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Categoría: Fetichismo

Una Rusa con los pies mas poderosos que he visto

Una Rusa con los pies mas poderosos que he visto.

Hace aproximadamente unos 6 años, yo era aun un estudiante de mercadotecnia en la Universidad y había decidido tomar uno de esos cursos de verano para avanzar mar rápido en mi carrera y para deleitarme con las chicas en sandalia y faldas cortas que se inscribían a dichos cursos.

El clima en esta ciudad es muy caliente en los días de Junio y Julio, lo que obliga a mujeres y hombres a vestirse con ropa muy ligera y a modelar sus cuerpos por las calles.

En mi primer día de clases pude percatarme de la presencia de diversos pies desnudos y transpirados. Mi mirada se volvía loca ante tanta belleza revuelta y desperdigada. 

El día era extremadamente caluroso y en el salón no contaba con aire climatizado lo que convertía al lugar en un variable baño sauna

Una joven blanca, alta y muy elegante se sentó al frente de mi, en la dirección perfecta para que mis ojos se divirtieran durante las 3 horas que duraría la clase.

Deduje que la chica era de origen ruso, porque su color de piel era mas blanco de lo normal y sus cabellos intolerablemente rubios y ardientes. Además tenia esa típica mirada provocativa, dominante y sensual que caracteriza a las rusas espías en la películas americanas de los 80s.

Debe haber calzado al menos 12 o 13, ya que sus pies eran gigantescos e iban acorde con sus largas e inbronceables piernas. Lucia unas sandalias ligeras y abiertas de cuero negro que dejaban ver el 80 % de sus pies. Unos dedos grandes y poderosos se asomaban por la punta de la sandalia y demostraban su agresividad, empuñados en posición de ataque.


Sus talones habían comenzado a desmoronar la forma del trasero de su sandalia, así como la profundidad de sus huellas había provocado un notable gris descolorido sobre la plantilla. La presencia de sus pies había modeado por completo la estructura del calzado, pudiéndose comprobar en la suela desgastada y limada caprichosamente, la fuerte presión que sus enérgicos pies ejercían sobre la sandalia .

Era de suponerse que aquellos insurgentes pies amantes de la libertad, no resistirían mucho tiempo en sus sandalias y era solo cuestión de tiempo para que estos se sublevaran al régimen soviético sometido por el cuero negro que las cubría.

Yo trataba de capturar y gravar en mi mente cada movimiento de sus rusos pies y empinaba mi nariz con la esperanza de recolectar un poco del sumo provocado por el rose de sus dedos entre si.


Luego de unos minutos, ella cruzo delicada y femeninamente su pierna izquierda, y el talon de la sandalia se despego lentamente de su largo y destructivo pie izquierdo que estaba ahora en el aire, dejando descubierta la parte trasera de su planta rosada y acalorada.


Su pie derecho que servia de apoyo penetro aun mas en la sandalia y se sujeto tensamente sobre ella para dar mas fijeza y fuerza a la pierna sobre la cual se recaía y se mecía deliciosamente su otra pierna.


Los dedos de su pie izquierdo que nadaba por el aire abrasador de la clase, se habían deslizado ligeramente y encontraban debajo de la cinta superior de la sandalia.

Su arco pronunciado se extendía al máximo mostrando una concavidad impresionante, para impedir que la chancla se desprendiera de su adorable pie.


Yo trataba de soplar en dirección de su pie no solo para establecer una subversiva y tierna relación con el, sino también para intentar desprender de una vez por todas aquel calzado hostil que se interponga entre mi mirada y su voyeristas atributos caminantes.


La rusa escuchaba atentamente los conocimientos transmitidos por el decano, mientras introducía el trasero de su lapicero en su boca y lo mordía dulcemente, dejando inconscientemente los trazos de su dentadura impresos en el duro plástico de la pluma. Su pie izquierdo seguía meciendose atrevido y campante, desafiando las leyes de la gravedad y abanicando su planta con la sandalia que se deslizaba cada ves mas del pie amansando con caer al suelo.


Sus dedos que habían casi salido por completo de la cinta superior de la sandalia, se sostenían apenas de la orilla del cuero. El momento era muy tenso ya que la zapatilla estaba a punto de desprenderse, era inevitable! era necesario! era un deber! era su destino! 

La mayor parte de la planta rosada de su pie era visible e incluso se podían apreciar sus las ranuras y peculiaridades. Mi deseo por palpar y leer aquellas líneas de sus planta y descifrar los enigmas que en ellas escondían era enfermizo y por momentos me desesperaba y quería lanzareme sobre ellos para apreciarlos mas de cerca, acariciarlos y consentirlos.

La rusa continuaba atenta a la clase, cuando paso lo que tenia que pasar. La sandalia se encontraba ya formando un ángulo de unos 80 grados en relación a su dulce pie izquierdo, se fue deslizando poco a poco sin que los dedos la pudieran atrapar. Aquella chancla negra cayo aparatosamente sobre el piso produciendo un sonido de "chtak" que asusto al indefenso, despistado y desprevenido pie.

Sus largas venas latían ligeramente y el color de su piel se fue enrojeciendo desde la punta de sus dedos hasta llegas a sus hermosas mejillas. El resto de los alumnos prestaron poca atención al mini incidente "piesistico" y se molestaron a penas en buscar el lugar de donde provenía el tenebroso y afrodisiaco ruido a suela de chancla chocando con el piso de madera.

Yo en cambio estaba anonadado y preocupado por el susto que habían llevado aquellos intorturables pies perestroicos. Como me hubiese gustado tomarlos en mis manos, consolarlos y explicarles que lo que había sucedido había sido un accidente y que no había porque sentirse angustiados.

El pobre pie izquierdo quedo completamente desnudo ante la mirada profunda de mis ojos que se deleitaban con cada detalle de su cándida forma. 

En seguida la rusa efectúo un movimiento con sus dedos, separando los unos de los otros y permitiendo que el pobre aire que circulaba por debajo de su pupitre, penetrara entre ellos para refrescarlos y relajarlos después de tan inesperado accidente. Al sentir un alivio repentino en su pie izquierdo, la rusa se animo a sacar su otro pie de la sofocante sandalia que la cubría, y graciosamente lo coloco sobre ella y se dispuso a efectuar una serie de ejercicios relajatorios con sus inquietos dedos. Motivado y embargado por la alegría ante tan impresionate espectáculo, no podía creer lo que estaba presenciando, y mi grado de excitación era máximo, "pero masima mm pirri"

No teniendo suficiente con esto, la rusa bajo su pierna izquierda que hasta este momento se había mantenido cruzada sobre la derecha, y puso su pie al lado de aquella sandalia que se encontraba desahuciada boca abajo sobre el piso.

Con una maestría digna de una mujer domina el mundo con sus pies, empuño sus dedos en forma de garra y agarro la sandalia de un costado para darle vuelta, finamente la coloco en la posición indicada para posar en seguida su delicioso y tenaz pie.

Que pie mas ingenioso verdad!

Ahora tenia sus dos piernas pegadas, una al loado de la otra y sus iperactivos dedos no paraban de moverse, abriendose y encaramandose los unos sobre los otros. El meñique era probablemente el mas juguetón y saltarín de todos ya que por momentos se ponía a rascar la plantilla de la sandalia que permanecía debajo de su pie desnudo, se subía encima de los otros dedos e incluso bailaba al compás de alguna polca que sonaba de fondo en la cabeza de la rusa.

Yo me había enamorado por completo de aquellos entusiastas y amenos "piesotes" que se divertían sin descanso y llenaban de ilusiones y sueños pervertidos y fetiches a mi mente.

Luego de una incesante lucha con mi pene por aguantar y no terminar eyaculando en mi pantalón, la rusa asesina y castigadora, se empezó a dar cuenta que mis ojos le comían cada esquina y recoveco de sus artísticos pies baletistas Y a pesar que la rusa me volvió a ver extrañada y sorprendida, yo no fui capas de despegar mi mirada de sus pies. Es que eran muy grandes, y muy jacarandosos!

Yo no podía esconder que aquellos pies arrabaleros me provocaban una excitación sexual incontenible y que la perversión en mi mirada y el enorme bulto en mi pantalón eran evidentes.

Sin ningún escrúpulo, la rusa continuo danzando con sus dedos y quedándose por momento en puntillas para enseñarme sus maravillosas plantas. 

El momento mas inverosímil y emocionante, lo viví cuando ella fue arrastrando su pie por el suelo hasta llegar a la pata de hierro que servia de soporte para el pupitre que se encontraba al frente de ella.

Coloco sus impactantes dedos sobre la barra y sobo despiadadamente de abajo hacia arriaba, como masturbando el rollizo y frío hierro. La extensión de sus dedos le permitía enrollar por completo la pata trasera del pupitre y por lo hinchado de sus venas se podía adivinar que la rusa ejercía una mucha fuerza con ellos.

Parecía como si el sudor provocado por el intenso calor se transformaba en lubricante y ayudaba a deslizar con facilidad su pie sobre el metal. Por momentos trabajaba también con su planta, masajear y resbalando su pie en el fierro de manera impertinente. Derepente se metió el caño de hierro entre su dedo gordo y su dedo índice, tomándo como si se tratase de un pene hidráulico Lo contraminaba intensamente con sus dedos, sus venas resaltaban a cada movimiento descendiente y por momentos parecía como si el caño se doblaba con tanta fuerza y pasión

Que Calcáneo! 

Que tobillos!

Que Metatarsianos!

Que Falanges!

En otras palabras "Que patas mas ricas las de la rusa esta"

Eran tan perfectas, tan grandes, tan despiadadas e inescrupulosas, tan afrodisiacas pero sobre todo tan poderosas e imponentes. No pude detener mas mis deseos y termine explotando sin remedio en plena clase.

Creo que la rusa era una especialista del arte del fetichismo de los pies ya que de alguna manera sus movimientos fueron intensificándose en los precisos instantes en que yo rebalsaba, y conforme mi éxtasis se iba consumiendo, sus pies se iban meciendo con mas clama y menos fuerza. El instante fue muy relajante y parecía como si mi órgano se había encarnado de aquel caño que a pesar de su estructura sólida, metálica y fría, se había doblegado a aquellos intransigentes pies, que lo habían convertido en una materia flexible y ardiente. 

Esta rusa era capas de dar vida a cualquier objeto con sus pies. Pueden imaginar el olor de aquellos pies después de una caminata en un día caluroso. Esa vez había podido solamente ver el poder sádico, la belleza y el erotismo de sus pies, Según mis deducciones, debido a la distancia que nos separaba y a sus cabellos húmedos que probaban que la rusa había tomado un baño antes de venir a clase, no había podido sentir el olor de sus pies. Per nos quedaban aun muchas semanas por delante, el tiempo necesario para establecer contacto con aquellos hermosos pies ex-comunistas.

Gracias por leer mis relatos

Balcop

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