El calor de la tarde poco a poco va desapareciendo, las nubes surcan el cielo al ritmo que la suave brisa del mar les marca, el leve susurro de las olas se hace cada vez mas patente ante el goteo lento pero incesante de la gente que poco a poco se vuelve a su casa.
El bullicio que pocas horas antes convertían aquel lugar en un hervidero de emociones, de gritos, de saltos, de niños corriendo y jugando con la arena lentamente va dando lugar a una tranquilidad solo rota por el graznar de las gaviotas y el ir y venir de los últimos rezagados.
Allí, junto al mar, envueltos por los cánticos de las olas, observando como el sol se oculta tras la montaña que se observa en el horizonte y disfrutando del color rojo en el que se tiñe la noche, tu y yo seguimos abrazados con un alo de luz reflejado en nuestra mirada.
Cuando el ultimo de los impertinentes rezagados, esos a los que parece que la playa los tiene atados por una cadena oculta debajo de la arena, consigue zafarse de ese lazo y abandona la playa, cuando el ultimo rayo de luz desaparece tras la cumbre de la montaña y tiñe de negro todo nuestro alrededor, mi mirada abandona la lejanía del horizonte y se centra en mirarte a ti, en observar cada centímetro de tu piel iluminada por el reflejo plateado de la luna en el mar.
Me deleito mirando tu cuerpo semidesnudo, cubierto solo por un bikini color blanco que deja entrever todos tus encantos. Fijo mi mirada en tus ojos, aun perdidos en la lejanía del horizonte con el reflejo de las olas del mar en tu mirada.
Un suave soplo de brisa aparta el pelo de tu cara y desnuda tus hombros y tu cuello, ese cuello de piel tersa y suave que adoro besar. Aproximo mi rostro a tus hombros como si fuera a reclinar mi cabeza sobre ellos y así mirar como tú al infinito. Esta engañosa maniobra me permite acercarme lo suficiente a tu cuello como para posar mis labios sobre el antes de que tu te des cuenta de mis intenciones.
Mis labios comienzan a recorrer tu cuello dulcemente. Como si de una prenda de seda se trataran mis labios se posan y deslizan por tu piel. Tu cierras los ojos, el horizonte deja de tener para ti importancia y te dejas conquistar por mis besos, notas como mi boca, mis labios, mi lengua, mi aliento recorren tu cuello y tu rostro hasta descansar en tus labios.
Nuestros labios se funden en un apasionado beso mientras mis manos recorren con la yema de los dedos tu piel acariciándote, llegando en algunos momentos a ser casi parte de tu propia piel, los notas subir por tu espalda y la arqueas estremecida ante el suave roce sobre tu piel que te produce unas cosquillas muy agradables. Mis manos suben y bajan por tu espalda, acarician tus piernas y muslos dejando una estela de hormiguitas a su paso que erizan tu piel.
Nuestros labios siguen fundidos, los tuyos arden y derriten los míos, nuestras lenguas se enlazan. Mis manos suben por tu espalda una por cada lado y con un suave y preciso movimiento de ambas desabrocho la parte superior de tu bikini. Mis manos suben a tus hombros sin prisa aunque impacientes y deslizándose sobre ellos hacen caer los tirantes que se retiran poco a poco de tus brazos hasta llegar al suelo.
Mis labios fundidos por tu calor se separan de tus labios y comienzan un lento pero sabroso caminar por tu cuerpo, bajan por tu rostro hasta el lóbulo de tu oreja y allí se detienen unos breves instantes hasta que a mis oídos llega tu intensa respiración, bajan lentamente por tu cuello y hombros, el suave paso de mis labios es acompañado por la no menos suave caricia de mi lengua al deslizarse por tu piel, lentamente me dejo caer por tu pecho a la vez que tu te tumbas sobre la aun tibia arena, mis besos se detienen en tus senos y los acarician con dulzura.
Ningún centímetro de tu piel escapa de mis caricias, ni un solo poro de tu cuerpo es abandonado a su suerte por mis labios.
Beso tus pechos mientras me pongo sobre ti y apoyo mi cuerpo contra el tuyo, notas mi calor y mi creciente deseo sobre tu cuerpo y lo sientes deslizarse sobre ti mientras mis besos siguen su camino por el tortuoso camino de tu cuerpo repleto de excitantes curvas y recovecos de los cuales no quiero salir.
Mi boca baja y se recrea en los lugares de tu cuerpo que más le gustan, al llegar a la altura de tu estomago se detiene, tu respiración fuerte y acompasada la mantiene en un continuo sube baja sin fin mientras ella recorre los limites de tu ombligo.
Súbitamente y sin aviso ni señal alguna por mi parte mi cabeza da un salto y se coloca entre tus muslos, mi lengua vuelve a salir del agujero negro de mi boca y vuelve a rozar tu piel humedeciéndola a su paso y dejándola un reguero brillante de saliva que ilumina aun más tu piel.
Desde entre tus piernas siento el calor que desprende tu cuerpo y se pega a mi cara. Por primera vez en todo el recorrido por tu piel abro los ojos y te miro sin dejar de besarte. Para mi deleite personal la humedad de la arena y la tuya propia han mojado el bikini que aun te cubre y el color blanco del mismo hace lo demás dejando entrever, vislumbrar mi mayor objeto de deseo. MI mirada lujuriosa me hace morderme los labios y no poder reprimir mi instinto que con mis manos firmemente te arrebatan el trozo de tela que aun te cubría dejándote desnuda y a mi entera disposición.
Acerco despacio mi boca al y me detengo a escasos milímetros de acariciarlo con mis labios, mi aliento llega nítidamente a ti, caliente y húmedo y se mete por los entresijos de tu sexo, noto tus manos en mi nuca, primero suavemente y después con firmeza me empujas hacia ti impaciente estrellando mi boca contra tu sexo, un arqueo de tu espalda y un nuevo empujón de tus manos hacen que mi boca se pegue a ti como una ventosa y empiece a lamer mi objeto de deseo. Esta caliente, húmedo y parece latir ante las acometidas de mi lengua que lo recorren sin parar, tus manos me aprietan casi me ahogan contra él y mi lengua se mete dentro de ti haciendo pequeños círculos que poco a poco van aumentando su tamaño al igual que tu placer. Me aprietas tan fuerte contra tu cuerpo que mi boca se llena con todos tus flujos ante la imposibilidad de moverme y la verdad es que aunque pudiera moverme no lo haría, saborear tu placer es lo más maravilloso de este mundo.
Tu cuerpo se contonea, se agita cada vez más rápido, mi lengua juega con el lo más rápido que puede. Tus gemidos se empiezan a hacer mas y más intensos y cada vez mas continuos, tu cuerpo se arquea y se levanta de la arena y en un ultimo arrebato de intensidad gritas y mi boca se llena de tu placer, te convulsionas y relajada caes sobre la arena con tu respiración agitada y recuperas un poco de aire.
Me incorporo y observas lo que tu placer ha producido en mi, así que tomas la iniciativa y me tumbas en la arena poniéndote sobre mí, te colocas de rodillas sobre mi cuerpo y sujetando con la mano mi pené lo vas acercando poco a poco a ti, te dejas caer con dulzura sobre él, calculando en cada movimiento de tu cuerpo a donde quieres que llegue. Poco a poco mi sexo se va introduciendo dentro de ti, lo sientes caliente y húmedo impregnada de tus flujos y de las primeras gotas de mi placer, juegas con él a tu gusto metiendotelo cada vez mas dentro comienzas a moverte lentamente arriba y abajo, te excita sentirlo en tu interior cada vez más grande y duro, según aumenta tu excitación y su tamaño, tu aumentas tu ritmo, moviéndote sobre el cada vez mas rápido y con movimientos mas bruscos buscando en cada momento el mayor placer.
Tu cuerpo se acelera, notas mis manos sujetándote firmemente por la cintura acompasando tus movimientos sobre mí. Nuestros cuerpos sudan, se estremecen, nuestra respiración acelera hasta limites insospechados, mi cuerpo se arquea ante cada nueva envestida de tu cuerpo, notas como mi ser esta a punto de reventar y sientes como el tuyo va a hacer lo mismo, aceleras un poco mas tu ritmo al limite de nuestras posibilidades, buscando ese estallido que nos lleve al clímax del placer y a una sensación inigualable. Mueves tu cuerpo y sientes como mi ser estalla dentro de ti e impregna el interior del tuyo, tu cuerpo se convulsiona, estalla y te dejas caer sobre mí, exhausta, placenteramente exhausta, mis brazos te rodean y sientes en tu pecho los latidos de mi corazón.