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Venganza en el gimnasio

El sábado por la tarde mi mujer y yo fuimos al gimnasio como de costumbre, habíamos cogido la ropa de deporte y los bañadores para poder hacer piscina después, el caso es que estábamos haciendo la rutina de siempre cuando vi a dos tíos que no paraban de examinar a mi mujer, y no me extraña, con esas mallas ajustadas que llevaba estaba muy apetecible; su hermoso culo quedaba bien dibujado y la raja del coñito bien marcada también, como les pasa a todas las mujeres que se ponen ese tipo de ropa, total que eso me cabreó, y encima la pillé mirándolos, no obstante intenté tranquilizarme, pero la gota que colmó el vaso fue cuando llegó aquel día el nuevo profesor de fitness, como todos los profesores se dedicaba a corregir las malas posturas que hacían los clientes con las máquinas, pero es que este iba todo el rato a por mi mujer; riendo con ella y preguntándole cosas que no le importaban, Laura "para variar" se puso a coquetear y yo pillé una mala leche del copón, hasta que pasada una hora discutí con ella a base de frases sarcásticas, me enojé tanto que le dije que me marchaba sin hacer piscina ni terminar las tablas, ella me contestó que había venido al gimnasio a hacer gimnasia y si quería irme que me fuera solo, ¡por mis cojones que lo hice! Y la dejé allí plantada, pero ella siguió como si nada, estaba enfadada y pensó en darle más cuerda a sus admiradores para vengarse de mí. Sudorosa, sus pechos se le marcaron aun más y cuando notaba que la miraban hacía los ejercicios de manera más sensual, incluso repitió en algunas máquinas, como en la de tumbarse boca abajo y levantar pesas con la parte trasera de los tobillos, esto era mayormente para los gemelos, pero ella arqueaba ligeramente la espalda para poner su precioso trasero más en pompa, a los tíos aquello le moló casi se les salían los ojos. Habían pasado más de veinte minutos desde que acabó con sus tablas cuando decidió ir a la piscina, no sin antes, claro esta, expresar sus pensamientos en voz alta.



-¡Y ahora, a la piscina!



Los dos tíos se miraron, ellos también habían acabado las tablas hacia rato, la siguieron por el pasillo muy de cerca, uno estaba casi pegado a su culo, el otro hizo ademán de tocárselo como broma, Laura que no era tonta sabía que le pisaban los talones, y rápidamente se paró en seco como si fuera a atarse las zapatillas de deporte, el tipo que tenía detrás no le dio tiempo a frenar y la golpeó con su entre pierna en toda la raja, mi mujer casi se cae hacia delante de no ser por los rápidos reflejos del culpable del impacto, que la cogió por las caderas y la atrajo hacia sí volviéndola a golpear con el paquete, la bella dama se incorporó tranquilamente y girando la mitad de su cuerpo –ya que él todavía la sujetaba—le dijo casi pegada a su cara:



-¡UY, que tonta soy!, lo siento es culpa mía.



-No he sido yo, no miraba hacia delante.



-¿Y que mirabas?



Sonriendo le dio un golpecito con el culo para liberarse de él y fue a los vestuarios a cambiarse.



Cuando entró en la piscina, los dos tíos ya la estaban esperando, se estaban dando una ducha en las que había en frente de la piscina para mojarse el cuerpo y quitarse el sudor, ella pudo ducharse en la otra punta, pero no, eligió la ducha que había entre los dos, y mientras se mojaba se abría y ajustaba el bañador dando un pequeño espectáculo de la hermosa vista que tenía su cuerpo.



Laura cogió una calle y los dos chicos se pusieron en la de al lado que era la única que quedaba libre, después de un rato efectuando los ejercicios náuticos, mi mujer prosiguió con el juego, allí todo el mundo llevaba gafas para bucear y se le ocurrió nadar con un tirante del bañador totalmente bajado, justo el tirante del lado de los chicos, estos alucinaron al verla nadar con un pecho fuera y la siguieron buceando como pudieron para no perder detalle. Antes de llegar a la otra punta se puso bien el bañador para que nadie la viera, los chicos tuvieron que darse un respiro antes de proseguir, dándole tiempo a ella a cruzar a nado media piscina, volvieron a seguirla pero ella ya había llegado a la otra punta, cual grande fue su sorpresa cuando al acercarse bajo el agua contemplaron como se había apartado el bañador para poner a la vista su mojado conejito, los chicos tiesos y calientes ya no podían nadar más y se les iluminó el cielo cuando vieron a aparecer a un par de viejos que eligieron el carril de mi esposa, ella tan atenta les dejó el carril y se pasó al de los chicos, estos tramaron un plan y se pusieron cada una en una punta, Laura saludó a uno mientras su compañero nadaba hasta su posición.



-Hola.



-hola, nada tú que nosotros estamos algo cansados.



-Vale, os gusta la gimnasia ¿he?



-Si



-Yo también y hago toda clase de gimnasia.



Dijo guiñándole el ojo para después salir nadando, estaba llegando a la otra punta cuando el chico que había ahí apostado sacó su polla por encima del bañador, mi mujer al ver aquella tranca buceó el último tramo y cuando llegó hasta él se metió su polla en la boca para darle un chupetón, el chico sonrió a su compañero para demostrarle que el plan había funcionado, cuando Laura se dirigió al otro lado el otro chico ya la estaba esperando, a este también se la chupó, pero cuando salió de espaldas a él volvió a apartarse el bañador y se metió su polla en el coñito, saltando tres o cuatro veces como si quisiera coger impulso volvió a nadar hacia el otro lado, de nuevo chupó la polla de este pero esta vez salió del agua diciendo que se iba al jacuzzi.



Habían dos uno al lado del otro, uno para hombres y otro para mujeres, al lado de cada la respectiva sauna, allí permanecieron los tres diez minutos, hasta que uno se levanto y metiéndose en la sauna le dijo al otro, –No hay nadie –su compañero entro tras él, desde dentro se veía el exterior pero desde fuera no se veía el interior, miraron como mi mujer se levantaba y esperaba a que nadie la viera para poder entrar, al hacerlo los tíos se lanzaron a ella como depredadores, obligándola a ponerse a cuatro patas, uno se la puso en la boca la cual ella abrió para tragarse aquella tranca, el otro le apartó el bañador y se la metió de un empujón, así estuvieron un rato disfrutando de ella hasta que ella se levanto y les dijo:



-Aquí es muy arriesgado, si queréis que sigamos haciendo la gimnasia que me gusta, mirar que no haya nadie en los vestuarios y nos ducharemos juntos en las individuales mientras hacemos gimnasia.



-¡Vamos, vamos!



Apresurándose vigilaron los vestuarios, gracias a dios era tarde y no había casi nadie, a la primera oportunidad la hicieron entrar y cuando cerraron la puerta de la ducha le bajaron el bañador hasta los tobillos, ella cogió al primero que pilló y le masturbó mientras lo besaba, el otro le abrió las nalgas y empujando con fuerza se la metió en el culo, a lo que Laura se giró sonriente y dijo:



-Por hay duele, dale al agua para que entre bien.



Así lo hizo, luego entre los dos la abrieron de piernas en el aire para que el que estaba delante se la pudiera meter por el coño, que polvo tan divino mi mujer en volandas siendo follada por los dos agujeros y con el agua cayendo por todo su cuerpo, de vez en cuando giraba la cabeza para dar su lengua al que tenía detrás, entre morreos dijo:



-Vamos chicos, me encanta esta gimnasia, dadme lo que me merezco correos dentro, correos dentro que me lo he ganado.



-¡Aaaaaaaaaaaaaasí, asíiiiiiiiiiiiiiiii –gritaba mi mujer mientras consumía su benganza –muy bieeeeeeen, todo dentro dentro!



Laura miró antes de salir y vio a un hombre algo mayor, le dio igual, salió con todo su descaro, este se quedó embobado y ella se paro delante de él para exhibirse, se tocó los pechos luego dio la vuelta y se inclinó para ofrecerle la mejor vista de todo su sexo antes de irse.



Al salir no encontró a sus amigos, pero al pasar por el parking del gimnasio una voz le pidió que lo ayudara, no vio quien era hasta que entre coche y coche se topo con el viejo de los vestuarios, agarrándola por la espalda la inclinó sobre el capó de un coche, con una mano le sujetaba la espalda para que no se levantara y con la otra le subió la minifalda y le arrancó el tanga de un tirón.



-No te muevas -Dijo sacando su viejo mástil, y ensartándola con este.



-No me moveré si esto es lo que quieres, ¡Dios! ¿Eso es tu polla?, ¡que gusto me da abuelito!



-Estabas deseando mi polla he nietecita.



-Si, soy tu nietecita, fóllame abuelito, soy una nietecita muy puta.



-¿Quieres mi polla nietecita?



-Si, la quiero y también tu leche.



-¿Y si te la derramo dentro?



-Síiiiiiiiiii, como a tu nietecita le gusta.



-tómala, tómalaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa



-Dámela toda abuelito, asíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii



Cuando Laura llegó a casa y le abrí la puerta lo primero que hizo fue subirse la minifalda y enseñarme el tanga roto diciéndome que se había vengado, yo la empuje contra la puerta con la intención de violarla allí mismo pero ella abrió la puerta y salió al rellano donde me esperaba, al acercarme se me subió encima de un salto, la apoyé contra la pared y se la metí.



-Aquí si, en el rellano es más divertido, sabes, he hecho gimnasia de esta con dos chicos en las duchas y luego con un vejete en los vestuarios, él me decía nietecita y yo le decía abuelito mientras se corría dentro, si lo veo le invitaré a casa para que veas como se la chupo.



Y así fue como mi mujer se vengó de mí, desde entonces intento no darle motivos para que se enfade conmigo y si vio al viejo y se lo trajo a casa para chupársela mientras la miraba.


Datos del Relato
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