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Víctimas del aburrimiento
SINOPSIS: Un joven se encuentra solo y parece estar aburrido… Hasta que el llamado de su tia, lo alegra para tener una noche de intenso placer sexual…
ECSagardez
Había caído la tarde en el puerto de Veracruz, México, y me aburría de una manera espantosa. Me encontraba solo en casa, porque mis abuelos disfrutaban de un festejo cumpleañero de unos compadres y, al final, decidí no acompañarlos.
Encendí la televisión, los programas no me gustaban, apagaba el aparato y dejaba pasar algunos minutos para volverla encender, pero nada me satisfacía.
Así que me senté en el corredor de la casa, con un cigarrillo en la mano y una taza de humeante café "Competidor" –esa era la marca-. Pero yo continuaba en la misma tensión que te proporciona el aburrimiento…
En ese momento sonó el teléfono y me apresuré a contestar, quizá con la idea de que fuera alguna de mis amigas y me invitara a hacer algo para salir del marasmo en que me encontraba.
Levanté el auricular y respondí:
— Bueno, si quien habla…
— Soy yo hijo… Tu tía Socorro… Ven por mi a la terminal… Aquí te espero…
La voz de la Tia Coco, como le decíamos en la familia, sonó como algo celestial a mis oídos… Mi mente elucubró de inmediato y sentí la necesidad de poseerla… Al cabo no sería la primera vez ni la última…
Así que tomé el automóvil de mi hermano mayor, quien lo había dejado porque andaba de parranda con sus amigos y me dispuse a ir por la Tia Coco a la terminal de autobuses, había llegado de México…
El reloj marcaba las 19 horas…
II
Recorrí las calles de la ciudad a velocidad moderada. Pero si me urgía llegar a donde se encontraba mi tía… Por lo tanto no me hice del rogar y traté de ganarle tiempo al tiempo… Incluso en los semáforos rojos, en lo que duraban encendidos, evocaba las grandes tetas de mi tía Coco, quien era una madurona de 45 años, sus gruesas piernas y su rizado vello púbico que en otras ocasiones ya había separado con mi lengua…
La llegada a la terminal se produjo en un término de diez minutos y estacioné el automóvil en las inmediaciones, para dirigirme caminando hasta la sala de espera, donde mi tía al verme se apresuró a encontrarme y me depositó un beso en la boca que se convirtió en salvaje, porque nuestras lenguas se buscaron y se engarzaron de tal modo, que los minutos así se volvieron siglos… La gente sólo se nos quedaba mirando y me cohibieron algunos cuchicheos de la gente…
— Hola hijo… ¿Cómo están los abuelos?
— No están en casa tía –fue la respuesta-, fueron a la fiesta de su compadre Manuel y van a tener para rato en ese lugar, ya ves que se estiman bastante…
III
Fue entonces, cuando sorpresivamente mi tia me dijo:
— ¿Sabes qué? Si trajiste carro… Mejor no me lleves a casa… Vamos a un lugar más privado… Llévame a un motel a la salida…
La sorpresa para mi fue grande y genial… Así que tomé su pequeña maleta y su neceser para enfilarnos al lugar donde se encontraba estacionado el automóvil…
Como todo un caballero le abrí la puerta, luego de quitarle el seguro. Y al subir, su falda azul marino que contrastaba con una blusa azul turquesa, se levantó y pude apreciar sus gruesas piernas, mostrándome con esa coquetería femenina su braga azul pastel y se le notaba su abultada vulva…
Mi verga estaba alterada… Luchaba incansablemente por salir de la truza blanca que la aprisionaba… Pero lo único que hacía era medio acomodarla para que no se notara el efecto que había causado en mi la tía Coco.
Así que subí su maleta y neceser a la cajuela, para subirme y encender el carro, dirigiendonos de inmediato al motel "Malibrán", el más apartado de la zona en Veracruz… Llegamos y metí el carro a uno de los aparcamientos que estaba vacío y me bajé para jalar la cortina de plástico… En tanto mi tía abría la puerta y caminaba por las escaleras para introducirse al cuarto… Yo me dirigí a la administración a pagar el alquiler…
Todavía el joven que me atendió, me ofreció refrescos o cervezas… Le respondí que no, en ese momento, y me lancé al comelitón que me esperaba…
IV
Cuando subí y me introduje al cuarto… Mi tía ya se encontraba en la cama, sólo con las bragas puestas y me hizo señas de que me acercara… Su perfume "Chanel 5", era totalmente embriagador… Fue ella la que inició el ritual de sexo que nos esperaba y comenzó acariciándome por encima del pantalón… Se había dado cuenta que traía la verga enhiesta y me desabrochó el cinturón, aflojó el broche y bajó el cierre para meter sus delicadas manos, cuyas uñas pintaba de color rosa, y la sacó con gran desesperación de su prisión…
Sentada en la orilla de la cama y jugueteando con sus dedos su vulva, cuya mano había desaparecido debajo de sus bragas, me empezó a besar la punta del pene, pasó su lengua a todo lo largo y grueso, se introdujo primero un testículo y lo chupó a rabiar, para pasar al otro y seguir fruicionando con gran intensidad que me hizo sentir en la gloria…
Sin duda, mi tia, era una experta en mamar pijas… Me lo estaba demostrando… Yo estaba al borde de eyacular… Pero traté de tener todo el control del mundo, no quería aparentar a mis 19 años que aún era un inexperto… Dejé que ella continuara con la iniciativa…
Siguió dando lenguetazos en la cabeza de mi pene, bajaba el prepucio y recorría el glande hasta verlo reluciente… Luego se la metía toda en la boca y parecía que le tocaba la campanilla… Era la tía Coco una garganta profunda… Pero no hacía ningún gesto de asco… Así que siguió en su labor, bajando y subiendo el prepucio… Hasta que le dije:
— ¿Tía me vengo en tu boca?…
Ella no respondió y siguió mamando a más no poder… Hasta que una descarga eléctrica que salió de mi cerebro, recorrió mi espina dorsal y en un movimiento inercial le metí toda la verga en su boca y le aventé cuatro o cinco descargas de espumoso sémen…
Ella no hizo ningún gesto de repugnancia… Se lo tragó todo y todavía limpió con su lengua el glande del pene…
V
Ambos nos acostamos… Esa corrida me había dejado exhausto… Pero mi tía parecía no tener cordura y comenzó de nuevo a mamarme la verga… La respuesta se dio en forma inmediata… El juvenil miembro de 20 centímetros de largo y seis centímetros de grueso cobró forma y se llenó de sangre para responder a la caricia…
Ella cambió de posición y puso su vagina en mi rostro… Con las manos recorrí sus bragas que estaban súper húmedas y metí la punta de mi lengua en esa oquedad, cuyo clítoris ya palpitaba deseando ser acariciado…
Así que aprisioné el botoncito del placer con mis labios, lo jalé con fuerza y logré que en el silencioso acto del amor que habíamos establecido mi tia y yo, ella lanzara un ligero suspiro, no se si de dolor o de placer…
Pero sentí como su vulva se aprisionaba con mi rostro… Mi lengua se volvió como una espada acerada, entraba y salía de esa sabrosa vagina peluda, en tanto sus fluidos se fundían con la ptialina de mi saliva… Resultando un sabor agridulce que a veces se tornaba salado… Pero agradable…
Fue en ese instante de mayor deleite en el sexo oral que le hacía a mi tia, cuando decidió que la penetrara, por lo que al despojarla totalmente de la braga color azul, cuando me dijo:
— Metémela ya hijo… Quiero sentir toda tu virilidad… No tengas compasión… Dámela toda… Estoy que ardo por dentro…
Su petición fue atendida, porque yo también ya deseaba penetrarla, así que se acostó boca arriba y levantó sus piernas para recibir el grueso mástil que colgaba de mis piernas… Preparado para darle una tremenda estocada y si era posible hasta el descabelle.
La lubricación natural de su vagina, hizo que mi verga se fuera como un cuchillo en mantequilla y mis huevos llegaron hasta su perineo… Ella sólo hizo un ligero gemido y comenzó a acompasar sus movimientos con los míos, pero sin zafarse…
Sus piernas, por momentos las engarzaba alrededor de mi espalda y en otras las subía, porque le gustaba como le acariciaba sus pies, cuyos dedos besaba y chupaba, embelesado en el embriagante polvo que le estaba echando a mi tía Coco.
Los movimientos de uno y otro se fueron haciendo más frenéticos. Le metía y sacaba la verga a una gran velocidad… Ella no estaba dispuesta a soltar a su joven prenda, así que siguió por varios minutos en esa posición que se volvió eterna… Mi control era excepcional… Trataba de retrasar mi eyaculación, porque quería verla estrujarse de placer y oirla gritar…
No pudo más y con estas palabras tuvo su primer orgasmo de la noche…
— Me veeeeeennnnngggggoooooo hijo… Metémela hasta el fondo… Veeeeeennnnnnnte conmigo…. Quiero sentir tu lechita… Soy tu puta… Entrégame tus mocos chamaco del demonio…
Las expresiones de mi tia Coco, me provocaron mayor excitación y no tuve más remedio que soltarle tres o cuatro descargas de líquido espermático que ella recibió al empujarse y meterse toda mi verga en su vagina…
Ambos, tuvimos una corrida colosal…
VI
Luego de concluir con el orgasmo y la eyaculación espermática… Mi tía se dirigió al baño y se dio un regaderazo… Los dos habíamos sudado bastante y el calor de nuestros cuerpos producía alta temperatura en ese cuarto de motel que parecíamos estar en un horno para bizcochos…
Ella salió del baño y me dirigí yo también, pero le alcancé a pegar en sus tremendas nalgotas y se me quedó mirando, con esa mirada lasciva que ya le conocía y que era el preámbulo de algo que bullía en su cabeza…
Luego de un regaderazo… Me sequé con la toalla y así desnudo me acosté junto a ella… Su mano comenzó a acariciarme y de nuevo se encontraron con mi verga, que en ese momento pedía reposo… Pero la madura y caliente tia Coco no la dejaría descansar ni por un instante…
VII
Su mano derecha siguió acariciando mi pene y éste tuvo que responder al llamado… Fue entonces, cuando mi tía me dijo:
— Chaparro, hazme tuya por detrás… Quiero sentir tu gruesa verga en mi culo… Pero con mucho cuidado… Porque esa parte de mi cuerpo, sólo está destinada para ti… Esa idea venía tejiendo desde que viajaba en el autobús…
Al escucharla decir eso… Me emocioné bastante, porque ese culo firme era mío y sólo para mí… Así que la puse en cuatro patas y le acomodé una almohada en su bajo vientre para que levantara sus nalgas…
El oscuro círculo de su recto se presentó ante mi… Sus pliegues se notaban angustiados, sabedores del castigo que recibirían al ser penetrados por un grueso mástil de carne potente y juvenil…
No quise aprovecharme de la situación, así que le empecé a besar la espalda… Mi lengua la recorrió toda, hasta que llegué al centro de su ano… Al momento de percibir mi caricia, sus pliegues se retrajeron, pero mi lengua se abrió paso y le lamí hasta humedecerla… Uno de mis dedos de la mano derecha también se abrió paso para ensanchar esa oquedad que estaba a mi disposición…
No fue uno, sino dos o tres dedos, los cuales empezaron a entrar, primero suavemente y después con intenso frenesí, hasta que su ano se encontraba dilatado y preparado para la estocada final…
Le puse la punta y sin miramiento alguno se la metí toda… Ella lanzó un grito y respingó con una grosería:
— Chingada madre… Como eres pendejo… Me lastimaste hijo…
En verdad sus palabras se oían lejanas… Mi verga estaba como loca bien posesionada de su ano y mis manos de esas tremendas nalgotas… Así que comencé con suavidad a moverme y mi tía Coco comenzó a adaptarse al movimiento… Por lo que poco a poco fue tomando el ritmo del mete y saca… Hasta que expresó emocionada:
— Asi hijo… Dale a tu tía por el culo… Verdad que es una puta de lo peor… Pero no te preocupes… Sólo tu tienes ese privilegio… Eres mi hombre… El que siempre está conmigo cuando necesito verga…
Yo no le respondía, sus expresiones me incitaban más y me convertían en un salvaje del sexo… La verga entraba y salía… A veces nomás la mitad… Otras hasta la punta y se la introducía toda hasta que chocaban mis huevos… Pero se me ocurrió comenzar a golpearle en las nalgas y eso pareció excitar a mi tia, porque me dijo:
— Golpeame en las nalgas… Ponmelas moradas a madrazos… Pero no me la saques… La estoy gozando a más no poder… Sigue así mi amor… Sigue así… Muévete maaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssss…
Y cuando hizo larga esa expresión… Ella lanzó un increíble alarido y tuvo un espectacular orgasmo… Ya que mis manos estaban sobre su vagina, jugando con su abundante pelusa y fue el receptáculo de su intenso fluido vaginal…
Mientras yo… Sentí como algo recorría todo mi cuerpo… Campanas sonaban en mis oídos… Un zumbido se apoderói de mi y el sémen recorrió desde mi saco escrotal hasta quedar depositado en el interior del recto de la tia Coco… Se la saqué y el líquido blanquecino salió disparado por su ano…
Sin duda, un espectacular orgasmo y una eyaculación de semen sensacional…
VIII
Los dos nos tiramos en la cama… Pero mi tía ya no hizo ningún intento por tomar mi verga… Así que exhaustos y sudados entramos en un ligero sopor que nos transportó a un fatigoso sueño…
Pasaron varios minutos o algunas horas… Cuando los dos despertamosm eran las diez de la noche… Sólo nos besamos… Nos levantamos para darnos una ducha, la cual compartimos y mientras nos besábamos bajo el agua fresca de la regadera… Ella se introdujo mi verga en su boca y la mamó con esa destreza que la caracterizaba, hasta que me sacó una ligera descarga de caliente leche…
Yo en ese momento estaba muy feliz… Mi tía Coco me había sacado del aburrimiento en que me encontraba esa tarde… Fue, sin duda, mi salvación y en verdad que la disfruté a ella en toda su plenitud como una madura hembra ávida de coger y tener mi verga dentro de ella…
Bajamos… Abrí la cortina plástica… Salimos del motel y nos dirigimos a cenar… Ella pagó la cuenta y luego los dos a casa, como si no hubiera sucedido nada…
La noche fue placentera para ambos… Porque los abuelos llegaron cerca de las 2 de la madrugada… Y tanto mi tía como yo… Habíamos roto el aburrimiento con otros dos palos… Pero nadie sospechó de que durmiera en mi cuarto… Porque siempre lo hacía cuando llegaba a Veracruz y porque, según ella, los dos no queríamos ser víctimas del aburrimiento… El placer sexual y el deseo carnal era lo que nos importaba… Lo pecaminoso del amor filial era algo que no nos preocupaba…
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