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Categoría: Orgías

Vacaciones a todo vapor V

VACACIONES A TODO VAPOR
Por: Marcos Urbina

Mi esposa Lucía y yo hemos tenido muchas aventuras pero ninguna como la que gozamos el mes pasado cuando nos fuimos en un crucero por Alaska.

Hasta en el vuelo disfrutamos de un pequeño acontecimiento; porque volamos desde la ciudad en donde vivíamos en Cayo Oeste hasta Los Angeles en donde abordamos el trasatlántico. Era un vuelo con poca ocupación (sólo 35 pasajeros en la aeronave) y después que despegamos se apagaron las luces de la cabina para que la gente pudiera dormir. Luía y yo estábamos sentados en la última fila de asientos frente a los lavabos del lado del pasillo. Una vez que todos quedamos en nuestros asientos respectivos y acomodados para el largo viaje agarró una sábana para ella sola. Pensé que iba a descansar como la mayoría de los pasajeros, pero al parecer ella tenía otros planes: Tendió la sábana sobre las piernas de ambos y con una mano la extendió y comenzó a agarrarme el huevo por debajo de la sábana. Sorprendido, la miré y noté ese brillo tan familiar en sus ojos que me decía que yo no iba a poder descansar esta vez en mi vuelo.

Comenzó a hacerme la paja a través de los blue jeans hasta que se puso duro. Luego me hizo un pequeño trabajito en el pantalón: bajó el cierre y dejó afuera mi duro palo. Imagino que hacerme la paja sería un buen comienzo para nuestras vacaciones, así que cerré los ojos y me puse a disfrutar de todo lo que me estaba haciendo. Antes de que pudiera agarrarle las manos para impedírselo, se acostó sobre mis piernas y agarró la dureza de mi pene introduciéndoselo en la boca. Sus tibios labios húmedos y su lengua se sentían bien deliciosos mientras me mamaba el huevo. Con los ojos cerrados yo disfrutaba lo que mi adorada esposa trataba de hacerme. Abrí los ojos y vi que alguien nos estaba observando: era un tipo de buen parecido como de nuestra edad que casualmente pasaba para dirigirse a los baños. No había que tener un cerebro de científico de la NASA para darse cuenta de lo que estaba pasando debajo de las sábanas. Se limitó a sonreír y yo moví la cabeza afirmativamente cuando pasó a hacer su necesidad fisiológica y luego regresó a su asiento. Seguí con lo que mi mujer me estaba haciendo: Su penetrante boca me hacía sentir un éxtasis, como si estuviera en el paraíso. Luego me pareció que de nuevo otra persona nos estaba mirando y para mayor sorpresa mía, era el mismo individuo, pero esta vez acompañado por una pelirroja muy bonita y bien buena, parada a su lado; bella criatura de baja estatura. Su nombre era Alicia.

Lucía estaba bien consagrada y dedicada a lo suyo, sin perderse nada de mi estupendo pene. Se inclinó con mucho cuidado hacia un lado y preguntó si había algún problema si ellos miraban. Yo contesté que no. Como estábamos sentados en una sección de cuatro asientos, entonces se colocaron en los otros dos puestos, al lado de nosotros. Levanté la sábana con mucho cuidado para que pudieran ver bien lo que hacíamos y cuando Lucía se dio cuenta de nuestros admiradores se sacó el huevo bien parado y mojado de saliva de la boca dejándoselo casi afuera, lo suficiente para poder sonreírles, saludó y continúo con su trabajo mamando huevo. El tipo, cuyo nombre era Ricardo, miraba con demasiado cuidado, prestando mucha atención, mientras yo le tocaba las tetas a la pelirroja haciendo que los pezones se le pusieran bien duros.

De verdad que eran unos de los pezones mas grandes que había visto. Sus ojos estaban bien fijos en la boca de de Lucía, detallando todo lo que me hacía. Su mano izquierda restregaba el huevo de Ricardo, su novio, a través de los pantalones. Noté su mano derecha cuando se deslizó lentamente hacia arriba hasta llegar a su minifalda. Esta mano tal vez encontró lo que buscaba porque vi cuando cerró los ojos y dejó escapar un gemido muy suave. Decidí arriesgarme a colocar mi mano izquierda entre sus piernas. Me imagino que ella escogería entre dejarse acariciar o retirarse del sitio. De todas maneras yo todavía tenía a Lucía quien lentamente me hacía mi servicio en el huevo, lo cual era muy rico. Obtuve una respuesta en el momento en que mi mano tocó su suave piel porque la mujer agarró mi mano y rápidamente la llevó hasta sus mojadas pantaletas y pude ser capaz de quitárselas hacia un lado parar dejar expuesta una cuca bien rasurada. En realidad se veía que no estaba afeitada, pero la podía sentir con mis dedos, sin pelos. Introduje dos dedos dentro de su mojada cuchara y ella dejó escapar un profundo suspiro. Lucía levantó la vista para ver que era lo que pasaba. Alicia abrió los ojos para mirar a Lucía, quien estaba abajo, y esta, en respuesta, le guiñó un ojo para sonreírle.

Lucía se sacó el pene de la boca y le hizo señas a la pelirroja. Creo que esta era la invitación que necesitaba porque rápidamente sumergió la cabeza dentro de mis piernas y agarró todo el huevo junto con las bolas de una sola vez. Hasta se le había olvidado que Ricardo, su amigo, estaba allí y yo voltee a verlo y asegurarme de que estaba de acuerdo con lo que hacía su pelirroja. Se limitó a sonreír y en ese momento ya tenía su propio huevo afuera y se hacía la paja. Le dije a Alicia que Ricardo podía necesitar ayuda pero este dijo que no, que estaba bien así, que no había ningún problema, que solo le gustaba mirar: bueno, mirarse entre si, creo. Le guié la cabeza a Alicia hasta el medio de mis piernas y ahora ambas damas estaban chupando y mamándome el huevo haciéndome la paja.

Un tipo puede aguantar a dos mujeres mamándole y frotándole el huevo a la vez, pero al poco tiempo ocurre lo inevitable: Les dije que ya estaba a punto de acabar, porque me habían provocado demasiado, paulatinamente, lentamente, así que no iba a disparar todo el semen en el asiento sino que me coloqué con cuidado al borde de este. Ellas tenían mi huevo apretados con los labios cuando comencé a descargar semen desde la punta del pene en varias oleadas.

Disparé una vez y las bañé de leche que cayó sobre la mejilla de Alicia. Lucía acudió rápidamente a lamerla. Las dos damas se aseguraron de que no quedó leche y se besaron apasionadamente para compartir mi semen. Alicia había dejado un pequeño pocito, o charquito de su propia eyaculación en el asiento como resultado de tanto meterle el dedo en la cuca mientras ella me daba una buena mamada. Le saqué los dedos para probar aquella dulzura cuando Lucía me agarró la mano y miró fijamente a los ojos de Alicia y lamió todos sus jugos de mis dedos. Alicia cerró los ojos y gruñó cuando acabó otra vez. Finalmente aterrizó para volver a este mundo y le dijo a Alicia que tenía otras cosas que compartir con ella. Se dio vueltas en su asiento para agarrar el huevo de su novio bien duro con la boca. Se tomó como diez segundos de intensa mamada antes de que este cerrara los ojos y acabara dentro de la boca de la chica pelirroja. Tan pronto como el amigo terminó de convulsionar, ella se giró de nuevo y besó a Alicia otra vez con mucha pasión.

Nos vestimos y arreglamos bien como estábamos antes de empezar. Luego cambiamos a otros asientos porque Alicia había quedado muy excitada por todo lo que vio y tenía la cuca demasiado mojada. Estuvimos conversando y nos dimos cuenta de que era la primera vez que hacían este tipo de cosas. Ellos habían estado en varios clubes de teiboleras pero solo miraban desde lejos. Les preguntamos hacia donde se dirigían y contestaron que volaban a Los Angeles para tomar el crucero a Alaska. Lucía sonrió y preguntó cuál crucero iban a abordar. Dijeron que el que se dirigía a México. Les dijimos que era una lástima que no quedáramos juntos ya que teníamos reservación para el barco que iba a Alaska. Alicia le dio con el codo a Ricardo en las costillas y le dijo con una risita:

- Te comenté que yo quería ir a Alaska.

Ella deseaba abordar aquel crucero y él la convenció para que fueran a México. Decidimos descansar y nos quedamos dormidos.

Lo siguiente que supimos fue que estábamos haciendo la aproximación final y era el momento de despedirnos porque tomaríamos caminos diferentes. Intercambiamos abrazos y números telefónicos y dije que cuando estuvieramos de regreso en casa tal vez nos podríamos encontrar en mi casa cuando fueran de visita: ellos vivían en Miami y nosotros estábamos apenas a dos horas de viaje por carretera, al sur de los Cayos.
Tomamos nuestro autobús que nos llevaría desde el aeropuerto al muelle para abordar el crucero. Una vez que estuvimos a bordo, encontramos nuestra recámara y llevamos el equipaje. Decidimos salir a caminar por el barco, lo cual hicimos por todas las cubiertas. Vimos en donde estaban los comedores, y había ocho de estos. Luego encontramos la cubierta en donde estaba la piscina, el casino y otras amenidades. Nos quedamos parados en el muelle viendo desde lejos como soltaban las amarras. Lee sugirió que regresáramos al camarote y tomáramos un baño para luego ir a almorzar. En efecto, regresamos y nos bañamos pero no sin antes hacerle el “servicio” a Lucía: Todavía estaba muy caliente por los eventos que tuvieron lugar en el avión. Me la tiré bien duro y rapidito, haciéndola acabar dos veces antes de dispararle y regar todo el semen por sus bellos senos. Nos vestimos con unas ropas muy ligeras porque estamos a comienzo de año (1980) y hacía demasiado calor.

Encontramos unos de los cuatro comedores que estaban sirviendo almuerzo y pedimos uno muy ligero. Lucía dijo que quería ir a la piscina después de almuerzo, así que corrimos al camarote a buscar nuestros trajes de baño y sin perder tiempo estuvimos en la piscina de nuevo. Lucía saltaba al agua fría de la piscina para zambullirse y después se acostaba a tomar el sol. Esto lo hacía repetidas veces, pero yo quería hacer otra cosa: me senté en el área de la piscina debajo de un enorme abrigo para el sol (parasol o sombrilla) que servía también de alojamiento a un bar solo para los que disfrutaban de la piscina. De vez en cuando echaba una mirada para asegurarme de que Lucía se encontraba bien, y pedía otro trago. De repente sentí a alguien detrás de mi, besándome el cuello. Yo creía que era mi esposa. Mientras me besaba alrededor del cuello cerré los ojos y giré la cabeza para devolverle el beso, lo cual hice metiéndole la lengua dentro de la boca. Imaginen mi sorpresa cuando me di cuenta de que no era mi esposa sino Alicia, la que viajaba con nosotros en el avión. De la sorpresa me quedé paralizado y traté de ver en donde estaba Lucía: riéndose en un extremo de la piscina junto con Ricardo. Alicia me dijo que habían llegado al muelle en donde estaba el barco y preguntaron qué se necesitaba para cambiar de crucero. Se tomaría todas las millas que les quedaban en su plan de viajero frecuente, y ella dijo que valía la pena el cambio y el novio le contestó que ojala no se fueran a arrepentir, y sentirse mal o incómodos en este barco. Le dije que nosotros no nos sentíamos así. Ricardo y su novia vinieron con nosotros a tomarse algo. Lucía dijo que estaba cansada de tanto nadar y quería acostarse un rato. Intercambiamos los números de camarote y les dijimos que si necesitaban algo no les diera pena y que nos llamaran.

Cuando regresamos al camarote ya eran las 4:00 así que tomamos un baño muy breve y nos acostamos: nos quedamos dormidos rápidamente. Me levanté como a las 7:30 con el huevo metido dentro de la boca de mi mujer: A ella siempre me despertaba de esa manera. Me encantaba esto y com respuesta la hacía dar la vuelta hasta que la cabeza le quedaba bien metida entre mis piernas. Ella bajó la cuca que ya la tenía bien mojada hasta llegar a mi penetrante lengua que la estaba esperando. Rápidamente me puse a hacer lo mío en ese lugar mientras me mamaba el huevo con su experta boca. La verdad es que comenzó a retorcerse cuando le llegué al clítoris. Luego tomé una delgada vela de la mesita de noche al lado de la cama y se la introduje, con el extremo mas ancho hacia delante, dentro de la cuca que goteaba de placer.

La tomé por sorpresa al meterle algo tan duro dentro de su totona y esto la puso a punto de acabar y comenzó a gritar cuando tuvo el orgasmo, inundándome la cara y también la almohada.

Todavía estaba retorciéndose y moviéndose como atolondrada cuando tomé la otra vela y se la introduje con la parte delgada primero: ya eran dos velas metidas dentro de la cuchara. Ella no sabía que yo sólo trataba de hacer que las velas se mojaran dentro de la cuchara. Las saqué y luego, ya mojadas, se las introduje con fuerza en el culo que no esperaba tal cosa. Esta vez si comenzó a gritar de verdad y gruñía en voz alta cuando acabó una y otra vez. Tan pronto como recuperó el conocimiento, y regresó a este planeta, tanteó con la mano alrededor del culo y se sacó la vela, para meterse el huevo. Ahora estaba con el trasero parado frente a mi y el huevo enterrado en su culo y otra vela todavía metida dentro de la cuca. Yo agarré esta y se la seguí metiendo hasta que gritó y echó líquidos sobre mi pecho y cara hasta que quedé cubierto completamente por su babita. Ella comenzó a mover el culo lentamente hacia arriba y hacia abajo, metiéndose mas el huevo mientras decía que lo sentía delicioso cuando lo tuvo bien profundo. Luego me di cuenta de que la podía coger por el culo y la cuca al mismo tiempo.

A ella le gustaba que le dijeran groserías y vulgaridades y esto me pone bien alocado cuando la cojo. Dijo que quería dos huevos llenándole sus huecos y otro en la boca mientras yo le mamama la cuca a otra mujer. Esto era difícil para mi, así que llevé mi caliente palo lo mas adentro que pude. Acabó una vez mas cuando sintió que le eyaculé adentro. Cuando se puso de pie el semen le chorreaba fuera del culo y se regaba sobre mi pecho. Se rió nerviosamente y dijo:

- Mira el desastre que hice, lo voy a limpiar.

Rápidamente me pasó la lengua por el pecho hasta que quedó libre de semen y luego se fue a dar una ducha. Por supuesto esto hizo que se me parara otra como riel de ferrocarril, pero me hizo señas indicándome que ya era suficiente por hoy y que debíamos alistarnos para ir a cenar. Nos vestimos y fuimos al comedor, pero antes de salir llamamos al servicio de habitación para que nos cambiaran las sábanas blancas. Lucía no quería molestar y le dio pena, pero para eso le pagan a los empleados.

La cena estuvo maravillosa. Después que comimos nos dirigimos a uno de los incontables bares que había en todo el barco y en donde se podía conversar sobre algún tema. Encontramos un pequeño y tranquilo piano bar y nos tomamos algunos tragos sin decir nada. Eran casi las 11:00 cuando nos fuimos al camarote, y al entrar vimos la cama tendida con sábanas frescas y un par de bordados en las almohadas. Muy bonito, pensé, y me di cuenta de que también había un pequeño sobre. Me imagino que era la propina o sobrecargo por el cambio de sábanas fuera del horario normal, pero cuando lo abrí había una nota en su interior. Provenía de la empleada encargada de arreglar la habitación. Ella decía que su nombre era Bertha y que había pasado ya varias veces por la habitación pero se dio cuenta de que estábamos divirtiéndonos y que se había excitado mucho cuando oyó todo lo que hacíamos parada afuera. También decía que cuando cambió las sábanas el olor a sexo proveniente de los jugos de Lucía la hicieron acabar parada en el medio de nuestra habitación, que si en algún momento necesitábamos ayuda u otra persona, la llamáramos a su número privado.

Caímos como muertos y nos quedamos dormidos profundamente. Cuando nos despertamos nos dimos cuenta de que se nos había pasado la hora del desayuno y ya casi era el almuerzo. Nos vestimos para ir a comer algo y cuando salimos del camarote noté varios carritos de camareras en el pasillo llenos de todo tipo de cosas, desde sábanas limpias hasta platos sucios dejados en el desayuno traído por el servicio de habitación. Colgados a los lados de los carritos había avisos de los que se pegan, con el nombre de la persona responsable de cada cuarto. Lucía me preguntó qué buscaba cuando me vio leyendo cada uno de los avisos con mucho cuidado.

Le dije que trataba de saber cual era la camarera que nos atendía. Me dio una palmada en el trasero y dijo que me olvidara de eso porque tenía hambre. Luego de refrescarnos en un buffet, nos llevamos nuestro te frío para la cubierta y disfrutar el panorama. Conversamos mientras nos tomábamos en te, disfrutando del fresco aire marino. Nada era mejor que esto: después que terminamos dijo que le provocaba irse a nadar. Por lo tanto, nos dirigimos al camarote y cuando volteamos la esquina del pasillo noté que había un carrito frente a nuestra habitación. El huevo se me torció dentro de los pantalones. Cuando llegamos al camarote la puerta estaba abierta. Entré silenciosamente para ver quién se encontraba adentro y lo que vi me dejó perplejo: Allí estaba parada una mujer como de 25 años con cara de asustada y un miedo se le reflejaba en los ojos. Tenía puesto un uniforme muy elegante y limpio de los que usa el personal del barco con una de las pantaletas de Lucía bien pegadas contra su nariz. El carnet en su blusa indicaba que su nombre era Bertha. Yo actué como si estuviera enojado y le pregunté que coño estaba haciendo con esas pantaletas. Titubeó, diciendo que le daba mucha pena pero que estaba adicta al olor de las pantaletas de mi esposa, que necesitaba olerlas siempre, y tenía tiempo haciéndolo. Le dije que yo estaba muy molesto y que llevaría el caso al supervisor. Me rogó que no la delatara, que haría cualquier cosa para que no la perjudicáramos. Lucía tenía una mirada maliciosa en su cara cuando abrió la boca por primera vez para dar su opinión: dijo que esto no se iba a quedar así de fácil, porque sentía que habían violado su privacidad y que era un abuso. Luego apuntó que no le íbamos a decir nada a su jefe, pero que le iba a dar una buena lección para que aprendiera a respetar y no fuera tan abusadora.

Primero le señaló que estacionara el carrito dentro de la habitación y cerrara la puerta. La camarera hizo lo que le indicaron y Lucía le ordenó quitarse toda la ropa. De nuevo obedeció y pudimos distinguir un cuerpo como de alguien de 25 años, que daba la impresión de que pasaba su tiempo libre en el gimnasio y acostándose bajo el sol para broncearse. Tenía como dos libras mas de peso alrededor de la cintura (rollos, cauchos, conejos, o como le llamen) pero a pesar de esto resplandecía de belleza. Mi mujer agarró una venda del carrito, de las que se colocan en la cara para dormir y le dijo que se la pusiera para que no pudiera ver lo que le iban a hacer. También le dijo que debía permanecer inmóvil a menos que se ella le indicara lo contrario. La mandó a inclinarse hacia delante hasta agarrase los tobillos. Cuando lo hizo, Lucía tomó uno de sus juguetes favoritos de su maletín, un pene de goma y lo golpeó en su trasero en pelotas. Hasta la raja de su culo me tomó por sorpresa por lo bonito que era: La camarera soltó un grito de dolor. Agarró cada una de las nalgas para proceder a darle golpes rápidos haciéndola estremecerse hasta que las nalgas le quedaron bien rojas e hinchadas por la golpiza.

Luego le dijo que se pusiera de pie, bien derecha. Cuando lo hizo, ya lágrimas le bajaban por las mejillas por debajo de la máscara. Yo ya sabía que Lucía era algunas veces es muy bruta y ruda cuando le tocaba el papel de dominante. Lo se porque a mi me ha tocado a ponerme varias veces para que me de golpes y ella parece castigarme por las cosas malas que hago: Es la lección que tengo que aprender. También para demostrarme quien es el que manda.

Lucía le agarró las nalgas y se las apretó para luego preguntar si le dolía pero Bertha, la camarera, movió la cara en sentido negativo. Lucía sonrió y le preguntó de nuevo si le gustaba que la golpearan, y le dieran palmadas por el culo y la mujer contestó que si. Entonces agarró las pantaletas que la camarera había olfateado y le dijo que abriera la boca: cuando lo hizo, se la introdujo diciendo: “en tu boca no te dejan hablar. Sigue oliendo pantaletas ajenas”. Luego le agarró ambos pezones bien duro y se los apretó con los dedos. Inmediatamente se le pusieron bien rígidos y Leticia sonrió de nuevo:

“Creo que te gustó”.

Fue a buscar la bolsa con el consolador y regresó con dos ganchos para pezones y conexiones para colocarles cables. Bertha arrugó la cara cuando Lucía se los puso bien apretados en los senos sin poder adivirnar qué le iban a hacer. Los cables fueron conectados y estos conducían a una pequeña caja o tablero con varios botones. Lucía me guiñó un ojo y apretó uno de los interruptores : Bertha dio un salto y apretó los puños: No sabía que una corriente eléctrica iba a pasar por los cables hasta sus senos, pero si puedo decir que se habían puesto mas duros que nunca. Lucía le dio al botón hacia el otro lado y lo dejó allí. Se oyó un pequeño ruido como algo eléctrico que vibra y una corriente que pasaba constantemente a través de los cables. Se quejaba de placer y mi esposa le dijo:

- Hombre, a ella le gusta esto de verdad. Ya se le está mojando la cuca, porque se le nota demasiado.

Entonces le tomó por la barbilla y preguntó si quería que parara. La camarera movió la cabeza para decir que no y Lucía tomó una de las tetas y apretó las abrazaderas mas duro.

Bertha dio un grito a través de las pantaletas apretadas con los dientes. Lucía miró por encima de su hombro y dijo que le parecía era el momento para el siguiente paso de este castigo. Agarró dos terminales mas del cable para conectarlos a la caja. Entonces le dijo a la camarera que abriera mas las piernas y le dio palmadas en la cuca y con el aparato, dejándole marcas en los labios mayores. De nuevo menciono lo mojada que había quedado “esta pequeña puta” por el castigo que le estaban dando. Unió los dos terminales a dos pequeñas clavijas las cuales pegó como tenazas a cada uno de los labios mayores de una cuca goteando líquidos. Luego con una risa nerviosa señaló que ya era el momento de comenzar: Giró otro interruptor durante cinco segundos y todo el cuerpo de la mujer se puso tieso. Cuando le retiró las clavijas quedó como si alguien hubiera echado un vaso de agua medio lleno en el suelo debido a toda la eyaculación de la camarera, alrededor de sus pies. Ahora Bertha respiraba con demasiada dificultad y su cara la tenía completamente roja. Leticia le preguntó de nuevo si le dolía y la mujer movió la cabeza como frenética para indicar que no le dolía e hizo mas señas sacudiendo la cabeza cuando Leticia le preguntó si deseaba que se detuviera: deseaba que continuara con el castigo.

Entonces mi mujer fue a buscar el último cable que estaba libre en la caja del tablero, pero este era diferente: en lugar de una clavija no era mas que un pequeño aparato explorador en forma de pene: le iba a introducir esto. Giró el último interruptor a la posición de encendido y el explorador envió una respuesta como cuando tocas los polos de una batería de nueve voltios con la lengua. Sólo para asegurarse del voltaje, le pasó un toque rápido y fuerte por los pezones que saltaron en ese momento, luego giró el interruptor para que la corriente fluyera en forma normal. Le dio otro toque rápido directamente en los labios vaginales y tocó el hinchado clítoris con la punta del aparato. La mujer quedó como si se abriera la llave de un fregadero porque cada vez que le tocaban la cuca, esta le eyaculaba líquidos sin parar.

Luego mi mujer agarró un tubo de pomada marca AnalEze, lubricó el explorador me guiñó el ojo: le dio a Bertha otra sacudida de corriente en los pezones y cuca para indicarle se inclinara de nuevo. “Aquí vamos”, “viene lo mejor”. Cuado ya estaba bien inclinada, Leticia le introdujo con fuerza el enorme pen bien adentro del culo entre las nalgas lo cual hizo gritar a la mujer cuando acabó bien duro mojando la alfombra, como siempre. Lo siguiente que hizo fue decirme que me desvistiera. En un momento estuve desnudo y yo lo tenía bien parado, como roca, viendo a mi esposa castigar a esta joven mujer sólo por encontrarla oliendo sus pantaletas.

Me di cuenta de lo que iba a hacer ahora: tan pronto le sacó el aparato del culo le metió mi duro huevo. Entonces regresó de nuevo al tablero y movió los interruptores y mientras yo terminaba de meterle el huevo por ese tierno culo. De verdad pude sentir la electricidad en mi huevo cuando hicieron pasar la corriente por los labios vaginales. Le di duro durante quince minutos y luego le dije a Leticia que ya estaba a punto de acabar. Ella contestó que se lo echara todo adentro. Entonces saqué casi todo el huevo, le di una buena embestida y lo metí lo mas profundo que pude y le eché una tremenda carga de semen caliente bien adentro, lo mas que pude, dentro de aquel pequeño hueco. Al mismo tiempo Leticia le dio a los interruptores de todas las clavijas y le metió el explorador bien adentro de la cuca. Cada músculo del cuerpo (cuca y culo) de la abusadora camarera Bertha se contrajo fuertemente durante unos diez segundos. Lucía apagó el tablero.

Cuando la corriente se detuvo, Bertha echó hacia fuera todos los líquidos, baba, y eyaculación los cuales cayeron sobre mis pies. Le saqué el huevo y mi mujer la ayudó para llevarla al baño y se duchara. Le dijo que se aseara y vistiera. Pero antes de ponerse las pantaletas la detuvo.

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La mujer ya se iba a poner las pantaletas cuando Leticia se lo impidió. Le entregó otras, con un control remoto inalámbrico y le dijo que era mejor que usara estas durante el resto del viaje, y si no lo hacía el castigo que había recibido era poco, un simple paseo dominguero, comparado con lo que le iban a hacer.

La camarera recogió el resto de sus cosas, las juntó y Leticia le dijo que se fuera pa´l coño de su madre, y saliera del cuarto, y que no regresara a menos que la llamaran. Le volvió a recordar lo de las pantaletas. Tan pronto como salió aquella mujer, a Leticia le dio un ataque de risas y sus carcajadas no paraban. Siempre le gustaba burlarse de los empleados subordinados y cuando se calmó puso una cara de seriedad y me dijo que era mejor que tratara de que se me parara el huevo otra vez porque quería hacer el amor, estaba muy cachonda. Le contesté que me parecía bien, pero que mantuviera aquella caja de interruptores bien lejos de mi: me obedeció y se las llevó para guardarlas. Tomé uno de sus consoladores preferidos de su bolso y me puse a trabajar en aquella mojada cuca hedionda. Le metí bien duro aquel huevo de látex mientras con mi lengua le daba golpecitos a aquel duro clítoris. No me tomó mucho tiempo lograr que el huevo se parara de nuevo y estuviera en buenas condiciones para proseguir, así que le saqué el huevo de goma para meterle el mió. A ella le gustó mucho este cambio. Se volteó para ponerse en posición perrito, como si fuera un jockey: esta era la posición que más me gustaba. Ya se lo estaba metiendo cuando se le salió un gruñido, como protestando, porque yo no le prestaba ninguna atención al culito, así que no fue necesario que me lo recordara de nuevo: el dildo todavía mojado porque estaba metido en su cuca, se lo clavé por el culo muy suavemente, un culito que esperaba que lo penetraran. Comenzó a saltar como oponiendo resistencia y movía la cabeza hacia los lados cuando el huevo de goma le penetró el culito y le daba bien duro por el mojado hueco.

Después que acabó varias veces, se quedó serena y me pidió que me echara para atrás para poder sacarle el consolador del culo y desprenderse de mi duro palo en su cuca. Pensé que había terminado pero esta mujer simplemente dijo que ahora quería mamar huevo!!! Ok, yo no iba a decepcionarla y la iba a complacer. Se puso a trabajar con mi duro palo y al poco tiempo ya le estaba derramando mi semen dentro de la garganta.

Ya eran casi las 4:00 y me preguntó si teníamos tiempo para ir a la piscina y dejar la cena para mas tarde. Le dije que estaba de acuerdo y salimos para dirigirnos a la piscina. Bertha la camarera estaba en la habitación de al lado haciéndole aseo cuando pasamos por la entrada. Lucía metió la cabeza por la rendija de la puerta y le dijo que nos limpiara ya mismo esa mierda de cuarto o sino no iba a pagar un coño. También le dijo que no se pusiera a oler ninguna de sus pantaletas porque se daría cuenta inmediatamente.

Cuando Lucía dio la vuelta para salir del cuarto, la vi sosteniendo el control remoto de las pantaletas: apretó un botón y Bertha casi cae de rodillas, muy débiles, en el momento en que acabó de nuevo.

Nadamos un poquito y cenamos ya tarde, para regresar a nuestro camarote. Cuando llegamos lo encontramos perfectamente aseado y en orden, con almohadas nuevas y bordadas. También había otra nota que decía:

“Madame L” y que aspiraba a hacer todo lo que le pidieran a cualquier hora de la noche y del día. Como no era demasiado tarde decidimos probar.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

Traducido por Marcos Urbina
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CUENTO ORIGINAL EN INGLES:

STEAMY VACATION

My wife Lee and I have had many adventures but none quite like the one that happened last month while on an Alaska cruise. The flight was not without incident either. We flew from our home in Key West to Los Angeles where we were to catch our cruise ship. Because it was a redeye flight there were only about 35 people on the flight. After we took off they darkened the cabin so most people could sleep. Lee and I were seated in the last set of seats in front of the mid cabin lavatories. Once everyone was pretty much settled in for the long flight, Lee grabbed a blanket. I thought she was going to get some rest like most, but she had other plans. She laid the blanket over our laps and reached over and grabbed my crotch. Surprised I looked at Lee and saw that familiar gleam in her eye that told me I was not going to get any rest. She began stroking my dick through my jeans until I was hard. She made short work of my pants and freed my hard rod. I figured a handjob would be a nice start to our vacation so I just closer my eyes and enjoyed what was happening. Before I could stop her she laid down in my lap and took my stiffness in her mouth. Her warm moist lips and tongue felt great as she went to work on me. I closed my eyes and was enjoying what my lovely lady was treating me to. I opened my eyes only see that someone was staring back. A good looking guy about our age was walking past to use the facilities. It would not take a rocket scientist to figure out what was happening under the blanket. He just kinda grinned and I nodded as he passed by, did his business and headed back to his seat. I went back to the bliss of Lee’s talented mouth. I felt another presence as I looked up again and much to my surprise I saw the same guy but he had and gorgeous little redhead with him. Lee didn’t miss a beat as he leaned over as quietly asked if it was ok if they could watch. I said I didn’t mind. We were seated in a section of 4 seats so they took the other two next to us. I picked the blanket up slightly so they could get a better view. Lee noticed our admirers and pulled my hard wet cock from her mouth long enough to grin and saw hi and went right back to work. They guy, who’s name was Rick, was watching intently as he fondled Amy’s nice tits making her nipples very hard. They were actually some of the biggest nipples I have seen. Her eyes were also locked on Lee’s mouth as she worked me over. Her left hand was rubbing Rick’s cock through his pants. I noticed her right hand had slid slowly up her short skirt. Her right hand must have found what she was looking for because she closed her eyes and let out a very soft moan. I decided to take a chance and put my left hand on her thigh. I figured she would either like it or get pissed and leave. Either way I still had Lee slowly servicing my cock. I got my answer as soon as my hand touched her soft skin. She grabbed my hand and quickly moved it to her damp panties. I was able to move her panties out of the way to reveal a shaved pussy, I say they not because I could see it but I felt no hair whatsoever. I slid two fingers into her wet snatch as she let out a deep sigh. Lee looked up to see what was going on. Amy opened her eyes and looked down at Lee who winked at her and smiled. Lee took my cock out of her mouth and pointed it toward Amy. I guess that was all the invitation she needed because she quickly dove her head to my lap and took my whole cock down to my balls in one quick move. Forgetting Rick was even there I gave him a look to make sure that he was ok with what was happening. He just smiled and now had his own cock out and was stroking it. I told Lee that Rick may need some help but Rick said no, he was fine. He said that he just liked to watch. Oh well to each their own I guess. I guided Lee’s head back to my lap and now had both ladies sucking and stroking my cock. A guy can only take so much of two women servicing his dick before the inevitable happens. I told both ladies that I was going to cum. It had been building very slowly and softly so I knew that I would not be shooting over the seat but gently go over the edge. They both had their lips on my cock as I started oozing cum from the tip in several waves. I did squirt once as a splash of cum landed on Amy’s cheek. Lee was quick to lick it off her. The ladies made sure that there was no cum left and kissed deeply sharing my cum. Amy had left a small puddle of her own cum on the seat from the fingering I gave her while she was blowing me. I pulled my fingers to taste her sweetness when Lee grabbed my hand looked deep in Amy’s eyes and sucked her cum off my fingers. Amy closed her eyes and grunted as she came again. Amy finally came back to earth and told Lee that she had one more thing to share with her. She turned in her seat and took Rick’s very hard cock in her mouth. It only took about 10 seconds of intense sucking before Rick closed his eyes and let loose in her mouth. As soon as he was done convulsing she spun back around and kissed Lee deeply again. We all composed ourselves and got dressed. We moved to different seats because Amy really did a number on hers. She really soaked that cushion. As we chatted it turned out that it was there first time actually doing anything like that. They had been to several swing clubs but only watched from a distance. We asked them where they were headed. They said they were flying to LA to catch a cruise ship. Lee smiled and asked which cruise they were going on. They said that they were headed on a cruise to Mexico. We told them it was too bad, we were going on the Alaska cruise. Amy jabbed Rick in the ribs giggling and said “I told you that I wanted to go to Alaska”. She wanted to go on the Alaska cruise but he had talked her in to the Mexico one instead. We all decided to get some rest and fell quietly asleep. Next thing we knew we were on final approach and it was time to head our separate ways. We exchanged hugs and phone numbers and said once we were back home maybe we could get together since they lived in Miami and we were only a couple of hours south in the Keys. We took our shuttle from the airport to the cruise terminal. Once we got onboard and found our cabin and got our luggage, we decided to do some exploring. We walked all over the ship. We found the dining rooms, there were 8 of them. We found the pool deck, the casino and all the other amenities. We stood out on deck as we pulled away from the pier watching all the activities. Lee suggested that we go back our cabin and get cleaned up for lunch. We went back to our cabin and showered but not before Lee needed some servicing. She was still very horny from the events that took place on the airplane. I fucked her hard and fast making her cum twice before squirting my cum all over her beautiful tits. We got dressed in light comfortable clothes since it was in the 80’s and very sunny. We found one of the 4 dining rooms that were serving lunch and had a nice light lunch. Lee said that she wanted to go to the pool next. We ran back to cabin, grabbed our swimsuits and were at the pool in no time. Lee was taking turns jumping in the cool water and laying out getting some sun. I had other plans. I was sitting in the pool under a large awning that housed a swim up bar. I would glance over occasionally making sure that Lee was ok. I had just ordered another drink when I felt Lee behind me kissing my neck. As she kissed around my neck I closed my eyes and turned my head and kissed her deep sticking my tongue deep in her mouth. Imagine my surprise when I realized it wasn’t Lee but Amy. I was shocked and looked for Lee. She was laughing at the corner of the pool with Rick. Amy told me that when they got to the cruise terminal they asked what it would take to change their cruise. It took all the rest of their frequent flyer miles but she said it was worth it and hoped we didn’t feel awkward or uncomfortable. I told her that we didn’t feel that way at all. Rick and Lee came over and we all had a drink. Lee said that she was tired from all the swimming and wanted to go lay down for a while. We exchanged cabin numbers and said not to feel obligated or anything but to feel free to give a call if we wanted. By the time we got back to the cabin it was almost 4 so we took a quick shower and laid down, quickly falling asleep. I woke up at 7:30 with my cock deep in Lee’s mouth. She has always enjoyed waking me up that way. It’s a great way to awake. I spun her around until her head was straddling my face. She lowered her already wet pussy onto my waiting pierced tongue. I quickly went to work as she worked on my cock with her expert mouth. She really began to squirm as tongued her clit. I grabbed a taper candle from the table next to the bed and plunged it wide end first into her dripping cunt. The shock of something hard driving into her sent her over the edge and she screamed as she came, drenching my face and the pillow. She still swirling when I picked up the other candle and slipped it small end first into her pussy with the other candle. What she didn’t know is I was only getting it wet. I pulled it back out and rammed it into her unsuspecting ass. She really screamed this time and grunted loud as she came over and over. As soon as she came down long enough to know her name she slid around, yanked the candle from her ass and sank down on my cock. She was now facing me with my cock buried in her ass and a candle still buried in her pussy. I grabbed the candle and really went to town till she grunted again and squirted her juices all over my chest and face that was still covered in her cum. She started slowly moving her ass up and down riding my cock telling me how good it felt to have me deep in her ass and the only thing better would be to have another fucking her pussy at the same time. She loves to talk dirty which really drives me crazy. She said she wanted two cocks filling her up with another in her mouth while I had another woman riding my tongue. That was too much for me the handle, I blew my hot wad as deep as could deep in her ass filing her up. She came one more time feeling me shot cum in her ass. As she stood up my cum dripped from her ass and splashed on my chest. She giggled and said “look at the mess I made, I better clean that up”. She quickly tongued my chest till it was free of cum and headed for the shower. Of course this made me hard as a rock again but she signaled that she was done for now and it was time to get ready for dinner. We dressed and headed for dinner, but before we left I called room service to have our linen changed. Lee got a little embarrassed but hey that is what they get paid for. Dinner was great. After we ate we headed for one of the countless theme bars that were all over the ship. We found a quiet little piano bar and had a few quiet drinks. It was almost 11 by the time we got back to the cabin. When we walked in the bed was made with fresh linens and a couple of mints on the pillow. Very nice I though, then I notice there was also a small envelope. I figured that it was for a tip for an unscheduled change of sheets. When I opened it there was a note inside. It was from the attendant that was in charge of making up our room. She said that her name was Bev and she had walked by several times earlier and heard us having a good time and that she got very horny listening outside our door. She said when she changed the sheets the smell of sex and all Lee’s cum actually made her cum right in the middle of our room. She said that if we ever needed any help or an extra set of hands to call her personal number. We crashed hard and slept deeply. When we woke up we realized we had slept through breakfast and it was almost lunch time. We got dressed to go get something to eat. When we left our cabin and noticed several bell carts in the hallway. They were full of all kinds of things from fresh sheets to dirty dishes left from breakfast room service. Hanging from the side of the carts were clip boards that indicated who had that cart and which room they were responsible for. Lee asked me what I was looking for as I inspected every cart. I told here I was trying to figure out which one was ours. She smacked my ass and said forget about it for now, she was hungry. After a refreshing lunch buffet, we took our iced teas up on deck to enjoy the view. We chatted and drank our tea enjoying the fresh sea air. It doesn’t get any better than this. After we finished she said she felt like going for a swim. We headed for our cabin. When we turned down our hall I noticed that there was a cart right in front of our room. My cock twitched in my jeans. We got to our cabin and the door was open. I quietly stepped inside to see who was inside. What I saw really surprised me. Standing there with a terrified look on her face was a young woman in her mid twenties, wearing a neat cruise uniform with a pair of Lee’s panties firmly planted against her nose. Her nametag said her name was Beverley. I acted mad and asked her what the hell see though she was doing. She stuttered out that she was very sorry but the smell of Lee’s pussy was very addicting and she needed to smell it again. I told her that I was very upset and that I should turn her in to her supervisor. She begged me not to turn her in that she would do anything to make it up to us. Lee got a devilish look in her eye and spoke for the first time. She told Bev that it was not that easy. She felt very violated. Even if we didn’t call her boss, she still needed to be taught a lesson. First she told her to pull her cart in the room and close the door. She did what she was told and Lee told her to take all her clothes off. Again she did as she was told. She had the body of someone in their mid twenties that spend their share of time in the gym and laying out in the sun. She had a couple of extra pounds around her hips but was very cute none the less. Lee grabbed a sleeping mask from the cart and told her to put it on so she couldn’t see what was happening. She also told she was not to move unless specifically directed by her. She told her to bend over and grab ahold of her ankles. When she did Lee took one of her favorite toys, a riding crop, out of her bag and swung it at her bare ass. The crack even took me off guard and Bev let out a squeal. She took turns on each cheek giving her a stinging spanking until both her ass cheeks were bright red and puffy from the beating. Next she told her to stand up straight. When she did she had tears running down her face from under the mask. I know how brutal Lee can be sometimes when she is in her dominatrix role. I know because I have been on the receiving end of it several times when she felt I needed to be taught a lesson about who was in control. Lee grabbed her cheeks and squeezed. She asked her if she was hurt. Bev shook her head from side to side saying no. Lee grinned and asked her if she liked to be spanked. Bev nodded yes. She then grabbed the panties that Bev had been sniffing and told her to open her mouth. When she did she stuffed the panties in her mouth saying “there, maybe that will keep you quiet”. Lee then grabbed both of Bev’s nipples hard and pinched. They got hard almost immediately. Lee grinned saying “I guess she likes that”. Back into her toy bag she went. She came back with two large nipple clamps that had connections on them for wires. Bev winced when Lee clamped them on her nipples but never saw what was coming next. Lee connected the wires to the clamps. The wires led back to a small box with several switches. Lee winked at me and turned one of the switches and Bev yelped and clenched her fists. She never anticipated the electric current that flowed through the wires and into her nipples. But they were now as hard as they had ever been I’m sure. Lee then turned the switch the other way and left it there. The box made a small hum noise. It was sending a small constant current through the wires and directly into her nipples. Bev moaned as Lee said "“man she must really like this, she is literally dripping wet”. Lee grabbed her face again asked her if she wanted to stop. She shook her head no as Lee grabbed one of her nipples and squeezed the clamp even tighter. Bev squealed through the panties she was clenching her teeth against. Lee looked back across her shoulders and said that she though it was time for the next step of Bev’s punishment. She grabbed two more wire leads and connected them to the box. She told Bev to spread her legs wider as she slapped the inside of her thigh with the riding crop leaving another welt. She said again how wet this little bitch was getting from her punishment. She attached the two new leads to two smaller clamps which she clipped to each side of her dripping pussy lips. She giggled that this should really get things going. She turned another switch for about five seconds and Bev’s entire body stiffened. When she let it go it was like someone had dumped a small glass of water as Bev’s cum hit the floor at her feet. Bev was breathing very heavy now and her face was completely flushed. Lee asked her again if she was being hurt. Bev shook her head furiously no and continued to shake her head when Lee asked her if she wanted her to stop. Lee walked over and connected the last lead to the box, but this one was a little different. Instead of a clamp it was more like a small probe. Lee turned the last switch to on. The probe gives you the same feeling as if you touch a 9 volt battery to your tongue. Just for good measure she gave her another quick strong jolt through her nipples and turned it back to constant. She gave her another quick shot directly into her pussy lips as well. She touched the tip of the probe to her now swollen clit. It was turning on a faucet because everytime she touched it to Bev’s pussy it started flowing cum. Lee grabbed a tube of AnalEze and lubed up the probe and gave me a wink. She gave Bev another strong jolt to her nipples and pussy and told her to bend over again. Here we go. When she was bent over Lee jammed the probe deep in her ass. Bev squealed and came hard soaking the carpet beneith her. Next she motioned for me to get undressed. I was naked in no time. I was also hard as a rock watching my wife punish this young woman for sniffing her panties. I knew exactly what Lee wanted me to do. As soon as Lee pulled the probe from Bev’s ass it was replaced with my rock hard cock. Lee went back to the box and worked the switches as I pounded this young ass. I could actually feel the electricity in my cock when Lee would energize the clamps on her pussy lips. I slammed her ass hard for about 15 minutes when I told Lee that I was going to cum. Lee just told me to fill it up. I pulled almost all the way out and drove my cock as deep as it would go and dumped a load of hot cum as deep in her little ass as I could. The same time I did that Lee hit the strong switches on all the clamps and probe and shoved it deep in her pussy. Every muscle in Bev’s body contracted as tight as they could for about 10 seconds and Lee shut the box off. When the current stopped Bev dumped what cum she had left at my feet on the floor. I pulled my cock from her ass. Lee helped her up and in to the shower. She got her cleaned up and she started to get dressed. Before she put her panties on though Lee stopped her. She handed her a pair of wireless remote control vibrating panties and told her that she better be wearing them for the rest of the cruise or the punishment she just got would seem like a day at Sunday school. Bev got the rest of her stuff together and Lee told her to get the hell out of our room unless we called her, reminding her about the panties. As soon as she left Lee started laughing uncontrollably. She always enjoyed breaking in a new sub. When she settled down she got a more serious look on her face and told me I better recover fast because she was horny. I told her that was fine as long as she kept that damn box and clamps away from me. She put them away. I grabbed one of her favorite dildos from her bag and went to work on her wet pussy. I fucked her hard with the latex dick and flicked my tongue over her rock hard clit. It didn’t take long for my cock to recover and I pulled the fake cock from her pussy and replaced it with mine. She flipped over because she wanted me to fuck her doggy style, which was fine with me, it was my favorite position. I was really laying it to her when she growled that her ass was being neglected. I didn’t need any other instruction. The dildo was still wet from her pussy so I slid nicely into her waiting ass. She began bucking wildly and throwing her head from side to side as the rubber cock penetrated her ass and I pounded her soaked cunt. After she had cum several times, she calmed down and asked me to take to cock out of her ass and she pulled away from my hard cock. I though she was done but she simply said she was now in the mood to suck cock. Ok, far be it for me to deprive my woman. She went to work on my stiff rod and in no time I was spilling my seed down her throat. By this time it was almost 4 but she asked if we could still go to the pool and maybe take in a late dinner. I told her that was ok with me and we left for the pool. Bev was in the next room cleaning as we walked by. Lee stuck her head in and told her to get our fucking room made up right now or there would be hell to pay and added that she would know if anything had been sniffed. As she turned to leave the room I saw her with the remote to the panties in her hand. She jammed the button down and Bev nearly fell over weak in the knees as she came again. We swam a little while and had a later dinner and returned to our room. When we returned the room was spotless and there were more mints on our pillows. There was also another note telling “Madame L” that she was hers to do with what she pleased anytime day or night. It wasn’t too awful late so Lee decided to give it a try.
Datos del Relato
  • Categoría: Orgías
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