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Me levanté de la siesta y escuché la voz de mi suegra conversando con Mabel, una amiga suya desde la infancia. Le decía…
… La verdad es que los chicos me tratan muy bien. Yo sé que soy un estorbo en la casa pero donde ir en mi situación actual? A veces me pongo mal, como cuando los oigo hacer el amor, porque lo hacen con una pasión que a veces me dan ganas de meterme a la cama con ellos. Mi hija Carmencita debe gozar como loca, digo, por la forma que a veces cuando están cogiendo la oigo dar unos gritos que apenas puede ahogar para que yo no escuche. Como si esto no fuera poco, para calentarme más aún, me pasó algo que te contaré, pero te pido que quede entre nosotras. Hace como una semana lo vi a mi yerno Damián completamente desnudo. Había dejado la puerta del baño abierta y lo vi. Te cuento que tiene una verga larga y gorda impresionante, y eso que la tenía muerta. Verla e imaginármela semejante aparato dentro mío es un sueño que tengo todas las noches. Por eso envidio a mi hija. El día ese cuando se la vi no pude más y me tuve que masturbar un largo rato para apagar mi calentura.
… Me imagino Marta lo que habrás sufrido viendo esa verga y no poder tocarlo ni jugar con él.
… No sé qué me pasa, pido disculpas al cielo, pero a veces me dan ganas de pedirle a Damián que me coja como a mi hija. Aunque sea una vez para volver a sentir esas sensaciones tan bonitas que brinda el sexo.
… Y porque no te animas? Provócalo, total si lo hacen con discreción Carmencita no se enterará.
… Si es verdad, tienes razón pero no me animo. Está mal, ella es mi hija y mi conciencia no me lo permitiría. Además, mira si me rechaza y se lo cuenta a mi hija. Menudo despelote se me arma.
… No seas tonta, los hombres están siempre dispuestos para esas cosas, y a decir verdad tú todavía tienes un cuerpo apetecible. Te has cuidado tanto que es una pena que no lo disfrutes.
… Veremos, si se presenta la ocasión por ahí me lanzo. No sabes cuánto deseo esa verga desde que la vi. Como te dije todas las noches me acompaña en mis sueños.
Ese diálogo se dio en mi casa donde mi suegra, separada desde hace unos años y sin recursos, vino a vivir con nosotros aprovechando que no tenemos hijos. Me costó aceptarlo, pero como no había otra opción, tuve que decir que sí. Ella es una mujer de 58 años muy bien llevados que siempre estuvo atenta a su físico y como decía Mabel, más de uno le podía echar un polvo y quedar satisfecho.
Dejé pasar unos minutos y me asomé a saludarlas sin hacer ningún comentario. Solo noté que Mabel, sin mucho disimulo miraba con mucho interés mi entrepierna.
Pasaron días de aquellas revelaciones de mi suegra, y la verdad es que después de ese momento empecé a mirarla con otros ojos. Hasta ese entonces, si bien reconocía que estaba físicamente bien para su edad, nunca se me había pasado por la mente que podía ser un objeto sexual. Haber escuchado esa confesión me despertó la libido y el morbo, por lo que me propuse transarme a Marta. Solo tenía que esperar la oportunidad y ella se dio cuando mi esposa que es médica, se ausentó de casa quince días para hacer un curso de especialización en otra ciudad.
No quise perder tiempo y la primera noche de la ausencia de mi mujer me dispuse a concretar mi objetivo. Después de cenar y mirar un poco televisión nos fuimos cada uno a su cuarto. Dejé pasar unos minutos esperando que Marta se acostara, y masajeando mi polla para que tomara envergadura, me metí en su habitación.
… Marta creo que algo me ha caído mal. Me duele un poco el estómago…dije y me dejé caer en la cama a su lado.
… Qué raro, si no hemos comido nada pesado… dijo, mientras miraba fijamente mi verga que ya lucía en su esplendor.
… No te molesta que me quede un rato contigo, tal vez si me haces unos masajes se me pasa?
… Te parece? O será que tal vez sea que extrañas las caricias de Carmencita.
… Para el caso será lo mismo si lo haces tú… le dije mientras llevaba su mano a mi estómago y le hacía darme masajes en mi panza.
… Si no se te pasa, te haré un té digestivo…y seguía con la vista en mi aparato que estaba duro como una madera.
No la dejé seguir hablando y me metí bajo las sábanas y me pegué junto a ella apoyándole mi miembro.
… Qué haces Damián?
… Lo que estás viendo. Con el calor de tu cuerpo me siento mejor…con mi brazo la abracé fuerte, haciéndole sentir la dureza de mi picha.
… Pero qué te pasa, estás loco?
… No… Y le empecé a tocar una teta acariciándosela.
… Pero qué haces? Quédate quieto por favor.
… Es que me siento bastante cachondo… y tomé su mano y la apoyé en mi verga.
… Me parece que te estas propasando y te olvidas que soy tu suegra… pero no soltaba la verga.
… No nos engañemos Marta que recuerdo bien lo que le dijiste a Mabel días pasados sobre lo mucho que te gusta mi verga. Solo estoy haciendo realidad tu sueño.
… Ah, con que me escuchaste y ahora estas abusando de ello.
… Suegrita, cálmate y aprovechemos la noche que será inolvidable para ti…dije levantándole el camisón hasta la cintura y metiendo mi mano en su vagina sobre sus bragas.
El recuerdo de la charla con Mabel barrió todas las defensas y prejuicios de mi suegra. Como no pudo negarlo calló y se dejó llevar por las circunstancias, que por otra parte nos llevaba a algo que deseaba ardientemente. Aproveché para darle un beso en los labios que no rehusó; por el contrario la abrió para que mi lengua se juntara con la suya mientras dejaba oír un profundo suspiro.
El beso apasionado, la puso a mi disposición. A partir de allí todo fue un torbellino de caricias de mi parte y gozo total de Marta. Quité las sábanas y me deslicé hacia su entrepierna. Ella advirtió la jugada y se puso de espaldas abriéndolas. Aparté el borde de su braga y con la mano comencé a acariciarle la zona. Primero fueron sus labios externos, luego sus internos y finalmente el clítoris, que nomás al tocarlo produje el primer orgasmo de mi suegra que anunció con un grito que intentó reprimir cerrando los labios.
…Ay que hermoso, se escuchó cuando se derramaba
Acabé el juego de mi mano y di paso a mi boca que ya estaba ansiosa de comer ese bocado que al parecer no recibía varón desde hace tiempo. Previamente le quité el camisón y las bragas. Con una mano aparté los abundantes pelos que rodeaban su vagina y comencé mi festín. Apelé a todo mi repertorio de comecoños para darle placer. Mi boca empezó a chupar toda la zona mientras la lengua recorría todo su interior saboreando los fluidos vaginales que Marta me entregaba en su tremenda calentura. Estaba gozando mucho porque su cuerpo no dejaba de moverse empujando su pelvis hacia mi boca mientras que con una mano apretaba mi cara contra su sexo tratando de hacer más profunda mi incursión.
… Cielos que cosa hermosa, Damián, me estas matando con esto. Es fabuloso, no pares por favor porque me has llevado al paraíso con tu lengua…dijo con voz acezante y entrecortada.
… Tranquila que recién empezamos…dije aprovechando para respirar.
Para darle más fuego a la pasión, Con las manos empecé a magrear su culo y metí la punta de un dedo en su negrito. No esperaba ese embate y se contorsionó por la sorpresa aunque luego se entregó suspirando.
… Que hermoso! Estoy gozando como nunca, mi amor, es algo que no me pasó antes.
… Más que esta locura de goce? No me quiero imaginar cuanto más podrás darme.
… Cómo? No pensarás que no voy a cogerte. Y serán varias veces, ya verás. Tenemos una semana para nosotros.
Seguí comiéndole el chocho y arrancando nuevos orgasmos que Marta entregaba sin cesar. Por un instante me detuve y me quedé mirando esa cueva rosada y húmeda que tanto placer me estaba dando. Enmarcada en un contorno de pelos púbicos enrulados, realmente esa vulva me estaba gustando, la encontraba exquisita, suave y con un sabor especial que no podía definir. Busqué todos los rincones con mi lengua y cuando me dediqué a su clítoris, Marta estalló nuevamente en una seguidilla de espasmos que anunciaron u nuevo orgasmo. La sesión duró varios minutos porque también besé, lamí y chupé su agujero anal hasta que mi boca estuvo a punto de acalambrarse, lo que me obligó a volver a posicionarme junto a ella y besarla nuevamente.
… Damián, la verdad esto que estamos haciendo está muy mal pero no sabes lo dichosa que me siento, estoy gozando como nunca. Tu lengua es infernal.
… Ahora viene la segunda parte suegra. Voy a mi dormitorio para buscar unos juguetitos que usamos con tu hija y que a ella le gustan mucho. Espero que a ti también.
Rápidamente regresé con un consolador de regular tamaño y un vibrador.
… Que trajiste?
… Unas cositas que harán más agradable la noche.
… Vos estás loco.
… Quiero que esta noche sea inolvidable para ti querida Marta.
...Empecemos el juego!
Le abrí las piernas y empecé con el vibrador en su vagina y más propiamente en su clítoris. Cuando sintió la vibración la que empezó a vibrar fue ella. Se movía para todos lados mientras se mordía los labios y gemía. Mientras el vibrador hacía su trabajo, busqué sus tetas para comérmelas. La mano libre se apoderó de ellas para magrearlas y llevármelas a la boca. Primero una y luego la otra en un juego incesante en donde chupaba, lamía y mordía sus pezones que estaban durísimos. En medio de esa locura sentí que Marta, se apoderó de mi verga y me la sacudía con fuerza, de tal forma que casi me corro. Interrumpí, para anunciarle que llegaba la hora de la penetración.
Estaba de espalda, así que levanté sus piernas sobre mis hombros y coloqué la punta de mi miembro en la puerta de su vagina y empecé a meterla muy despacio.
… Despacito Damián que la tienes muy grande y tengo miedo que me hagas daño. Hace largo rato que nadie incursiona por allí.
… Tranquila Martita que de a poco la irás sintiendo adentro sin dolor. Te garantizo que te va a gustar.
… Ah, Ah, ya la siento y créeme que me llena toda, pero seguí despacio por favor.
… Como me gusta cogerme a mi suegrita. La verdad es que estás muy buena. Tienes un coño encantador… mientras eso decía sentía que las paredes de su concha me apretaban la verga dándome un infinito placer al recorrerlas lentamente
… Seguí, seguí que me voy a correr. No aguanto más.
… Ya? Tan pronto?... y comencé a empujar más para llegar hasta el fondo, mientras le daba al mete y saca más rápidamente.
… Me corro, me corro, me viene, es hermoso…y apretando sus manos sobre mi espalda se vino en un orgasmo que la hizo vibrar con movimientos espasmódicos.
… Ahora es mi turno suegra, ahí voy…dije mientras sentía que mis testículos se apretaban anunciando mi descarga.
… Lléname mi amor, lo necesito. Necesito que me inundes la concha con tu semen.
No aguanté más y varios chorros de esperma inundaron la vagina de mi suegra que los recibió encantada con un grito de satisfacción. Luego nos recostamos abrazados porque realmente estábamos rendidos. No obstante metí un par de dedos en su mojada vagina y se los metí en la boca. Los saboreó y con la vista me indicó que le gustaba.
Pasados unos minutos nos levantamos para ir al baño a limpiarnos. Yo aproveché para buscar un pote de vaselina que me serviría para lo que vendría luego. Volvimos a recostarnos. Miré el reloj y ya eran las 12 de la noche, el tiempo vuela cuando se la está pasando bien. Desnudos como estábamos nos pusimos de costado, yo pegado a su cuerpo.
En esa posición besé su cuello y oreja. Pasé una mano por debajo de su cuello y empecé a toquetear sus tetas, con la otra me apropié del redondo culo de Marta para acariciarlo. En esas caricias la mano llegó a su raja y empecé a jugar con el chiquito. Unté un dedo en la vaselina y se lo metí de sorpresa. Ella dio un respingo y dijo
… No estarás pensando en hacerlo por atrás, verdad?
… Cuál es el problema? Mira como entró de fácil mi dedo.
… Vamos Damián, un dedo es una cosa pero tu picha es cosa seria por lo gorda. Me vas a reventar de dolor.
… Para nada, déjame hacer y te garantizo que no habrá dolor sino puro placer, ya verás.
… Hum, tengo miedo, dudo pero como hasta aquí solo me has dado mucho goce, espero en que no me defraudes.
Al dedo pionero sumé otro y otro más para aflojar el esfínter de Marta con movimientos circulares. Cuando consideré que ya estaba el terreno preparado le pedí que se pusiera boca abajo y levantara el culo. Mi pene ya había recobrado su envergadura así que lo coloqué en la puerta del hoyo y metí la cabeza de una vez. Marta sorprendida lanzó un grito y me pidió que se la quitara. Cosa que no hice y le susurré que aguantara un poco hasta que su conducto se acostumbrara al huésped. Pasados un par de minutos me dijo
… Ya no me duele tanto, pero igual tengo miedo.
… Ya pasó lo peor y ahora viene la parte buena…y empecé a pujar de a poco hasta que la vaselina hizo su trabajo y mi verga estaba todita adentro de su ano.
… Que sensación extraña siento. Por un lado un poco de dolor pero por otro una delicia de sentirme llena.
… Más llena te vas a sentir si te colocas esto en tu vagina…dije mientras de ponía en su mano el consolador.
… Estás loco! Voy a reventar en serio.
… Hazme caso y te llevarás una sorpresa.
Me hizo caso y tomando el aparato se lo llevó a su sexo. Al principio le costó porque la presión de mi verga en su ano se oponía, pero superado ese escollo gracias a su lubricación, el consolador viajó al interior de la vagina sin dificultad. Fue a partir de ese momento que empecé a moverme pujando para adentro y sacando. Marta acompañaba con el consolador y anunciaba
… Esto es lo máximo, que placer querido. Estoy completamente llena y el goce es infinito. Bendito seas Damián, te quiero mucho.
… Suegrita, estoy sintiendo que me voy a correr.
… Aguanta un poco cielo que esto no debe terminar tan rápido,
… Lo intento, pero yo también estoy loco de placer y casi no me puedo contener.
… Piensa en otra cosa y no te muevas por unos minutos y déjame seguir mi fiesta.
Aguanté, no sé cómo unos minutos hasta que me vine en otro orgasmo brutal. Marta escuchando mis quejidos por la entrega, también se corrió con mi picha en su culo y el consolador en su vagina. Tremendo polvo que nos dejó exánimes tirados uno junto al otro. Así nos quedamos dormidos hasta que en la madrugada me desperté cuando sentí una mano que jugaba con mi verga. Abrí los ojos y la vi a mi suegra entusiasmada acariciando mi aparato.
… Te gusta…dije
… Y tanto! Anoche me dio muchas satisfacciones por eso quería agradecerle con unas caricias y tal vez algo más si me dejas.
… Por supuesto que sí, aunque permíteme ir al baño un minuto a limpiarme…y salí disparado al baño, regresando de inmediato…ahora estoy listo.
… Primero si me permites quiero mirarlo en detalle. Haberlo tenido dentro mío y no conocerlo bien parece un pecado, no crees?
… Es todo tuyo y puedes hacer lo que quieras.
… Lo que quiero es mamarlo y mimarlo.
Lo tomó en sus manos mientras sentía que empezaba a crecer en dimensión. Tomó posición y empezaron las mamadas desde la base hasta la cabeza. Lo colocó dentro de su boca y chupando y lamiendo logró una erección total. Con la mano empezó a hacerme una lenta paja que era una delicia. Me gustaba la tarea de Marta, tanto que comencé a sentir los deseos de coger nuevamente.
… No te parece que podemos echarnos un polvito madrugador?
… Una buena idea. Yo no quiero dejar pasar ninguna ocasión.
… Esta vez te lo voy a hacer por detrás en posición cucharas, te va?
… Todo me va.
Uniendo la acción a la palabra la acomodé abriendo los cachetes y me introduje en la vulva ya transitada. Fueron unos minutos de mete y saca hasta que ambos nos entregamos en nuevo orgasmo casi al unísono. El esfuerzo de la noche había sido tremendo y nos volvimos a dormir juntitos.
Eran más de las 8 de mañana cuando despertamos. Salté de la cama porque tenía que ir a mi trabajo y se hacía tarde. Me metí en el baño para higienizarme, y cuando luego de vestirme bajo a la cocina para desayunar, escucho que mi suegra hablaba por teléfono
… Y tal como dijiste Mabel, el sueño se hizo realidad. Cómo? Estaba acostada cuando con la excusa de que le dolía la panza se me apareció en mi cuarto y se metió en mi cama y empezó a tocarme. Al principio me resistí pero cuando me dijo que había oído cuanto charlamos días pasados contigo, se me acabaron los argumentos y me entregué. Que si la pasé bien? Ya te contaré detalles pero creo que nunca en mi vida había gozado tanto. Es una fiera cogiendo, y su verga un amor, grandota y juguetona…
No hubo tiempo para seguir escuchando. No me había gustado para nada que nuestro secreto ya tuviera un oyente, pero ya lo conversaríamos, tomé mi café y salí disparado.
Está claro que esos días solos los provecharíamos al máximo y de qué manera. Hasta Mabel recibió su regalo por su sabio consejo.
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