Aquella noche sobre la una de la mañana, a oscuras en mi cuarto con una típica persiana americana en mi ventana para poder ver sin ser visto, o eso uno cree.

Cómo me percate ni idea, fue una corazonada, la de mirar por un resquicio de susodicha persiana, y un piso abajo bien de cerca se venia la vecina con su amiga, ventana cerrada pero sin cortinas ni persianas, visibles, estaban frente al ordenador, quizá estarían chateando o hablando con algún amigo porque una de ellas estando de pie posaba y hacia bailes sensuales, la otra sentada en el escritorio escribiendo en el ordenador.

Ambas se animaban, movimientos de caderas mostrando ombligo con vientres planos, mi excitación si se le podría llamar era una adrenalina que impedía de erección, algo entre molesto pero con ganas de seguir viendo aquel show tan excitante, no llegaron a mas, pues una de ellas quizá noto una sombra al mirar a mi ventana y bajaron su persiana, se acabo el show.

Pero habría mas días, y a la misma hora como un reloj una de estas estaría mostrándose.