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UNAS VACACIONES EN LO DE LA AMIGA DE LA MUJER
Eran apenas cerca del mediodía cuando llegaron a la casa de la amiga de la mujer. Era un caserón importante en uno de esos barrios privados en los que la gente acostumbra a vivir en estos tiempos.
La amiga de la mujer se había casado con un tipo importante entonces esta había hecho fortuna.
Siempre invitaba a su familia a pasar unas vacaciones, pero ellos nunca podían. Este año habían decidió después de largas discusiones , aceptar la invitación.
Las amigas se conocían dese chicas, eran casi hermanas. Pero Hugo, el marido de Eva no soportaba mucho a la amiga de su mujer. Solo la había visto en un par de ocasiones pero no le caía bien.
La cuestión es que Eva y Hugo fueron recibidos con bombos y platillos. Ana era una mujer bien puesta. Muy linda, debía reconocer Hugo a regañadientes y que estaba en buena forma. Al marido de Ana casi no lo conocía y tampoco estaba en casa en esta ocasión .Andaba en viajes de negocios, como en casi todo el año. La hija mayor de Ana se había marchado a lo de una amiga unos días y solo estaba el hijo de Ana.
Se alojaron en una habitación enorme. Allí se cambiaron las ropas, dejando las pesadas prendas de viaje y poniéndose ropa mucho mas liviana.
El almuerzo transcurrió de lo mas ameno y tranquilo. En la mesa las amigas no paraban de recordar viejas anécdotas del pasado y se reían como locas entre ellas dos .Hugo no la pasaba mal. En esa comida cruzó una o dos palabras con Alan el hijo de la mujer, un jovencito muy alegre que hacía gestos de complicidad cuando su madre contaba, gestos que a Hugo le causaban mucha gracia.
Después del almuerzo las mujeres se dirigieron a la pileta de natación. El día se prestaba por el calor que estaba haciendo aquel primer día de vacaciones en aquella casa. En cambio Hugo se había a sentar debajo de una hermosa arboleda, a unos treinta metros de la pileta.
__¡Mi madre se rie por todo!¿Lo has notado?__ dijo el jovencito
__Se divierten bastante__ comentó Hugo dándole una pitada larga a su cigarrillo
__Eva es casi su única amiga de la infancia
__¿SÍ?
__Al menos que yo conozca. Aquí viene mucha gente, pero nunca, una amiga como ella. Mamá estaba muy contenta de que vinieran
__Me alegra saber eso__ dijo Hugo mirando hacia la pileta.
__¡Hace calor!
__Demasiado
__¿Qué tal si vamos a jugar a la los jueguitos?__ invitó Alan
__La verdad es que no soy muy bueno con eso
__¡Que importa!¿Tienes algo mejor que hacer?__ de manera que Hugo y el jovencito Alan se marcharon a la habitación de juegos.
Entraron allí y el fresco los recibió de una manera muy halagadora. Hugo se sintió mejor.
__¡Este es mi reino!¡Aquí nadie me molesta!¡Cuando esa puerta está cerrada nadie entra, primero se toca el timbre!__ dijo Alan sonriendo
__¡Que bien!__ comentó Hugo. El jovencito se sentó en un sillón lartgo y confortable.
__¡Ven aquí Hugo, no seas tímido!__ Hugo se acomodó al lado de Alan. El joven tomo el yoisting del juego y buscaba alguna cosa. Hugo lo miraba hacer.
__¡Aquí esta!¡Toma este prueba el juego!_- diciendo así le dio el aparato. Hugo miro la pantalla y un juego apareció en ella. La pantalla era enorme. Todo el lugar era de película. Había en el lugar hasta una barra de tragos. Realmente se sintió relajado en ese lugar. Volvió a ser un chico, se sentía joven otra vez.
__¡Ves mueve la palanca, así, así!__ mientras el jovencito decía así, Hugo notó que una mano del chico se apoyaba muy cerca de su entrepierna, trato de correrse.
__¡Oh! ¡Lo siento no quiero incomodarte!__ dijo Alan mientras con toda intención pasaba su mano por el bulto de Hugo.
__¡Que lindo lo que tiene s allí!__ comentó sin vergüenza
__¡Pero!¿Qué, qué haces?__ fue la tibia respuesta de Hugo. Alan en ese momento estaba acariciando la víbora de Hugo por sobre el pantalón. Hugo sintió deseos y temor.
__¿Qué tal si viene alguien?
__¡Ya te dije que aquí no entra nadie. Con mis amigos sabemos estar horas, días metidos aquí dentro acariciándonos todo y nadie entra!
__¿Cómo?
__Sí, nos tocamos, pero no es lo mismo con un tipo con experiencia__ la pija de Hugo había crecido de una manera descomunal. Hacía rato que no se calentaba de esta forma. La mano del chico se metía a través del pantalón y alcanzaba a acariciar la piel que se endurecía cada vez más.
__¡Ohhhhhhhhhhhh! ¡Que belleza!¡Déjamelo a mi!¡Bájate los pantalones anda!__ murmuraba el jovencito caliente y ayudando a bajar las bermudas de Hugo. El vergón saltó hacia adelante parado como una estaca gigante.
__¡Mira no tienes pelos!¡Me encanta!¡Y todo esto se lo come Eva!¡Es afortunada!__ cuando decía esto sus manos apretaban el cañón y el hombre se retorcía de ganas. Ya se había olvidado de donde estaba y con quien estaba. El chico aquel lo calentaba. Las manos de Alan acariciaban la poronga y masajeaban los enormes huevos de Hugo que gemía y dejaba hacer al chico.
Metió la cabeza del glande en la boca. Los suspiros de Hugo atravesaron la habitación. Estaba totalmente desnudo y entregado a las caricias voluptuosas de aquel muchacho que recién conocía. La lengua del chico se deleitaba con cada centímetro de aquel pijón. Hugo acaricaba la cabeza del muchacho y gemía. Alan alcanzó los huevos del hombre y los chupaba. Jugaba con ellos. Los babeaba. Los tragaba. Hugo iba a estallar en cualquier momento. La mano de Alan atrapaba el garrote nuevamente. La verga de Hugo estaba tan dura que al chico le encantaba aferrarse a ella. Escupía en su mano y la hacía trabajar. Hugo tiraba su cabeza hacia atrás y lo dejaba hacer. La boca del jovencito atrapó las tetillas del hombre que se sintió adorado. La lengua del chico hacia maravillas. Mientras la mano abajo iba y venía. Por un momento se detenía y tomaba los huevos y los masajeaba. La saliva caía por el pecho de Hugo. Así poco a poco, Alan llegó a los labios de Hugo. Se unieron en un largo beso. Alan no dejaba la pija del hombre. La tenía en sus garras. La lengua se hundía en la boca ardiente de Hugo. Se sacaban chispas. Alan apuraba el ir y vebnir de su mano. Sabía que Hugo acabaría de un momento a otro y no se detuvó. Lo dejo venir en su mano. Mientras los dos se mordían las bocas, los labios, las lenguas. Las leche de Hugo saltó por todos lados. La mano de Alan recibió una buena cantidad. La probó con la punta de la lengua. Sus narices se abrieron y tomaron el sabor y el olor de aquel macho que lo calentaba. En eso estaban, recomponiéndose, cuando sonó el timbre. Tuvieron que vestirse de apuro porque habían llegado unos amigos del jovencito y no le quedó más remedio que abrir la puerta.
Un par de días después Hugo estaba tirado en la amplia cama de su habitación. Miraba televisión luego de una sesión de sexo con su mujer. No se podía quitar de la cabeza a aquel chico travieso quye días antes le había hecho gozar ded tal manera exlosiva.
Un mensaje de texto lo alarmo. Era de Alan. Tenía que salir al pasillo. Girar a la izquierda. Dos puertas más allá debía entrear. Así lo hizo. Siguió las indicaciones y en un momento estaba dentro de la habitación. Se escuchaba el ruido de la ducha y una nota que decía “cierra con llave”. Giro la llave que estaba puesta en la puerta. Avanzó unos pasos y encontró otra notra: “quitate la ropa y entra en el baño”. La ropa por supuesto era una beruda que volo or los aires en un segundo.
Corrió la puerta vidriada del baño y allí, totalmente desnudo y con el cuerpo enjabonado lo esperaba Alan. Se tomaba las nalgas abriéndolas y mirándolo por sobre los hombros con su culo enervado y ofreciéndoselo. Hugo estaba con su verga totalmente parada
__¡Chupamélo!__indicó el jovencito. Hugo se arrodillo recibiendo el chorro suave de agua tibia. Su verga abajo palpitaba y pugnaba en punta. Latía. Su lengua fue excavando el exquisito agujero del chico caliente. La lengua entró y chupó como nunca había chupado un culito tan rosado y rico. Con una de sus manos el hombre apresó su herramienta y se la masajeaba despacio, manteniéndola viva. Los gemidos del chico empezaron a colmar el ambiente. Hugo palpaba de vez en cuando esas nalgas jóvenes y duras. Frescas, tentadoras. Había soñado con ese culito que ahora le era ofrecido, entregado de esa manera. La baba caia y se mezclaba con el agua que caía sobre los cuerpos. Alan apretaba la cabeza del hombre en su profundidad. La boca tragaba los jygos, el orificio se dilataba. Hugo besaba ese canal apetitoso. Lo agrandaba. Así de pie como estaba, Alana atrajo al hombre le pidió que se puesiera de pie. Amaso un poco la verga a punto de estallar por los aires de calentura y luego la apoyó eb su entrada seduineta.
Hugo empujó un poco y la cabeza entró sin problemas. El jovencito casi no se movió, solo gimio y se dejó llevar por la empalada. La verga del hombre tomo posesión de auqel agujero ardiente y empezó a golpetear las nalgas duras con las bolas de Hugo que estallaríana en cualquier ninstante.
__¡Así papi, cógeme, así papi, ahhhh, que delicia!__ decía el jovencito arquendo la esplada y acariciando los cerámicos del baño. La espada del hombre se incrustaba a fondo en la guarida. Iba y venía, se detenía, respiraba y volvía a arremeter enre esos cantos bellos y jóvenes que eran totalmente suyos. Gozaba. Acariciaba la espalnda del chico. Lo lamía. Mordía sus hombros. Totalmente entregado a aquella pasión que había dejado fluir apenas dos días atrás.
Lentamente dejaba su pija entre las nalgas. La sacaba un poco y volvía a entrar con furia de animal en celo. Lo cogía plenamente.
__¡Síiiiii, papi, hazlo, acaba en mi culo, dame tu leche, ahhh dejala allí!__ todas estas palabras enardecían aún más la calentura de Hugo. Aguantó todo lo que pudo y en un momento empezó a largar su semen en aquel culito fresco. La leche salió y llenó el orificio. Los gritos de los amantes se esparcieron por todo el lugar.
Quedaron un momento enganchados. Luego el hombre retiró la babeante pija. Alan sintió como corrían dentro de si gruesas gotas de miel que iban cayendo y mezclándose con el agua. Los amanbtes se enfrentaron a abrazándose se besaron profundamente. Las manos de hugo apretaban las carnosas nalgas del chico. Este hacía lo mismo. Las lenguas se recorrían la cara, las orejas, los cuellos. Se parteban uno contra el otro. La verga del jovencito estaba dura, era un fierro candente. Hugo lo apresó entre sus manos. Era la primera vez que tenía el pene de otro hombre entre sus dedos. Los besos no cesaban como tampoco el agua en sus cueros que ardían volcánicos.
Pasado un rato se fueron a la cama. Una cama amplia. Alan se tir{o de espaldas y hugo se encargó de meter en su boca la verga del jovencito que aullaba de placer. Hugo la fue acariciando lento. Luego la engulll{ia casi ahogándose con el pedazo. La masajeaba y lamía los huevos. Lo hacía todo en forma simultanea y Alan vibraba de placer. No tardó en largar su leche por toda la boca y la cama. Hugo tragó un poco lo demás se derramó. El arma del joven fue limpiada detalladamente por el hombre que lo comía. Se abrazaron nuevamente y Hugo quedó sobre el chico que lamía el cuello y de vez en cuando lo mordisqueaba suavemente.
La pija de Hugo volvía a crecer. Dieron vueltas y la boca de Alan terminó comiendo la barra de crane otra vez. Chupaba los huevos y agradecíaque Hugo no tuviera ningún vello en su parte genital. El muchcahco está vez fue más all{as y llegó a lamer el anilllo virgen del hombre. Luego de un momento lo chupaba y el garrote del hombre creía en forma descomunal. Esas caricias lo ponían a mil. El dedo de Alan penetró en la caverna y jugó un oco allí. Arrancaba gemidos de placer por parte de aquel hombre que nunca había sido acariciado de esa forma.
La calentura los dominó nuevamente y Hugo, as{i acostados como estaban, entró otra vez en la cola del jovencito que no opuso resistencia alguan. Lo cogía con hambre. El muchacho se dejaba atravesar con deseo, lujuria. Hugo acariciaba la poronga del chico en tanto lo penetraba. No dejaba de moverse dentro del joven que jadeaba, insultando y dicindo palabrotas al aire.
La pija del chico volvió a ponerse dura y Hugo jugaba con ella. La masturbaba. La acariciaba, apretaba las bolas chiuco, sin peder concentración en su pija que iba y venía dentro del cañón abierto y jugoso. Suavemente mordiendo los hombros del chico se descargó otra vez en el interior de Alan que a su vez llenaba de crema las manos de Hugo que sonreía de placer desconocido y feroz. Siguieron allí cogiendo durante algunas horas mas. Nadie se percató de su ausencia. Las mujeres estaban en otra cosa. Recordando pasado y mirnado fotos.
Era cerca del medidodía cuando Alan y Hugo jugueteaban en la piscina azul de agua fresca y cristalina.
Eva y su amiga estaban sentadas m{as all{a cerca de la arboleda tomando unos tragos y charlando anmadamente.
__Tenía cierto temor__dijo Eva
--¿Porqué?__ pregunto la amiga
__De que Hugo la pasara mal, pero creo que me equivoqué
__¡Creo que si!¡Mira lo compinches que se han hecho!__ diciendo esto las mujeres miraron hacia la piscina azul y levantaban sus manos en señal de saludo.
Alan estaba apoyado en el borde mirando a las mujeres, levantaba su mano saludando y sonriendo, en tanto Hugo detrás de el entraba con su verga totalmente parada en el anillo abierto, gozando y haciendo gozar a su amiguito de una nueva cogida. Esta vez en la piscina. Las vacaciones de Hugo fueron inolvidables y volvió cada vez que pudo
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