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~Era la primera semana de vacaciones de verano y yo y mis amigos íbamos a celebrarlo yendo a una playa en las afueras donde no solía haber nadie. Ya habíamos terminado 4º de ESO, curso en el que había conocido a Dani y a Marc.
Dani era un chico moreno de 1.70 m, con un cuerpazo esculpido en el campo de fútbol y unos abdominales marcados. Marc en cambio, era más pálido y más alto que yo y que Dani, pero tenia unos ojos verdes muy bonitos con lo que las tenía a todas loquitas.
Por lo poco que había podido ver en los vestuarios, ambos poseían una gran herramienta, sobra decir que me ponían mucho los dos.
Al llegar a la playa por la mañana, dejamos nuestras toallas en la arena y nos metimos a agua de seguida. Marc y Dani jugaban a hundirme. En uno de esos intentos, Dani empujó con fuerza mi cabeza hacía abajo, estrellándome contra su miembro. Obviamente, no opuse resistencia y deje que me mantuviera allí abajo lo que el quisiera. No pude esquivar la inevitable erección que pasó desapercibida.
Cuando acabamos de jugar, fuimos hasta las toallas cansados. Cada uno se puso a un lado mío quedando yo en el medio. Marc se estaba arremangando los pantalones para coger moreno en los muslos y también en la “V” dejando asomar un poco de bello púbico. Bello que subía hasta encontrarse con su ombligo de una manera muy sexy. Dani, en cambio, se puso de espaldas, dejándome ver ese fantástico culo que tantas ganas tenía de comer. Aunque era obvio que difícilmente llegaría ese día, yo me montaba mis fantasías con ambos.
Después de tomar el sol un rato, nos pusimos a charlar sobre los profesores. En seguida el tema de conversación derivó en tetas, tetas y más tetas. Yo, como de costumbre, hacía ver que compartía sus interesas con tal de no quedar al descubierto mi sexualidad.
-Dani: ¿¡Habéis catado los melones que le han salido a la Sara!?
-Marc: ¡Calla, calla! Que me empalmo…
-Yo: Me parece que tu erección pasaría desapercibida. - Sentencié con tal de incitarle a continuar por ahí.
-Marc: ¿Me estás llamando picha-corta? - Se desabrochó el bañador y con dificultad se sacó un pedazo de rabo que apuntaba al cielo.
Me quedé embobado con su pollón y de seguida dije:
- Bueno, ya que la tienes fuera, puedes hacerte una paja pensando en ella. Jaja – Dije en tono bromista.
-Marc: Bueno ya que estamos nos hacemos unas pajillas… -Pronunció exactamente las palabras que mis oídos querían oír.
En cuestión de segundos Dani ya tenía su pollazo moreno entre las manos. Ante tal espectáculo, no tuve mas opción que unirme a ellos.
Cuando ya llevábamos un rato se me ocurrió una idea peligrosa, aunque tenía que intentarlo: era ahora o nunca.
-Yo: ¿Y si lo probamos el uno al otro? Suena un poco gay… pero seguro que queréis saber lo que se siente ¿no? - Solté con el corazón a cien.
Durante unos segundos cruzaron sus miradas pensativos. Durante ese mismo tiempo temía haber metido la pata, hasta que:
-Dani: Bueno, por probar…
-Marc: Sí. -Dijo inseguro.
Tomando iniciativa agarré el pene tieso de Marc que estaba especialmente caliente y afortunadamente, al estar en medio también me correspondia pajear a Dani. Al mismo tiempo que empezaba con un ritmo suave, disfrutando de esos rabos heteros, Dani me agarró el pene y empezó un extasiante ir y venir con su suave mano.
La situación no podía ser mejor: estaba pajeando a dos tíos por los que estaba colado y a la vez recibía una paja de Dani. Paja que interrumpió para dar otra idea que me puso los pelos de punta:
-Dani: Ya que te gusta tanto probar… ¿y si me la chupas un poco? - Dijo medio riéndose.
-Yo: ¿Qué? ¿Yo? No se… -Intenté parecer lo más hetero posible, pero mis planes se torcieron cuando sin previo aviso me llevó la cabeza con la mano hasta su pene.
Sin ni pensarlo hice lo que llevaba meses fantaseando con hacer: me la metí en la boca TODA de golpe. Pude notar un exquisito sabor salado que se desvaneció por mi tráquea produciendo un sonido de asfixia mientras una lagrima brotaba de mi ojo. El apretó para quedarme ahí.
-Dani: ¡OH, SÍ! Así me gusta…
Al poder recuperar la respiración empecé a lamer el enrome glande de su miembro, sabía a gloria…
Después de dos minutos de chupársela sin parar, Marc interrumpió.
-Marc: ¡Eh! Que yo también quiero…
Después de saborear el rabo de Dani, me apetecía aún más probar el mástil de Marc, que me miraba impaciente. Sin cruzar palabra, me saqué uno de la boca para meterme el otro. No tenía nada que ver con el sabor de Dani, su aroma era mucho más fuerte y varonil. Comencé a chupársela como mejor sabía, a cada lametazo mis huevos estaban mas cerca de explotar.
En menos de tres minutos, una oleada de semen caliente inundaba mi boca. Marc se corrió sin previo aviso, pero merecía la pena sentir los espasmos de su pollón en mi garganta.
Marc se quedó recostado, recuperando el aliento después de la mejor mamada de su vida. Ahora tocaba acabar lo que había empezado con Dani. Pero ya estaba harto de tanto chupar, quería sentir nuevos placeres, así que creé un final alternativo.
Mientras Dani seguía meneándosela me bajé deshice de mi bañador y mis boxers ante la mirada estupefacta de él.
-Dani: Tío… Qué… ¿Pretendes qué…?
-Yo: Tu solo hazlo, seguro que te encanta… Pero ve con cuidado… -Le advertí asustado.
Dani se levantó y se puso de rodillas dejando su mástil en dirección a mi puerto.
En lugar de sentir un capullo en mi ano, cosa que esperaba, lo que sentí fue un placer indescriptible. ¡Me estaba comiendo el culo! Con una mano en cada nalga, movía la lengua de lado a lado haciéndome tiritar..
-Yo: ¡OH, joder! ¿Te está gustando eh?
-Dani: ¡Calla! O sino te tendré que meter la polla hasta el estomago, aunque en realidad es lo que te gustaría ¿no?
Preferí no responder ante su desafío. Bruscamente, me jaló de las piernas hacia si y empezó a restregar su capullo en mi ano. Si continuaba así iba a correrme en seguida…
Sin avisar ni nada, me la metió con todas sus fuerzas, ENTERA. Me produjo una horrenda sensación de dolor que expresé con un grito ahogado.
- ¡Aaah..!
Embestida tras embestida el dolor se iba convirtiendo en placer, cogido a mis hombros me follaba como si no hubiera un mañana, cosa que me encantaba.
No tardó mucho en correrse, al igual que Marc, sin avisar. Los chorros salían a presión de sus 20 cm llenándome el culo de lefa.
-Dani: ¡Oh, sí! Dios, vaya culazo…
Tras dejarlos a ambos agotados, acabé yo mismo en mi toalla mirando a ambos desnudos con los penes fuera, rebosantes de lefa.
Después de aquello, intentamos hacer ver que nada de eso nunca ocurrió. Pero como todos sabemos, la sed del hombre es insaciable y por ende, no tardó mucho en volver a suceder, aunque eso ya lo contaré en otra ocasión...
invitado-Kalu 23-06-2015 21:58:30
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Hermoso relato nene, me has dejado bien caliente y con ganas de que me lo hagan.