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Categoría: Lésbicos

VACACIONES CALIENTES

Escrito por: Elena

La noche iniciaba, era la primera vez que salía de viaje a San Andrés con mis amigas y sin los padres. Tenía 18 años y era la más chica de todas. El plan era ir a bailar a la disco y ver qué podíamos conquistar. Quedamos de acuerdo en que si nos separábamos y al llegar al cuarto estaba colgado el letrero de no molestar, significaba que alguna de nosotras estaba con alguien y tendríamos que esperar a que terminaran para entrar.

Mi plan era encontrar un muchacho guapo, de buen cuerpo, con el cual pasar la noche. Mi cuerpo lo necesitaba. Yo había roto con mi novio hacía cuatro meses y, desde aquel tiempo, lo único que había hecho era masturbarme 2 ó 3 veces en las noches, sola en mi cama. Pero esa noche me desquitaría.

Me vestí muy sexy, con una minifalda roja tipo ceñida, una blusa negra semitransparente, sin bra, y las tanguitas blancas más pequeñas que tenía con encaje. A la hora de decidir adónde ir a bailar nunca nos pusimos de acuerdo por lo que nos separamos. Yo fui a una discoteca que tenía un ventanal enorme por el cual se veía la playa y el mar.

Al inicio de la velada me sacaron a bailar un par de tipos mudos, aburridos y bastante feos. Rápidamente les decía que estaba cansada, para que me llevaran a la mesa. Mientras transcurría la noche, decidí que no bailaría con otro hombre feo, por lo que me quedé sentada un buen rato. Como a la hora de estar sentada, casi me estaba durmiendo y cruzaba por mi mente el terminar la velada sola y masturbándome nuevamente en el baño de mi habitación o quizá en el del lobby del hotel, ya que mi cuarto lo estaría ocupando alguna de mis amigas. Sólo pensar que alguna de ellas estaría con un hombre guapo, caliente y con un gran miembro, teniendo una mamada increíble, me comenzó a excitar. De pronto, una voz me sacó de mi pensamiento.

- ¿Quieres bailar? Era una chica trigueña, de ojos verdes, muy buen cuerpo, grandes senos, caderas redondas y unas piernas grandiosas. Llevaba un minivestido blanco muy pegado a su cuerpo, lo cual la hacía ver exuberante, en otras palabras era una guapura. Al principio me desconcerté tanto que no pude contestar nada.
- Perdona, te veo aburrida. ¿Quieres bailar?

Durante unos cuantos segundos lo pensé y llegué a la conclusión de que era una buena idea. Los chicos en la disco me verían, no tendría que estar a la defensiva y además dejaría de estar pensando en mis amigas.

- Sí, claro por qué no. Le dije.

Bailamos durante un buen rato. Andrea era una gran bailarina, en algunas piezas de rock y salsa bailamos increíble, ningún hombre me había llevado tan bien en un baile. Me susurraba comentarios sobre las personas que bailaban a nuestro alrededor y me hacía reír mucho. Claro que, para hacerlo, se me pegaba mucho para decírmelos al oído. Al principio no le di importancia pero, poco a poco, el roce de sus senos comenzó a excitarme, lo cual me espantó un poco. ¿Cómo es posible que me excitara una mujer? Después llegué a la conclusión de que era una mujer muy bella y que además me estaba divirtiendo mucho.

Poco a poco fui dejando que cada vez se acercara más y mejor. Me decidí a disfrutar el momento sin ningún prejuicio. Después de todo, yo acepté bailar con ella y podía irme cuando quisiera. Pasó poco rato cuando la música se puso romántica y el lugar a media luz. Mi primera intención fue caminar hacia la mesa pero ella me tomó de la cintura con una mano y, con la otra, tomó mi mano, jalándome hacia ella suavemente. Mi única reacción fue poner mi mano en su hombro y pararme junta a ella. Comenzó a moverse con el ritmo de la música y, sin pensarlo más, yo la seguí en el baile. La suave balada nos fue juntando más, acercó su mano y la mía a su pecho, como cuando los hombres intentan hacer el baile más romántico. Me acerqué más a ella. La punta de sus senos tocaban mi pecho y sus piernas rozaban las mías. Mi mano tocaba su seno grande pero muy firme. En una reacción que todavía no entiendo, me acerqué para recargarme en su hombro. Nuestros cuerpos se rozaban tanto que casi no podamos movernos y era tan excitante que comencé a sentir humedad entre mis piernas.

Al poco rato ella me sugirió que fuéramos a retocarnos el maquillaje al baño. Después de pasar por su bolsa y la mía a las mesas, nos dirigimos al baño. Cuando entramos había cinco chicas más en él. Para vernos en el espejo ella tuvo que pararse detrás de mí y, como era un poco más alta que yo, no tenía ningún problema. Poco a poco fueron saliendo las otras chicas y quedamos solas en el baño. Ella seguía detrás de mí. Yo estaba muy abocada a corregirme el delineador cuando comencé a sentir su cuerpo rozar el mío por la espalda. Su mano comenzó a acariciar mis piernas muy suavemente. Yo me quedé inmóvil. No sabía qué hacer. Ella se acercó más por detrás. Podía sentir sus senos tocar mi espalda. Con su otra mano acariciaba mis pequeños senos, mis pezones comenzaron a endurecerse y eso me excitaba mucho.

La mano que tocaba mis piernas comenzó a subir hasta meterla debajo de mi falda y, aprovechando que mis pantaletas eran muy pequeñas, pudo meterla entre mis piernas y acariciarme el clítoris. Mi reacción fue voltear para reclamarle, pero lo único que salió de mi boca fue un gemido...-.ayyyy... por la forma en que me tocaba mis tetas y mi chimbita. Antes de que pudiera pronunciar alguna palabra, sus labios besaron los míos. Fue un pequeño toque, su lengua acarició la boca. Antes de que pudiera ser más profundo el beso, alcanzamos a oír que alguien entraba al baño. Rápidamente sacó su mano de debajo de mi falda.

- Mónica vámonos a seguir bailando -me dijo, con la intención de que las chicas que entraban la oyeran.
- Claro, Andrea, nada más guardo mis cosas -comencé a guardar todo en mi bolsa, muy despacio porque estaba tan excitada que no podía ni caminar.
Cuando me tranquilicé un poco, comencé a andar hacia la puerta. Ella me tomó del brazo y se acercó a mi oído.
- Si quieres nos vamos a algún lugar donde podamos estar solas -su cara era como de niña picara. Yo estaba tan excitada que seguramente con sólo rozarme un poco más podía tener un orgasmo.
- Sí, vamos a donde quieras.
- ¿Te parece bien mi cuarto de hotel?
- Claro. Déjame pagar la cuenta y nos vamos. Nos dirigimos a nuestras mesas, yo a pagar la cuenta y ella para avisarles a las amigas con las que venía. Por unos segundos pensé que estaba loca. ¿Cómo pensaba en irme con una mujer a su cuarto para estar a solas? Pero estaba tan caliente que la otras opciones eran hacérmelo sola o buscar a cualquier hombre para que me terminara, y en ese momento esas opciones me parecían espantosas. Pagué rápido y me dirigí a la puerta donde ella ya estaba lista con un taxi.

No tardamos mucho en llegar al hotel. Al entrar al cuarto me sentí un poco asustada, pero ella era muy amable conmigo.

Al terminar de cerrar la puerta se me acerco por detrás, me paso sus brazos por mi cintura me agarro con sus manos mis tetas y me paso su lengua por mi nuca y mis oídos. No pude resistir más y solté un gemido más intenso, -aayyyy sigueeeee.

Ella sabia que me tenía a punto me soltó y me llevo cogida de la cintura.

- Ven ricura. Siéntate en la cama. Me dijo susurrándome al oído
- Sí, Andrea.
- No te preocupes. Te voy a poner a volar, te acordarás de mi toda tu vida.

Se acercó a mí y me dio un beso suave, seguido por otros más profundos, nuestras lenguas se cruzaban, los besos aumentaban en intensidad, sus manos recorrían mi cara, mis tetas, mis piernas, me sentía manoseada, super caliente, poco a poco, me desabrochó mi blusa para acariciar mis senos desnudos. Como veía que yo no me movía, ella se quitó el vestido y me acostó en la cama. Antes de que me diera cuenta estaba sin nada. Besaba todo mi cuerpo, sus labios y su lengua me recorrían. Mis pezones estaban muy duros. Poco a poco me fue abriendo las piernas. Yo cerré mis ojos para sentir todas sus caricias. Me besó el cuello, los senos y, al llegar a mi raja, estaba ya a punto de venirme. Su lengua acariciaba mi clítoris mientras que, poco a poco, comenzó a jugar con mi ano. Nunca nadie me había tocado por allí, porque pensaba que era horrible, pero en realidad era excitante, sentir su lengua subiendo y bajando de mi chimbita a mi culito era lo máximo. Efectivamente me tenía volando, nunca llegue a pensar que una mujer me pudiera hacer sentir tanto como lo estaba viviendo. Me deje llevar, en este punto podía hacer conmigo lo que quisiera. – Si meteme esa lengua, cómeme, soy todaaa tuuuyyyya.
Antes de poder pensar en otra cosa, la excitación fue tanta que tuve un orgasmo, me tenía acostada, agarrada de las manos y con su lengua hasta el fondo de mi cosita, me arquie para soltar mi leche y se la pegue más a su boca. –Siii me vengooooo, aaayyyyy. Ella levantó su cabeza para sonreírme.
- Bien, mi chiquita, bien. Gózalo -me dijo y me volvió a clavar su lengua.. yo gemía de placer.

Cuando me tranquilicé un poco, ella se acostó con las piernas abiertas junto a mí, por lo que supuse que quería que yo le mamara su raja, así que puse mi cabeza entre sus piernas y comencé a acariciarla con mi lengua. Cogió mi cabeza y se la fue pegando más a su rajita, casi no podía respirar, pero valía la pena, esa mujersota era mía. Con mis manos jugueteaba con sus tetas, le apretaba sus pezones y se retorcía, pegándose más a mí, cuando comenzó a gemir y a estar más húmeda, le metí un dedo en su culito, con mi boca le daba lengua y con mi mano le daba dedo. La puse a mil. – Sigue, meteme esa lenguita, vamos puticaaaa, hazme llegar, tomate mi lecheeeee aaaaa-. Senti en mi boca su liquido caliente y empece a chupármela toda. La hice tener un orgasmo tan rico que me dio un poco de envidia. Yo seguía muy excitada. Con una de sus manos me tomó de la cabeza y me subió por encima de su cuerpo hasta poder sentir nuestras bocas sedientas de nuestros besos. La sensación era fantástica, sentir mis teticas pegadas a sus senotes, me cogió de mis nalgas y pego nuestras rajitas, con la otra abrió el cajón de su mesita de noche, del cual sacó un consolador muy grande.

Mira lo que tengo para ti. Estoy segura que te va a gustar. - ¿ Lo quieres?. Andrea haz lo que quieras conmigo soy toda tuya. Nos besamos intensamente y volví a estar volando, me sentía en otra dimensión, era otra Mónica la que hablaba, me sentía mujer, arrecha, caliente, dispuesta disfrutar con esta hembra y a seguir aprendiendo del sexo. -Ven, acuéstate aquí y abre tus piernas.
Cuando tomé mi posición, ella lo fue metiendo en mi chimba. Aquel rico miembro era increíble, de un grosor exacto, y me lo metí hasta dentro. Me sentía toda llena de aquello. Cuando lo vi bien, tenía metido la mitad y quedaba otro tanto para ella.

- Es para las dos al mismo tiempo, me dijo.

Se puso enfrente de mí y comenzó a metérselo hasta que su raja tocó la mía. Yo no podía emitir palabra. Lo único que hacía era gemir y mecerme para que se moviera el consolador dentro de mí. Me poseía, sentía un miembro moverse dentro de mí, cogía mis pezones y los pellizcaba.
-Vamos putica mueveteeee, ¿te gusta que te culee?, Dímelo, ¿te gusta ser mía?.- Sii Andrea cómeme, soy tuyaaaa. Me metía dos dedos en mi boca y me los hacia chupar. El roce de su raja contra la mía era tan fuerte que las dos nos venimos juntas con un gran orgasmo, -aayyyyyy, siiiiiiii. El cual nos dejó tendidas en la cama un gran rato.

Cuando me recuperé, me saqué el consolador, ella lo cogió con una mano y se lo llevo a su boca hasta chuparse todos mis jugos.- Ummm que rico esa chimbita tiene miel. Con solo ver esa escena de lujuria nuevamente me puso a mil.
La muy sorra sabia lo caliente que estaba. – Vamos Mónica cojete esa chimbita para mí, metete un dedo... E inmediatamente lo hice.
Luego me hizo ponerme en cuatro, me puso sobre una almohada, con el culo parado y dispuesto para su lengua. Solo escuche decirle, - Que culito tan lindo y todo para mi. Sentía su lengua tratar de entrar por mi ano, humedecía con su saliva su camino, un dedo ayudaba a ensanchar mi culito virgen, con otra mano me masajiaba un seno. Lengua, dedo y palabras calientes lograron su efecto. Sentía como su lengua entraba en mi culo hasta el fondo, luego lo turnaba con un dedo, luego dos. No podía más, sentía que me corría y estallé cuando sentí que también me metía un dedo en la chimba.
-Aayyyy, Andrea, meee cooorrrooooo.
- Si putica mía correteee, dame esa lecheeee, vamos ricura dámela todaaaa..
Era lo máximo, mi cuerpo sentía en cada milimetro de mí ser, me sentía plenamente mujer, feliz, libre.
De reojo vi que se levanto y se dirigió a su closet. Creí que ahí terminaba todo, me sentía sin fuerzas. Pero al voltiarme y quedar boca arriba pude ver que Andrea seguía caliente, sus ojos irradiaban sexo. Maliciosamente vi que me sonreía, abrió un cajón y saco un aparato negro, de atar a la cintura. Vi como se lo llevaba a la boca, lo salivo, me mostraba su lengua y me hacia gestos de penetración, luego paso sus correas por sus piernas y cintura. Quede sorprendida, se veía hermosa, erótica y sobre todo con ese coso amarrado en su triángulo. Camino hacia mí, atrayéndome con su dedo y mostrándome su lengua.
- Vamos amor, quiero hacerte mía, te quiero penetrar.
Se arrimo al borde de la cama, me arrodille sobre la misma, cogió mi cabeza y me hizo mamar su coso negro, grande y liso.
Mi boca producía gorgoteos, mi saliva resbalaba por su pene, sus manos me cojian por la nuca y me hacia llevar un movimiento rítmico de mamada, el cual acompañaba ella con el movimiento de sus caderas.
Luego me ordeno que me acostara boca arriba en la cama.
Con solo decirme eso abrí mis piernas y me cogí los pezones, ella entendió que estaba lista. Se subió a la cama y se aproximo hacia mí, me cogió de las piernas, me las llevo hacia atrás y me las abrió, quede expuesta con mi raja húmeda y abierta. Vi como se llevo su mano derecha a su boca, la humedeció con su saliva y luego la paso por el miembro, haciendo que este quedara lubricado, con sus dedos abrió mi chimbita y me fue metiendo ese coso poco a poco.
- Sientelo mi amor, ábreme esa chimba caliente, te sacare toda esa lechita, te haré miaaaa……..asiiiiiiiii……..asiiiiiiii…….mueveteeeeeee……daleeeee….
Sentía como se iba hasta el fondo, se inclino hacia delante y se apoyo en sus manos, su cara quedo encima de la mía, mientras me lo metía me besaba en la boca, en la nuca; también me lengüeteaba los pezones, me los mordía, en fin su boca no se quedaba quieta, sus caderas tampoco; además me decía como moverme, como besarla, como asirme a sus caderas con mis piernas, en fin éramos como una sola, me volvía loca de placer, era super sentirla dentro de mí, me sentía penetrada, manoseada, acariciada, poseída, llena de ella, de mi Andrea.
Así amor, asiii, vamos, muevete, dame esa leche, correte.
Se arrodillo nuevamente ante mi, me cogió de las piernas y me las doblo contra mis senos, aumento el ritmo de sus caderas, sus penetraciones eran mas profundas, aumenta y disminuía su ritmo, a veces lento, a veces rápido. Me sentía explotar, caliente, sudábamos, nuestros cuerpos transpiraban, nuestros gemidos eran mayores.
Vamos putica, dale, me vengooo, mueveteee….asiiii…ahhh..ahhh..llegaaaaa…..yo yaaaaa…….
Si Andreaaaa…yoooo..tambiennnn…ahhhhhh..ahhhhh..ahhhh…soyyy..tuyaaa…
Nos vinimos las dos a mil, ella se dejo caer sobre mi cuerpo, jadeabamos, vibrábamos, nos abrazamos, nos besamos. Me sentía transportada, Estabamos exhaustas, extenuadas luego nos quedamos dormidas por un rato mi sueño era tranquilo y sosegado al saberla a mi lado, al sentirme suya. No se cuanto tiempo transcurrió, al despertar la vi a mi lado, dormida; contemple extasiada su bello cuerpo, su piel, su rostro, luego despertó y me sonrió.

En silencio nos contemplábamos, nos sonreíamos, luego nos besamos tiernamente, ella se inclinó un poco sobre mi, con un dedo empezó a recorrer mi rostro, luego todo mi cuerpo, lentamente, hasta llegar a mis pies y volver a mis senos, mientras lo hacia me besaba en mi boca, en mi cuello, en mis senos, era increíble, volvía a sentir como mi cuerpo respondía a sus caricias,

- Vamos nenita mía hazme llegar.
Con solo decirme eso abrí mis piernas y me cogí los pezones, ella entendió que estaba lista. En forma de tijera pego su chimba contra la mía y empezó a moverce rítmicamente. Esta posición me sobre calentó, veía su cara roja, llena de placer, sus tetonas moverse acompasadamente, su cintura delgada hacia ver mas pronunciadas sus caderotas, su chimba caliente pegada a la mía, sentía como nuestras leches se mezclaban, sus manos se agarraban de mis teticas, se inclinaba y me besaba, metía dedos en mi boca y luego los llevaba a la suya. Me hablaba caliente, arrecha, me daba nalgadas que hacía moverme y arquiarme más rápidamente.
-Vamos nenita muévete, pégate a mí chimba, damelaaa, damelaaa, así putica. asiiii, correteeee. Siiii Andrea sooyyy tuyyya, me corrooo, me corrooooooo.... también yoooooo nenita. Cayo sobre mí, no besamos y nos quedamos dormidas...

Pasaron cerca de 10 minutos hasta despertarme, sentía el calor y el olor de su cuerpo pegado a mí, me sentí dichosa de estar con ella. De haberme entregado plenamente a una mujer como Andrea. Eran cerca de las 4:30 a.m., habían pasado cerca de cuatro horas desde que había caído en su cama.

- Tengo que irme. Mis amigas pueden preocuparse por mí.
- Bueno, ¿te puedo ver otro día?
- Claro que sí, este es el teléfono de mi hotel y el de mi residencia en Medellín- se paró todavía desnuda, y me dio un besote en la boca-. ¿Te gustó ricura?
Sí, muchisimo. – Nos abrazamos desnudas, tiernamente nos acariciamos y nos besamos.
Me vestí rápidamente. Ella desnuda me llevo hasta la puerta, nuevamente me beso y metió la mano en mi entrepierna, sentí como mi chimbita se calentaba.
-Andrea, me tengo que ir, no seas mala.. Ok, nenita nos vemos mañana Andrea, quiero hacerte el amor en la playa.
Me cogió por mis caderas, me apretó contra sus senos y nuestras lenguas se juntaron en otro beso apasionado y loco.
Me solté, si no lo hacia ya tendríamos que hacer nuevamente el amor, era increíble lo que esa mujer me hacia sentir.

Cuando estaba sola en el pasillo, me sentía rara por haber hecho el amor con una mujer. Me preguntaba si eso significaba que yo era lesbi. Ese pensamiento se terminó cuando empece a recordar todo lo que había vivido esta noche y supe que no sería la última vez que haría el amor con Andrea. A mí siempre me habían gustado los hombres pero, por otro lado, me había gustado mucho lo que hice.

Mientras esperaba el elevador, empece a imaginarme lo que haríamos mañana en la playa.

Al llegar a mi cuarto estaban mis amigas comentando de sus aventuras de la noche. Al verme, me preguntaron cómo me había ido, a lo que respondí:
- Nunca me van a creer. Sólo les digo que fue una noche única y además tengo programa para repetirlo hoy, ya eran las 5 am pasadas.

NOTA: Algún día les contaré lo que hicimos Andrea y yo en la playa, así como también de nuestras rumbas en Medellín en la discoteca LABIOS, mis dormidas en el apartamento de Sandra, solas y con Andrea, así como las otras mujeres de mi vida. Hoy tengo 24 años y el sexo para mí siempre será tan libre como hasta ahora, mi cuerpo tendrá la posibilidad de ser seducido por un hombre o por una rica mujer.

Mi historia fuera de calentarlas, como a mí cada vez que la recuerdo, busca motivar a aquellas chicas que no han experimentado con otra mujer, para que busquen la oportunidad y la vivan intensamente. No saben lo caliente que se están perdiendo.
Datos del Relato
  • Autor: Elen
  • Código: 6255
  • Fecha: 06-01-2004
  • Categoría: Lésbicos
  • Media: 6.12
  • Votos: 120
  • Envios: 27
  • Lecturas: 4941
  • Valoración:
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Comentarios


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8 comentarios. Página 1 de 2
perla
invitado-perla 12-11-2008 00:00:00

simplemente maravilloso y excitante. creo k tienes razon en lo k dices al final (hay k vivir y experimentar)

Johana sotelo
invitado-Johana sotelo 14-03-2007 00:00:00

excelente cuento, solo leerlo me basto, es el tipo de encuentro que quiero experimentar

JIMENA
invitado-JIMENA 26-06-2004 00:00:00

Bueno la neta es que tu relato es muy exitante me encantaria que bolvieras a escribir.

luly
invitado-luly 22-04-2004 00:00:00

escribeme cuando quieras y podremos comunicarnos para proponernos a tener una experiencia similar o mejorarla

alexsandra
invitado-alexsandra 14-03-2004 00:00:00

gracias a ti me anime a tener sexo con una mujer, es exitante, te lo agradezco. besos, bye

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