Es una mañana de domingo me encuentro participando en un convivio en un country club, decido ponerme comoda para disfrutar de los balniarios y toboganes del mismo country club, entro al vestuario de chicas para ponerme el bikini de dos piezas.

Voy sacandome el pantalon junto del panti, de ahí, se me refleja la silueta de alguién caminando dentro del mismo vestuario; medio abro la puerta, veo que es un compañero que le gusto y es atrevido como enamorado de mí. Sonriente le digo que haces aquí, me responde te deseo ahorita como tengo ganas de comerte en tus partes intimas, prohíbidas como secretas.

Bueno no resisto y lo encontre normal aceptando la cita con el, lo invito a meterse conmigo en el mismo vestidor, se sienta lo dejo que me bese mi vientre; le acaricio la nuca para estimularlo al verse que esta muy caliente como mucha excitación por mí. Abro las entrepiernas, le bajo los pantalones con todo sus calzoncillos manoceandole sus genitales para ambientarlo, me empuja hacia el para masturbarnos sujetando con ambas manos mis glúteos, cuando le acaricio sus cabellos le digo, se siente muy rico y cachona mi clitoris. Contesta perfecto que polvote tan cargado calientemente mi reinota.

Me quita la blusa sin mangas con el sostén, me besa mis senos voluminosos por lo tremendamente ardiente lleno de una eyaculación interminable, que lo tiene verdaderamente fogoso y emocionante por tantas reacciones del maravilloso polvo que estoy dandole por mis movimientos y contoneos de mis caderas, igualmente de mi vientre alocador que tiene arrebatadísimo a este amante atrevido, peligroso, sinverguenza como liso. Pero que me trae loquísima y cautivadora por su poderoso pene erecto, como lleno de mucha calentura vergera como cabrona por mi.

Lo pego abrazada, no aguanta me los mama y lame sin parar gozando tantos sentimientos relevantes, de un apasionado sentimiento de querer a una mujer casada como dios manda por las leyes divinas del cristianismo. Continuo, de repente me voltea con mi nalgas totalemente acalorada como sudorosa por tanta sexo, me penetra por mi ano encañonandome con mucha fuerza cariñandose como fuera una perra cabrona, satisfaciendo sus ansias de revolcarse por el climax, emanando de su energía coñera como calentona por mí.

Remata sus delicias, al masajear suavemente la zona de mi clitoris con su dedos lo sujeto le meto y saco el dedo largo, le hablo hazmelo varias veces, que estoy rematadamente descontrolable por tantas hormonas arrebatadoras y curiosa, al sentir tu dedo dentro de mi cuello vaginal.

Quedamos realmente favorecidos sudadores, felices por ardua tarea ejercida mutuamente por el contacto de nuestros cuerpos y entrelazados puramente por nuestras necesidades de querernos, acostarnos y cumplir los deseos arrebatadores de mucho sexo infinito. Sentado en su pierna izquierda, desnuditos con mi brazo derecho detras de sus espaldas arriba de los hombros, el con sus manos por supuesto, en todo mi vientre cercano a mi clitoris, alagando por tanta atracción natural que esta presenciando en esa mañana de domingo en el vestidor del country club.

Me dobla un poco arqueandome, le siento lo humedo como asqueroso de su lengua babosa, recorre mi reto anal; al divertirse erótica como indecentemente a despensa de mi dignidad respeto de mujer decente, casada como dios lo manda. Se aprovecha adicionalmente de imprenarme de su olor bucal, al comerme mi placenteras conchas que le atrae muchisimo de todo mi ser, cuando estamos ambos muy solitos y quemando como poniendo los cachos al impotente, pendejo, imbecil e inservible de mi marido.