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Vacaciones con mis amigos y mi novia (Parte 1)

Finalmente habíamos acabado la universidad y desde luego que teníamos ganas de festejarlo. Mi novia Ori quería que nos fuéramos sólo ella y yo a algún lugar, pero yo quería invitar a varios amigos. Había sido una pelea un poco fuerte esa vez, últimamente Ori y yo ya habíamos tenido este tipo de encuentros, comenzaba a ser un poco posesiva, no quería que saliera mucho con mis amigos, quería que estuviéramos los dos solos la mayor parte del tiempo y se ponía a llorar cuando me iba con mis amigos en vez de con ella. No me malentiendan, aun la quería y el sexo con ella era increíble, pero comenzaba a molestarme su actitud e incluso había planteado terminar con ella. Sin embargo, al acabar la universidad fue la excusa perfecta para poder divertirnos un poco y al final había logrado convencerla con la condición de que ella también invitara a algunos de sus amigos.



El día del viaje llegamos a la casa de su amiga Mishel, ya que su novio tenía una camioneta lo suficiente grande para que todos los que íbamos a ir. Al llegar, Ori saludo a su amiga mientras yo dejaba nuestro equipaje en el suelo. Ya había conocido a Mishel tiempo atrás. Era más pequeña que yo pero un poco más alta que Oriana. Su cabello era un café lacio y lo llevaba corto hasta los hombros, y a pesar de nunca lo admitiría frente a Ori, tenía un cuerpo bastante increíble. Se notaba que hacía un poco de ejercicio, pues sus piernas eran torneadas y estaba bastante flaquita, ese día llevaba un crop top y un short de mezclilla que dejaban ver su abdomen plano y la perforación en su ombligo, usaba unos vans negro junto con unos calcetines que llegaban casi hasta su rodilla, enfundando sus increíbles piernas, y había un asomo de un tatuaje que, por la posición, suponía que estaba entre sus pechos; claro que sería muy complicado verlo sin que se quitara la ropa. Su novio se llamaba Gerardo, y la verdad también era bien parecido si soy sincero. Era un poco más alto que yo, tenía el pelo negro un poco largo, con un poco de barba y bigote, parecía casi un guitarrista de rock, pero estaba seguro que no tocaba ningún instrumento, sólo tenía la pinta. Al igual que su novia, se veía que iba al gimnasio, lo suficiente para que sus músculos se marcaran, pero no lo suficiente como para que sobresaliera.



—Mishel, que emoción. ¿Estás emocionada? —le preguntó Ori una vez que se saludaron.



—No sabes cuánto, ya quería que acabaran los exámenes. Que ventaja que tu novio le prestaran una casa para que podamos divertirnos. Justo le decía a Gerardo que fuéramos a la playa cuando llamaron.



—¿Crees que vas a poder controlar, Mishel? —le pregunte con una sonrisa—. La casa es de mi tío y no quiero que después no me la preste porque terminamos destrozándola.



—Ay, tranquilo. Aquí mi novio va a cuidar que no rompa nada, ¿verdad, amor? —dijo con una sonrisa enganchándose del brazo de Gerardo.



Gerardo también sonrió y le dio un beso. Aunque yo no me sentí del todo seguro ya que Mishel tenía fama de ponerse un poco loca cada vez que bebía y desde luego que era algo que pensábamos hacer en estos días.



Ori y Mishel se alejaron un poco para hablar entre ellas mientras yo me quedaba con Gerardo. Honestamente no tenía una gran relación con él, pero tampoco me llevaba mal del todo. Podíamos hablar de una que otra cosa, pero no podría considerarlo mi amigo. A pesar de todo, sentía que era un tipo bastante relajado, un par de veces me había atrapado viendo a Mishel en una de esas ocasiones que llevaba algún vestido o ropa bastante ajustada, lo cual en mi defensa hacía imposible desviar la mirada de su cuerpo, pero en vez de enojarse o algo parecido, sólo me sonreía. Ori me había contado que ambos tenían una especie de relación abierta, por lo que a Gerardo no le molestaba que vieran a Mishel, pues él también solía ver a otras chicas.



Un par de horas después llegó mi amigo Alex junto con sus dos amigas. Alex era mi mejor amigo desde la preparatoria y prácticamente sabíamos todo del otro, era como mi hermano casi. Él había cambiado en los últimos años de universidad. Era más alto que yo por unos 20 cm, pero era más joven que yo por casi un año. Había tenido un problema con la nariz y se la tuvo que operar, pero admitía que ahora se veía mejor que como hace 5 años que tenía la nariz desviada, también había estado yendo mucho al gimnasio y estaba como Gerardo, un poco musculoso, pero no demasiado. Sus dos amigas las conocía muy bien. La primera de ellas se llamaba Valeria, quien también era una muy buena amiga mía. Antes de que conociera a Ori y fuera mi novia, me gustaba mucho Valeria. Tenía la misma altura que yo y una cara bastante linda, era ese tipo de chicas que tenía cara de niña, sus cachetes resaltaban en su cara y sus labios eran de un color rosado. Me encantaban sus ojos, pues eran grandes y sus pestañas siempre estaban alzadas. Tenía un cuerpo bastante bonito, parecido al de una muñeca, sus pechos eran medianos y su cintura estaba torneada, vaya, tenía aquella curva que muy pocas mujeres tienen en el abdomen, antes de llegar a la cintura. Sus piernas eran largas y no estaban torneadas como las de Mishel o incluso como las de Ori, pero siempre me había vuelto loco la idea de acariciarlas. Le gustaba cambiarse el color de cabello mucho, y en esa ocasión llevaba las puntas de un color rosa claro mientras que el resto eran de su color café natural. Llevaba un vestido negro con flores que le llegaba hasta el muslo, debajo llevaba unas medias y unos zapatos tipo bota. Realmente se veía bastante bien



Temiendo que Ori me descubriera con la mirada en Valeria, la salude rápido y luego salude a la otra amiga de Alex: Gina. Debía admitir que mi amigo tenía un buen gusto cuando escogía a sus amigas. Gina era un poco más pequeña que yo, quizá por uno o dos centímetros. Su cuerpo era atlético sin ninguna duda, hacía tenis o volibol según me había dicho hace tiempo Alex, su piel era ligeramente acanelada y su pelo era de un café oscuro, debía de admitir que tenía una sonrisa muy bonita y se le formaban hoyuelos cuando lo hacía. Entendía porque Alex estaba loco por ella, realmente era bastante atractiva y tenía un buen cuerpo, incluso llegue a comparar sus pechos con los de Valeria, eran un poco más chicos, pero eso no le quitaban lo atractivo. Llevaba una blusa blanca sin mangas, lo que dejaba ver sus brazos torneados y un pantalón de mezclilla con unos zapatos de plataforma. Desde luego, note a mi amigo mirándola de arriba abajo un par de veces.



Las chicas se juntaron por su lado y comenzaron a hablar. Oriana, muy a mi pesar, conocía a Valeria, pero no a Gina y, desde luego, Mishel no conocía a ninguna de las dos, por lo que comenzaron a platicar, intentando volverse amigas. Con Alex, la plática entre Gerardo y yo se amenizo un poco. Aún faltaba esperar a una amiga de Ori, por lo continuamos hablando, hasta que se me ocurrió ir por unas cuantas botanas para el viaje.



Cuando regresamos la última amiga de Ori ya había llegado, Jimena. Ori jamás me la había presentado antes y podía ver porque. Era bastante bonita, tenía el pelo café lacio hasta la mitad de la espalda, unos ojos bastante grandes y un pequeño lunar sobre su boca del lado izquierdo. Tenía un cuerpo parecido al de mi novia, pero en todos los sentidos mejor. Se notaba que hacía ejercicio pues todo su cuerpo se veía firme y torneado, sus pechos definitivamente eran más grandes que los de Ori sólo por un poco y su cintura estaba más curveada, junto con un trasero bien definido y firme. Llevaba una ombliguera blanca, lo cual dejaba ver su abdomen, no tan trabajado como el de Mishel, pero sí bastante plano y firme. Tenía dos tatuajes de flores en negro, uno en su muñeca derecha y otro en el antebrazo izquierdo. En resumen, era hermosa.



En cuanto llegamos, extendí la mano para saludarla, sus uñas estaban un poco grandes y bien cuidadas, incluso en eso superaba a Ori. Nos presentamos y trate de hablar con ella, pero desde luego mi novia se acercó a nosotros y se colocó a mi lado.



—Me alegro que hayas decidido finalmente venir, Jimena —dijo Ori con una sonrisa, aunque no sabía si lo decía con sarcasmo o no.



—Oye, una semana en una casa con alberca no lo iba a dejar pasar —Jimena me miró y sonrió—. Además, ya era hora que me presentaras a tu novio.



Sonreí como respuesta.



—Sí, bueno, ya lo conoces —dijo Ori un poco seco—. Bueno, será mejor irnos, entre más rápido nos vayamos, más rápido llegamos.



Tomó las botanas de mis manos y se dirigió al coche. Sabía que Oriana era mi novia, y realmente no pensaba hacer nada que no fuera estar con ella en este viaje, pero la mirada que me dio Jimena antes de darse la vuelta y dirigirse al carro no había sido normal. Se había mordido el labio inferior, me guiñó el ojo y me miró de arriba abajo. Sin siquiera quererlo comencé a sentir calor, y debo admitir que no podía dejar de ver el trasero de Jimena mientras iba hacia la camioneta.



Durante el viaje nos la pasamos bastante bien. Habíamos decidido que Alex condujera, ya que Gerardo quería ir con Mishel para irse besando y toqueteándose, lo cual a varios de nosotros nos molestó un poco, pero al fin de cuentas era la camioneta de Gerardo, por lo que él podía hacer lo que quisiera. Ori había querido que nos sentáramos juntos, pero dado que yo era el único que sabía cómo llegar a la casa de mi tío, tuve que tomar el asiento de copiloto, dejándola a ella junto a Valeria, Gina y Jimena, lo cual no le agrado para nada. Lo más probable era que discutiríamos llegando a la casa. Desde luego, intenté mejorar el ambiente, poniendo cualquier canción que me pedían o poniendo alguno que nos supiéramos todos para cantar. Incluso en una que otra ocasión, Mishel y Gerardo detenían su besuqueo para unírsenos. No sé cuántos de nosotros lo admitiríamos, pero se veía que ellos dos se la estaban pasando bastante bien, prácticamente estaban teniendo sexo ahí atrás. Intentábamos disimular, pero en ocasiones Mishel o Gerardo gemían, llevados por la pasión, en ocasiones incluso lo hacían los dos. Era un poco incómodo, cierto, pero estaba seguro que no era el único que quería ver que estaba pasando allá atrás. En un punto del viaje, alcance a ver por el retrovisor a Mishel agacharse cerca de la entrepierna de Gerardo. Un par de segundos después oí la risita de Valeria y de Gina. Cuando volteé a verlas las cuatro chicas se reían, incluso Jimena se atrevió a mirar hacia atrás y luego volteó y asintió con una risita.



—¿Qué sucede? —pregunté con un susurro y con una sonrisa, pues sospechaba porque mis amigas se reían.



Valeria me dijo con la mano que me acercara y susurro a mi oído.



—Mishel se la está chupando.



Sin poder evitarlo mire a Gerardo, quien estaba con los ojos cerrados, su rostro demostraba que lo estaba disfrutando. Mi imaginación me traicionó, pues imagine de forma vivida a Mishel chupando el pene de Gerardo. Me excite un poco e instintivamente mire a Ori, quien se mordía el labio inferior con una sonrisa, pensaba lo mismo que yo. Aunque la sorpresa me llegó al ver a Jimena, me sonreía y se mordía la punta del dedo índice. Aunque…bueno, todos sabíamos lo que estaban haciendo allá atrás, era más una mirada de cómplice…esperaba.



Regresé a mi asiento y Alex puso los ojos como platos en cuanto le dije lo que sucedía en la parte trasera de la camioneta. A modo de juego le dije que frenara de golpe, tarde un poco en convencerlo, pero gracias a nuestras amigas, logre convencerlo. Cuando lo hizo, todos lo esperábamos, menos los dos calientes de atrás. En menos de un segundo la cabeza de Mishel reapareció con la mano en la frente por el golpe y Gerardo se reacomodó en el asiento pues casi se había caído.



—Perdón chicos —les dije con una sonrisa—. Es que casi nos pasábamos la salida.



Desde luego que ambos me miraron con una ligera ira por cortarles el rollo, pero su enojo duró muy poco ya que entendieron que se pasaron de la raya un poco, aceptaron su culpa. Y la verdad es que no había mentido del todo, pues realmente casi no había visto la salida que teníamos que tomar para llegar a la casa de mi tío.



Tardamos una media hora más para llegar, y después de nuestra broma Gerardo y Mishel se comportaron por el resto del viaje. Cuando llegamos mis amigos se quedaron impresionados, era una casa algo grande. La sala estaba tan pronto entrabas a la casa, a la izquierda se iba a las habitaciones de los invitados y a la cocina, a la derecha estaba la entrada al jardín donde había una enorme piscina y cerca de ahí estaba otro pasillo que llevaba a las habitaciones principales.



Les di un poco de tiempo a mis amigos para que se familiarizaran con el lugar y de ahí comenzamos a dar las habitaciones. Mishel y Gerardo se irían juntos a una de las habitaciones de invitados, Gina y Valeria se quedarían en la segunda y lamentablemente Alex tendría que dormir en la biblioteca en el colchón inflable, pues todos insistieron que me quedara con Ori en la habitación principal y Jimena puso sus cosas en la habitación de mi primo antes de que alguien dijera algo.



Una vez escogidas las habitaciones, mis amigos se apresuraron a dejar sus cosas. Ayude a Alex a inflar el colchón y en cuanto salimos Gina y Valeria ya estaban listas para meterse a la piscina. Valeria llevaba un bikini rosa con volandas lo cual dejaba ver su cuerpo de muñeca mientras que Gina se puso uno de cuerpo completo a rayas que además de marcar su figura, dejaba ver el espacio entre sus pechos y gran parte de ellos. Alex se quedó de piedra al verla y sin saber que decir.



—¿Te vas a meter así? —le preguntó Gina.



—¿Qué? ¡Ah! ¿A la alberca? No —dijo tartamudeando un poco.



—Bueno, apúrate y te esperamos —contestó ella y tomando del brazo a Valeria para ir a la piscina.



Alex la siguió con la mirada y luego se dirigió a mí.



—Amigo, te debo una por invitarme a venir.



—Si supieras lo que tuve que hacer para convencer a Ori —dije después de un suspiro.



—De todos modos, gracias. Me voy a cambiar rápido. ¿Vas a venir con nosotros?



—Voy a hablar con Ori, a ver si quiere ir, después los alcanzo.



—Vale.



Y dicho esto se metió a su “cuarto” para buscar su traje de baño.



Me hubiera gustado que todos estuviéramos en la alberca tomando unas cervezas, pero era obvio que Mishel y Gerardo estaban en su cuarto terminando lo que empezaron en la camioneta, así que me dirigí a la alcoba principal a buscar a Ori. En el camino, me desvié al cuarto de Jimena para preguntarle si iba a ir a la piscina con nosotros, pero cuando llegue ella estaba en la cama, dormida. No la culpaba, el viaje había sido un poco largo, y en el camino había comentado que había dormido pésimo el día anterior. Cerré la puerta con cuidado y abrí la puerta de la alcoba principal. Había unas cuantas escaleras para bajar a la cama, ya que en sí la habitación estaba en lo que se podía llamar el “sótano” de la casa. En la cama me estaba esperando Ori con las piernas cruzadas. Se había quitado el pantalón y había dejado que su vestido que llevaba debajo la cubriera por completo; sin embargo, el vestido era algo corto y dejaba sus piernas completamente desnudas.



—Alex, Gina y Valeria están en la alberca, ¿quieres ir?



—No lo sé.



—¿Por? —le pregunte mientras me sentaba a su lado.



Tardo un minuto en contestar, pero cuando lo hizo una mueca apareció en su rostro.



—Quería que estuviéramos los dos solos.



—Amor, ya discutimos sobre esto. Además, son más tus amigos que los míos.



—Sí, pero Mishel… —hizo una pausa y luego negó con la cabeza—. No, olvídalo.



—¿Qué? ¿Qué sucede con Mishel?



—Nada —dijo y se levantó—. Tienes razón, ya estamos aquí y debemos disfrutar y divertirnos con nuestros amigos. Déjame me cambio y nos vamos con ellos.



En ese momento tomó el borde de su vestido y se lo quitó con un solo movimiento. Para mi sorpresa no llevaba sostén y me quede observando sus pechos desnudos. Al instante me llegó la imagen de Mishel haciéndole un oral a Gerardo y volví a sentirme excitado. Antes de que Ori caminara a su maleta, la tome por la cintura y la acerque a mí. Mi lengua busco inmediatamente su pezón y ella soltó una risita.



—Amor, ahorita no. Nos pueden oír —contestó intentando alejarse.



—Gina, Valeria y Alex están en la alberca —dije para luego chupar su pezón, ella ssoltó un pequeño gemido—. Mishel y Gerardo de seguro están haciendo lo mismo —volvi a chupar su pezón y pase mi mano sobre sus bragas—. Y Jimena está dormida.



—Sí, pero la podemos desper…ohhhh —no deje que terminnara, pues metími mano debajo de sus bragas y comence a estimularla directamente—…podemos despertarla.



Llevo su mano a la boca para cubrir el siguiente gemido, mientras yo continuaba masturbándola y chupando su pezón.



—Sí quieres puedo parar —dije mirándola y comenzando a sacar mis dedos de ella.



—No, no lo hagas —me dijo tomando mi mando y regresándola donde estaba—. Podemos hacerlo un rato.



Sonreí y volví a chupar sus pechos, lo cual hace que empiece a gemir. Continue masturbándola unos momentos antes de quitarle las bragas y hacer que subiera una pierna sobre la cama. Me quitó la playera y me acoste sobre la cama para ponerme debajo de ella. Un pequeño grito salió de ella en cuanto mi lengua comenzo a explorar su vagina. En esta posición, ella subió y bajo su cadera, su mano izquierda estimulaba su clítoris y con la otra apretaba su pecho para luego taparse la boca para evitar que sus gemidos se oyeran.



—Ay dios, sigue amor, así, así —me animó y sentí su mano pasar por mi cuerpo hasta llegar a la erección en mi pantalón.



Su cuerpo comenzo a tener espasmos, indicación de que está a punto de llegar al orgasmo. Tome a Ori de sus piernas para hacer que bajara para poder meter mi lengua lo más que podía, disfrutando del sabor dulce de mi novia y luego la moví con rapidez para hacer que llegue al orgasmo. Sin poder evitarlo, Ori soltó un grito y se retorció por el orgasmo. Cuando termina se río.



—Ahora te toca a ti —me dijo tomandome de la mano y haciendo que me levantara.



Sin darme piedad, desabrochó mi cinturón y mi pantalón para quitármelo con deseo para luego lanzarme hacia la cama. Como si fuera una gatita se acercó a mi miembro, lo tomó con una mano y lo apretó suavemente.



—Sabes —dijo pasando mi pene sobre sus labios y lamiendo un poco la punta—, quiera hacer esto desde que vi a Mishel comérsela a Gerardo en la camioneta.



El hecho de que comenzara a hablar sucio me daba la indicación de que estaba completamente excitada, pues Ori solía ser una chica bastante tímida e introvertida, pero cuando estaba caliente solía tomar seguridad e incluso hablar así.



—¿Y qué tal si se lo demuestras a él?



Sonrió sacando la lengua y luego comenzó a lamer mi miembro de arriba abajo para luego metérselo por completo en la boca. Mis gemidos no tardaron en llegar mientras veía como sus labios subían y bajaban sobre mi tronco. Lleve mi mano hacia su cabello para sostenerlo, pero cuando lo hice fue cuando la vi.



Jimena estaba en las escaleras del cuarto, mirándonos. Mi boca se abrió por la sorpresa, mire a Ori quien seguía chupándomela y luego a Jimena, quien se me colocó el dedo en los labios, pidiendo que guardara silencio. Cerré la boca y mire a mi novia en el momento que ella levantaba la vista y se sacaba mi miembro de la boca.



—¿Todo bien?



Quise mirar a Jimena en las escaleras, pero sabía que al hacerlo Ori la descubriría. Algo en mí quería decirle que nos estaba viendo, pero la mirada en Jimena…



—No, todo bien, sigue.



Ori sonrió y volvió a lo suyo. Volví a gemir, pues me gustaba lo que hacía, pero mi mirada regresó con Jimena. Ella me sonrió y se metió el dedo índice en la boca, intentando imitar la misma velocidad de Ori. Al verla me sentí más excitado, de cierta forma sentía que era Jimena quien me la estaba chupando y mis gemidos, y por ende el placer que sentía, aumentó. Jimena hizo una pequeña pausa para levantarse su ombliguera y levantar su sostén para dejarme ver sus pechos. Dioses, eran más hermosos que los de Ori. Desabrocho el botón de su pantalón y continuó chupándose el dedo índice mientras su otra mano hacia un lado su ropa interior y comenzaba a masturbarse.



Estaba tan excitado que sentía que no podía más.



—Ven aquí —le dije a Ori tomándola del pelo haciendo que se acercara hacia mí, procurando evitar que viera hacia atrás.



Me acosté con la cabeza hacia las escaleras y le pedí a Ori que me diera la espalda. Levantó un poco el cuerpo y comencé a penetrarla mientras ella se sostenía sobre las piernas.



—Ay, amor, jamás habíamos hecho esta posición —dijo y comenzó a gemir en cuanto mi pene comenzaba a entrar y salir de ella—. ¿Qué te pasa que estás tan…tan…ohh…ahhh…exci…ahhh…tado.



A ella seguía gimiendo y hablando, pero mi concentración estaba en Jimena, quien ya se había quitado la playera por completo y se masturbaba mientras apretaba sus pechos. Sus ojos estaban clavados en los míos y su boca estaba abierta, claramente estaba disfrutando con lo que estaba viendo. Juraría incluso que intentaba gemir al mismo tiempo que Ori para disimular, pero yo alcanzaba a oír a las dos perfecto. Al ver su rostro de placer, imaginaba que era a Jimena, y no Ori, con la que estaba cogiendo y eso me hizo aumentar mi excitación y por lo tanto comencé a penetrar más duro y más rápido a Ori.



—Ah… así, así, sigue, dame bien duro —dijo mi novia, pero lo hacía no porque ella me lo pedía.



Inesperadamente Ori, se levantó y se acostó en la cama boca arriba. El movimiento me tomó desprevenido y por un momento creí que vería a Jimena, pero ella pareció adivinar a mi novia, pues se ocultó detrás del pasamano antes de que la pudiera ver.



—Anda, quiero verte como me lo haces —me dijo tomando mi miembro y apretándolo ligeramente.



Mire fugazmente a las escaleras, luego me coloque entre las piernas de Ori y volví a penetrarla. Su mirada me lo dijo todo, le estaba encantando lo que le estaba haciendo. Se mordía el labio para evitar gemir, pero un par de chupadas a sus pezones fueron suficientes para que volviera a hacerlo. Cerró los ojos para disfrutar lo que le estaba haciendo y ahí aproveche para volver mi mirada a la escalera. Ahora Jimena estaba completamente desnuda, tenía una pierna sobre el pasa mano, y se masturbaba sobre él. La visión aumentó mi calentura y vaya que Ori lo sintió, pues sus gemidos se convirtieron en gritos y su cuerpo comenzaba a tener los espasmos previos a un orgasmo. No tardó en llegar debido al castigo que le estaba dando. Cuando su cuerpo se retorció, mi pene salió de ella y me masturbe un poco mientras miraba a Jimena, quien se metió de nuevo el dedo índice en la boca.



—Eso estuvo increíble —dijo Ori respirando entrecortado—. ¿Qué te dio?



—Creo que…—comencé mirando a Jimena y luego a Ori— también me excitó lo de Mishel y Gerardo.



—Quiero que me des por atrás. —contestó Ori levantándose de la cama y dirigiéndose hacia un mueble que estaba justo al lado del pasamano.



Por un momento mi corazón se detuvo al pensar que descubriría a Jimena, pero de nuevo ella parecía saber lo que hacía, pues se volvió a ocultar a tiempo.



—¿Qué esperas, amor? —me dijo Ori apoyada sobre el mueble, con sus piernas abiertas, dejando ver su entrada, goteando de su fluido.



Me levante rápidamente y me acerque a ella. Le di un par de nalgadas y luego volví a penetrarla. Ahora ya no le importaba nada, comenzó a gritar sin ningún miramiento mientras continuaba entrando y saliendo de ella con rapidez. Su rostro estaba prácticamente pegado al mueble, por lo que me atreví a levantar la vista. Jimena volvía a estar en su posición, a tan sólo centímetros de mi rostro. Definitivamente hacía ejercicio pues todo su cuerpo estaba firme y torneado, sus piernas eran hermosas y sus pechos parecían caber en mis manos a la perfección, sus pezones estaban duros y estaba completamente húmeda. Había tenido un orgasmo.



Al verla ya no podía más, su cara de placer me hacía estar cerca de correrme. Pasaba su lengua por los labios y me hacía desear que chupara mi miembro, quería jalar su cabello y chupar sus pezones, quería hacerle tantas cosas. Quería comerle su coño y hacerla gemir. Podía alcanzar a tocarla si sólo estiraba la mano, pero estaba a punto de llegar al orgasmo, ya no podía evitarlo.



—Me…vengo —dije entrecortado.



—Dámelo, lo quiero todo —dijo Ori empujándome y poniéndose de rodillas.



Tan sólo me deje. Ella tomó mi miembro y se lo colocó entre los pechos para estimularme con ellos. Jimena se volteó y abrió su trasero para que pudiera ver todo de ella, incluso su trasero se veía firme, como un corazón, realmente quería hacerle tantas cosas. Pensando en esto me corrí y Ori chupo mi miembro hasta dejarlo limpio. Jimena tomó su ropa interior del suelo para colgárselo del hombro y se despidió con un guiño antes de salir.



—Eso estuvo increíble —me dijo Ori.



Su voz me trajo de nuevo a la realidad y la mire.



—Sí, estuvo…wow —fue lo que alcance a decir.



—De verdad estabas muy excitado —me respondió con una sonrisa.



—Sí…no tienes idea.



—¿Aún quieres ir a la alberca?



—Ammm, sí, hay unas cuantas cervezas en el refrigerador. Podemos tomarnos algo con los chicos, ¿no crees?



—Vale —dijo levantándose y limpiándose la corrida que le había quedado en los pechos—. Me voy a bañar para limpiarme y luego vamos ¿de acuerdo?



—De acuerdo.



Sonrió y se dirigió al baño que estaba del otro lado del cuarto.



Por mi parte, me acosté en la cama y mire hacia las escaleras. Ahora que estaba lucido me di cuenta lo que había pasado. Había estado pensando en otra persona mientras estaba con Ori. ¿Qué había hecho? Estaba mal, no podía hacerle eso a ella. También lo había hecho Jimena estaba mal, ¿que mirarnos mientras lo hacíamos? Necesitaba hablar con ella, realmente no podía dejar pasar esto.



Oí la ducha correr en el baño y a Ori cantar unos segundos después.



Lo peor de todo era… que una parte de mí lo había disfrutado, quizá demasiado.


Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
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