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Viaje a Caracas

Esta historia comienza un día jueves por la mañana, cuando yo estaba esperando a Claudio, que regresaba de una posta de 3 días en Chile. Supuestamente aterrizaría a las 9 de la mañana, así que me levanté a las 8, preparé un delicioso desayuno para ambos y me fui a bañar. Me arreglé muy linda, me perfumé y me puse un desavillé muy sensual, para esperarlo dentro de la cama.



En estos 2 días pasados, Claudio me había llamado por teléfono a la noche para hablar y el hijo de puta me excitó tanto con las cosas que me decía que nos terminamos masturbando a través del teléfono. Acabé como una perra. Pero sentía la falta de su pija dentro de mí. Mi calentura por cogerlo era total. Así que estaba preparada para matarlo, pobrecito de él cuando llegara.



Comenzó a pasar el tiempo y nada. Me volví a quedar dormida, total pensé, cuando llegue seguro que me despertará. Entré en un sueño profundo. De repente me desperté con el teléfono sonando, atendí y era la oficina de tripulaciones, diciéndome que Claudio llegaría a las 4 de la tarde porque le habían reprogramado el vuelo. Estaba furiosa, todas mis ilusiones se habían esfumado. No me quedo otra alternativa que esperar hasta esa hora. Aproveché y me fui al gimnasio. Organicé todo para regresar a las 15, bañarme y esperarlo con una cena a la luz de las velas. De solo pensarlo, me excitaba. ¡Que ganas tenía de cogérmelo!



Regresé a dicha hora y me encontré con un mensaje en el contestador. Era la oficina de tripulaciones nuevamente y me dejaron un mensaje que me pasaban a buscar a las 16:30 para efectuar una vuelo con posta a Caracas de 3 días. Maldije a toda la Aerolínea, intenté cambiarme el vuelo, pero fue imposible. No me quedo otro remedio que preparar la valija y colocarme el uniforme.



A las 4 en punto llegó Claudio. Ya entró a casa con el pantalón a medio bajar, cuando me vio con el uniforme, no entendió nada. Le intente explicar, pero el no me escuchó, se me tiro encima para devorarme y en ese momento llego el remise que me pasaba a buscar con otros dos tripulantes abordo. No nos quedo otra que cortar, mi calentura era total y encima me estaba yendo por 3 días. Le explique rápidamente lo que había pasado, el lo entendió, me despidió en la puerta con un hermoso beso e inmediatamente partí para el aeropuerto de Ezeiza.



Llegué al aeropuerto, embarcamos y a las 17:30 despegamos hacia Bolivia, la escala intermedia. En toda esa etapa, estuve pensado en Claudio. Me dolían los ovarios de las ganas de coger que tenia, que calentura. De solo pensarlo me mojaba de placer.



En el tramo de Santa Cruz de la Sierra a Caracas, encontré entre los pasajeros a un ex compañero de facultad. Se llamaba Fabián, un buen tipo, me acordaba bien de el. Era petiso y no me gustaba para nada. Me contó que iba a Caracas por una semana a realizar unos negocios. Me preguntó adonde nos hospedábamos en Caracas y me dijo que al día siguiente, él tendría la noche libre y que si me parecía bien me invitaba a cenar. Me pareció buena idea, tenia muy buenos recuerdos de la época de la facultad, así que pensando en eso, le dije que nos quedaríamos en el Euro Building, le dejé el teléfono y acepté la invitación.



A la madrugada siguiente llegamos a Caracas. Era un hermoso día, a pesar de eso, me di una ducha y me fui a dormir un rato porque esta muy cansada. No podía dormir, daba vueltas en la cama, intentaba cerrar los ojos a la fuerza y a los pocos minutos se me abrían, seguía dando vueltas. Estaba muy excitada y acelerada, me empecé a tocar el clítoris muy despacito. Estaba toda mojada, había acumulado ganas durante 3 días y ya no daba más. Me masturbé como una perra, me metí dos dedos y acabe un montón de leche hirviendo. Que placer, saque los dedos y me los chupe todos. Cuando sentí los dedos en mi boca me volví a calentar. Seguía caliente, necesitaba una pija que me parta la concha. Que necesidad tenía de coger.



Sin otra solución posible y al no poder dormir, me puse la malla y me fui a la pileta. Cuando llegue había muy poca gente, me acosté en una reposera. El sol estaba divino y hacia mucho calor, me empecé a poner bronceador por todo el cuerpo y me volví a excitar de nuevo. ¿Qué me estaba pasando? Ya no me importaba nada, me saqué el corpiño y pasándome aceite por las lolas, me calenté de nuevo. El calor del sol en mi piel y la leche que tenia adentro, me jugaban una mala pasada. De repente escuché que llegaron unos tripulantes. Me incorporé rápidamente y me volví a colocar el corpiño. ¡Que papelón! De todas formas, no me vieron. Recogí todas mis cosas y regrese a mi habitación.



Seguía con una calentura descomunal, cada vez mayor. Cuando llegué al cuarto, me encontré con un mensaje de Fabián. Lo llamé por teléfono y combinamos que pasaría por mí a las 8 de la noche para ir a cenar. En un momento se me cruzaron ideas perversas para con Fabián, pero de inmediato las descarté porque definitivamente no me gustaba. Era corto y muy flaquito. No era el estilo de hombre que a mi me gusta.



Traté de borrar mis malas ideas de la cabeza y me fui a bañar y cambiar. No me quedo más que el consuelo que dentro de 2 días lo iba a volver a ver a Claudio. Tenia que tratar que estos 2 días pasaran lo más rápido posible.



Fabián me pasó a buscar por el hotel a la hora pactada. Tomamos un taxi y fuimos para la zona fashion de Caracas. En el viaje vimos un restaurante bailable muy bonito. Allí paramos, era muy moderno y estaba muy bien iluminado. Había muchas parejas bailando, muy buena música y buen ambiente.



Ni bien nos sentamos, nos trajeron champagne. Ordenamos la cena y estuvimos charlando un rato de viejos tiempos y bueyes perdidos. Cuando terminamos de comer, Fabián me invitó a bailar. La música era buenísima, así que acepté de inmediato. Después de bailar por unos 20 minutos, comenzaron a poner música lenta y romántica. Fabián me quiso agarrar para bailar, pero para evitar problemas, le pedí que nos fuéramos a sentar un rato.



Regresamos a la mesa y para nuestra sorpresa, la misma estaba ocupada por una pareja. Les comentamos que esa era nuestra mesa y ellos nos preguntaron si teníamos algún problema en compartirla puesto que ya no había más lugar. Como nos parecieron simpáticos y agradables, aceptamos sin problemas. Ellos se presentaron como Wilson y Liza y nos contaron que estaban casados hacia 5 años y que eran oriundos de Caracas. Wilson tendría unos 42 años, bastante alto, elegante y estaba muy bien vestido. Liza era muy bonita y sensual, tendría unos 33 años, tenía un lomo bárbaro y un color caribeño espectacular. Empezamos a charlar de un montón de cosas, hablamos de la Argentina, de Venezuela, de mi trabajo, Etc. Estábamos en lo mejor de la charla cuando comenzaron a pasar música con mucho ritmo.



Si titubear ni un segundo, Wilson me agarró de la mano y me dijo "Ven Argentinita, yo te voy a enseñar a bailar" Lo miré a Fabián, quien se encogió de hombros y para no ser descortés acepte. Fabián y Liza se quedaron charlando. Comenzamos a bailar y noté que Wilson era muy sexy y se movía muy bien al ritmo de la salsa. ¡Qué movimiento! Era tremendamente sensual, me encantó. Estábamos bailando sueltos y de repente, Wilson me tomó de la mano y me acercaba a él, desde la cintura, hacia su cintura y con un ritmo muy cadencioso y muy sexy, comenzó a mover sus caderas, acercándonos y alejándonos. Fabián me miraba de reojo, como celoso. Liza se acercó más a él y le susurró algo al oído. Comenzaron a las carcajadas. Les hice una seña para que vinieran a bailar con nosotros, pero me ignoraron. Bailamos un par de temas más y nos volvimos a sentar porque hacia un poco de calor. Mientras estábamos tomamos algo, Liza empezó a besar muy apasionadamente en la boca a su marido. Me empecé a sentir un poco incomoda. A todo esto Fabián seguía intentando por todos los medios acercarse a mí. Me pasaba el brazo por detrás y yo lo sacaba, me agarraba la mano cuando hablaba, también lo sacaba. De repente, Liza se acercó a nosotros y me preguntó "¿Pero ustedes no son pareja?, le contesté que no. "Que suerte" dijo y en ese momento le comió la boca a Fabián de un beso. Me quedé shockeada. No porque lo besara a Fabián, sino por la forma en que lo besó. Me hizo estallar la cabeza, se me empezó a juntar esta imagen con mi propia calentura. Esta chica me despertaba algo de adentro, me agradaba mucho.



Por suerte, Fabián la invitó a bailar y se fueron de la mesa. Wilson y yo nos quedamos sentados charlando y allí me preguntó si estaba cómoda y a gusto. Le conteste que si y le expliqué que Fabián no tenia nada que ver conmigo, que solo había sido un ex compañero de facultad. Wilson tenía una voz fascinante y su forma de hablar era muy imperativa, A pesar de que me daba miedo, me atraía muchísimo. Me confesó que Liza y él eran muy liberales. También agregó que su mujer había gustado mucho de mí. Me la dejo picando. Tenia una mezcla de sensaciones raras en mi interior; por un lado me quería ir, pero por otro lado, esta situación me gustaba, me daba un poco de miedo e incertidumbre pero me despertaba una intriga muy excitante.



Wilson continuó hablando. Cada vez lo veía más grande. Tenía una camisa muy buena y asomaban muchos pelos por su pecho. Hablaba de una forma que yo me quedaba muda. No me salían las palabras. El corazón me latía a mil, sentía miedo pero estaba súper excitada, quería más aventura, más contacto. Quería adelantar las agujas del reloj para ver cómo terminaba esta historia. Que me perdonara Claudio, pero esto no me lo quería perder. En algún momento se lo iba a contar.



Mientras ellos continuaban bailando, Wilson me agarró de la mano y me llevó caminando hacia un reservado que había quedado libre. Por más que hubiera querido, no pude ni hablar, su forma me cohibía mucho, sentía que tenía dominio sobre mí. Al pasar caminando por la pista, Liza, quien estaba bailando muy abrazada de Fabián, me lanzó una mirada de lo más provocativa. Eso me excitó mucho, pero también sentía miedo e intriga.



El reservado era un lugar que no alcance a distinguir muy bien porque había poca luz, pero era muy cómodo y agradable. Había una mesa, sillas, unos sillones y muchos espejos alrededor. Nos sentamos en un sillón y Wilson me preguntó amablemente si tenía ganas de chuparle la pija. La pregunta me descolocó por completo, pero esa mezcla de miedo y excitación que él me hacia sentir, hicieron que inmediatamente le bajara el cierre y sacara su miembro para afuera. Empecé a besárselo de a poco, pasándole la lengua por toda su superficie. Tenía el pene muy grande pero no lo tenía parado. Me metí toda su pija en mi boca, apretándosela y dándole mordiscos con los dientes. Se la estuve chupando por unos diez minutos, sin ningún resultado, lo mire de reojo y pude percibir que Wilson estaba mirando hacia un rincón, completamente desconectado de lo que yo le estaba haciendo. Me empecé a desesperar por hacérsela parar, pero al girar mi cabeza, pude apreciar que en ese rincón estaba Liza sentada encima de Fabián. El le estaba besando los pechos y tenia una mano dentro de su bombacha. Yo no se si esto había estado previamente coordinado, pero a estas alturas ya no me importaba.



Empecé a sentir que la pija de Wilson se iba endureciendo dentro de mi boca. Indudablemente esto había ocurrido al ver a su mujer siendo tocada por otro hombre. Wilson me pidió disculpas y se puso de pie. Fue en búsqueda de su mujer, le extendió su mano y comenzó a desvestirla. Le sacó la blusa, dejando ver sus hermosos pechos y le bajo la pollera. Liza tenia un cuerpo espectacular, me encantaba. Cada vez que yo la miraba, ella me estaba mirando provocándome. Esa mujer tenía algo que me atraía.



En ese momento, Fabián que estaba recaliente, se me vino al humo. Quiso agarrarme y darme un beso. Me costó un poco, pero lo pude rechazar. Le dije que no se confundiera, que yo con él no tenia ningún tipo de onda y que siguiera en su juego con Liza.



Liza, semidesnuda, se arrimó a Fabián y comenzó a acariciarle la cara lentamente. Me miró a los ojos y me preguntó si tenía algún problema en que siguiera. Le dije que no me importaba. Al ver la escena, empecé a transpirar frió del miedo, me aterré y comencé a temblar.



Wilson, volvió a sentarse a mi lado, lo que me devolvió un poco la tranquilidad. Me apoyó su mano en mi pierna y me dijo "¿Te molesta que estemos mirando mientras ellos hacen el amor?



Me quedé dura, y vacilando le dije "No, no tengo ningún problema, me gustaría mirarlos"



Wilson se me acercó aún más y poniéndome de espaldas a él, me apretó suavemente pasándome su musculoso brazo por mi pecho mientras me empezó a besar en el cuello. Me empecé a fascinar.



De frente los tenía a ellos dos. Ella terminó de desnudarse y empezó a ayudar a Fabián a quitarse la ropa. Mientras lo hacia, lo empezó a tocar y a besar por todos lados. Lo empujó suavemente y Fabián cayó de espaldas sobre el sillón. Le empezó a besar su cuello, su pecho, y fue bajando lentamente hasta llegar a su pene, que ya estaba en su plenitud. Se lo lamió suavemente, con mucha delicadeza. Luego se lo introdujo despacito en su gran y húmeda boca y Fabián comenzó a gemir de placer, mientras me miraba y se sonreía.



Wilson no dejo de acariciarme y de gemirme al oído. Me empecé a calentar mal. Liza se subió encima de Fabián y comenzó a refregarle su pubis muy caliente por la panza. Ella comenzó a galopar sobre Fabián, desenfrenadamente, con placer, sus gemidos eran una música un poco extraña para mis oídos. Ya desesperada, lo agarré a Wilson y le di un beso de lengua que fue un placer. El tenía un perfume exquisito que me perturbaba. Me metió su lengua hasta el fondo de la garganta y allí me moje toda. Se me acercó al oído y me dijo "¿No quieres unirte un ratito a ellos?". Estaba tan caliente que le dije que si. Ese hombre me dominaba. Todo lo que él pedía sonaba como una orden y yo acataba.



Me acerqué a ellos dos, y lo primero que me salio de adentro fue darle un beso a Liza en la boca, apenas un piquito. Su boca estaba húmeda y sudada, igual que la mía. Ella me sonrió, me agarró una mano y la llevo hacia el cuerpo de Fabián para que lo acaricie. Yo, sin embargo, preferí empezar a acariciarle sus tetas. Ella tenía unas tetas hermosas, duras y con los pezones muy parados. Se me hacia agua a la boca por empezárselas a besar. Liza se paró y se extendió acostada en el sillón, como esperando que alguno la penetrase. Fabián se subió encima de ella y se la fue metiendo de a poco.



Wilson se me acercó y me dio un beso en las mejillas. Me volvió a preguntar si estaba bien. "Perfectamente", le contesté. Nos paramos, me agarró de la cintura y de a poquito me empezó a quitar el cinturón. No terminaba nunca de sacármelo, continúo desabrochándome el pantalón. Parecía que Wilson no tenía ningún apuro. Me estaba excitando mucho, cerré los ojos y le ofrecí mi boca abierta para que me la rompa. El me volvió a enterrar su lengua hasta la garganta haciéndome mojar toda. Siguió desvistiéndome de a poco, como en cámara lenta. Yo ya desesperaba, le pedí que se apurara y él ni se perturbó, continuó a su ritmo que me volvía loca. Mientras yo seguía muy atenta a todo lo que ellos hacían, me fue bajando el pantalón de a poquito.



En uno de sus gemidos, Liza me llamó y me pidió que le besara sus lolas. Me agaché y se las empecé a chupar. Wilson se me acercó por detrás, poniéndose de rodillas y agarrándose de mis caderas me introdujo su pija, hasta el fondo, con fuerza. Gemí de placer y acabé al toque. Empezaba a salir de mi interior toda la leche acumulada. Me la empezó a sacar y poner con mucho ritmo. En la pasada, su pija me rozaba el culo, que se me empezó a abrir como una flor. Su pecho se apoyó en mi espalda y comencé a sentir que sus pelos transpirados se pegaban en mi cuerpo. Ya estaba caliente de nuevo, quería volver a acabar.



Liza mientras tanto, se paró y vino a besar los huevos de su marido que golpeaban contra mi cola. Wilson se empezó a calentar mal y aumentó la cadencia de su cogida. Seguí delirando de placer. La lengua de Liza se fue deslizando por su palo hasta llegar al agujero de mi cola. Me lo chupó muy suavemente. Mi esfínter se abría y se cerraba y ella lo percibió. Continuó arrastrando su lengua por mi cintura, dándome escalofríos hasta llegar a mi clítoris. Empecé a moverme como una víbora. Ella lo succionó con sus labios y en ese momento me metió un dedo en el culo. Acabe instantáneamente a los gritos, ¡Que placer! Al escuchar mis gritos, Wilson no aguantó más y empezó a serruchar a lo loco, su palo estaba enorme y en poco tiempo acabó como un animal. Sacó su pija de mi concha y Liza sin utilizar las manos le fue sacando el forro con sus dientes, derramando toda la leche que había en su interior sobre mi panza. Esa imagen, me perforó la cabeza. Ella continuó chupándole la pija a su marido hasta sacarle la última gota. Con toda su boca llena de leche, me vino a dar un chupón y me encantó. Sentí que nuestros pechos se rozaban y me volví a excitar. Ella se levantó y me puso su concha en mi cara, para que se la chupe. Le metí la lengua hasta el fondo y empezó a delirar de placer. Volví a sentir que me penetraban, esta vez era Fabián, intenté sacarlo. Este tipo ya me ponía incomoda pero mi excitación era tal, que finalmente me arrepentí y lo dejé. Me empezó a coger, no me gustaba como lo hacia. Liza que continuaba con su concha en mi cara, le ofreció sus pechos a Fabián para que se los toque y se los bese. El se los empezó a morder y ella gemía como una loca. En un entrevero de piernas, gemidos, placeres y olores, sentí que me volvía a venir. En eso vi a Wilson que estaba con un tremendo palo y se estaba masturbando. Se acercó a nosotros tres y empezó a pajearse cada vez más rápido. Al verlo, Fabián, quiso imitarlo. Me saco la pija de adentro y se empezó a pajear a lo bestia. Liza al percibir esto, se acostó al lado mío. Me empezó a abrazar y a besar en forma desesperada. Yo le correspondía de la misma forma, pero no quería perderme detalle de la paja que se estaban haciendo los dos hombres. Cuando nos vieron darnos un beso de lengua, ellos se calentaron mal y empezaron a sacudir sus pijas con mucha fuerza y vigor. Wilson y Fabián acabaron encima de nosotras en el mismo momento. Esta escena me produjo fuego en mis entrañas. Empecé a gritar como una loca "Creo que voy a terminar, Ah, no aguanto más..... No aguanto." Me metí un dedo en la concha y retorciéndome, volví a acabar por última vez.



Quedé de cama, en realidad quedamos los 4 fundidos. Nadie hablaba, solo se escuchaba la música. Mire a mi alrededor y vi al matrimonio muy abrazaditos acostados sobre un sillón. Por otro lado, le vi la carita a Fabián, como rogando seguir. Ya se había pasado el cuarto de hora para mí. Me vestí rápido y empecé a sentir unas ganas bárbaras de volver al hotel. Ya no quería volver a ver ese lugar. Saludé al matrimonio y él me entregó su tarjeta personal. Viendo mi cara, Fabián se ofreció a llevarme hasta el hotel, cosa que acepté. Partimos enseguida en un taxi. En el trayecto de regreso, no cruzamos ni una sola palabra. Cuando llegamos, Fabián me pidió si se podía quedar a dormir. Le dije que NO y le pedí por favor que no me volviera a llamar nunca más. Se retiró sin chistar. Me desvestí y me acosté. Empecé a sentirme mal. Había tenido una experiencia inolvidable y no la pude compartir con mi pareja. Por momentos, me moría de la vergüenza, me sentía una puta cualquiera. No sabía como manejar este asunto con Claudio. Finalmente, puse las bolas arriba de la mesa y llamé a Buenos Aires. Nunca le había mentido, así que no lo iba a hacer ahora. Claudio me atendió medio dormido, me cohibí y empecé a llorar. Junté coraje y le empecé a narrar todo de a poquito. Todo esto salio así de casualidad, trataba de defenderme. Para mi sorpresa, Claudio me comprendió y me creyó. De todas formas me dijo que ni bien llegara a Buenos Aires, me iba a cagar a trompadas mientras me cogiera. Medio en chiste y medio en serio, Claudio me pidió que le volviera a contar todo, con lujo de detalles. Una vez más, acabamos los dos por teléfono, como nunca lo habíamos hecho antes. Me sentí muy apoyada por Claudio. Nos despedimos, me relaje y me quedé dormida placidamente.



A la mañana siguiente, me desperté y me acordé de ese maravilloso matrimonio. Quería volver a encontrarlos alguna vez mas, quizás en otra posta o quizás estando juntos con Claudio. Nunca me olvidaré del placer que me hicieron sentir…



Vanessa y Claudio


Datos del Relato
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