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Categoría: Confesiones

VAMOS A COGERNOS A MI ESPOSA

No es una ocasión extraña, no llevo la cuenta, pero ya es un puñado de veces las que se me presenta una oportunidad como esta, un hombre me conoce un poco más por estar trabajando juntos y luego de contarle como me gusta vivir mi vida se intriga y entre tragos me dice estar interesado en compartir a su esposa en una noche degenerada y llena de placer.

Yo no puedo juzgarlo, también tengo esos momentos donde yo también comparto a mi esposa con algún hombre cuyo temperamento y dotes me parecen indicados para hacer pasar un rato inigualable. Pero en esta ocasión no narraré eso, se trata de la vez en que Gerardo, el socio de negocios de mi jefe vino a ofrecerme.

Luego de un mes estando en mi oficina asesorándose de estrategias económicas y fiscales que por evitar aburrirlos prefiero omitir, poco a poco se fue dando la plática donde las aventuras fueron el punto más acertado… “Si, en alguna ocasión tuve un trio con mi esposa y otro hombre, pero ya hace mucho tiempo y creo que ya va siendo hora de uno más.”

Esas fueron las palabras que, luego de varios whiskies Gerardo me dijo. –Se lo voy a plantear a ver qué me dice, seguro luego de esto ella va permitirme muchas cosas. –Dijo con entusiasmo.

 Y aquí estoy ahora, en la sala de su casa con un vaso de whisky en la mano, la camisa abierta sentado junto a Gerardo medio desnudo, solo con el bóxer en las piernas con la verga de fuera contemplando como su esposa se quita la ropa mientras baila como una zorra de burdel.

Amelia es una mujer hermosa, delgada y un poco alta, con la piel moreno muy claro y preciosos pechos pequeños, unos pezones finos junto con una cintura pequeña y un abdomen donde todos quisieran venirse luego de hacerla gemir como una perra. Tiene 29 años y unos ojos grandes y castaños, unas pestañas largas y aunque no son naturales, la hacen ver aún más sucia de lo que ya se ha vuelto, el cabello negro lacio que le llega a la cintura, se ha despojado de ese vestido rosa entallado y ahora solo nos baila en una tanga transparente que escurre en fluidos ya que, previamente, luego de desinhibirnos con el tercer whisky Gerardo la sentó en medio de nosotros, ella con maestría nos abrió las piernas para que pudiéramos contemplar su vagina deliciosa y apretada. Completamente depilada y ya escurriendo un poco en líquidos brillosos, Amelia comienza a tocarse mientras Gerardo y yo tomamos una de sus pequeñas tetas para mamarlas, ella gime mientras siente pequeñas mordidas en sus pezones, sus dedos se movían frenéticos haciendo que su cuerpo se alterara mucho, finalmente luego de que yo con mis dedos frotara delicioso su clítoris, ella entre gemidos y gritos nos regaló su primer orgasmo, pero ahora era su turno.

Se acomoda frente a nosotros y mientras se va sobre la verga de su esposo me comienza a desabrochar el pantalón, yo no pierdo tiempo y me desnudo en el acto, Amelia tiene ya en sus manos la verga pequeña aunque un poco gruesa de su esposo, también comienza a mamar una verga larga y gorda que no conocía, se inclina de lado para meterse mi verga completa hasta su garganta, al parecer ya llevaba tiempo sin una tan grande pues su garganta no estaba tan ensanchada, Gerardo se acomoda para mamarle la panocha a su esposa, Amelia está encantada con una verga tan rica (según ella) en su boca, mientras que su esposo le receta unas mamadas deliciosas en su clítoris, se nota que Gerardo conoce a su esposa pues no tarda mucho en meter sus dedos y moverlos fuertemente para provocarle un segundo orgasmo, Amelia aprieta mi verga con fuerzas y por momentos y entre sus gemidos me la muerde producto de su locura al sentir que se viene de lo lindo, su mano vuela masturbándome y entre jadeos ella se escurre en la cara de su esposo, es delicioso escucharla gemir como puta mientras se mete una verga en su boca, hasta ese punto y estando así de caliente, es como Amelia se traga toda mi verga en la garganta, con fuerza ella misma empuja su cabeza hasta sentir que tiene toda mi verga en su garganta. Yo miro al techo exclamando de placer, Gerardo esta vuelto un loco mientras Amelia expulsa un chorro de fluidos en la cara de su marido, es increíble, Amelia deja de mamarme la verga y recoge sus piernas tambaleantes para retorcerse un momento en el sillón gimiendo sin parar.

-Me tienen bien caliente, ya no aguanto más, quiero que me cojan al mismo tiempo.

En ese momento ambos nos ponemos de pie como para decidir cómo se va a proceder, la esposa no duda en hincarse y llevarse ambas vergas a la boca nos masturba y gime mientras también escurre de fluidos. No tardamos mucho y los tres nos ponemos de pie tomo sin pensarlo la pierna de la esposa y teniéndola de frente le meto la verga por su vagina extremadamente empapada, me comienzo a mover de lo lindo mientras ella gime  y gime, Gerardo se coloca detrás de ella y esta con su mano lo comienza a masturbar, es obvio que él también quiere cogerla de modo que le saco la verga a la esposa y ahora ella se inclina parándole el culo y de un solo golpe le mete su verga para chocarla como un maldito loco.

Amelia es penetrada por su marido mientras a mi me está dando tremenda mamadota y luego de un rato todos nos incorporamos para ir a la habitación, caminamos desnudos detrás de Amelia que se ve deliciosa con esa piel moreno claro, esas tetas y ese culo delicioso que ya quiero mamar.

Llegamos a la cama y me recuesto boca arriba para que Amelia se monte pero Gerardo la jala para que sea a él a quien se la chupe, entonces acomodo a su esposa en cuatro y me voy sobre ese culito delicioso que ya le tenía muchas ganas. Lo chupo delicioso y abro sus nalgas para saborearlo ella grita y gruñe mientras su esposo es succionado por la puta de su esposa.

-Métesela en el culo David, que no ves que ya está bien caliente.

No tardó mucho en ensalivar mi pene y comenzarlo a clavar en ese culo delicioso, poco a poco entre gritos y fuertes nalgadas mi verga entra completa para comenzar a cogerla, en eso siento como la espalda de Amelia choca en mi pecho y siento que su culo se aprieta y es que Gerardo estando de frente a su mujer, también la está penetrando por la vagina.

Teniendo libertad, entre él y yo nos movemos, el por delante y yo por detrás, haciendo gemir a su puta y besándola y mordiéndola en cada parte, nos movemos más rápido y se escucha cómo Gerardo está gimiendo y sintiendo que se viene.

En efecto Gerardo comienza a venirse dentro de la vagina de su esposa y entre gemidos se va saliendo de ella que escurre en leche.

Continuará…
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