegaría a gozar tanto con una puta y que esta participara y disfrutara como yo. Y menos que tuvieras tu coño tan estrecho”
Yo le contesto:
“Óscar, aunque te parezca mentira, es la segunda vez que me prostituyo, yo nunca me he dedicado a esto, soy casada y con una hija. Mi marido no sabe nada de esto, pero he caído en las manos de otro hombre que me tiene loca y al que deseo con todas mis fuerzas y ganas y si quiero tenerle, es condición suya que me prostituya y trabaje para él, y en compensación podré ser suya y podré ser follada por él que es lo que más deseo en este mundo. Y hablando de otra cosa ¿te ha gustado? ¿Has quedado complacido o tengo que devolverte los 100 €uros?”.
Él entrando la mano en el bolsillo de su pantalón y volviéndose hacía mí, me tira varios billetes de 50€uros sobre mi cuerpo desnudo, sudado y lleno de su esperma, cayendo sobre mis grandes pechos varios billetes hasta completar 500 €uros y me dice:
“Me has hecho disfrutar como ninguna prostituta lo había conseguido. Y no solo vales esos 500 €uros, mas los 120 que te he dado antes, vales mucho más, si por mi fuera no tendría dinero para pagar tu valía como puta. Pero si es verdad lo que me acabas de decir, deja esto en lo que acabas de meterte, ahora que puedes, sal de ello y vuelve a ser fiel al lado de tu marido. Y mira que te lo digo con dolor de mi corazón, pues si lo haces no podré volver a estar contigo, pero es un consejo de amigo. Esta vida te llevará a un mundo depravado y de vicio, donde al final solamente serás un objeto por el que los hombres como yo pagan por pasar un rato y recibir placer. Si no sigues mi consejo, te emplazo a ser mi puta al menos un día a la semana, que vendré y compraré tus servicios, pero ya por la cantidad que tengas establecida para cada servicio. Lo de hoy ha sido tan grande que ha merecido la pena quedarme sin dinero en mi bolsillo”
Mi cliente se va, y yo me quedo pensando en lo que acaba de decirme. Sé que tiene razón, pero mi deseo por José Enrique es tan grande que no quiero pensar en ello y mucho menos hacerle caso y abandonar ahora mismo todo esto. Yo me levanto del suelo, recojo mis ropas, entre ellas mis bragas rajadas y me dirijo al cuarto de baño, donde me lavo mi sexo lleno del esperma del cliente, con agua en el bidel. Luego me visto y al salir me dirijo hacía nuestro vestuario a coger otras de las braguitas de repuesto que he traído, me las pongo y cuando lo estoy haciendo se me viene a mi mente la conversación que tuve el sábado por la tarde cuando me llamo mi hija Rocío. La cual me ha dicho que está viviendo con José Enrique en su apartamento, los días que mi yerno se tiene que ausentar de la ciudad por trabajo (y esto ocurre a menudo), pues como es una de sus prostitutas preferidas y de las que más beneficios le está dando le ha concedido ese honor. Yo me imagino a mi hija siendo follada por la gran polla de José Enrique, por todos sus agujeros y en todas partes del apartamento. Sé que si en su trabajo no ha engendrado ya y lleva en su vientre alguna criatura, pronto con las folladas que la proporciona mi querido cubano lo conseguirá, igual que ha hecho conmigo. Estos pensamientos me calientan y no puedo por menos que llevar mis manos a mis pechos y almejita metiéndome mis dedos en ella y comenzando a masturbarme. Cuando más caliente y entusiasmada estoy con esta masturbación entra el portero y me dice que el jefe quiere verme, que por favor suba a su despacho.
Yo subo corriendo y contenta al despacho de mi dueño y señor él cual cuando llego me está esperando y me dice:
“Virginia, te he estado observando por el circuito cerrado de cámaras, tu trabajo con ese joven con el que acabas de estar y me ha gustado como te has portado y el ímpetu y ganas que has puesto en la follada. Estoy hasta pensando en comercializar el video de esa follada, aunque tenga que esperar a que te separes y divorcies de tú marido. Sabía que ibas a ser una gran puta y por lo que he podido ver no me he confundido. Te has ganado tu premio, el cual te le daré ahora, antes que marches para casa de la Sra. Condesa. Por cierto, me llamó ayer domingo Alfonso, para decirme que quería que hoy cuando acudas a su casa no te laves tu coñito, `pues el muy depravado de chaval tiene el morbo de chuparte tu chocho maduro sucio, sin lavar y que huela fuerte a hembra madura y puta”
Yo entonces fuera de mí le digo:
“José Enrique, mi amor, porque no me das mi premio y te corres dentro de mí, para que así cuando vaya luego a casa de la Sra. Condesa esté todo mi coñito lleno de tu leche y huela bien a coño usado y el niño se trague toda tu corredura mi amor”
Yo me lanzo a los brazos de mi hombre y él me recibe besándome apasionadamente, parpando todo mi cuerpo maduro, semidesnudo. Se le nota que se ha calentado y aún permanece caliente al verme por la pantalla follando con Óscar, pues al arrimarme y apretarme a él siento su duro sexo pegado a mi vientre. Yo me pego más aún a él, estoy loca por sentirle, me gusta sentir el calor de su cuerpo pegado al mío. Aunque sé que no es mío solo, pero lo deseo tanto que no me importa compartirlo con otras mujeres, como mi propia hija y alguna más de sus putas. Vale la pena tener que soportar la humillación de ser prostituida, sobada y baboseada por todos los hombres que quieran pagar por poseer mi cuerpo. No me importa nada por asqueroso, sucio y humillante que sea si al final tengo como premio a mi querido José enrique.
Él mete su boca en mi boca y yo la mía en la suya, nos intercambiamos nuestras salivas y recorremos con nuestras lenguas toda la geografía bucal del uno y del otro. Yo estoy como en una nube de felicidad al sentirme entre los brazos de mi amado cubano. El deja por un momento su beso y me dice:
“Ven Virginia, vamos a mi alcoba, te has ganado tu premio, ven mi amor, aunque parezca que no te quiera por lo que te hago y te obligo hacer, estoy locamente enamorado de ti mi puta madura, mi querida Virginia. No me oirás decirte esto muchas veces, pero quiero que lo recuerdes, de todas mis putas es a ti a la que más amo y con la que estaría dispuesto a compartir mi vida, al menos ahora mismo. Pero como todo en la vida a lo mejor con el tiempo cambia y no es así, pero ahora mismo si lo es.”
Me lleva a su cama y en ella me desnuda y yo le desnudo a él y nos amamos durante más de una hora, viniéndose dentro de mí , como tres veces y yo experimentando en mí varias cadenas de orgasmos que me dejan baldada y agotada de tanto placer como me han proporcionado. Yo me encuentro con mi cabeza apoyada en su pecho y completamente satisfecha, la sesión de sexo que hemos tenido ha sido tan intensa y placentera que mi chochito le siento algo dolorido por el trato y uso que mi dueño y señor ha hecho de él. Es pronto y mi coñito poco acostumbrado y usado en las líderes de la follada (pues solo ha sido utilizado por mi marido, hasta que entró en él José Enrique), le cuesta aún poder tragarse una polla tan larga y gruesa como la de mi cubano, aunque poco a poco se va acostumbrando al tamaño de su pingón. Noto mi coñito lleno del caliente esperma de mi amante y me siento feliz, no me importa nada haber dejado de ser una esposa y madre de familia, decente, beata y cristiana para convertirme en esta puta que ahora soy, como consecuencia del amor y deseo que siento hacía este macho que me ha vuelto completamente loca.
Estamos en la cama los dos abrazados y sudados por el esfuerzo realizado tras nuestra follada. Mis manos recorren su duro y fuerte pecho (modelado por el ejercicio que diariamente realiza en el gimnasio), estomago y llevo mi mano hacía su polla, que acaricio, aún se mantiene medió erecto y duro después de haber depositado su rica simiente dentro de mí al menos tres veces de esa forma tan salvaje y deliciosa que solamente él sabe proporcionarme. Yo entonces como agradecimiento le digo:
“José Enrique ¿me permites que te la limpie con mi boquita y mi lengua, mi vida, mi amor?”
Él me contesta acariciando mi cabeza:
“Si mi amor, mi puta, Virginia mámame bien y chupa tus jugos y mi leche de esta polla que en parte te pertenece aunque a la vez es de todas mis demás putas…..”
Me la meto en mi boca y succiono con fuerza una y otra vez y después con mi lengua se la recorro todo lo largo de su dura estaca para ir tragándome todos los restos de semen, jugos y líquidos que tiene en ella. Sintiendo al tragármelos como si fuera el mejor néctar del mundo que una mujer puede beber y tragar. Cuando más entusiasmada estoy en mi labor de limpieza y chupada de su miembro suena el teléfono privado que tiene en su mesilla de noche. Descuelga el teléfono y habla con quién está al otro lado del hilo telefónico y al acabar me dice:
“Querida, tenemos que dejarlo, pues tengo que hacer unos asuntos, antes que venga Carolina. Y me apetece que comamos juntos, te quiero y deseo estar junto a ti el mayor tiempo posible antes que marches a casa de la Sra. Condesa.”
Nos levantamos, yo me visto (por decir algo) con mi ropa de trabajo y él se pone una bata de estar por casa. Llama al servicio nos sirve y comemos. Terminamos a las dos de la tarde de comer y tras esto me dice José Enrique:
“Virginia, quédate aquí en la cama descansando hasta las 15,30, en que te vestirás con una ropa de mujer decente (valdrá la que has traído de tú casa) aunque debajo te pongas una ropa interior de la que tienes para trabajar. Cuando hayas terminado a eso de las 16,30 mi chofer te llevara a casa de Mercedes (la Sra. Condesa) para que estés con Alfonso su hijo y ella. Y traerá a Carolina para que yo la desvirgue.
En efecto a las 16,30 llamo el chofer al timbre del interfono, para decirme que estaba listo esperando en el garaje. Yo baje y al salir me pareció ver a mi hija Rocio que en esos momentos dejaba su coche y entraba en el Club. Como me esperaban no la llame, pensando en verla y hablar con ella más tarde. No quería entretenerla, pues pensé que se tendría que preparar para estar con José Enrique cuando el chofer que me iba a llevar a mi regresara con Carolina. Monte en el coche y no hizo falta decir la dirección al chofer. Este arrancó el vehículo y se dirigió a la casa de la Sra. Condesa.
Cuando llegue y me baje del vehículo, me dirigí hacía la puerta, y al llamar me abrió una bella criada, de unos 34 ó 35 años que me hizo pasar y me dijo:
“La Sra. Condesa y su hijo Alfonso, la esperan, por favor acompáñeme”
Yo sigo a la domestica, la cual me lleva a un salón donde me están esperando Mercedes y su hijo Alfonso. Ella está vestida con un salto de cama, semitransparente de color negro, que deja ver tras él el conjunto de lencería negra también semitransparente su esplendido cuerpo , un poquito rellenito, cosa que dada su altura lo disimula y estoy segura que en ese momento cualquier hombre que la hubiera podido ver la habría deseado. Pues la verdad es que estaba muy bella y seductora, incluso yo al verla sentí una cierta atracción hacía ella aún sin haber estado nunca antes con otra mujer. Alfonso se encontraba con un pijama de seda granate y cuya chaqueta del mismo era abotonada.
Alfonso al verme, se acerca a mí y me da un beso en la mejilla y me dice:
“Virginia es un placer y una delicia volver a tenerte aquí de nuevo, estoy seguro que hoy será un día muy agradable y hermoso para todos nosotros. Estos días desde la última vez que estuviste aquí se me han hecho una eternidad, tengo que ir pensando que quizás el vernos solo tres días a la semana sea poco y más habiendo fin de semana por medio”.
Tras decir esto me agarra de la mano y me acerca hacía donde está su madre, que está sentada en un sofá, delante del cual hay una jarra llena de una bebida que después supe que la llaman “Mimosa” (un combinado de champagne con zumo de naranja) y unas bandejas con unas pastas. Yo me agacho para darla un beso a la señora en su cara y al incorporarme de nuevo la miro y observo sus grandes pechos y su hermosa cara, mientras ella me dice:
“Virginia, siéntate aquí a mi lado y tú Alfonso siéntate también al otro lado de ella”
Hacemos lo que ella nos dice y entonces la domestica nos sirve un vaso de “Mimosa” a cada uno. Entonces la Sra. Condesa dice a la chica:
“Lourdes, se puede retirar y por favor diga a mi hija Carolina que antes de marchar se pase por aquí que la veamos, gracias”
Yo noto como Alfonso se ha pegado a mí sintiendo el calor de su cuerpo en las partes de mi pierna y mi muslo que tengo en descubiertos de ropa. Le miró con una sonrisa y al bajar mi mirada hacía su entrepierna, noto que debe de estar bastante excitado, pues se le ha levantado y formado un gran bulto en la zona de su sexo que cubre el pantalón del pijama. Estando en esto y tras dar un pequeño trago a la bebida que nos acaban de servir, me dice Mercedes:
“Es que Virginia, quiero que veas tú antes de que marche a Carolina y la tranquilices y la des algún consejo. Ella está muy ilusionada con todo este tema de su desfloración y perdida del virgo con José Enrique, yo sé que él es un experto en mujeres y que se lo hará de tal forma que a ella no la cause un trauma y la quede un gran recuerdo y la infundirán las ganas de practicar habitualmente sexo. La niña lleva todo el día hablando del tema y en estos momentos se está preparando y arreglando para la ocasión, ya debe de estar acabando (no creo que al chofer le importe esperar un poco, de todas formas ya he mandado a un criado para que le avise)”.
Mientras su mamá me está diciendo esto, Alfonso ha llevado una de sus manos a mi pierna que tengo al lado de él y ha comenzado a acariciarme todo mi muslo por su parte interior, haciendo que comience a calentarme como una adolescente. Su madre al ver la mano de su hijo metiéndose hacía dentro de mis piernas, perdiéndose por debajo de mi falda, coge ella y comienza hacer lo mismo con la pierna que tengo al lado de ella. Pero ella es más atrevida y llega con una de sus manos , hasta mis bragas, que toca y nota que están totalmente empapadas por mis jugos, ella me mira y me sonríe. Cuando estoy más caliente y deseando que sigan tocándome, entra en el salón Carolina, la cual al llegar dice:
“Ya me voy mamá, pero me ha dicho Lourdes que querías verme antes de que me fuera”
Mercedes la dice:
“Claro hija, quería ver lo guapa que te has puesto y quería que Virginia también te viera y te diera algún consejo, para que con su sabiduría y experiencia haga que tú experiencia sea mejor y más placentera”.
Yo la observo a la chica, va vestida con una ropa tipo colegiala (creo que muy acertada la elección de la ropa) que la hace parecer aún más joven que los 18 años recién cumplidos (los cumplió el mes pasado). Yo al verla no puedo por menos que pensar lo que va a sufrir cuando mi chulo, la penetre y desvirgue con su tremenda polla, aunque sé que José Enrique la preparará bien, para hacer que sufra lo menos posible y tras la desfloración la follara de tal forma que la niña quede prendada y viciada a su polla como mi hija y yo lo estamos, bueno y la Sra. condesa su madre también. Para poder llevar a buen fin su plan de convertirla en una verdadera puta como ha hecho con nosotras. No puedo dejar de pensar el primer día que me le metió a mí, que aún siendo una mujer casada y haber practicado el coito con mi marido a menudo, sentí algo de dolor por el tamaño del miembro de mi cubano. Estos pensamientos hacen que sienta como me voy calentando cada vez más y más y como no dejo de expulsar líquidos y jugos de mi interior.
Entonces Carolina nos dice:
“Mamá estoy tan nerviosa, impaciente y calienta, pensando cómo va a ser. D. José Enrique me ha mandado una foto de una chica desnuda, que trabaja para él y que le va a ayudar en mi desfloración. Se llama Rocio es un poco llenita y muy hermosa, por cierto Virginia se parece mucho a usted, cuando vi la foto y al pensar que ella iba a estar con nosotros , no sé porque mi chochito se me mojó”.
Yo entonces la digo:
“Veo Carolina que eres una mujer muy ardiente y que te calientas y te suben los eflujos del placer rápidamente, haciendo que tu libido te suba al máximo. Yo tengo experiencia, como tu mamá, con José Enrique y mi consejo es que te relajes al máximo, te olvides de los nervios, le hagas caso en todo lo que te diga José Enrique y Rocio (que por cierto es mi hija) y que disfrutes al máximo del acto. Es muy importante que estés muy lubricada, por favor puedo ver lo mojada que tienes tu sexo”
Ella duda un momento, pero entonces la Sra. Condesa dice:
“Tienes razón Virginia. Ven hija y muéstranos tu chochito virgen”
Alfonso, mientras se toca su sexo por encima del pantalón del pijama, entusiasmado de poder ver el coño de su hermana, grita:
“Sí, si”
Carolina, entonces se acerca a mí se pone a pocos centímetro de mi cuerpo, se levanta su faldita y yo observo la forma de su sexo bajo la fina braguita de encaje y tejido semitransparente. Luego lleva sus manos al elástico de su prenda interior y comienza a bajársela muy despacio, apareciendo ante mis ojos su sexo completamente depilado y de labios gordos. No se ha dejado ni un pelito en su pubis. Entonces su madre al contemplarle sin vello, la dice:
“Hija, ¿qué te has hecho en tu coñito, que has hecho con el vello que tenias en é? Si a la mayoría de los hombres les gusta que las mujeres luzcamos una buena pelambrera en nuestro sexo y vas tú y te le depilas”
La niña se apresura a decirla:
“Mamá, solo he hecho lo que D. José Enrique me ha dicho que haga. Me envió junto con la fotografía de Rocio (la hija de Esperanza) un mensaje en el que me decía que quería que me depilara mi sexo y que no llevara rastro alguno de pelos en él, pues así le parecería más niña y se sentiría más excitado. Por eso lo he hecho, pues a mi mamá también me gusta como a ti tener mi sexo bien poblado de pelos , pero al pedírmelo él, no le he querido disgustar y le he hecho caso y me he depilado, total dentro de un mes con lo peluda que soy volverá a lucir tan cubierto como estaba.”
Mercedes, mirándome me dice:
“Este José Enrique tan depravado como siempre. No la vera ya una niña (que es lo que es) que encima quiere hacer que todavía parezca más infantil mandándola quitar sus pelitos”.
Yo entonces acercándome a ella aún más la digo:
“Ven déjame verlo”
Acerco mi cara más a su rajita y me llega el olor que desprende su almejita joven, virgen, es un olor fresco no tan agrio ni fuerte como el que yo misma desprendo, es lo que el hombre que la va a desvirgar puede considerar un perfume sutil de mujer joven y llena de vida con ganas de sentir y dar placer. Yo se lo acaricio y la digo:
“Dios mío, Carolina, que hermoso que es. Lo que va a disfrutar José Enrique con él cuando llegues y seguro que también gozará de él mi hija Rocio, que aunque la pasa lo que a mí, que no ha estado antes con ninguna mujer antes de que cayera en las manos del cubano, seguro que cuando le vea y le tenga cerca de su cara no podrá resistirse a besártele y si se lo permites a chupártele. ¿Me dejas querida que te de un besito en ese coñito gordito y hermoso que tienes entre tus piernitas?”
Ella con una sonrisa me contesta:
“Si Virginia puedes besarlo todo e incluso si te apetece chupármele, mi mamá y yo muchas veces nos le chupamos y tocamos una a la otra”
Yo entonces no sé porque, pero ese coñito limpio de pelo me atrae y deseo tenerlo en mi boca, quizás sea porque desde que estoy con José Enrique me he vuelto una puta y viciosa (cosa que antes no era) , la atraigo su culito hacía a mí hasta que mi cara se pega a su sexo besándolo. Luego tras darle varios pequeños besitos en él cojo con mis manos y se le abro un poquito para poder meter mi lengua y pasársela por toda su rajita hasta llegar a su clítoris donde me entretengo un rato en chupársele y tintinearle hasta que la arranco a la joven un suspiro de placer . Su chochito es estrecho y lo tiene todo muy mojado, yo aprovecho y con mi lengua recojo los líquidos que de su interior han empezado a emanar y me los voy tragando. Luego la suelto, me pongo de pie y vuelvo a mi asiento junto a Mercedes y Alfonso a sentarme. La joven emite otro suspiro diciéndome:
“Aaaaahhhhhyyyyyyyyy , Virginiaaaaaaa que riiiiiiiicoooooo me lo haceeeeessss……oooooohhhhhh que placer me haces sentiiiiiirrrr……….”
Al retirarme yo la Sra. Condesa le dice a su hijo:
“Alfonso, ahora tú dala un besito en el coñito de tu hermana”
El chico no se hace esperar, se levanta rápido se pone de rodilla entre las piernas de su hermana, la da un beso apretando sus labios contra la rajita de la niña y a la vez aprovecha para pasarla su lengua a lo largo de toda su rajita y tragarse los jugos que su hermana no dejar de echar por su coñito. Al acabar se vuelve hacía su madre y la dice:
“Mamá, sabe diferente al de Virginia…..sus jugos son menos espesos y tienen un sabor menos fuerte que el de ella (Virginia), pero si te soy sincero aunque me han gustado prefiero el sabor del de mi madura amante, mamá”
Entonces Mercedes dice a su hijo:
“Es lógico hijo, ella es joven y Virginia es madura, el sabor de nosotras las mujeres maduras es mucho más fuerte que el de las jóvenes, debido a varias razones que ahora no voy a enumerar, pero seguro que a José Enrique le encantara el sabor de mi niña y estoy por asegurar que al menos más que el del mío y no puedo decir si también el de Virginia, pues yo aun no he probado el de nuestra amiga y no puedo opinar, pero si he probado el de tu hermana y es riquísimo. Ven siéntate y déjame que ahora sea yo la que bese el coñito de mi hija”
Alfonso se levanta y de nuevo vuelve a mi lado dándome un beso con lengua y al entrarme la lengua en mi boca siento el sabor del coño de su hermana que hace pocos minutos ha estado entre mis labios y he recorrido con mi lengua.
Mercedes se pone entre las piernas de su hija y comienza a besarla su sexo y a pasar su lengua por todo él y cuando más entusiasmada esta en ello, la dice Carolina:
“Ya mamá, que no quiero hacer esperar a José Enrique, por favor mamá, déjalo ya , tú ya sabes de sobra como sabe mi almejita y yo estoy deseando de estar entre los brazos de D. José Enrique y ser desflorada por él y más ahora con lo caliente que me habéis puesto con vuestras comeduras de coño los tres”
La Condesa deja de chupar el coñito de su hija se pone de pie y dándola un beso en la boca a su hija la dice:
Tienes razón hija, vístete y arréglate un poco y vete que José Enrique ya debe de estar impaciente, conociéndole estará nervioso….”
La chica se separa de la madre se sube sus braguitas y se las coloca y después se baja la faldita y volviéndose se va hacía la puerta al llegar a la puerta de la habitación se vuelve y nos dice adiós con su manita.
La Sra. Condesa vuelve al sillón, coge la copa de Mimosa y la apura hasta el final y luego nos dice a su hijo y a mí:
“Beberos la copa y vamos los tres a mi dormitorio, quiero que empecemos ya a gozar los tres juntos”
Mercede nos ofrece sus manos a su hijo Alfonso y a mí. Ambos se la cogemos y los tres juntos nos dirigimos hacía su dormitorio. Yo creía que íbamos a ir al mismo donde el día anterior estuvimos cuando por primera vez estaba con Alfonso, y perdía su virginidad conmigo delante de los demás (su madre, hermana y José Enrique), pero me equivoque, pues aquella era otra alcoba. Esta era una estancia bastante más grande que la del otro día, a parte de la cama amplia de unos dos metros de ancha por otros tantos de larga, tenía una especie de saloncito con un sofá y dos sillones y una mesita en el medio. En una de las paredes de la estancia había una puerta que daba a un cuarto de baño también bastante grande, en el que aparte de todos los elementos habituales en cualquier cuarto de baño (WC, bidel, lavabo) tenía también una gran bañera redonda con jacuzzi incluido. Y a parte tiene una gran ducha de unos 3 metros de largo por 2 de ancho toda cerrada con una mampara de cristal. Mi curiosidad me puede y pregunto a la Sra. condesa:
“Mercedes ¿pues no íbamos a tu dormitorio?, yo pensé que era donde estuvimos con Alfonso el otro día.”
Ella me contesta:
“Tienes razón, yo ahora duermo donde el otro día Alfonso perdió su virginidad contigo. Pero cuando mi marido vivía nuestra alcoba matrimonial era esta. Al quedarme viuda me traslade al otro por ser más pequeño y para mi sola me era más confortable. Desde entonces este (ahora que ya Alfonso es mayor de edad lo puedo decir) le utilizo para mis citas con mis diferentes amantes, pues al estar un poco alejado de todos los demás , los gritos y jadeos de placer que podamos emitir, no se oyen en los cuartos de los niños ni del servicio”
Yo la contesto:
“Es una idea estupenda, de esa forma (al estar lejos de las otras estancia), puedes tener más intimidad en tus relaciones privadas”
Observo y sobre la mesita delante del sofá y los sillones, hay preparado unas bandejas con comida y bebidas de todas clases”
Ella, con el pretexto de darme las gracias, se acerca a mi me abraza apretándome contra su cuerpo, (sintiendo yo sus grandes pechos contra los míos y haciendo que este contacto me produzca una sensación completamente nueva en mí al estar abrazada a otra mujer y sentir sus pechos duros y calientes en contacto con los míos aunque separados aún por nuestras ropas, me da un beso en mi boca introduciendo su lengua en ella y recorriendo con ella mis dientes y paladar. Esta situación nueva en mi, pues es la primera vez que me besa de esa forma una mujer, no me ha disgustado es más me ha gustado y me ha hecho sentir algo que nunca antes había sentido y a su vez ha encendido una especie de calentura y deseo de probar el estar haciendo el amor con otra mujer. Ella tras esto se separa un poquito de mí, pero manteniendo ahora su brazo derecho en mi cintura y teniéndome bien pegada a ella me dice:
“Virginia, eres fantástica, se que hoy lo vamos a pasar muy bien los tres. No sabes las ganas que tenía Alfonso de que llegara esta hora y poder volver a verte y estar de nuevo contigo. Él no me lo ha dicho, pero yo le he observado y sé que en estos días que no has venido él se ha masturbado bastantes veces pensando en ti y deseándote, pues he visto manchas de …..bueno tú ya me entiendes en su ropa interior y cama. Este chico nos ha salido un poquito depravado y sé que dentro de un tiempo si sigue practicando contigo va a ser un gran amante.”
Yo entonces librándome del abrazo de la Sra. me dirijo hacía Alfonso y dándole un beso suave en sus labios, sin entrarle mi lengua (pues quiero excitarle un poco más si eso es posible, le digo:
“¿Es verdad eso que dice tu mamá Alfonso? ¿Tanto te gusta esta madura, aun siendo 26 años mayor que tú, y encima habiéndome convertido en una puta desde que conocí a José Enrique? “
Él llevando sus manos a mi blusa y tocando sobre ella mis pechos me contesta:
“Si es verdad, Virginia, he pasado todo el tiempo, minuto a minuto, pensando en ti y deseándote desde el momento en que el otro día abandonaste esta casa con D. José Enrique. Estos días se me han hecho eternos y el deseo hacía ti era tan grande que no he podido reprimirlo y me he tenido que masturbas varias veces al día durante este tiempo. No me importa la diferencia de edad y que seas ya una mujer madura. Dices que me sacas 26 años, no me importa me gustas y te deseo tanto que eso para mí no tiene importancia. Ya te dije que prefiero a mujeres maduras como tú y mi madre que a chicas de mi edad, siempre me he sentido atraído por las mujeres madura”
Entonces yo le digo:
“Cariño, a mí también me gusta estar contigo y aunque te parezca mentira también me he acordado de ti en varias ocasiones, estos días (no le mentía, durante el fin de semana, se me había venido a mi cabeza, en varias ocasiones, las escenas vividas con este niño haciéndole perder su inocencia conmigo. Dichos pensamientos me habían hecho volver a pensar que era una degenerada por pervertir a un adolescente y que con ello había cometido un gran pecado. Pero también otras veces pensaba en Alfonso deseando de nuevo estar con él y quería que el tiempo pasara rápido. Esto no sabía si era por volver a estar con el chico o porque al pasar el tiempo rápido antes volvería a estar entre los brazos de mi chulo José Enrique). Dime mi amor que deseas que háganos, yo he venido aquí y vendré los demás días solo para darte placer y complacerte. Sabes que puedes hacer conmigo lo que quieras y que no me negaré hacer nada de lo que me pidas”.
Alfonso entonces me dice:
“Virginia, quiero que te desnudes, despacio, poco a poco y me vayas enseñando ese bello cuerpo que tienes de madura, ese cuerpo que tanto deseo verle desnudo para poder luego tenerte entre mis brazos completamente desnuda y que te portes como una verdadera puta haciéndome gozar como nunca antes me lo hayan hecho.”
Yo al decirme esto le miro y observo el bulto y hueco que su polla ha formado bajo su pantalón, por el tamaño que tiene debe de tenerla completamente erecta. Luego comienzo a desabrocharme muy despacio mi blusa, botón a botón, hasta que la quedo totalmente abierta y me bamboleo y contorneo para que la blusa de mueva y abra y muestre de esta forma la parte superior de mi cuerpo con mis pechos aprisionados y a punto de salirse de mi ajustado sujetador, semitransparente que deja ver y apreciar perfectamente mis grandes aureolas y pezones ya erectos y duros por el placer que me está produciendo el morbo de irme desnudando ante el hijo y la madre.
Mientras yo sigo desnudándome, Mercedes se ha sentado en uno de los sillones y Alfonso en el otro.
Yo continúo mi estriptis, ahora bajo mi mano hasta mi cintura y la paso por encima de mi cinturón hasta que llego a la hebilla del mismo. La desabrocho y le cojo con una mano y le lanzo ceca de donde ellos dos están. Luego esa misma mano la llevo hacía mi cadera donde comienza la cremallera de mi faldita y comienzo a bajármela muy lentamente. Una vez que la tengo abierta, no me la ayudo a bajar, sino que comienzo a mover mis caderas y cuerpo, para que se vaya bajando por ella solo a lo largo de mis caderas, muslos piernas, para al cabo de unos minutos acabe en mis tobillos. Cuando está en el suelo, saco de ella, primero un pie y luego el otro, me agacho (inclinándome hacía delante para que puedan contemplar mejor toda la superficie que los sujetadores dejan ver de mis grandes pechos) cojo la faldita y la lanzo como el cinturón a los pies de Alfonso. Luego doy unos pasos como si estuviera bailando para que la blusa se mueva por el viento y deje ver mejor lo que trata de tapar. Después llevó mis manos a mis hombros y comienzo a bajarme muy despacio la blusa hasta que al final cae también al suelo. Vuelvo a agacharme la cojo y esta vez se la lanzo a Mercedes a su regazo. Esta la coge y se la lleva a su cara, pasándosela por ella y tras esto me lanza un beso. Ahora estoy prácticamente desnuda delante de mis dos clientes (madre e hijo) solo con mi ropa interior, liguero, medias y zapatos. Entonces La madre se levanta hacía donde yo estoy y comienza a acariciar mi cara, bajando a mis pechos que acaricia, sin sacarlos de las copas de mi sujetador. Después sube con ellos por mis brazos hasta mis hombros. Los deja un rato en ellos y tras esto pasa sus manos por mi espalda, acerca su boca a la mía y yo como si fuera un imán pego la mía a la suya abriéndola y tragándome su lengua y un montón de saliva que traspasa a mi boca, tragándomela yo toda, es una sensación muy especial, que me gusta y me hace evadirme de donde estoy, me gusta y me excita. Mientras ella ha conseguido desabrochar el cierre de mi sujetador (sin darme yo cuenta) coge mi prenda intima por cada punta de su cierre y separándose un poco de mí y dejando de besarme, (cosa que me fastidia, pues me estaba gustando como me besaba) me quita el sujetador, quedando de esta forma mis grandes pechos al aire ante la vista de Alfonso y suya. Ella entonces acerca su mano a mis pechos y cogiendo uno comienza a chupar mis aureolas y pezones y la otra mano la lleva a mi entrepierna tocando mis bragas y comprobando que las tengo completamente mojadas. Entonces deja de chupar mi teta y me dice:
“Putilla te gusta lo que te estoy haciendo, creo que sí, pues tienes completamente empapadas
tus bragas. Debes de tener tu chocho, mas mojado y echando más líquidos que un bebedero de patos, golfa”
Luego de nuevo vuelve a llevar sus labios a mis pechos cogiendo en esta ocasión el que antes no había chupado. Yo entonces, por mi calentura, no puedo aguantar más y deseo tocarla también a ella, entonces llevo mis manos a sus hombros y comienzo a bajar su salto de cama, dejando sus hombros desnudos , ella me ayuda, sacando sus brazos de las mangas de la prenda y al fin consigo quitárselo del todo dejando que caiga al suelo. Luego la cojo su cara y en esta ocasión soy yo la que busca su cara y de nuevo nos fundimos en un apasionado y lésbico beso. Yo como ella hizo conmigo, llevo mis manos a su espalda y la suelto los corchetes que cierran su sujetador de encaje negro. Los abro y dejo que la prenda caiga dejando ante mí sus grandes pechos libres de sujeción. Yo se los cojo con mis dos manos llevándolos para que sus pezones se junten con los miso, cuando están pegados unos a otros, la abrazo y aplasto sus pechos contra los míos y de nuevo nos fundimos en otro beso. Así estamos un buen rato abrazadas y acariciándonos una a la otra. Es la primera vez que estoy con una mujer y estoy disfrutando muchísimo. Entonces ella se separa y me dice:
“Querida déjame que te quite esas bragas, que las tienes empapada, quiero ver tu coñito y tocártele sin que me impida llegar a él esa prenda”
Ella se agacha y tirando del elástico de mis braguitas, tira hacia abajo de ellas y me las sacas. Cuando queda mi sexo libre acerca su cara a él, le huele y aspirando profundamente dice:
“Uuuuuufffff , que delicia, me gusta su olor, es fuerte y huele a coño de puta sucio, como le gusta a mi hijo. Alfonso va a disfrutar mucho cuando te le coma, golfilla”
Luego se separa de mí, se pone de pie y dice:
“Y ahora yo querida”
Y llevando sus manos al elástico de sus bragas se las baja y las deja en el suelo. Tras esto se pega a mí y comienza a restregar su coño contra el mío, produciéndome un gran placer y sacándome unos suspiros de gusto y placer:
“Aaaahhhhhh,oooooohhhhhhh que gusto me daaaaa señoraaaa, aaaahhhhhh Mercedesss que placeeeerrr siiiiiiii, siiiiii me gustaaaa hooohooohooo nunca penseeee que el estar con otra mujer me fuera a producir tanto placeeeeerrr”
Entonces ella se separa de mí y le pregunta a su hijo:
“Alfonso te gusta ver nuestros cuerpos desnudo”
Él ya fuera de sí, permaneciendo sentado, se ha sacado fuera del pantalón del pijama su miembro y se le está tocando, contesta:
“Si mamá, son preciosos, y me encanta ver vuestros coños todos llenos de pelo, con una buena mata de ellos. Siempre me han gustado las mujeres con mucho vello en sus partes y en las axilas, y veo que Virginia así lo tiene, pues ya vi sus sobacos poblados el otro día, pero como era la primera vez no me atreví a decirla nada, pero me encanta que los tenga llenos de pelos”
Yo le contesto:
“A mí no es que me guste mucho tener pelos en mis axilas, ni tan abundante en mi pubis, pero es que a mi marido le pasa lo que a ti le encanta que lo tenga y no quiere que me depile, de modo que si a ti te ocurre lo mismo, seguiré con ellos, no solo por mi marido, sino porque a ti te gusta y quiero agradarte en todo, mi cielo”.
Cuando yo acabo le sigue diciendo su madre:
“No sabía eso de que te gustara que las mujeres tuviéramos vello en abundancia en nuestras partes intimas. Yo lo tengo porque a mí me gusta tenerlo, cuando vivía mi marido, tenía que depilármelo y tenerlo limpio, pues no le gustaba que llevara nada de vello en mis zonas intimas. Pero desde que ha muerto no he vuelto a depilarme en esas zonas y por eso lo tengo tan poblado. Dime Alfonso, sin compromiso ninguno, ¿Qué cuerpo de los dos te gusta más o te parece más bello?”
Alfonso tarda en contestar y se ruboriza, entonces su madre le dice:
“No tengas miedo, ser sincero, digas lo que digas, no me enfadaré “
Entonces él dice:
“Me gustan los dos muchísimo, pero me encanta y si tuviera que elegir preferiría y elijaría el de Virginia. Tú mamá tienes tu coño muy dado de sí y los labios mayores los tienes muy largos y cuelgan mucho. Mientras que Virginia le tiene tan estrechito y pequeño, que da gusto mirarle. Por lo demás me gustan tanto tus pechos como los de ella, pues los dos son grandes y hermosos y a pesar de vuestra edad las dos los tenéis bastante erguidos, aunque tú mamá los tienes un poco más caído que ella”
Yo me ruborizo un poco y bajo la cabeza, pero a la vez miro a la Condesa y veo que no la ha gustado mucho la elección de su hijo, entonces yo para romper el silencio que se ha hecho, dirigiéndome a Alfonso, le digo:
“Te gusta mi cuerpo acabas de decir y también el de tú mamá. Ella tiene un cuerpo precioso Alfonso y muchos hombres estoy segura que si tuvieran que elegir sería el suyo el que cogieran en vez de él mío, pero como se suele decir sobre gustos no hay nada escrito. Pero por favor, eres el único de los tres que aún no te has desnudado, porque no lo haces y te acercas a nosotras y comenzamos a disfrutas, mi amor. Yo deseo de nuevo volver a verte desnudo, pues aún recuerdo el placer y el gusto que me proporcionó tu polla y estoy deseando de nuevo tenerla ante mis ojos y sobre todo ser poseída por ella.”
Entonces, su madre a la que parece que mi comentario sobre su cuerpo la ha gustado le dice a su hijo:
“Vamos hijo, no te preocupes, no estoy enfadada porque prefieras a Virginia en vez de a mí, pues tienes razón tiene un cuerpo magnifico y a mí también me gusta mucho. Desnúdate Alfonso y acércate vamos a comenzar a gozar todos, hijo”
Alfonso se quita el pijama, quedándose completamente desnudo, y ante nosotras dos aparece su polla tiesa y dura, como dudo que pocas veces haya estado, exceptuando el otro día cuando se estreno conmigo. Mientras se desnuda me pregunta:
“Virginia, espero que no te hayas lavado tu coño, tras tu trabajo con otros clientes esta mañana y le tengas sucio, pues se lo dije a José Enrique que quería que vinieras así. Ya sabes que a mí me gusta mucho comerte el coño y me encanta el olor a pescado que desprende el coño de una mujer cuando lleva un tiempo sin lavárselo.”
Yo le contesto:
“Si mi niño, vengo como tú has pedido y es más esta mañana he realizado varios servicios, corriéndose más de un cliente dentro de mi coñito y para que venga bien lleno antes de comer José Enrique me ha poseído corriéndose abundantemente en mi vagina, no permitiéndome lavarme después, para que estuviera mi almejita como tu deseas y te gusta, mi amor”.
Entonces es la Condesa la que dice:
“Eso siempre me gustó mucho de José Enrique, pues cuando se corre lo hace como un semental y siempre que ha estado conmigo me ha dejado mi chocho súper lleno de su esperma. De modo hijo que si te gusta chupar y tragar los coños de las mujeres sucio y con los restos de jugos y semen, a partir de ahora podrás probar cada día el mío, pues lo mantendré así para ti si quieres”
Tras este comentario de su madre, el chico se acerco a mí y comenzó a tocarme por todas partes. Me agarraba mis pechos con fuerza con ganas pero sin hacerme daño, parecía que tuviera miedo a que se le escaparan de sus manos y por eso los cogía una y otra vez sobándolos a placer y sopesándolos. Se los llevaba con sus manos a su boca y me los chupaba y succionaba con pasión, haciéndome vibrar de gusto, no pudiendo yo evitar emitir un suspiro de placer:
“Ohhhhh, siiiii, asiiiiii, mi vida, sigue, sigue mi niño, que placer me estás dando, ¿te gusta mamar y tocar mis tetas , ¡eh! Alfonso?, ohooooo que gusto me daaaaas”
Él sacándose el pezón que tiene en esos momentos en su boca me dice:
“Sí, si me encantan, me gustan muchísimo, como todo tú cuerpo. Joder como estas Virginia, hoy voy a follarte a tope y como lo hago sin preservativo voy a buscar el quedarte preñada, hoy quiero hacerte un hijo, que digo uno, quiero hacerte todo un colegio. Joder pedazo de puta estas que lo viertes, me tienes muy, pero que muy caliente desde que has entrado por la puerta de la casa, en estos momentos estoy a tope”
Él no sabe que yo ya estoy preñada de José Enrique, pero tampoco se lo voy a decir, pues pienso que como tiene que follarme todas las semanas tres días , igual es bueno en un momento dado que piense que el hijo que llevo en mis entrañas es de él. El vuelve a chuparme el pezón del pecho que anteriormente tenía en su boca, pero con la otra mano me recorre todo mi cuerpo, llegando a mi entrepierna y toca mi sexo todo mojado y lleno de mis jugos y del semen que mi cubano hace unas horas depositó dentro de mi vagina, comenzando a masturbarme con sus dedos. Entonces Mercedes, que ha permanecido a nuestro lado observándonos, se acerca a nosotros y con sus manos nos acaricia nuestros cuerpos y acerca su boca a la mía dándome en principio suaves y delicados besos, para acabar en pocos segundos metiendo su lengua dentro de mi boca prácticamente hasta mi campanilla y haciéndome vibrar de placer.
Alfredo deja de chupar mis pechos y recorriendo con su mano libre mi vientre , a la vez que se va agachando, va recorriendo toda la geografía delantera de mi cuerpo, jugando por unos momentos con mi ombligo hasta que se pone de rodillas en medio de mis piernas, y separándomelas un poco más deja de masturbarme y ayudado con sus dos manos, separa un poquito la rajita de mi sexo , arrima su boca a mi almejita y comienza a pasarme su lengua a lo largo de todos mis labios vaginales una y otra vez, para al final meter toda su lengua dentro de mi sexo y cuando esto lo ha conseguido pega sus labios todo lo que puede a mi coñito y comienza a succionar con ganas y fuerza todos los jugos, semen y demás fluidos que en esos momentos tiene mi vagina. Yo entonces loca de placer, por el toqueteo que me está dando a la vez Mercedes y por el placer que me proporciona la comida de coño que me está realizando en esos momentos mi joven amante le digo:
“Alfonso, mi amor, trágate todos mis flujos y demás fluidos que tengo en mi vagina, me has hecho que no me lave y los he guardado para ti para que ahora pudieras disfrutar de todo ello. Bébetelo y disfruta mi am
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