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Me presento: Soy, un chico de 19 años recién cumplidos, que arrastra un encanto seductor -modestia aparte-, producto de una exagerada belleza masculina que desde niño me caracterizó como un dotado por la Natura, como un agraciado varón de esos destinados a calentar coños, por donde mujeres hayan.
Pero agreguemos también, otra verdad necesaria a este relato:
Ese, mi seductor carácter acompañado de esa figura de excelsa belleza masculina que me dio el destino, va eternamente acompañado también, por una extrema timidez que me ata haciéndome ir ya hacia abajo o hacia arriba, como un piolín a un yo-yo.
Interiormente, soy un volcán erótico que no exterioriza en lo más mínimo ese fuego hirviente que me achicharra las genitales entrañas, y adentro de mi triperío testicular, hierve mi leche como en una olla a presión que chifla como alocada.
Sí: lo mío, es calentura en estado químicamente puro y obsceno, y mi lujuriosidad interior, ésa que por nada del mundo así ni de ninguna manera expreso, en mi interior sentir me vuelve el más depravado de los machos que la tierra pisan.
Las chicas siempre supieron hacer verdaderas maravillas tratando de acercarse a mi persona buscando las maneras de poder lograr la intimidad que les permitiese follar a lo bestia conmigo, sin el más mínimo de los éxitos dado mi pajerismo extremo en esa timidez de mierda que me tiene atado y relleno como a un matambre.
Pero el otro día, hartas ya de tanta ineficacia en sus propósitos de conquista ante mi persona, unas despampanantes chicas amigas desde el colegio primario, y allá en una fiesta a la que concurrí, decidieron juntas, pasar a un plano más activo-digámoslo de alguna manera algo delicada-, para lograr lo que de ninguna manera parlamentaria o mímica o de ningún otro tipo, jamás conmigo habían nunca logrado.
La cosa, sucedió así:
Era una nocturnal fiesta de cumpleaños de una amiga, y celebrándose dicha fiesta allá en una estupenda finca a esos efectos destinada, en determinado momento, y agitado por el calor reinante, salgo a tomar un poco de aire libre allá en la intimidad solitaria de un lugar arbolado, rocoso, y en una semi penumbra interior de ese parque aromado por fragancias de rosales y qué se yo cuantas otras bellezas vegetales, cuando estando yo muy plácidamente sentadito debajo de una enorme roca ahí entre unos matorrales, oigo que llegan desde la fiesta también y en alborozada bulla de risas y voces, varias chicas ahí también a apartarse un poco del bullicio y el calor del salón festivo, para tomar un poco de aire puro y charlar entre ellas un rato.
Coincidentemente eligen para establecerse un lugar casi pegado al de donde yo me encontraba sin haber ellas advertido mi presencia ahí, y yo, típico tímido callado y temeroso, nada digo para advertirles mi presencia, quedando allí además, atento a la curiosidad de escucharlas en su hablar mientras allí estuviesen.
Eran ellas, siete de mis amigas conocidas desde los escolares tiempos de la primaria. Hermosísimas muchachas caracterizadas todas, de la primera a la última, por unos cuerpazos como de verdaderas diosas dueñas de una exuberancia como de historieta porno.
Estaban ya, un tanto borrachitas... es verdad. Cada una venía con su respectivo vaso de vodka o tragos por el estilo, y sus eufóricas maneras de hablar, las mostraba como verdaderas cochinas exultantes y desinhibidas en sus decires desprejuiciados.
Y no habrían pasado ni diez segundos, los necesarios para encontrar la comodidad que buscaban para tratar el tema que querían obviamente ahí tratar con comodidad e íntima "seguridad", y ya, comenzaron a entrar de lleno, en lo que querían ahí hablar.
Y... ¿saben cuál era el tema que querían ellas hablar...? O, dicho de otra manera, ¿saben sobre qué querían ellas hablar? pues... ¡sobre mi personita!!! Mis oídos, no podían dar crédito a lo que aquellas hermosas puercas, ahí así hablaban. ¡Escuchémoslas!!!:
-¿Pero han visto cómo se vino de "bestia" el potrazo del Axel!?!?!!! ¡Está como para comérselo una a lo caníbal, y tragarle hasta los huesos!!!
-¡Ayyyyy!!! ¡ese muchacho un día va a matar a alguna de no sé qué ataque, y él va a quedar impunemente libre y va a seguir haciendo su vida de chico libre y asesino de hembras en celo por su personita de seductor irresistible!
-¡Habría que... VIOLARLO!!! -Exclamó una de ellas gritando, y las carcajadas, estallaron a coro.
-Y... ¿por qué no…? -Dijo otra en respuesta de tono verdaderamente serio, matizado con esa maliciosa entonación que pretendía una propuesta de complicidad manifiesta. Una especie de muy breve silencio seguido de risitas que iban sumándose, prepararon el lugar como una mesa donde comenzábase a preparar... una cocina de elaborada receta.
-Mismo... ¿por qué no.…? -Exclamó, con aprobatoria entonación de su voz, otra. Ahora, las risitas cesaron, y todas, comenzaban a hablar del tema, ya...con elaborada astucia donde entre todas, ya estaban comenzando a tramar, lo que se proponían hacerme. Confieso, que un verdadero torrente como de lava ardiente, comenzó a recorrerme por toda la sangre mientras las escuchaba hablar sobre lo que ya, estaban tramando hacerme.
-Vamos a agarrarlo... vamos a agarrarlo, y vamos a hacerle cosas sin hacerle daño, es obvio, pero... vamos a divertirnos exprimiéndolo como él se merece que lo exprimamos por histérico, y vamos a hacerlo sentir lo que es el amor y disfrutar sin mezquindades ni egoísmos como él es, ¡y lo disfrutaremos a nuestras anchas...! ¿Por qué no...?
Todas, absolutamente todas ellas estaban de acuerdo en lo que decía cada una que hablaba, y más: cada una, iba agregando cosas que enriquecían lo que estaban "cocinando" como cochinas, y aquello iba tomando una forma, de receta perfecta.
Unas y otras manifestaban sus deseos de hacerme una cosa, y otra, y otra y otra, y mi desnudo cuerpo era un verdadero centro de sus juegos pasionalmente lujuriosos en las descripciones más obscenas de las cosas que iban a hacer conmigo.
¡Una y otra vez me iban a hacer acabar de una y diez mil maneras, y mi lengua iría a recorrerlas enteritas en un deslizarse desde sus pies a sus almas! Yo, ahí acurrucadito tras la roca, detrás mismo de ellas, era como un fuego invisible que ardía escuchándolas.
Ya habían hablado harto sobre las cosas que irían a hacerme, y ahora, comenzaban a hablar, sobre cómo harían, para llegar a eso que ya estaba tratado.
-Pero... ¿cómo lo agarramos...? ¿A la fuerza...? ¡Creo... que a la fuerza... no! -Dijo una.
-¡No.…! ¡Obvio que no.…! -Respondieron casi todas... bah: todas.
-Propongo engañarlo... una va, y lo habla proponiéndole que nos acompañe hasta algún lugar donde... no sé... donde lo necesitemos para que nos ayude con alguna cosa, y lo subimos con nosotras a la camioneta, y ahí sí lo llevamos hasta nuestra finca de paseos y reuniones, y ahí lo agarramos con calidad empezando despacito a "violarlo"... no sé... se me ocurre. Cada una podrá tener una idea...
-Mmmh... creo que tu idea no está mal...Tal vez, podamos aportar otros puntos...
-Tengo un poderoso excitante sexual que se les da a los caballos para que queden súper-excitados cuando los juntan para coger con varias yeguas... ¿qué les parece si se lo damos para facilitar las cosas...?
Un coro de exclamaciones y carcajadas estallaron en las que eso escucharon, pero luego de interrogantes y respuestas de esta chica que eso había lanzado como propuesta, diciendo que ya eso se había experimentado en otros chicos sin resultados peligrosos y sí unas excitaciones bestiales, todas fueron entre risas y carcajadas eso aprobando, y.… quedó eso también incluido, como parte del plan para en mí aplicar.
-¿Y cómo se da esa droga..? -Pregunta una, y le responde la chica:
-¡Se la damos en un vaso de coca, bien fácil!
Todo lo iban acordando con precisión y paso a paso, y las muy cerdas iban soltando risitas y hasta daban saltitos de alegría eufórica.
-Así que entonces, una va a hablarlo... pero, ¿cuál de nosotras?
-¡Yo! -Exclama Eva; una rubia despampanante con carita de ingenua y mosquita muerta.
-¡Bien!!! ¿y.… cuándo hacemos esto...?
-¡Hoy!!! ¡hoy mismo...! ¡Hoy mismo, aquí en la fiesta! ¡Sí!!!
-¡Obvio!!! ¡Lo llevamos ya de aquí!!! ¡Sí!!!
-Pero... ¿y la droga...? ¿cómo hacemos para conseguirla??? -Preguntó una; y le responde la otra, la que había eso propuesto:
-¡La tengo ya aquí en mi cartera, nena!!!
Todas, saltaban y aplaudían eufóricas. Ahora, ya habían cerrado perfectamente redondito el plan. Yo, ahí tras la roca...sentía la felicidad más cochina que pueda alguien imaginar.
Las vi cómo se alejaban en la penumbra, y al rato, salí yo también, pero rodeando, por las dudas, por otro camino volviendo a la fiesta.
Otra vez allá el bullicio y el baile, el ruido y la algarabía.
Al rato, la Eva que se me acerca sonriendo, y me dice:
-Ay, Axel... ¿no serías tan amable de acompañarnos con las chicas hasta la casa de un amigo tuyo que vive en un lugar donde no sabemos bien cómo se llega así nos indicas bien? Por favor, ¿sí?
Sentí...como si el mismísimo infierno se hubiera instalado adentro de mi pija.
-¡Sí... claro que sí, Eva! -Le respondí enseguidita, y pude ver cómo sus ojazos divinos se iluminaban de alegría y su cara dibujaba una expresión por demás cochina.
-Bien!!! vamos entonces! -Me dijo, y me tomó del brazo llevándome con ella ya, hacia afuera. Allá, junto a la camioneta, las demás nos veían llegar, y sus caras eran un verdadero poema a la cochinez más puerca.
-Aquí lo traigo! -Exclamó la Eva con una risa ya desprejuiciadamente explícita para ellas, suponiendo mi ignorancia, mientras todas, suponiendo obviamente lo mismo, reían con risitas como para matarlas a palos.
Una me abre la puerta riéndose, y subo quedando entre unas de ellas que reían silenciosamente mirándose. ¡Todas... reían!
-Ay, ¡qué horrible... qué calor hace, tomá este vasito de coca, Axel! -Me dice una, alcanzándome el cochino vasito de coca burbujeante.
Yo... me lo tomo casi de un golpe: ¡glu-glu-glu-glu-glu-glu-glu! Las muy cerdas, hasta se tapaban la boca para reír.
La camioneta, arrancó su marcha en medio del reír ahora, a carcajadas de todas ellas. Un ardor bestialmente erótico me iba tomando por completo haciéndome hasta gemir y retorcerme entre las que iban a mi lado, y al mirarlas... comenzaron a mirarme haciéndome morisquetas por demás cochinas, mientras me sacaban la lengua y se reían. Las carcajadas, ahora eran un femenino coro entre todas ellas mientras la camioneta, ya volaba rumbo a la finca donde irían a hacerme lo que yo, en mis fantasías más calientes, siempre anhelaba con demencial deseo.
-¡Yo estaba detrás de la roca cuando planearon todo esto, putonas cochinas!!! -Les grité entre riéndome y medio haciéndome el que lloraba. Ellas... mirándome rojas como tomates y con la boca totalmente abierta, enmudecieron un rato, para largar gritos que iban transformándose en las carcajadas más estridentes que jamás hubiera yo escuchado.
Jamás, imaginé que pudiera desnudarse a una persona con tanta rapidez, como aquellas dos que estaban a mi lado ahí con la camioneta en marcha en un santiamén me desnudaron.
A los bocinazos y carcajadas de todas y un relajo de la gran puta, me llevaban hacia una orgía loca en la cual iría yo a ser el juguete de todas esas inmensas moles femeninas que irían a exprimirme hasta hacerme saltar todos mis seminíferos jugos.
Ya en plena marcha me mamaban como energúmenas haciéndome estallar en mis primeros orgasmos descargándoles en la boca mis torrentosas acabadas de bestia, y ya los pies de no sé cuál de ellas le lamía yo sintiendo el salado gustito de sus sudores que más me excitaban en un fetichista sentir que iba ahí ya adueñándose también como un nuevo placer en mis deseos eróticos.
Comenzaba ya, ahí en plena marcha hacia la finca, aquello que debería yo prolongarlo en otro relato para no hacer tan pesado éste.
Pero eso sí no sé cómo definirlo: ¿Violación? ¿Pudo haber sido aquello, algo que podría llamársele “violación”?
Creo, tener una duda que me gustaría saber antes de relatar lo que en aquella finca ocurrió. No sé, me parece, digo...
Por ahora no quiero aburrir más, pero me quedo pensando: ¿violación?
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