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Categoría: Confesiones

Una vida llena de excitaciones y momentos extraños pero divertidos

En el medio, había una zona común para todas con tres duchas, lavabos, y aseos, que fue donde fuimos todas antes de meternos en las carpas.

Yo creo que las más decentes éramos mi madre y yo. La que no venía con toda la cara y cabeza, llena de semen, venía con los pelos totalmente alborotados. Allí olía chocho mona, como decía mi madre.

Después de esperar pacientemente nuestro turno, conseguimos hacer un pis, y asearnos un poco.

Cuando lo hicimos buscamos dos colchones juntos en una carpa, y nos tumbamos a dormir un poco. Me hubiera gustado seguir hablando con mi madre, pero ni ella ni yo, teníamos muchas ganas de hablar. Es más, caímos rendidas en los colchones, y al momento estábamos las dos durmiendo.

Aún no había salido el sol, cuando entró un secuaz, de los Amos, dando palmadas, y diciendo,

“Vamos, Vamos, perras, arriba, que aquí no venís para dormir. Vamos a salir a disfrutar del fresquito de la mañana y hacer un poco de gimnasia que sin duda os vendrá bien. Todas desnudas, Vamos, vamos, vamos, …”

Iba pasando por los colchones, dando patadas a las que se hacían las remolonas.

Nos habíamos quitado el body para dormir mas cómodas, así es que no teníamos que quitarnos nada más. Salimos todas en cuero y por supuesto descalzas. Cualquiera hacía gimnasia en tacones.

Formó tres filas con todas, y como en un cuartel, nos mandó alienarnos, luego girarnos a la izquierda, y empezar a correr a paso ligero. Dimos tres vueltas al recinto. Menos mal que aún era de noche, porque desde la carretera se nos veía, y si ven a un puñado de locas en pelotas corriendo alrededor de la casa me imagino que habría habido algún accidente.

A la segunda vuelta más de una no podíamos más. Todas más o menos manteníamos el tipo, pero no estábamos acostumbradas a correr y menos descalzas y a esas horas.

Después de las carreritas, que según nuestro “monitor” eran de calentamiento, empezamos la tabla de gimnasia como tal. Primero estiramientos, de brazos, piernas, ingles, cuello, y luego ya ejercicios concretos de brazos, abdomen, lumbares, y piernas.

Estaríamos como hora y media con las tablitas de gimnasia. Luego nos hicieron pasar a los aseos, y allí un rápido paso por la ducha. De verdad que fue rápido, entrar, dejar caer un poco el agua frotarse con champú, aclararse y volver a salir. A la salida unas toallas de lavabo, y a la carpa a ponernos nuestro uniforme del salón.

De allí al restaurante. Allí ya pudimos ver la hora. Eran las 9 de la mañana. Un café con leche y unas galletas, con una pastilla.

Le pregunté a mi madre,

“Qué es eso que de vez en cuando nos meten, tanto vía oral como vía intravenosa?”

“Nada que deba preocuparnos. La mayoría de las veces son reconstituyentes. Inyectados es de efecto más rápido. Algunas veces meten algún alucinógeno. Pero controlan para que nadie se haga adicta a nada.

Como te dije ayer, buscan nuestro uso prolongado, y no hacen nada para perjudicarnos, al menos nada irreversible.” Me contestó.

“Si, la verdad es que en la granja me vino muy bien”, la dije

“Claro para los fardos de paja, ¿no?”, me preguntó.

“También pasaste por los fardos de paja?”, pregunté

“Por los fardos de paja, por los cerdos, por la ponygirl con la señora del granjero, por el semental…., es como un parque temático. Cuando sacas la entrada lo recorres entero.” Me contesto esbozando una sonrisa.

Joder no veía yo a mi madre follando con el cerdo o con el semental, aunque había ido recordando las ausencias que tenía de casa, que luego no traía ni un pin de recuerdo del sitio que había estado. Cualquiera…

Terminamos de desayunar, y nos anunciaron que cada una debía ir a su transporte para acudir al salón. Allí nos encontramos nuevamente con cyka. Traía cara de haberla dado duro, pero ya no hablamos.

Condujeron hasta el salón, bajamos del remolque, y fuimos las tres derechas al stand.

Allí nos hicieron juntarnos a todos, esclavas, organizadores, y como no, mi padre, nos pegó una charla.

“Buenos días a todos, antes de nada, agradeceros a todos la dedicación de ayer. Para muchos era su primer salón, y aun así salió todo a pedir de boca. Fuimos con creces el stand más visitado, y recogimos muchos contactos de interesados e interesadas en saber más de nuestro club. Un aplauso para todos”

Aplaudió y todos como tontines le imitamos. Siguió,

“Hoy, el segundo día se espera el día máxima afluencia de público. Las esclavas, tienen que darlo todo además contaran con refuerzo, han llegado tres nuevas, así es que serán seis en total. Hemos organizado diferentes shows y juegos, para entretener al público. Todas participareis en alguno de los shows y en algún juego.

Se anunciará por megafonía el show o juego que se va a realizar, y el nombre de las participantes, mientras las otras esclavas estarán entre el público, atendiendo sus peticiones. A la una comerá el primer turno, tres esclavas, y tres de la organización, y a las tres el otro turno. Ya os diremos quien en cada turno.

Contaré con la ayuda y colaboración de Amo Peter, como ayer, y del Dom Carlos. Bien el salón va a abrir así es que las esclavas ocupar vuestro puesto abajo y la organización el suyo. Suerte y gracias nuevamente”

Más aplausos.

Bueno pues creo que ya estábamos todos seguro que el Dom Carlos era mi hermano. Aquello iba a ser una cosa muy en familia. Y eso que aún nos quedaba una sorpresita más.

Efectivamente había tres chicas más, pero estaban con una careta, por lo que no podíamos verles la cara.

Master Melvin, se dirigió a las tres nuevas, y las dijo que se unieran a hole, a cyka y a mí.

Hubo una que se rezagaba considerablemente de las otras, a la hora de juntarse con nosotras. El master fue detrás, la dio un par de azotes, y la dijo que no teníamos todo el día. Aceleró un poco el paso y se puso con las otras.

Tanto mi madre como yo, nos temíamos que debajo de una de las máscaras, estuviera Eva, mi hermana.

Pero de momento íbamos a seguir con la duda, porque no se las quitaban.

El público empezó a entrar. Nuestra misión era mezclarnos con la gente darles la bienvenida, y resultarles agradables hasta que nos requirieran para los shows o juegos.

Era curioso pero los visitantes que venían acompañados, eran los menos cortados a la hora de meternos mano. Y a las acompañantes, les hacía gracia, aunque también hay que decir que en algunos casos eran mujeres las que nos magreaban y los hombres o también lo hacían o miraban divertidos.

En el stand había una música estridente, que de vez en cuando se entremezclaba con sonidos de azotes, chillidos de mujeres, ruidos de cadenas. Se cortó la música, y habló el speaker,

“Estimados visitantes, muchas gracias por visitar nuestro stand. Queremos anunciarles en que van a consistir las actividades programadas para hoy en el stand de EDC.

En pocos minutos, haremos nuestro primer juego. Seguro que todos lo conocen, y les hace volver un poco a la infancia. El juego del pañuelo. Eso sí, lo hemos variado un poco, esperando sea de su agrado.

Luego, cada 30 minutos, habrá un show, con nuestros amos y alguna de nuestras esclavas, o con varias. Y tanto al final de la mañana como al final de la tarde, habrá 30 minutos, para poder disfrutar con nuestras esclavas.

Mientras todo aquel que desee una información más detallada de nuestro club, se lo puede solicitar bien a las propias esclavas, o bien al personal de nuestro estand, que van debidamente identificados con una etiqueta acreditativa.

Y nada mas solo desearles que pasen un gran día en el salón y unas inmejorables experiencias en nuestro stand.

Vamos a comenzar con el juego del pañuelo. Las esclavas hole y fena, suban al estand”

Vaya, no había otras dos tontas más que mi madre y yo. Subimos a la tarima que hacía las veces de escenario. Allí apareció Amo Carlos. Nosotras no podemos mantener la mirada a un Amo, pero esa mirada de superioridad con la que miro a su madre y a su hermana, ….. tuve que contenerme para no darle una patada en los huevos.

Nos esposó a las dos las manos a la espalda. Luego comenzó a atarnos las tetas. Primero me las ató a mí con dos cuerdas una para cada teta. Las ató por la base, muy fuerte. Mis tetas volvieron a quedarse como dos globos hinchados. El otro extremo de las cuerdas, los ató a las tetas de hole, de mi madre, de igual manera.

En el centro de las cuerdas, puso un pañuelo, y trazó una línea en el suelo, colocando el pañuelo justo encima de la línea. La mecánica del juego era clara. Deberíamos tirar para atrás con el fin de hacer que la otra traspasara la línea marcada en el suelo. No nos separaba mucha distancia, quizás dos metros, pero de pequeñas cuando jugábamos al pañuelo, lo hacíamos de otra forma.

Dom Carlos, tomó el micro,

“Buenos días, soy Dom Carlos. Hemos preparado a dos de nuestras esclavas para jugar al tradicional juego del pañuelo. Como habrán adivinado han de intentar que la otra cruce la línea, tirando de las tetas. Como en todo juego, habrá una ganadora y una perdedora, que será la que cruce la línea, y toda ganadora y toda perdedora, tienen que tener un permio y un castigo.

En este caso hemos pensado que la ganadora, se sentará en el borde del stand, y todo el que quiera podrá pasar por ella, comiéndola el coño, tocándoselo, fallándola con dedos coño y culo…

La perdedora, recibirá 50 latigazos, en su coño. Y esos latigazos se los propinará también voluntarios del público. Esclavas, comenzar”

Joder no me apetecía para nada que me dieran 50 latigazos en el coño, asi es que tenía que ganar, aunque la contrincante fuera mi madre, ya me había dicho ella que en estas situaciones era hole, no mi madre.

Ella tenía más tetas que yo, pero eso tampoco podía influir mucho. Aquí al margen de la fuerza, tenía que influir la maña y la inteligencia, y a eso la ganaba seguro.

Hinqué los tacones lo más que pude en el suelo y empecé a tirar de mi cuerpo para atrás.

Aquello hacía que mis tetas se pusieran al máximo de tensión, pero las de ella también. No tiré más dejé que ella se cansara tirando hacia atas, y al margen de dolerme las tetas no consiguió moverme nada ya que estaba literalmente clavada en la madera. A todo esto, el público nos jaleaba, como si de una pelea de gallos se tratara. Nos decían de todo. Cuando se cansó de tirar, dio un ligero paso hacia adelante, momento que aproveche para llevar unos centímetros atrás mis pies, volver a clavar los tacones. Al estar esposadas a la espalda, también influía el equilibrio. En un momento dado, estábamos las dos tirando a tope. Parecían que las tetas se nos iban a arrancar en cualquier momento.

Decidí ceder un momento. Me eché de golpe hacia adelante, con lo que hole se trastabillo yéndose un poco hacia atrás, momento en que aproveche para tirar de golpe, y se vino hacia mí como un corderito, terminando dándose de bruces delante mío.

Por supuesto aquella cerda, había perdido El público me vitoreaba, y ni corta ni perezosa, la puse un pie encima asegurándome de clavarla bien el tacón en la espalda.

Dom Carlos cogió de nuevo el micro, y dijo,

“Señores evidentemente gana la esclava fena. Ahora se sentará en el borde del stand y el que quiera podrá masturbarla para hacerla correr las veces que quieran. En cuanto a esta torpe la vamos a dejar el coño en carne viva. Pido dos voluntarias para sujetarla las piernas mientras la imparten los azotes.”

En seguida, salieron dos manos del público y dos chicas subieron. Mientras el Dom, nos había liberado las manos, y las tetas, y yo me fui donde me había indicado. En cuanto me senté noté un sinfín de manos tocándome por todos lados.

Por su parte las dos chicas se llevaron a hole a otro lado del stand la sentaron, y la separaron las piernas sujetándole una cada una asegurándose de que no las cerrara.

“Voluntarios del público para azotarla el coño?”, dijo el Dom.

Un sinfín de manos se alzaron. El Dom les entregó un látigo de tiras de cuero, y les dijo,

“OK, como tenemos muchos voluntarios, solo un latigazo por persona. Yo juzgaré si es de la fuerza necesaria, que ha de ser mucha, sino, no contará. Pueden empezar”

Empezaron a oírse los latigazos y a hole gritar. A los pocos latigazos empecé a alucinar, me estaba excitando sobre manera, oír a mi madre gritar, sabiendo que la estaban azotando el coño…

CONTINUARA

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 8
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