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"Sabía que ella tenía deudas, por lo que utilicé esa información a mi favor para forzarla… Yo le daría el dinero para pagar sus deudas a cambio de que pasara conmigo un fin de semana. Ella piensa que solo es sexo… pero se llevará una gran sorpresa."
Como lo pensé ella no tuvo más remedio que acceder … Será mi esclava por un fin de semana donde la destrozaré y la haré mía.
Hace un par de meses me hizo quedar en ridículo cuando en una fiesta me rechazó completamente y se burló de mí enfrente de todas las personas de la oficina.
Sabía que ella tenía deudas, por lo que utilicé esa información a mi favor para forzarla…
Yo le daría el dinero para pagar sus deudas a cambio de que pasara conmigo un fin de semana. Ella piensa que solo es sexo… pero se llevará una gran sorpresa.
Cuando tocó al timbre y abrí la puerta pude observar que obedeció en cuanto a la ropa que le pedí usar. Me giré para ubicarme en el sillón que está en el centro de la sala, el cual tiene visibilidad total hacia la puerta, no tenía porque esperarla, ésta no era una cita romántica y quería demostrar mi control desde un inicio.
- Eres una perra obediente - le solté fríamente al tiempo que le di un sorbo a mi bebida.
Su rostro se volvió ofendido hacia mi cuando terminó de cerrar la puerta. Fuí directo al grano.
- Tienes que ganarte cada dólar que te daré – sonreí – Deseo saber que estarás dispuesta a hacerlo, no es una pequeña suma de dinero la que ganarás en pocas horas, levanté una ceja.
Ella titubeó. Estiré la mano para darle una caja.
- Ábrela – le ordené.
Si quieres ganarte tus primeros 100 dólares ahora te recostaras en mis piernas, abrirás ese culo tuyo para que yo te meta éste gran dildo hasta el fondo, no me importa si lloras o gritas, pero si logro introducirlo completamente, los 100 dólares serán tuyos. Por este placer le pedí que usara una falda corta sin nada debajo.
Sus ojos se abrieron ampliamente.
- P-por favor… es muy grande y yo nunca…
Moví la cabeza lentamente en señal de afirmación
- Ya veo que no estás dispuesta, bien terminemos todo aquí.
Puse mi bebida en la mesita que tenía a un lado e intenté ponerme de pie.
- E- espera… - dijo al tiempo que daba unos pasos hacia adelante, para comenzar a recostarse en mis piernas, podía sentir como titubeaba y comenzaba a sollozar, solo de imaginarlo comencé a empalmarme. No la haría sufrir... tan pronto. Por ahora solo utilicé un pequeño plug para prepararla. Le di una nalgada para recordarle que ella debía abrirse las nalgas.
Le hice lubricar con su saliva el plug y ella se relajó un poco. Puse mi mano en su espalda y acerqué la punta de aquel instrumento, ella estaba tensa y decidí darle un poco de placer, por lo que con la punta recorrí su pequeño orificio apenas acariciándola con él hasta que se relajó, entonces en un solo movimiento empujé con la fuerza suficiente para que se introdujera de un solo golpe.
- Ahhhhhhh
Su cuerpo se acostumbró poco a poco a aquel instrumento. Entonces de un movimiento, la coloqué nuevamente en su asiento.
Lágrimas recorrían su rostro y mis labios se curvaron hacia arriba.
Le entregué el dinero, con cierta duda y con cierta vergüenza ella lo tomó.
- No te avergüences perrita, cumpliré mi palabra.
Me puse de pie obligando a que ella
- Desnúdate y arrástrate hasta aquí – le ordené. ¡NO ME GUSTA ESPERAR! – le grité al ver que no hacía nada.
Entonces ella se desnudó y se colocó a cuatro puntos caminando de esa manera hasta que llegó a donde yo estaba.
Le dí una bofetada. ¡La fiesta comenzaba! Ella comenzó a llorar mientras con su mano se tocaba la zona afectada y las lágrimas comenzaban a aflorar.
Me reí ante sus ojos de incredulidad, le jalé entonces el cabello para que nuestros ojos coincidieran.
- No es por el dinero ¿Sabes? Te haré pagar por aquella noche. Pude ver en sus ojos que recordaba la noche en la que me refería. Al final tendrás el dinero que te prometí siempre y cuando accedas a ser mi esclava durante las próximas horas ¡Es dinero fácil!
- ¿Qué? ¡No! - gritó ella.
- Estás en tu derecho, ponte de pie y lárgate entonces.
Sabía que no tenía otra opción entonces bajó la mirada, sollozó un poco y entonces dijo unas hermosas palabras.
- Continuemos.
Me quité el cinturón y ella me miraba fijamente, caminé en círculos a su alrededor y sin ponerla sobre aviso la tomé del cabello y la arrastré hacia la habitación ignoré su voz, la subí a la cama.
- Comienzo a odiar tu voz, de ahora en adelante ahórrate los gritos o te haré callar.
Le até pies y manos a la cama en forma de cruz con su rostro hacia abajo, era linda, pero en estos momentos y sin esperar solo golpeé ese trasero suyo una vez a fin de que ese tono rosa que tanto me gusta se mostrara, la joya que le había puesto no se había movido. Se la quité en un solo movimiento.
- Ahhhh – gritó nuevamente.
Le dí algunos golpes más mientras ella intentaba ahogar su gritos mordiendo la almohada.
Salí de ahí. El plug de antes me permitió meterle la manguera del lavado sin ningún problema.
- ¿Qué haces?
- Ahora vaciaré esos intestinos tuyos – le dije bruscamente. Vacié el contenido de tres bolsas mientras ella se quejaba por el dolor al tiempo que el líquido la invadía internamente.
- ¡Detente por favor! ¡Duele!
Le coloqué el pequeño pug a manera de tapón mientras ella se retorcía del dolor.
Coloqué entonces una bola en su boca y la ajusté para evitar escuchar sus gritos. Tome una vara y comencé a azotarle por toda la espalda, las nalgas y las piernas, disfrutando de su agonía.
Cuando su piel comenzaba a inflamarse me detuve. La desaté para llevarla nuevamente arrastrando al baño, donde la puse de pie y la obligue a sentarse en el vuelo.
- Retira el tapón – le ordené.
Ella apenas podía moverse, pero retiró el tapón para que todo su contenido saliera de su cuerpo.
Su rostro reflejó alivio, ciertamente no sabía lo que le esperaba. Abrí la regadera con agua fría, para lavar cualquier resto obligándole a restregarse ella misma, aun cuando todo aquello la había dejado algo paralizada.
La empujé hasta llegar al cuarto donde la torturaría…
Ya ahí sus ojos se desorbitaron al ver todos los instrumentos de tortura que tenía preparados para ella.
- Me gustan tus senos… le dije tomando sus pezones entre mis dedos solo para retorcerlos hasta que gritó e intentó retirarse para solo jalarse aún más y provocar más dolor.
Me aseguré de que no salieran palabras de su boca, esta noche no la quería para escucharle decir cosas dulces…
Le até ambas manos para poder colgarla desde el techo, la subí hasta que sus pies no tocaron más el suelo, para hacer ésto más interesante, colgué de sus pies una bola de acero.
Cogí un látigo haciéndolo sonar en el aire para que ella supiera con anticipación lo que iba a hacerle
AHHHHHH
Ese sonido…. Me puse aún más duro. No mostré piedad. Hice apenas una pausa para poner unas pizas con peso en aquellos pezones, hasta que sus senos colgaron, sabía que el dolor se intensificaría con el balanceo , además de que no me detendría hasta que aquellos pesos no salieran volando, estuve quizás media hora, ella estaba a punto de desfallecer.... La bajé entonces recostándola boca abajo sobre una mesa, omití la parte de poner chinchetas en sus senos, éste fin de semana no era para eso… no estaba lista, no necesité atarla… no necesité lubricarla, ella estaba empapadísima ….
En un solo movimiento le metí toda mi verga y provoqué un grito en ella, ahora se que era de placer. La embestí una y otra vez jalándole el cabello hasta crear una curva anti-natural en su espalda, así hasta que vacié completamente todo mi semen dentro de ella agarrándola por las nalgas hasta dejar mis dedos marcados ahí, ella era mía y las marcas eran la evidencia.
Ésto aún no había terminado, no perrita, aún no te dejaría ir.
La puse en una mesa atada, para dejarla descansar un momento, tiempo en el cual me recuperaría y tomaría algo.
Me aseguré de dejarla bien atada, tomé una lata de cerveza y en un solo movimiento la introduje dentro de ella, mi semen, ayudó a que se deslizara sin problema, ella se movió por la incomodidad, y la dejé ahí… , tomé con los dedos el semen que se derramó lo limpié en su cara, esa cara que ahora estaba descompuesta.
Así es como quería tenerte.
Regresé al cabo de unos minutos con un cinturón mojado en mano, comencé a golpearle el vientre hasta dejar marcas que de sobra sabía que le tomarían días en sanar…
La colgué de cabeza, con las manos atadas a la espalda.
Disfrutaría a libertad de su boca, su voluntad estaba quebrantada, ahora podía disfrutar de ella a placer sus ojos se tornaban blancos cada vez que forzaba mi pene hasta su garganta, y grandes cantidades de saliva brotaban de su boca corriendo hasta sus ojos… oh! Aquello era una escena digna de una fotografía… ¿Por que no? …. Salí de ahí y le hice un par de fotografías…
Ella se agitó…. Circularé esto por la oficina… solo para mi diversión… le avisé.
Entonces el evento final llegó.
Con ayuda del dildo que le mostré al inicio, la saliva que había salido de aquella boca, forzamos una doble penetración hasta que rompimos aquel culazo, ella luchó hasta el final, pero… ¡Nada pudo hacer!
Finalmente la arrastré hasta el coche, con sus ropas en mano para dejarla en la puerta de su casa, desnuda, oliendo a sexo, sin poderse mover y con la paga acordada...
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