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CAPITULO 6
REGRESANDO AL FUTURO Y UNA FIESTA INESPERADA
Ya era hora de regresar al futuro y ver qué consecuencias habría tenido mis actos en el pasado.
Pasé dejando a Sofía en el trabajo y a sus hijos en el colegio, regresé a la casa y busqué la máquina del tiempo. La programé para ir a la época de la cual había venido y lo que pude ver me causó mucho impacto.
Mis sobrinos no existían y mucho menos mis hijos, pues mi hermana se había casado con otra persona y mi yo más joven ni siquiera se había casado. Por otro lado, mi madre y su pareja (ósea yo mismo) vivían sin novedades.
Económicamente estábamos muy bien ubicados pero el resto no estaba bien, debía buscar la forma de corregirlo, regresé al pasado.
Desde hoy en adelante, a pesar que mejorábamos económicamente, no nos cambiaríamos de casa para mantener las relaciones y vecinos que habían influido en mi juventud.
De la misma manera de alguna forma haría que tanto mi hermana como mi yo más joven tuvieran contacto con las personas con las cuales debían casarse.
Viajé otra vez en el tiempo y pude comprobar que las cosas habían mejorado, económicamente seguíamos mejor, mi hermana se había casado y tenía dos hijos, mis sobrinos, y mi yo más joven también se había casado, teniendo dos hijos y luego divorciado, tal como me había pasado a mí. A pesar de económicamente estar en un mejor nivel, seguíamos viviendo en la misma casa y humildemente nos llevábamos con todos, nuestro círculo familiar y de amistad seguía siendo el mismo.
Me quedé algún tiempo en esa época para comprobar que no había más consecuencias de mis acciones en el pasado, pude detectar que incluso algunos de los problemas e inconvenientes que habíamos tenido, en esta nueva línea de tiempo ya no existían, era un mundo perfecto. Lo había logrado, y ahora podía regresar al pasado y seguir en mi relación con esa mujer que me tenía locamente enamorado, Sofía.
Regresé justo en la fecha en la que había dado mi último salto, para que Sofía no sospechara mi desaparición. Al esperarla para almorzar al medio día, para mí fue como si hubiera pasado siglos sin verla, estaba hermosa, al verla solo la abracé como nunca y la besé y la besé, ella sorprendida me preguntaba.
—Hola, ¿que te pasa? ¿Porqué ese recibimiento?
—Es que me parece que no te he visto hace mucho tiempo, y seguía besándola.
Mientras almorzábamos, Sofía me contó que su hija Ana, estaba por cumplir los 15 años, así que ella quería organizarle una fiesta con todas las de la ley.
Pues esta sería una oportunidad para que todos sus familiares me conozcan, dijo.
¿Pero esto sería una buena idea? Pensaba para mis adentros, pero igual hicimos los preparativos.
Organizamos algo no muy ostentoso, similar a lo que ella había organizado cuando yo era joven, quería ir reviviendo las cosas tal y como pasaron, para no cambiar mucho en el futuro.
Se organizó una misa, y luego una recepción en un pequeño local de la ciudad, solo familias asistieron, y todos sus parientes y mis parientes a la vez, me miraban con cara de extrañados, cuchicheaban mi parecido con sus hijos y con quién en su momento fue mi padre.
Yo les dije que no tenía parientes con vida y que había crecido en la capital, y con el tiempo fueron tomando confianza. En más de una ocasión casi llamo por su nombre a alguno de ellos, es que me daba gusto ver a muchos de ellos tan jóvenes y activos, y no se diga algunos primos con los que me llevaba bien, a los cuales les hacía bromas, tenía que aguantarme las ganas de volver a hacérselas.
Lo que más me impacto, que ver a mi abuelo, un hombre alto y serio, el cual había sido mi modelo de hombre a seguir, el de alguna manera había tomado el rol de padre en mi vida, y aunque no vivía con nosotros, siempre estaba pendiente. El en mi época hace años que había fallecido, fue un dolor inmenso en mi vida, no se diga para Sofía. Mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo, y la única forma de justificar mi actitud fue decir que se parecía tanto a mi padre, y que como el ya había fallecido, pues me puse sentimental. Sofía solo supo darme un beso de consolación, por dentro yo me quebraba, y pensaba si estaba bien lo que estaba haciendo.
De todas maneras, la reunión continuaba, yo estaba feliz viendo a mi mujer sacar pecho por su hija que cumplía 15 años.
Sofía estaba radiante, vestía una falda roja hasta las rodillas, una blusa negra de manga larga, llevaba sus mangas dobladas casi hasta los codos, sin sr transparente, permitía ver su sujetador blanco, medias de nylon color carne, zapatos negros, su cabello lacio y en media melena hasta los hombros, sujetado por los costados y un gracioso cerquillo en la frente, un collar sobre la blusa, una verdadera delicia a la vista, labios pintados de color rojo pasión que en cada movimiento me invitaban a morder esos labios.
Algo de lo que no me había percatado es que en su rostro se le hacían unos hoyuelos en las mejillas al sonreír, tanto tiempo viviendo con ella y no me había caído en cuenta en tan bonito detalle, que hacía que su rostro se vea más hermoso de lo que era.
Bailaba y brindaba con todos los invitados, yo la miraba con ojos de amor y deseo, no lo podía disimular, esa mujer me tenía embobado definitivamente, esa sonrisa, ese cuerpo, esas caderas y esas piernas de infarto. Cuando estaba sentada, cruzaba sus piernas y la falda se le subía hasta indicar sus muslos, yo solo quería raptarla para hacerla mía, mucho tiempo tuve que estar sentado para disimular la erección que tenía de verla así, ella coquetamente de vez en cuando me miraba y me sonreía.
No tuve que esperar mucho tiempo, pues el licor se estaba acabando y Sofía me pidió la acompañara a conseguir más en alguna licorería abierta a esas horas de la noche, fuimos los dos a buscarla en mi coche.
Al verla subirse al coche pude apreciar esas deliciosas piernas, que me invitaban a poseerla, mi miembro no podría estar más erguido ya. Mientras íbamos a la licorería, mi mano acariciaba sus piernas provocativamente era delicioso sentirlas cubiertas de esas medias nylon, ella reía y por causa del licor y euforia de la fiesta estaba más animada que nunca.
Conseguimos el encargo en una licorería, nos demoramos por suerte muy poco tiempo, ya que yo quería estar un momento a solas con mi mujer.
De regreso nos estacionamos en un lugar alejado y oscuro, y empecé a besarla y acariciarla, ella me correspondía, los besos apasionados no se esperaron, y por suerte mi coche era amplio, ya que en un momento Sofía estaba sentada sobre mí, subida su falda casi hasta la cintura, yo como pude le bajé sus medias junto a su interior, quería sacarlas de un tirón, ella me abría los pantalones y mientras nos besábamos ella se sentó sobre mi miembro, y allí en el coche mismo, estábamos teniendo relaciones, logré sacarle la blusa de su falda y metía mis manos para acariciar sus pechos, Sofía gemía de placer, y me decía
—Ya no soportaba más tiempo sin tenerte
—Yo igual mi amor, tu forma de moverte y tus caderas son una tentación para mí, le dije, además te ves tan hermosa..
En esa posición Sofía tenía el control de la situación, ella llevaba el ritmo, yo la disfrutaba, sentí que ella se vino por lo menos unas dos veces, hasta que terminamos explotando juntos entre gemidos, gritos y besos. Sentir llenarla de mi semen como si hubiera estado acumulado por días, y al expulsarlos sentir chocar en sus paredes vaginales y útero, era indescriptiblemente delicioso. Los dos temblábamos de placer, ese aroma a hembra en celo me alocaba más, esa mujer era mi delirio.
Nos demoramos un momento arreglándonos para poder regresar a la fiesta sin despertar sospechas. Aunque creo que más de uno sospechaba algo.
Como se puede ver nuestra vida sexual era muy animada, el momento menos pensado, sin importar el lugar, Sofía era mi mujer y yo me entregaba a la pasión de tenerla.
Terminamos la reunión sin novedades y todos al final se retiraron felices a sus casas, nosotros como una familia regresamos a nuestra casa, yo cada vez me convencía que era el hombre más feliz del mundo junto a esa maravillosa mujer, que hacia realidad mis fantasías y cumplía mis deseos.
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