Cada tarde me sentaba en la ventana para verla pasar, tenía una exactitud para sus cosas que podía asegurarse se valía de un cronómetro para ello, 5 y 5 minutos de la tarde, excepto los sábados y domingos aquella mujer que me traía desquiciado pasaba ante mi vista, de forma intencional movía más sus encantos logrando que me excitara y terminara masturbándome. Aquello para mi ya era un vicio, una droga, no podía vivir sin verla cada día, ella se daba cuenta y hasta se sonreía cuando me miraba, debe ser por la cara de tonto o estúpido que pongo cuando la veo que hasta la baba se me sale de la boca.
La otra tarde, aumentando mi osadía y mi descaro, en el justo momento en que me miraba para sonreír como de costumbre, en un alarde de hombría, tomando mi verga en la mano se la mostré, se detuvo unas milésimas de segundo mirándome fijamente y continuó su marcha sonriendo. Al siguiente día repetí la operación y así sucesivamente lo hacía a diario, ya no me conformaba con enseñársela sino que le demostraba que me estaba masturbando. Un buen día después de hacerle mi demostración y ella seguir su camino, salí directo para el baño para terminar de masturbarme, en ese preciso instante tocaron a la puerta, dura como tenía la verga, con bastante trabajo logré introducirla en el pantalón y corrí a abrir… ¡era ella en persona frente a mi!... bajó su mirada hacia el bulto que se me formaba y sin dar tiempo a nada penetró en la sala cerrando la puerta a sus espaldas y con un rápido movimiento me agarró la verga… --¡vamos a ver que tan dura la tienes!—, la sujetó fuertemente y me obligó a enseñársela como hacía cada tarde, con cierto temor la saqué y la puse a su disposición, no hizo más que agarrarla entre sus manos cuando aquella traidora verga comenzó a perder su erección hasta convertirse en un flácido pedazo de carne --¿esto es lo que tienes para darme?—, me dijo al mismo tiempo que soltaba una carcajada.
Yo me sacudía la verga tratando de reanimarla pero ella estaba ajena a todo lo que me estaba sucediendo, gotas de sudor comenzaron a rodar por mi frente y mi cara. –¿Dónde está todo eso que me demostrabas por la ventana?— --¿se te perdió?—, las gotas de sudor eran cada vez más gruesas, los minutos se me hacían horas, deseaba que la tierra me tragase, que papelón había hecho ante aquella mujer que de tan solo mirarla mi verga quería explotar, ahora estaba allí como si nada le importara y yo pasando uno de los mayores sofocones de mi vida.
Dándome unas palmaditas en la cara muy suaves se sonrió diciéndome --¡nunca alardees de lo que no puedas demostrar!—, bajé la cabeza y no la volví a levantar hasta que sentí cerrarse la puerta. Me asomé a la ventana para verla por última vez, sabía que aquel era el final de algo que nunca comenzó. Mientras se alejaba contoneándose y moviendo aquellas lindas nalgas mi verga comenzó a reaccionar, tuve intención de gritarle, de volverla a llamar, pero de sólo imaginarlo se me volvió a caer.
No te preocupes, no eres el unico, me paso con la hermana de mi mami, siempre le tocaba algun tema de sexo y ella lo evadia, era muy atractiva a pesar de su edad, siempre trataba de traerla parada y ponerme frente a ella disimuldamente, ella no era ninguna tonta, sabia que lo hacia por excitarla, pero muy sutilmente me mandaba por un tubo; una de tantas veces yo andaba en boxer por la casa, habiamos quedado solos ella y yo, siempre con el bulto agrandado de tanto acariciarla, la busque y paso lo que menos me imaginaba, me dijo se nota que tienes un paquete bastante bien proporcionado y a tu edad las hormonas se alborotan, yo senti un escalofrio cuando me dijo eso, que me quede helado, trate de mantener mi ereccion porque estaba frente a la mujer que tanto habia acosado para que me la viera y ese era el dia, se acerco a mi y me pregunto si habia estado con una mujer, yo mudo no supe que contestarle, en realidad no habia estado con una muejr como ella me lo preguntaba, pero a tu edad ese tamano parece un poco exagerado, dejame ver si no traes nada metido en el calzoncillo que haga que se te vea mas grande, yo parado como piedra pues no esperaba que me dijera eso, se acerco a mi y te un tiro me bajo el boxer, habia quedado mi paquete frente a ella el que en cuestion de segundo parecio desapacer dentro de mi boxer, trate de pensar en algo excitante incluso que ella me la chupaba o me la jugaba, pero la muy traicionera no respondio ni a canciones, que decepcinado me senti perdi la oportunidad que tanto habia buscado, me senti una cucaracha mas que aplastada, ella me subio el boxer me dio un beso se dio la vuelta y se fue.