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He llegado a la ciudad de Washington, Distrito de Columbia qué me ha mandado a buscar asimismo llamado por la misma Señora Gosset, mí transporte que me recogió está llevando hacia Alexandria para verla igualmente reunirme obvió conocerla por supuesto encontrarme en su mansión de billonaria siendo la mujer más acaudalada especialmente de alta sociedad norteamericana hoy por hoy.
En fin mientras vamos por la avenida Potomac me pongo a recular hasta echar mi casete de recuerdos al revisar mis páginas de los recuerdos pasados que tengo yo a cerca de donde puedo conocer e identificar a la distinguida y flamante Señora Gosset, llegando al mismo punto de inicio quedándome completamente en blanco intentando al revés y al derecho siempre llegando a la misma conclusión tajante y determinante que n osé de donde conozco y he visto a la Señora Gosset en toda mi vida cotidiana finalmente habitual.
Por fin llego a Alexandria a una mansión inmensa qué me perdería y tan extensa abarcando varios campos de futbol americano, me recibe a la entrada un mayordomo que inmediatamente me conduce a gran estudio panorámico por donde vea y pueda apreciar visualmente yo mismo, me da una copa de vino e informa dentro poco vendrá hasta entrara la Señora Gosset, bueno espero al caminarme a cada uno de los libreros del estudio que a donde alcanza mi vista cantidades exuberantes de libros pesados en contenido y lectura colecciones enriquecidas con la literatura de antaño y antigüedad. Abriéndose en forma de corredizas suaves que escucho levemente el cortante viento penetrar al propio estudio, además el caminado de tacones de botas firmes y melodiosos como fuera opera de filarmónica algo por el estilo, habla la Señora Gosset bienvenido a mi mansión espero que fuera placentero y cómodo asimismo confortable el viaje de tu país hasta la ciudad de Washington, Distrito de Columbia finalmente a mi mansión aquí en Alexandria.
Me volteo al tener ante mí por fin a la famosa Señora Gosset elegante vestida con conjunto de saco grande de cuero con falda corta ambas piezas en azul oscura con botas negras italianas de tacón bajo con lentes oscuros noto levemente un acento colombiano pero pulido de ahí refinado pero aristocrático de la viva voz de la Señora Gosset; comienza hablarme de mis incursiones y experiencias con chicas colombianas en el prostíbulo donde yo iba hasta compra de uniforme de oficinas en azul oscura y que la desnudaba al instante al vestírsela pero desnudita porque me encantaba y gustaba a mí todavía no al reconozco en absoluto lo que esta diciéndome y manifestándome de ahí hablándome en vivo y a todo color la misma Señora Gosset.
Después de mucho se quita los lentes oscuros caigo en la impresión y sorpresa identificándola instantánea y automática pero directamente a mí adorable y querida pero hermosa incluso buenísima, sabrosísima, riquísima, fascinadisima, entre mucho más chica colombiana que era prostituta me refiero nada menos en persona a Casandra. Me cuenta que andando trabajando por Barbados conoce un día que llego y pago varias horas el Señor Gosset por estar con una prostituta colombiana que lo complaciera y deleitara sobre todo fantasías eróticas en fin se enamoraron al primer vistazo e instante que al saco del prostíbulo de Barbado se la trajo aquí a Washington, Distrito de Columbia a vivir que me transforma en otra mujer al casarse y ser desde ese día en la Señora Gosset creamos infinidades de empresas consolidadas que le dieron trabajo a los latinos especialmente colombianos. Quería morirse al enviudar ya que tuvo un desenlace inesperado por un accidente aéreo hace más de cinco años al derramar unas lagrimas con solo mencionarlo y recordarlo al revivir su amor fiel de esposa la misma Casandra que todos la conoce como la Señora Gosset.
A lo que nos atañe tengo preparada una habitación con aquel uniforme de oficina azul oscura con falda y saco también ese suéter rosado claro y para que me desnudes toda al vestirme y principalmente tengo las mismas botas italianas de marca fioni de tacones bajo negras me agarra de la mano al irnos por un ascensor panorámico en el mismo estudio que nos lleva hacia el segundo piso a mí y a la Señora Gosset que es nada menos que mi chica colombiana Casandra la prostituta que me recreaba y protagonizaba mis fantasías de ejecutiva universitaria a mí y solamente a mí y mucho más ese día juntos como a solas en su mansión en Alexandria en la ciudad norteamericana de Washington, Distrito de Columbia.
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