Siempre me estaba pidiendo que le dejara pasar a consultar una cosa por Internet.
No me gustaba que le vieran entrar solo en casa por su corta edad y lo que se podía pensar.
Aquella tarde hacia un terrible calor y con sus pantalones muy cortos,excitaba mi curiosidad por el abultado paquete que vislumbraba mi mirada.
No había nadie por el patio y le dejé pasar.
Sentado frente al P.C. se colocaba junto a mí y con gesto distraído apoyaba mi mano en su muslo, recorriendo despacio su bronceada piel, observando con el rabillo del ojo su expresión.
Parecía que no objetaba nada, por lo cual empecé a acariciar notando que su pierna se apretaba con la mía, lo que me animó a colocar mi mano sobre sus partes que estaban muy bien engrosadas.
Fil - así le llamaban - se puso de pie y me dijo: "mámamela por favor".
De inmediato me la tragué, recibiendo una gran corrida que resbalaba por mis labios.
La seguía teniendo muy tiesa, por lo que le propuse cogerme.
No salía de mi asombro. El vecinito que no debería tener mas de 15 era un potente guerrero del sexo.
Con firmeza y lentamente pero sin detenerse me la clavó profundamente hasta que sus testiculos los notaba pegados. Se detuvo permaneciendo en la postura hasta que empecé a notar como palpitaciones y un engrosamiento sorprendente.
Entonces empezó sus sacudidas hasta que sacandola me arrojó una fuerte descarga acompañada de orina que le dejé escurrir por mis nalgas.