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Categoría: Confesiones

VIAJE EN BUS

 

Esto pasó hace muchos años, cuando bordeaba los 20 años, estudiaba, trabajaba, y se dio la oportunidad de viajar a lima y no había mejor opción que ir a conseguir un pasaje para viajar en bus, por la premura del tiempo.

Antes de eso tengo que mencionar que salía de una relación sentimental, que hasta días antes del viaje la llevaba a distancia, pero que de un momento a otro se enfrió y ya ni las llamadas respondía, y si lo hacía era muy cortante.

En esa coyuntura viajaba con la esperanza al menos aclarar todo en lo sentimental y eso me tenía bastante malhumorado y triste.

Viajé en la tarde, y en ese horario, el bus estaba casi vacío, más o menos 12 personas como máximo éramos, para mí, mejor, para poder viajar más cómodo.

Como era de esperar estaba solo en ese sector del bus, era también porque subí mucho antes, me senté en el asiento que me correspondía, junto a la ventana con la mirada perdida en lo que pasaba fuera del bus, en eso alguien me saluda y me da una almohada pequeña y una manta, yo sin decir nada la recibí y la puse a un lado, era la terramoza, ya cuando se fue, me di cuenta que fui algo grosero ya que ni el saludos le respondí, ya estábamos a unos minutos de partir y empezó a subir el resto de pasajeros y para mi mala suerte, alguien ocupaba el asiento junto al mío, y al pasar la terramoza le pregunte si podía cambiarme de asiento, ya que en la parte posterior estaba desierto, ella muy amable me dice que no había problema, mientras caminaba por el pasillo, le dije que me disculpara si hace unos minutos no le respondí el saludo. Sonrió y me indico donde podía sentarme, reitere mis disculpas y le agradecí.

Al momento que se iba al fondo del bus me di cuenta que era una chica bonita, rellenita, pero de esas chicas que tienen una figura armoniosa, hasta voluptuosa se podría decir, ricas piernas que se ceñían a la faldita azul marino que llevaba de uniforme, senos que exigía a los botones de la blusa blanca que tenía puesta, unas nalgas grandes pero redonditas, era un mujeron, algo de pancita, pero acorde a su figura, no tan alta pero estaba buenísima. Me senté y ya de mejor humor recibo una llamada de la que les cuento, no le dije que iba a lima, solo llamo para decirme que las cosas se estaban enfriando por la distancia y todo el cuento previo para que te choteen, ya solo me quedo escuchar y decirle que mejor hablamos mañana. Terminar las cosas a veces es mejor cara a cara.

Triste, sentado en mi asiento, aparece la terramoza y me pregunta si estoy bien, que inevitablemente me había escuchado y que si necesitaba algo , le avisara, ella estaba sentada justo detrás mío, después de que sirvió el almuerzo/cena ella regreso a su asiento y me pregunta si quería comer más, había sobrado un par de almuerzos, ni corto ni perezoso le dije que sí, y como era tan amable le digo, allá atrás solita no te aburres?, si quieres siéntate acá, le señalaba el siento junto al mío, así conversamos un rato y se nos hace el viaje más corto. Ella no dijo nada solo sonrió y se sentó en el asiento junto al mío, comenzamos a hablar de todo, me contaba que normalmente viajaban 2 terramozas pero en esa ocasión no había muchos pasajeros, además era su último viaje, retornaba a lima y continuaría sus estudios de turismo, que le gustaba viajar, que tenía una relación pero termino hace algunos meses, una conversación muy amena y ya después un poco más íntima, las preguntas se pusieron un poco más calientes, sabía que no tenía relaciones hace uno 4 meses, pero que se masturbaba periódicamente, que alguna vez trato de tener relaciones en el bus cuando su ex viajo en una oportunidad, pero que no pude porque había muchos pasajeros. Ya para esto, uno de los botones de su blusa cedió y el escote dejo a la vista su brasiere de encaje, yo ya estaba algo caliente y notaba que ella también, ya era tarde y tratamos de descansar, me dormí por unos minutos, cuando abrí los ojos, mi cabeza estaba en su hombro, me quede así y me percato que ella también se recostaba y me acarició el rostro, sabía que me daba pie a que me acomode mejor, y así lo hice, no tarde en poner mi mano sobre sus piernas, no encontré reparo, es más acariciaba mi antebrazo, todo lo hacía con los ojos cerrados, no tarde en acariciar sus muslos, subir hasta la entre pierna, al comienzo había algo de resistencia, pero esas piernas temblorosas cedieron y percibí la calidez y la humedad de su sexo, la otra mano la rodeaba por la espalda y acariciaba sus caderas y parte de las nalgas, no pude con las ganas y apreté uno de sus senos por debajo de su blusa y lanzo un suspiro que hizo que abra los ojos, nos miremos a los ojos, me sujeto de la cabeza y empezó a besarme el cuello con toda la sensualidad del momento, recordé en ese momento las palabras de un tío que me decía, sobrino, uno nunca sabe cuándo se va a tener una batalla, por eso siempre carga tus municiones, y efectivamente, en la mochila de mano tenía unos condones, ya saben que hombre precavido cuenta por dos.

Ya con la seguridad cubierta, comencé a sacarle el calzoncito de encaje blanco que tenía puesto, ella colabora y me ayuda con esa operación, y me dice como broma, normalmente uno calzones más cómodos y menos sexis, yo solo le dije con el culito que te manejas cualquier calzón se te debe ver sexi, ella sonrió y devoró mi boca, yo era un pulpo, ya tenía un par de dedos que entraban y salían de ella, ella se retorcía de placer, hasta que me dijo para para, no podemos seguir, sin globito no hay fiesta, me reí, me apure a sacar el condón que tenía guardado y le dije, la fiesta tiene que continuar, se dibujó una enorme sonrisa se levantó, miraba para saber si todos los pasajeros estaban distraídos en la película o dormidos, mientras yo ya tenía el condón puesto y listo, ella se levantó la faldita se paró entre mis piernas, y se sentó mientras ella solita se la acomoda, la primera sentada fue suave, despacio, tratando de mirarme y mordiéndose el labio inferior, era una imagen magnifica, sus redondas nalgas blancas, suaves, su espalda arqueada ufff, ya los siguientes sentones fueron más rápidos y fuertes, los dos disfrutábamos pero siempre con la adrenalina de que alguien se despierte o se diera cuenta que atrás del bus la fiesta estaba buena.

El espacio no permitía hacer mayor malabares, pero intentamos de costadito, en 4, y ella sentada entre los dos asientos con las piernas bien abiertas, esa me permitía ver, y gozar de sus riquísimos senos, tan suaves y firmes, pezones que no dejaba de mordisquear. Terminamos solo tapados por las mantas, dormimos en cucharita las horas que faltaban del viaje, ella despertó ya para que pase el desayuno, me sorprendió que estaba perfectamente arreglada, papito a ti ya después te doy otro desayuno, me dijo picara ella. Ya faltaba nada para llegar y estábamos los dos sentados, yo acariciándole los senos, las piernas, todo su cuerpo, entre risas, caricias y besos.

Nos despedimos con un largo beso, manoseo incluido, después de eso no la volví a ver. Sabía que vería a su ex y había la posibilidad de que regresen, me lo dijo cuándo conversábamos, así que solo disfrutamos del momento y de la aventura.

Datos del Relato
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