Me encontraba en mi apartamento. Una joven hermosa de 21 años que vive sola y sin ningun entretenimiento. Se me ocurrio cenar una pizza, y llamar a un sitio para que me la trajeran.

La pizza llego en 5 minutos. La trajo un joven de buena apariencia, de musculos fuertes. Cuando fui a buscar el dinero para pagar la pizza, el joven habia cerrado la puerta tras de él, y me empujó hacia el sofá. Se tiró encima de mí y me sujetó ambas manos. Yo gritaba desesperada, mientras me manoseaba los senos con una mano mientras que con la otra me sujetaba mis manos.

Sacó un cuchillo que traia en su pantalón y me dijo que me callara sino me iba a hacer daño. Con el cuchillo le hizo un pequeño corte a la blusa y la terminó rasgando con sus fuertes manos.

Como no traia ropa interior, salieron mis tersos y duros pechos con los pezones tan duros como si fueran concretos.

El los empezó a lamer como un niño cuando busca leche de su madre, los mordia, los chupaba, los olía. Yo estaba toda sudada por el forcejeo con el desconocido por quitármelo de encima.El, en cambio, ya tenía su sexo duro y erguido, y se apresuraba a quitarse el pantalón, como desesperado por penetrarme.

Aunque era rudo, me acariciaba los senos con ternura y con un instinto animal al mismo tiempo.
Cuando descubrió mi zona sur, bajo el cierre del ajustado pantalon que traía, y metió su sudada mano por mi roja ropa interior, y sin quitarme el pantalón, jugaba metiendo su dedo entre la división de mi sexo, sin meterlo en mi vagina, solo en la parte de mi caliente vulva.

Subia y bajaba la mano, me sobaba de arriba a abajo y me preguntaba si me gustaba mientras yo gemia, pero no sabia si era el miedo o el placer o las ansias de que continuara o una deliciosa mezcla de las tres.

Con el cuchillo corto ambos lados de mi tanga y con suavidad la retiró lentamente de mi piel. Luego clavó el cuchillo en mi sofá y me tiró al suelo con violencia y desprendió mi pantalón jeans que aún traia puesto a la fuerza. Yo estaba en el suelo con mucho dolor por el golpe que me propinó el piso. Y el sacó su duro sexo que ya guerreaba hace tiempo en su pantalón y me dijo: Vas a ver perra que se siente gozar de algo duro y delicioso.Estaba enorme y peligroso.

En el suelo empece a gritar y lo patee y mordí, le lancé un florero y una lámpara que tenía cerca, pero esto solo lo encendia más. Y me dijo:
Asi me gustan agresivas y violentas, eso me excita.

Se me tiró encima como un animal a su presa, pero me empezó a lamer, sin interrupción, desde los senos hasta mi zona sur y ahí se hospedó, me besaba mi vulva y mi raja con ternura, la olía, la lamia, la veneraba. Luego con rapidez abrio mis mojadas piernas y descubrió mi humeda vagina. La lamia como un niño a una paleta, la saboreaba, chupaba mi clitoris como el chupete de un bebe y lo mordia. Después introdujo su lengua en mi orificio y la sacaba, la entraba y la sacaba. Yo, le agarraba la cabeza y le jaloneaba su negro y sedoso cabello para que se detuviera. Pero eso era al principio, porque luego empujaba su cabeza hacia mi vagina para que continuaba. Mientras yo me acariciaba los senos y gemía como bestia maltratada.

Luego introdujo un dedo en mi vagina. Yo me volví loca! grite, gemí y solo se me ocurrió decir: asi,asi, si, si. Después, al ver que me gustaba metió tres dedos y los entraba y los sacaba. Yo me iba en un vaivén con él, ya teniamos un ritmo pautado.
Entonces, me agarró por las ambas piernas y me empujó hacia él. Tenía el pene erecto, enorme y se sentia caliente. Yo queria ver al violador totalmente desnudo, y le quite el suéter del uniforme de la pizzería donde trabaja y le dije: Maldito delincuente, haz lo que viniste a hacer!.

Asi que sonriendo obedeció y metió su duro y caliente pene en mi vagina con violencia, mientras me halaba el cabello con dureza, yo le arrañaba la espalda y las nalgas y envolvi mis piernas alrededor de su espalda. Su pene entraba y salía y él estaba aún sobre mí. Yo lo empujaba hacia mi para que su pene se quedara dentro de mi vagina caliente y mojada. Empezó a acelerarse el ritmo él sobre mí, entraba y salia con velocidad, yo gritaba como si me estuviera degollando con el cuchillo que traía y le pedía con desesperación nunca parar. Tuve uno, no, dos, no tres orgasmos consecutivos. Y creo que si los vecinos no me habian escuchado cuando pedia auxilio ahora si lo hicieron. El temblaba y gemía de dolor en frenesí encima de mí. Cuando yo presentía que iba a terminar, lo voltee y ahora yo estaba cabalgando sobre el tome su aún duro pene y lo metí a mi vagina fuertemente, ahora era yo la violadora, puse mi dedo que habia metido en mi vagina en su boca, mientras el me lo mordía, entraba y sacaba su pene, yo lo controlaba, le arrañaba su fuerte pecho. El puso sus ojos en blanco y ambos sudados y empapados de placer nos vinimos. El orgasmo número 4 para mí. Entonces eyaculó su caliente semen que yo saboree, me bajé de sobre él toda excitada aún y le dije: toma el dinero de la pizza y tu propina, y regresa en cinco minutos con otra pizza.

Para concluir solo debo decir que desde ese día mi pizza llega en menos de 5 minutos y muy pero muy caliente.