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Categoría: Incestos

Viaje al Pasado (Capítulo 2)

CAPITULO 2

EL COMPROMISO

Las invitaciones a almorzar se fueron dando, paulatinamente, y una que otra salida a algún evento que se daba en la ciudad, y que sabía que le gustaba a Sofía, pero que por situaciones de la época, no podía ir, ahora conmigo iba a muchos de ellos.

En cada salida Sofía preguntaba más de mí y yo seguía en mi papel, inclusive le había comentado que no era casado y que tampoco tenía hijos, y era cierto puesto que en esa época ni si quiera habían nacido.

Yo por el contrario iba conociendo más de la Sofía mujer, sus aspiraciones, temores y problemas.

Aproveché el tiempo que estaba ahí, y me dediqué a hacer inversiones en negocios locales que yo sabía que con el tiempo se convertirían en empresas muy grandes e importantes. Puse en planes de inversión un poco de dinero, claro todo esto lo hacía a mi nombre real.

Con el tiempo sentía como Sofía iba haciéndose muy importante, y yo esperaba su hora de salida para llevarla a su casa. Pienso que yo de la misma manera me pasaba lo mismo hacia ella.

Me dio mucho gusto cuando decidimos hablarnos con más confianza y dejamos el “usted” a un lado.

Ya estaba por llegar a estar casi un año desde que hice el salto del tiempo, y durante él me había topado en algunas ocasiones con mi “yo” más joven.

Mientras mi relación con Sofía iba de viento en popa, y eras ahora unos “amigos muy especiales”.

La relación con mi “yo” más joven y con mi hermana joven también, era un tanto “especial”. Lo bueno era que ninguno me reconocía y yo trataba de llevar la relación lo más bien que pudiera.

Me dio gracia en algún momento en que les habían preguntado si yo era su padre, porque notaban algo se parecido entre nosotros. Pero yo no le di mucha importancia para que no ahondaran mucho en el asunto.

Así era mi relación con ellos, hasta que se me ocurrió preguntarle a Sofía lo siguiente:

—Sabes, he dado muchas vueltas a lo que he pasado aquí durante este último año, y estoy pensando seriamente en quedarme a vivir aquí, claro, eso no depende solo de mí, sino también de ti, le dije.

—¿Y porque depende de mí? Contesto Sofía.

—¿No te has dado cuenta que tú eres muy especial para mí? Contesté

—Y tú lo eres para mí, pero no entiendo lo que quieres decirme, replicó

—Me gusta esta ciudad, la verdad estoy pensando comprar una casa aquí, y como que quiero ir estabilizando mi vida. Continué

—Y yo que tengo que ver en todo esto, insistió.

—Pues, que me encanta pasar el tiempo contigo, y si tú lo permites me gustaría intentar tener una relación más seria y si dependiendo de los dos, podríamos terminar en algo mucho más serio y para el resto de nuestras vidas.

—No sé qué decir, dejó una pausa muy grande, pero la verdad en este tiempo nos hemos hecho muy amigos y la verdad no sé pero es como que te conozco de siempre, y te tengo mucha confianza.

—Dime que lo intentaremos, solo eso necesito escuchar, le susurré.

—¿Puedo pensarlo? Me dijo.

—Dime lo que piensas en este momento, no le des más vueltas, le insistí.

—Está bien, intentémoslo, tengo que decírselo a mis hijos, comentó.

—No, le dije, TENEMOS que decirles, recalcando que desde ahora ya no estará sola, sino que ahora estaremos juntos.

—Esto último le fascinó, y creo que con eso gané muchos puntos con ella.

—y ya que estamos de acuerdo, continué, quieres ser mi novia?

—Si, pensé que nunca me lo pedirías, me dijo con ojos llorosos de emoción y se acercó a mí

—Te quiero mucho, le dije, mientras la tomaba de la cintura y la traía hacia mí.

Mientras ella colocaba sus brazos sobre mi cuello, nos dábamos un beso, apasionado como nunca se ha visto, sincero, tan especial como solo puede haber uno en la vida.

Yo definitivamente estaba enamorado de ella, tanto o más qué ella de mí.

Sentir su cintura entre mis manos por el momento era la sensación más deliciosa que sentía, pero su beso, y sentir el roce de sus labios con los míos, su lengua jugando con la mía, podía acabar con cualquier fantasía que yo podría haber tenido. Por fin esa mujer de la que por años estuve enamorado, es mía, cada vez más.

Esa misma noche, les dijimos a sus hijos, mi hermana y yo mismo, que habíamos decidido intentar vivir una relación y que queríamos a ellos parte de esta decisión, obviamente que yo no quería reemplazar a su papá no nada, y que yo quería ser su amigo.

Aparentemente de una manera completamente extraña para mí, aprobaron esta decisión, e incluso me dijeron que yo les caía bien.

Luego de eso, todos salimos a celebrar juntos comiendo en uno de esos lugares típicos que yo conocía.

Por momentos me olvidaba que Sofía era mi madre, ese joven era yo mismo y esa niña era mi hermana.

Desde esta posición podría enfocar nuestra familia para evitar que siga las mismas vicisitudes que yo sufrí, así como podría evitar aquellas situaciones en las cuales tuvimos inconvenientes, todo era perfecto.

Podría enfocar mí desarrollo, o más. Irán el desarrollo de mi otro yo, en las actividades que me gustaban, así como promover mi lado intelectual hacia lo que siempre quise ser y por situaciones de que Sofía era madre soltera teníamos que limitarnos. Lo mismo para mi hermana, y en especial para Sofía.

Al día siguiente, invite a bailar a Sofía, sabía que le gustaba, y quería pasar un rato agradable con mi novia-madre.

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