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Categoría: Lésbicos

UNA NUEVA OPORTUNIDAD DE AMAR

"Luego de muchos años esta Capitana de la naval se da una nueva oportunidad de ser feliz ¿Podrá serlo finalmente?"

 

Capitana Efe, el señor Méndez está aquí, dice que la conoce ¿lo dejo entrar?

Si por favor, muéstrale el camino y luego nos traes un café.-

Carlos Méndez era mi mejor amigo, aunque no somos de hablar todos los días yo lo considero mi familia, mi hermano, sé que yo para él soy igual una hermana; luego de estudiar todo la preparatoria juntos y sobrevivir a los continuos maltratos en la preparatoria hicimos un gran vínculo, cuando finalmente saque de mi vida a mi padre y lo tomará como muerto, él fue el que evitó que destruyera mi vida con esa tragedia no sé si en verdad llegue a superarla o simplemente aprendí a vivir sin ella a mi lado.

¿Carlos cómo estás? Como ha pasado el tiempo ¿no? ¿Cómo está tu hermosa familia? .- lo abrace antes de que mi secretario saliera sorprendiéndolo ya que no era de mostrar cariño en público, soy conocida por ser bastante fría y dura con todos.-

Bien, mi esposa “bella” te manda saludos dice que te espera para el dia del trabajador en casa, que no aceptará ningún tipo de excusa y, Julia bueno, esta en esa edad en la que uno como padre se pregunta ¿que hice para merecer semejante castigo?. comentó algo preocupado por el comportamiento de su hija.-

Explícame qué sucede con Julia, la última vez que la vi quería estudiar algo referente a biología y con eso crear algo pro ambiental o algo así.- respondí algo perdida de la carrera de la niña y haciendo caso omiso del tono con el que se refería a Olga, tenía suficiente tiempo tratándolos y sabía que era un comportamiento casi normal su relación odio - amor.

Bueno esta estudiando eso, está en su último año de biología marina, pero resulta que tiene que  irse de la casa de su tía le va tocar vivir sola y eso no me gustaría, prefiero que esté en un lugar seguro,  tu sabes lo peligroso que está todo, ¿como ella va estar sola? a parte está con un grupo de amigas que nunca sé de qué están hablando, me da miedo que se esté metiendo en problemas.- Respondió mi amigo con voz baja con un tono de voz bastante preocupado.-

¿Y en qué te puedo ayudar yo? que necesitabas venir aquí para pedirme el favor - Respondí. Sospechaba que me iba a pedir que fuera la niñera de Julia. Algo que no me llamaba la atención para nada.-

Necesito que me alquiles una habitación en tu casa, sé que tú podrías saber en qué anda con poco tiempo en tu casa y, tus normas de militar la ayudarían a tener  disciplina, yo creo que es lo que le hace falta un poco de mano dura, sabes que Olga y yo no creemos en eso así que se crió explorando los límites y ahora no sabemos cómo implementarlos, por favor ayúdame.- Suplicó el padre.-

¿Dios pero qué puedo saber yo de ser madre Carlos, si sabes que se me mueren hasta  las plantas no? ¿Estás seguro que quieres que comparta conmigo?.

Claro que si Carol ¿por qué no iba a querer que compartiera contigo? Eres una de las mujeres más espectaculares que conozco, eres capitana de la marina del país, condecorada mil veces por todos tus logros e investigaciones, eres recta, leal, una excelente amiga, que podría estar mal en ti para alejar a  mi hija.- su comentario hizo que un rojo escarlata tiñera mi rostro, sé que éramos muy buenos amigos,  pero el hecho de que me confiara a su hija me sorprendía, siempre pensé que no me tenía tanta confianza.-

Carlos… Lo abracé antes de que mis lágrimas rodaran libre por mis mejillas, escondiendo mi rostro en su cuello. -Eres mi mejor amigo, sabes que haría lo que me pidieras, así sea darte mi hígado, te daría lo que me pidieras.-

Perfecto ella está afuera esperándote, sé que tienen mucho tiempo sin verse, pero seguro se llevaran bien.- Carlos se paró de la silla rápidamente antes de que su amiga cambiara de opinión. Su hija era tan contraria a lo que su amiga era, que sentía que estaba alterando el orden natural de las cosas a poner a esos dos seres a compartir, aunque obviamente su amiga conocía a su hija y a toda su familia, pero la había visto en contadas ocasiones. Carol era de las personas distantes, aunque siempre estuvo para los momentos importantes, aun cuando no estaba todos los días, él y su familia le debían tanto a ella que no sabían por dónde empezar a pagar todo lo que ella había hecho por ellos.-

Cuando Carol salió justo detrás de Carlos para encontrarse con la chica, se sorprendió de ver a una joven con un estilo totalmente rebelde, todo lo contrario a lo que se esperaba de la primogénita de su amigo, su amigo era un hombre de traje y corbata con estilo de hombre de los años cincuenta, organizado al punto de ser obsesivo, y la joven era una rebelde de sangre, el jean tenía huecos en las rodillas, los converse gritaban y suplicaban que dejaran de usarlos, la camisa roja resaltaba su color de piel blanca, el cabello lo tenía corto con unos mechones en la parte de adelante más largo, aún conservaba su color rubio y, sus ojos grises seguían igual de enérgicos. Carol se sorprendió de la imagen de la chica, aunque apenas tenía 20 años era una joven realmente hermosa, emanaba una energía embriagante propia de la juventud y se preguntó ¿qué había hecho para asustar a su padre?.-

Hola Julia ¿cómo estás? Tiempo sin verte.- la saludé acercándome a ella.- El color rojo de sus mejillas me dio ternura y a la vez un calor en mi pecho poco común en mí, arrugué mi entrecejo por la sensación nueva.-

Sabía que iría a esconderse detrás de ti, siempre te busca cuando empiezó a molestarlo.- respondió en tono agrio.-

Su papá iba a decir algo pero con un gesto se lo impedi, sabía que solo quería manipular a su padre, hacer que se sintiera mal para ella lograr lo que quería.-

Bueno tu padre me comentó que querías vivir sola, pero le da miedo, algo que apoyo. A mí también me daría miedo que mi hija se vaya a vivir sola en una ciudad tan peligrosa como está.- comenté cuando entramos a la oficina. Mi secretario estaba sorprendido por la visita y no me extrañaba, en los diez años que he estado aquí nunca nadie me había visitado.-

No soy una niña ya tengo 21 años, soy perfectamente capaz de cuidarme sola.- respondió segura.-

Eso no lo dudo pero estaremos más tranquilos así, pero si no quieres vivir conmigo puedo poner un batallón de mi gente a seguirte a todas partes y podrás vivir donde quieras.- me arriesgué apelando a su sentido de independencia y privacidad.

No hace falta eso, prefiero vivir contigo que con él.- dijo dándose la vuelta, pude observar desde mi puesto como se limpiaba una lágrima de su mejilla.-

Perfecto, entonces decidido de manera democrática, vivirás conmigo hasta que se considere necesario. Cuando lleguemos a casa te explicaré las normas, espero que las respetes. No tengo que explicarte mucho dado que me conoces, pero espero que entiendas por qué en mi caso hago todo esto.-  No quería sonar condescendiente con ella; ella inmediatamente supo que esta medida me tomó por sorpresa tanto a ella como a mi, aunque estoy segura que ella tuvo un poco más de tiempo para prepararse.-

Los dejé solos un momento para que hablaran, mientras que yo estaba hablando con mi asistente/secretario sobre cómo reprogramar todas mis reuniones ya que hoy no podía quedarme. Él estaba con humor extraño, pero siempre profesional - Ivan te explico mañana, en verdad no tengo paciencia para tus reclamos. Te explicaré por respeto, pero no porque tenga que hacerlo, tú estuviste claro en lo que yo quería y lo aceptaste, así que no quiero problemas.- Le dije al joven, aunque mis impulsos sexuales no eran muy frecuentes, había períodos que necesitaba la compañía de algún hombre para satisfacerlo, aunque casi nunca lo lograba, pero por lo menos lo intentaba, aun cuando en mi cabeza una voz gritaba “esto no es lo que quieres porque sigues negándote a vivir”.

Vamos, te mostraré tu nuevo hogar.- Nos dirigimos en silencio, no tenía nada que decirle y podía entender que ella estuviera molesta, yo todavía no sabía cómo equilibrar mi vida con su estadía en casa, lo único que esperaba era que su padre lograra conseguir la manera de comunicarse con ella.-

Cuando llegamos nos bajamos en silencio hasta que finalmente entramos a mi apartamento, era un pent house, de tres habitaciones, con terraza y áreas verdes mandadas a construir por mí, claro no era mucho, eran unos tres metros de grama y unas jardineras ubicadas en el borde de la terraza, en la pared izquierda a un costado, se podía disfrutar de una parrillera que nunca usaba y del lado derecho, se encontraban unas poltronas que utilizaba con mayor regularidad cuando quería pensar, al fondo había un pequeño jacuzzi suficientemente grande para dos personas adultas, el cual tenía el fin de conseguir que mis visitas se desvistieran mucho más rápido, aunque los hombres no tardaban por lo general en desvestirse.-

Julia, ésta será tu habitación, puedes tenerla como mejor te sientas con ella, pero por favor, nada de drogas, ni cigarros. Si no te gusta el color podemos salir a comprar lo que requieras y mañana se ambienta a tu gusto.- Dije mostrando una habitación bastante iluminada con baño propio, en la pared del fondo en sentido contrario a donde estaba la cama, había una ventana inmensa que ocupaba toda la pared, esta ventana la comunicaba con un pequeño balcón donde estaba una mesa redonda pequeña y dos sillas.-

La dejó en su cuarto para que se acomode y haga lo que quiera que vaya a hacer, pero cuando estoy llegando a la puerta la escucho decir “Carol, gracias por recibirme sin preguntar el motivo”

Siempre cuentas conmigo, toda tu familia cuenta conmigo, cuando quieras hablar de ello, estaré para escucharte, nunca fué mi intención molestarte con esto. conteste con una sonrisa de medio lado. Sentía un gran aprecio por ella y aunque tenía tiempo que no la veía hoy me había inspirado una ternura que hace años nadie me inspiraba.

Han pasado ya dos semanas desde que Julia se mudó conmigo, no es una mala inquilina, algo enérgica, pero yo soy proporcional a ella en lo inactiva cuando estoy en la casa.  Hoy me he retrasado bastante, la última reunión para trazar los lineamientos contra los ataques que hemos sufrido por la costa norte del país se extendió, sé que debo ir yo a investigar, no porque lo dicta el protocolo, sino porque lo siento como mi responsabilidad. En eso pensaba cuando finalmente abro la puerta de la casa y me sorprendo del delicioso aroma que sale de la cocina me dirijo sin pensarlo a allí para descubrir a Julia cocinando un pollo en una cama de vegetales, sin controlarme, abrí el horno robándome una rebanada de pimentón, llevándola a mi boca aún caliente, tan caliente que me quemé al morderla, causando una sonrisa tierna en Julia quien con cuidado, me limpió la comisura del labio donde se había derramado un poco del jugo de los vegetales. Sé que fue un gesto natural, no pensó en lo que yo podría pensar o sentir, pero me pareció tan sexy y dulce su gesto que mi cuerpo se tensó de expectación por ese simple roce. Se dio cuenta de la atmósfera que se había creado en la cocina al llenarse de energía y tensión sexual, “porque no te cambias mientras yo arreglo todo” me le quedé viendo a sus hermosos ojos azules, perdiéndome en ellos, sintiendo una necesidad inmensa de besarla, como si nuestros cuerpos fueras polos opuestos de un imán nos fuimos acercándonos hasta estar los suficientemente cerca como para sentir su calor, mi mano rozó su brazo derechos sintiendo su piel suave, embriagante, mis labios estaban casi rozando los suyos, cuando finalmente probé sus labios gemí de placer “lo siento” susurre separandome de ella.-

Me dirigí a mi cuarto a cambiarme para la cena, en verdad que lo que probé producto de mi robo, estaba realmente delicioso, así que cuando a los pocos minutos de estar en mi habitación me llamó para que fuera a comer, no lo dudé ni un minuto. La cena fue bastante agradable a pesar del momento tenso de antes, una conversación ligera,  divertida y que nos relajó por completo.

Bueno Julia, gracias por la cena estaba deliciosa pero debo salir.- dije con tristeza aunque no quería salir debía verme con Alfredo pues estaba un poco incómodo con la situación y no quería que se sintiera peor.-

Esta bien, tranquila, cuídate.- Su tono de voz triste me hizo entrecerrar los ojos.-

Estás bien Julia, en verdad lo siento por lo de la cocina, no volverá a suceder. Su rostro se volvió rojo pero no dijo nada, solo negó con la cabeza.-

Esta bien como quieras, sabes mi número, llama si necesitas algo ¿Seguro estás bien?- Volví a preguntar antes de salir de la casa.-

si estoy bien tranquila.- Respondió

Hola Alfredo ¿cómo estás? Lo saludé dándole un beso suave en los labios, aunque sabía que no era el hombre de mi vida, era una excelente persona y un gran amigo, así que aunque estaba clara que no lo amaba, si lo quería mucho.-

Bien linda ¿y tú?.- respondió intensificando el beso, sentí como sus manos tomaron mi cintura y me pegaban más a él, no íbamos a hablar mucho, por el beso sé lo que quiso decir con “necesitamos hablar”. Me dejé hacer por él, dejé que tomara el control de la situación conduciéndome a la recamara, quitó mi blusa para seguir con el pantalón, disfrutando de la vista de mi cuerpo blanco y definido por el ejercicio. Tenía ropa interior de seda elástica color verde esmeralda, su color favorito, inmediatamente me quitó el sujetador y comenzó a acariciar de manera delicada uno de mis senos, sus dedos delicados acariciando mi pezón derecho mientras su boca jugaba con mi pezón izquierdo. Comencé a gemir sin poder controlarlo, él sabía cómo tocarme para que mi cuerpo respondiera a él, me gustaba su rudeza y lo delicado que podía ser al mismo tiempo.

Me separé un poco de él para comenzar a desvestirlo y deleitarme con su cuerpo. Era un subordinado, nos conocimos cuando me tocó entrenarlo, así que me esmeré en hacer que tuviera un cuerpo de envidia con el cual deleitarme, aunque al principio no estaba segura de si lo podría lograr. Besé cada uno de los cuadritos de su six pack, luego quitándole su jean y su bóxer juntos, jugué con su miembro ya erecto, era grande y algo venoso, pero muy delicioso. Besé su glande deleitándome de su sabor para luego,  introducirlo en mi boca chupándolo, rodeándolo con mi lengua, jugando con él presionándolo con mis labios para volver a chuparlo como si fuera un helado. Sentí como su miembro se volvía más duro y como sus piernas empezaron a temblar y antes de que pudiera protestar, apreté con mi mano la base de su pene, me separé de él “Respira que hoy probaré algo que estoy segura te encantará”. Hice que apoyara sus manos en la cama y mi cabeza reposando en la cama mientras él embestía con fuerza su pene en mi boca, con mis jugos moje mi dedo índice y comencé lentamente a jugar en su ano con cuidado, no quería que se arrepintiera y se echara para atrás. Presioné un poco introduciendo la punta de mi dedo, escuché su gemido con una liga de dolor y placer, su pene creció aún más si podía y aunque me dolía la boca de abrirla para que entrara todos sus 18 cm, lo comencé a chupar con fuerza apretándolo cuando lo retiraba y empujaba mi dedo más adentro en su ano. No pasó mucho tiempo antes de sentir que empujó su pene aun más adentro dándome arcadas que me costaron controlar y sentí como su pene explotó en mi boca.  Se tiró en la cama respirando forzadamente, me excitaba saber que tenía el control hasta cierto punto de su cuerpo, me monté sobre él, rozando mi sexo sobre su pene semi erecto, simplemente para torturarlo, mientras con mis manos sostenía sobre su cabeza sus manos, comenzó a besarme mordiendo mis labios, luego chupando mi cuello, sabía que mañana tendría que ingeniármelas para tapar el chupón que seguro me dejaría solo para satisfacer su ego.-

Comencé a moverme con más fuerza, moviendo mis caderas en todos los sentidos mientras que le decía palabras soeces en el oído excitándolo y llevándolo al límite, cuando sentí que levantó sus caderas y me penetró con fuerza grité, un grito lleno de placer con un poco de dolor, el se dio la vuelta quedando sobre mí, sabía que quería poseerme y comenzó a penetrarme en ese ritmo que tanto me encanta, lento y profundo, sintiendo como su pene invadía todo mi interior. Paró unos segundos colocando mis piernas en sus hombros para penetrarme con fuerza, me gustaba y él lo sabía, sabía que esa era la manera más rápida de llevarme al orgasmo, mis manos jugaban con mis senos, sentí como su pene creció poniéndose más duro y apreté mis músculos vaginales provocando que el orgasmo nos invadiera a ambos al mismo tiempo, transportándonos a un delicioso estado de relajación, aunque mi cuerpo pedía, sabía que debía dejarlo descansar para poder lograr que hiciera lo que yo quería. Estábamos acostados cada uno en su lado de la cama, cuando empiezo nuevamente a besar su pene flácido, cuando está semi erecto, mi celular suena, lo dejo sonar sin importarme realmente quien era pero cuando suena una tercera vez, decido que lo mejor es que atienda.-

Aló ¿quién es?.- Contesté en tono brusco por la interrupción.-

Carol, soy Julia, es que estamos sin energía, sé que es tonto y suena infantil pero realmente le tengo miedo a la oscuridad ¿podrías venir?.- comentó Julia con la voz temblorosa.-

Respirando hondo contesté - Voy en camino. Métete en mi cuarto y busca debajo de la cama, hay una lámpara de emergencia que te ayudará mientras llego.- Antes de trancar escuché como trataba de luchar con las ganas de llorar, escuchar eso fue suficiente para hacerme saber que debía regresar a casa.-

Lo siento me debo ir.- dije dándole un beso a Alfredo para comenzar a vestirme.-

¿Cómo? ¿Me dejarás así? No puedes hacerlo, aun tengo ganas.- respondió algo frustrado.-

Lo se, yo también pero debo irme lo siento.- Dije saliendo de la habitación para buscar el resto de mis cosas. Salí de la habitación antes de que se volviera una discusión fuera de control, era solo sexo él lo sabe, no sé por qué tiene que tratar de convertirlo en algo más, no me sentía bien completamente con él ni con el sexo con los hombres pero era lo más seguro. Llegué antes de darme cuenta a la casa, todo el camino iba pensando en que tal vez la relación con Alfredo deba terminar, me gustaba porque era fácil, él era un chico dócil que hacía lo que yo quería, pero no entiende que es solo sexo de desahogo, unos cuantos encuentros al mes y listo. Entré a la casa buscando a Julia directo en la habitación.-

¿Julia cómo estás?.- pregunté acercándome a ella con cuidado.-

Ella al escucharme se colocó de rodilla en la cama y me abrazó pasando sus brazos por mi cuello, yo la abracé pasando mis brazos por la espalda, tratando de entender por qué lloraba. No pregunté qué sucedía, la empujé con delicadeza para que se acostara en la cama mientras yo me quitaba los zapatos para acostarme también, ella inmediatamente  apoyó su cabeza en mi hombro y montó una pierna sobre mí, descansando medio cuerpo de ella sobre el mío, me sorprendió lo cómoda que resultaba la posición.-

No sé a qué hora regresó la luz, me desperté con el sonido del despertador a lo lejos y cuando me moví para apagarlo, me doy cuenta que me había puesto sobre Julia apoyando totalmente mi cuerpo sobre ella. Ella me veía con un brillo extraño en los ojos y sus manos estaban en mi cadera, nos quedamos unos segundos viéndonos y poco a poco mi boca se fue acercando a la suya, pero justo cuando estábamos a escasos centímetros de besarnos sonó el timbre de la casa, me paré como un relámpago separándome de ella, salí técnicamente huyendo de la habitación, abrí la puerta y me sorprendió ver a Carlos ahí.

Hola Carlos ¿qué pasó?- Pregunté un tanto nerviosa.-

¿Cómo estás Carol? siempre directa al grano.- Sonrió.- Vine a visitar a mi hija, ayer se fue la luz y se pone algo nerviosa, espero que no te haya ocasionado problemas.- comentó pasando para sentarse en la sala.-

No para nada, solo interrumpió algo con Alfredo pero ya se le pasará.- Carlos sabía de todas mis aventuras sexuales y mi debilidad por los hombres más jóvenes, siempre me decía que tenía que sentar cabeza, que no podía seguir perdiendo el tiempo, que ya debía formar mi familia.-

¿Dejaste a Alfredo o Alfredo está aquí?- preguntó curioso.-

Sabes que nunca los traigo a casa, además no es serio, es solo sexo lo sabes, no me hagas decirlo en voz alta. Julia me llamó avisándome que se había ido la luz y lo nerviosa que estaba, así que no podía dejarla sola.- Respondí poniéndome roja de repente.- ¿quieres café?.-  Complementé antes que él pudiera decir algo más.-

Carol sabes que serías una excelente madre, no te vas a parecer en nada a tu mamá, ¿Lo sabes verdad? Podrías intentarlo de nuevo Carolina, no tienes que seguir culpándote- me abrazó antes de que yo pudiera responder. Lo abracé también y sin darme cuenta, unas cuantas lágrimas se derramaron por mis mejillas.-

Siento interrumpir la escena de amor.- el tono de voz de Julia era serio y una vena se marcaba en su frente, era primera vez que la veía así en todo el tiempo que la conozco.-

Me di la vuelta antes que ella pudiera ver que había llorado, ¿quieres café Julia?.- le pregunté dirigiéndole una mirada insegura, mi voz sonó algo ronca y mis ojos estaban aún algo llorosos.-

Sí gracias.- Respondió ella levantando una ceja cuando nuestras miradas se cruzaron, inmediatamente desvié mi mirada. Les serví el café y los dejé solos para que hablaran, yo debía ir a la oficina y ya iba retrasada.-

Cuando llegué a la oficina estaba hecha un caos; no era un caos por la actividad errática anómala de los funcionarios. Continúo a mi oficina a esperar que me informen qué sucede, no puedo aparecer así por así solamente porque sería una intromisión a los deberes de mis compañeros, por lo que lo mejor es esperar. No pasó mucho tiempo para que mi compañero de división pidiera hablar conmigo, luego de explicarme todo lo que sucedía me dio un sobre, sabía que estábamos frente a un problema de Estado, ya que es lo único que hace que todo lo que se diga o haga se convierta en confidencial. Perdí la noción del tiempo, las investigaciones no avanzaban y eso me estaba frustrando, se que teníamos que actuar rápido pero con mucha cautela, no queríamos que supieran que sabíamos de ellos y convertirnos en un país en ruinas como había pasado con varios países de Europa. A las nueve de la noche decido irme a la casa, ya no se podía hacer mucho más, mañana comenzaríamos con el proceso de infiltración de los funcionarios en la célula del grupo madre.

Entré a la casa y noto que todo está tranquilo, algo sorprendentemente extraño porque Julia generalmente suele estar activa haciendo algo en la computadora portátil. Dirijo mis pasos a la habitación sorprendiéndome de los gemidos que escucho en la suya, me sonreí imaginándola tocándose. Un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo, el calor que tomó mi entrepierna me sorprendió, tenía muchos años que no sentía esa necesidad casi animal de estar con alguién  y el hecho de que haya sido por escuchar a la joven que fácilmente podría ser mi hija me asusto mucho; una cosa era estar con hombres menores pero estar con la hija de mi mejor amigo era traspasar la línea de lo aceptable, aunque el besarla y desearla ya de por sí era una violación al código de amistad.-

* *  * *

“No puedo creer que mi padre me haya mandado con una niñera, es insólito” pensé cuando estaba entrando al complejo militar donde mi papá me había citado, llegué al edificio y quedé sorprendida del ambiente de poder que estaba en ese piso, me sentí insegura de estar rodeada de tantas personas con uniforme. Estaba tratando de controlar mis nervios por toda la disciplina que había en la sala.-

Cuando vi a la  mujer que salió de las puertas dobles de madera maciza que se encontraban justo al frente del ascensor, estaba vestida con una falda negra y chaqueta, un traje femenino militar, pero quedé impresionada con la fuerza que emanaba de ella, todos los hombres y mujeres que estaban pasando voltearon a verla, ella sonrió y dirigió su mirada a mi, sentí como si fuera la única mujer de la sala, vi el cambio de azul claro a un azul intenso, su cara se contrajo para luego relajarse y sonreírme con una dulzura que recordaba de pequeña.

Estaba perdida en sus ojos hasta que me dijo que ahora viviría con ella, se me ocurrieron varias tantas cosas que hacer con ella en su casa que el calor en mi entrepierna creció. Traté de alejar esos pensamientos de mi cabeza, ella era la mejor amiga de mi padre, sabía que si intentaba algo con ella mis padres me matarían y finalmente estaba el hecho que no sabía nada de su vida privada, podría ser gay o ser la mujer más heterosexual del planeta pero definitivamente me encantaría estar en sus brazos y ser objeto de toda esa energía que gritaban sus ojos.-

Ya tengo un mes viviendo con Carol, hoy se fue la luz y me da pavor, me recuerda la vez que me quedé encerrada en un ascensor toda la noche porque hubo un corte de luz, desde esa vez quedé aterrada de estar sola sin luz, claro apenas tenía unos quince años pero es algo que no he podido superar.-

La llamé pidiéndole que por favor regresará antes de que el pánico me controlara, me sorprendió que llegara tan rápido, cuando la vi parada justo a un lado de la cama me tiré a sus brazos sintiendo su cuerpo fuerte abrazarme, nos quedamos dormida ella abrazándome y yo apoyando la mitad de mi cuerpo sobre el suyo; sentir sus brazos rodeando mi cuerpo me hizo sentir tan segura, su olor dulce me hacía sentir de una forma totalmente nueva, inexplicable como sí estuviera destinada a estar en sus brazos.

Nos despertamos con el sonido del despertador y ella se giró colocándose sobre mí, me excité sin poder controlarme como una adolescente sin experiencia cuando sentí que su pierna se ubicó entre mis piernas, pude ver de nuevo ese fuego en su mirada que me quemó, y mi vientre se contrajo de expectación. Por un momento me imaginé besándola, probando sus labios, acariciando su cuerpo, tocando sus senos, nos quedamos en silencio viéndonos a los ojos mutuamente, para ese momento ya yo tenía más que claro que me estaba enamorando de ella, me gustaba, me gustaba su energía magnética, la dulzura con la que me trataba, el hecho que su mirada me hablará, una vez que veía sus hermosos ojos color marrón me perdía en ellos, con esa mezcla entre miedo, deseo y energía que la hacía inexplicable; cuando siento que finalmente mis labios van a rozar los suyos suena el timbre de la casa, ambas nos separamos algo alteradas por la tensión  que existió entre las dos, sé que ella sintió el calor que de repente surgió entre nosotras pero no dijo nada.-

Cuando salgo a ver quien era la persona que había tocado el timbre me sorprendo de ver a mi padre abrazándola a ella, por un momento me dieron celos, pero ¿por qué?,  no lo sé o mejor dicho aunque ya le estaba dando vueltas a esa idea desde hace tiempo no estaba lista para admitir que a lo mejor todo lo que mi mamá gritaba era cierto y ella era la amante de mi padre; se que por un beso no la convierte en mi pareja o algo por el estilo, pero el hecho de que nos hayamos besado en una oportunidad y hace unos minutos casi vuelve a ocurrir me da una idea de que tal vez es bisexual no elimina el hecho de que es amiga de mi familia desde hace años y por lo tanto una mujer prohibida. Observó cómo se limpia una lágrima de su cara, levantó una ceja intrigada por su conducta, pero ella solo sonríe tratando de calmarme, pero al observar su mirada confundida me encogió el corazón, en este tiempo que hemos estado viviendo juntas he llegado a conocerla a reconocer su mirada triste detrás de una sonrisa o el hecho de que por segundos su mirada se pierda mirando al vacío.

Dime padre ¿Qué te trae por aquí?.- Pregunté en tono fuerte, más fuerte de lo que había pensado utilizar, al final el no tenía la culpa de mis sentimientos hacía su amiga.-

Hija no estés molesta conmigo, tu sabes que no puedo hacer mucho, era la hija de la amiga de tu mamá y tu mamá está muy pendiente de lo que dirán hija debes entenderla, yo no opino sobre tu vida privada pero, tu mamá es distinta para ella es importante vivir como ella cree que se debe.- dijo su papá en tono conciliador.-

Si, si, si y yo debo entenderla pero ella no puede entenderme a mí, era mi pareja o bueno algo parecido y ella simplemente me ocultó que mi pareja se iba a casar con mi primo, ¡ustedes lo sabían! esto es ridículo en verdad, no entiendo por qué me esfuerzo con ella papá, ella desde que se enteró que soy lesbiana no me acepta me tolera porque sabe que no puede rechazarme abiertamente por ti pero no porque me entienda.- dije sentándome frustrada en el sofá.-

No digas eso hija tu sabes que tu mamá te quiere a su manera lo hace, esa chica no te merecía.- Dijo su padre con cariño. ¿Cómo te va viviendo con Carolina?.- Preguntó cambiando de tema.

Un rojo brillante se extendió por mi cara y me quede sin palabras por unos segundos hasta que con un poco de esfuerzo pude responderle “bien, aun acostumbrándonos a esto de convivir” recordé la escena de la mañana y el tirón de excitación que sentí en mi entrepierna al recordar el cuerpo firme y duro de Carolina, cómo el muslo chocó contra mi entrepierna en la mañana haciendo que me excitara de forma automática, los senos grandes de ella, sus brazos fuertes que la sostenían sobre ella, todo el cuerpo de Carolina invitaba a tocarlo y recorrerlo con cuidado, lujuria y perderse entre sus piernas.- Recordé que mi padre aún estaba ahí conmigo y volví a la realidad.-

Padre bien, durante este tiempo nos hemos ido conociendo, es una buena persona y muy dulce, ¿sabes que hace dos noches me trajo de cena comida china deliciosa?.- El rubor volvió a mi al recordar ese miércoles que ella llegó con la cena, le había dicho que me sentía un poco mal, estaba de mal humor algo deprimida había tenido varios problemas en la universidad y llegue a casa con un humor super bajo.

Hola Julia ¿cómo te sientes? Mira te traje comida china, me imaginé que te gustaban los vegetales así que traje una serie de ellos, tallarines, vegetales con pollo, arroz clásico, arroz especial  y cantonés ... tienes para escoger.-

No tenías que molestarte Carolina, yo me podía cocinar cualquier cosa.- Respondí con algo de pena.-

No es ninguna molestia, además con la caída que te diste en clase no deberías esforzarte mucho, tus compañeros me dijeron que te golpeaste la espalda. Si quieres después que comamos y te bañes te pongo una crema que ayuda con los golpes, aunque arde mucho ¿aguantarás?.- comentó en tono de broma.-

Gracias Caro, eres muy linda.- dije sin pensarlo, pero pude observar cómo se tensó y su cuerpo se puso firme.- Lo siento no quise incomodarte.- completé al ver su reacción.-

Ella tomó un poco de agua antes de contestarme “no me incomodas Julia, sólo que no estoy acostumbrada a esto” se paró de la silla y se dirigió al cuarto; había pasado  unos diez minutos cuando me indicó que regresaba a la oficina porque tenía que adelantar trabajo.-

Me quedé pensando, ella por un lado podía ser tan dulce pero por el otro se comportaba como una insensible autómata me sacaba de quicio, aunque igual siempre trataba de colaborar lo máximo en la casa,  siempre le dejaba el desayuno listo con una nota pegada a la cafetera o en el microondas, la nota decía “ya me he ido, espero que tengas un excelente día”, no se que pensaba de eso, pero como a la semana de estar haciéndolo noto en mi cuarto un pequeño taco de notas autoadhesivas eran cuadradas de colores amarillo, rojo brillante, verde y un fucsia bastante escandaloso, detrás del blog estaba firmado con una nota en forma de buque que decía “no quiero que te quedes sin post it para mis desayunos, gracias son muy ricos”.-

Así fueron pasando las semanas y nos comunicábamos a través de notas las mías de manera natural eran más dulces las suyas generalmente eran bastantes inexpresivas, había descubierto recientemente que cuando una nota la sonrojaba la letra se hacía más chiquita. últimamente había tenido mas valor y en las notas de forma muy sutil le hacía saber que ella me gustaba, se que estaba jugando con fuego pero no podia controlarme necesitaba estar con ella y no solo sexualmente necesitaba estar con ella en todos los sentidos.-

Hija te conozco sé que la chica no era tan importante que lo que te molestó fue tu madre pero ella es tu mamá y debemos quererla así, con Carolina por favor no le des dolores de cabeza, sé que ella trata de ser responsable de ti por mí, no vayas a hacer nada que pueda perjudicarla.- dijo el padre tratando de que Julia entendiera que su comportamiento debía ser intachable por el bien de la carrera de su amiga. Estoy hablando con tu madre para comprarte un apartamento, ahí podrás ser libre y ella no tendrá que aguantar a tus amigas.- comentó con una sonrisa. ese fue  el alegato que usó para venderle la idea a su esposa.-

Eran las once de la noche cuando Julia escuchó la puerta de la casa se paró para verla, habían estado distante desde la visita de su padre y ya no quería seguir así, sabía que tenía sentimientos hacia a ella o al menos creía causarle cierta curiosidad no podían seguir evitándose y comportándose como adolescentes. “hola Carolina ¿cómo te fue hoy?” - le pregunté preocupada. Su rostro lucia gris, sus ojos estaban algo desubicados y su paso vacilante me alertó. ¿Te sientes bien? pregunté acercándome a ella.-

No me respondió, sólo se sentó en el sofá. Se notaba realmente agotada, me coloqué detrás de ella, comencé a hacerle un masaje en los hombros sorprendiéndome de lo duro que tenía sus músculos, “siéntate Julia “ me senté a su lado aun preocupada por su cara.-

Carol habla conmigo, tenemos cinco meses viviendo juntas, hemos pasado muchas cosas, habla conmigo.- Dije realmente preocupada, nunca la había visto llegar tan cansada y en ese estado.

No sé qué está pasando conmigo, me siento agotada, este problema en la oficina me tiene algo desubicada, hoy en unos ejercicios de entrenamiento deje que un novato me pateara en la costilla se que no me lastimó mucho, seguro un hematoma nada más pero pudo haber sido peor.-

Yo sé que el hecho de las notas, la vez que se colocó sobre mí en la cama  y la creciente tensión sexual que se generaba cuando estábamos a solas la estaba afectando, sé que su sentido del deber con mi papá la hacía sentir mal, como si estuviera fallándole. Me le quedé viendo a los ojos vi la tormenta que crecía en su ser, mi corazón se encogió con su pesar sin controlarme me acerqué a ella con delicadeza y lentamente la besé, apenas rozando sus labios.

No te alejes de mi Carolina ya hemos pasado por esto antes dame una oportunidad, vamos date la oportunidad.- Dije suplicante, durante días habíamos estado en un ir y venir de emociones, cuando sentía que por fin se daría la oportunidad de aceptar intentarlo conmigo ella retrocedía; había algo que la hacía parar al momento de plantearse lo que sucedía como algo más que unos simples besos a veces pensaba que era por mi papá, pero luego me despertaba con los gritos de sus pesadillas y me preguntaba ¿Qué estaba pasando por su cabeza?.- Me acerqué a ella, colocando mi frente contra su frente, la besé con cuidado temblando internamente por temor a que volviera a huir de mí, me sorprendí mucho de que me respondiera el beso y mucho más, lo que me dijo cuando se dio cuenta que se había dejado llevar y estaba sobre mí besándome “ No quiero que te pase lo mismo que a ella, no soy buena para ti”.- Dijo agonizantemente, se separó de mí y salió de la casa.

Me quedé frustrada en el sofá teníamos casi un mes con estos mismos episodios ella correspondía mis besos, mis caricias pero de repente salía huyendo espantada. Cuando regresaba, trataba de hablar con ella, pero era imposible actuaba como si nada sucediera, yo me sentía impotente porque muchas veces ella no regresaba hasta el día siguiente, seguramente por haberse ido con algún amigo de cama. De esos ella tiene muchos, algo que me hacía sentir muchos celos, nunca he sido una persona celosa pero ella hacía que los sintiera.- Me quedé esperándola en el sofá hasta que casi amaneció, me rendí ya sabía que no aparcería por el resto del día.

Manuela no se que hacer en verdad creo que me volverá loca, hay momentos en que se deja llevar por lo que siente pero luego me mira con esa cara de miedo que me parte el corazón.- mi mirada estaba fija en la taza de café Cappuccino que me había entregado la joven que atendía el pequeño café italiano ubicado a unas tres cuadras de la universidad, siempre íbamos a ahí cuando queríamos hablar pero no podíamos alejarnos por mucho tiempo de la universidad.

No sé porque sigues empeñada en ella no es tu manera de actuar, no es que te haga falta eso es más, siempre te han gustado las chicas que acuden a ti y aceptan tu cláusulas de “sin compromiso” ¿por qué cambió eso? ¿No crees que se detenga porque es amiga de tu papá? Tú misma has dicho que es una versión heterosexual de ti, claro con más carácter y un toque endemoniadamente sexy.- Respondió su amiga notando como la camarera que hace unos minutos las había atendido, veía con detenimiento a Julia.- Sabes, no sé cómo haces para volver locas a las mujeres con un simple hola.- completó notando el hambre sexual en la mirada de la joven camarera, no estaba mal era morena, delgada con un tatuaje que se se veia por debajo de su manga, su estilo de vestir algo roquero aun con el uniforme de pantalon caqui y franela verde se notaba que cuando se vestía era con un estilo salvaje.-

Julia y Manuela habían sido amigas desde que tenían memoria eran como el blanco y el negro, Manuela una heterosexual empedernida adoraba todo lo que era tener sexo con un hombre y Julia, lesbiana declarada desde que tenía uso de razón pero por algún sentido irónico del destino, se habían convertido en amigas inseparables. Manuela de piel morena, pasada de peso ligeramente, el cabello negro azabache, con un ojo marrón y otro gris, le daba un toque exótico. Durante años Manuela se había sentido un mutante por el color de sus ojos, hasta que entendió que era algo muy llamativo: Había estado ahí para Julia más veces de las que podía recordar y Julia la había ayudado a superar el hecho de enterarse que era adoptada cuando se enteró odió al mundo, odió a su mamá, pero luego comprendió y agradeció haber caído en una familia que la quería y la trataba sin diferencias aun y cuando tenían tres hijos de sangre, para todos ella era una más de la familia.- Julia le hizo entender eso, llevándola a albergues donde había jóvenes que nunca fueron adoptados luchando por sobrevivir un día a la vez, tratando de no perderse en ese mundo de indolencia, carencias y burocracia que se convierten los albergues. Desde esa vez, ambas iban una vez al mes a colaborar con un albergue, le llevaban ropa, comida y un poco de apoyo a los más jóvenes.-

No se que me pasa con ella Manuela pero en verdad siento esta necesidad de estar con ella, tanto así que por momentos, he dejado de fijarme en otras mujeres, ella no sé, me hace sentir tan única claro cuando no está huyendo de mí.- Respondí tristemente

Dices que no habla mucho de su pasado ¿no? A lo mejor quedó traumatizada por algo que vivió y por eso se niega. Me dices que responde a tus caricias, puede ser que no seas su única mujer, pero que la última que estuvo con ella la haya marcado.- comentó distraídamente Manuela, ya que estaba concentrada haciéndole ojitos a un joven que llegó a la cafetería y que estaba viéndola sin discreción alguna.-

Me despedí de mi amiga pensando en todo lo que dijo, podría ser eso. Llegué a la casa pensando en mil motivos que le den sentido a la negativa de Carolina de darse una oportunidad si no es conmigo con otra persona, pero no es justo que siga escondida en su juego de solo “es sexo”. Me esforcé por dejar de pensar en ella, tenía unos trabajos de la universidad que entregar mañana y si raspaba una materia, me iba a ver en problemas porque ahí si mi mamá diría que ando en malos pasos. ¡Ahh! no pueden entender que no soy una niña.

Ivan te he dicho mil veces que no puedes dejarme papeles aquí con una nota simplemente, tú has visto la cantidad de papeles que tengo, ese puto papelito amarillo se pierde en este mar.- Grité fúrica y frustrada por lo que estaba pasando con Julia y con la idea cada día más cercana, de que tenía que ir a alta mar a investigar la desaparición de dos submarinos y toda su tripulación.-

Sí Jefa, porque no sale un momento y cuando llegue yo tendré todo organizado.- respondió en tono conciliador.-

Arrugando la piel de mi frente lo vi con severidad, déjalo por hoy Iván son las siete de la noche y debo ir a casa mañana me indicas sino sácale una copia y me lo das, deja un hueco en la agenda por si debo viajar para final de semana.-

Sí señora.-  respondió sabiamente haciendo el saludo militar clásico. Respondí el saludo observando cómo salía de la oficina con una calma que estaba muy lejana a sentir, recogí todas mis cosas sintiéndome emocional y físicamente agotada, las noches eran un suplicio las pesadillas eran cada vez peor, pensé que había enterrado ese desastre.- Me quedé congelada viendo como si fuera una película  la vez que la vi por primera vez, estaba  de vacaciones en la escuela militar apenas diecinueve años, no tenía mi uniforme pero mi comportamiento era de militar, ella me sonrió cuando la saludé para realizar mi pedido, estaba cubriendo el turno a una amiga, eso me lo dijo horas más tarde, era la tienda de su mamá.

Me llamo Maite.- dijo presentándose.-

Yo Carolina.- Respondí sintiendo como mi rostro se volvía rojo.

Capitana tiene una llamada por la línea dos.- me interrumpe Iván.-

Buenas noches Capitana efe al habla.- Contesté duramente

Hija, tu padre acaba de morir, el velorio es mañana a partir de las 10 de la mañana me gustaría poder verte.- Dijo la mujer con voz insegura al otro lado de la línea.-

Yo no pude contestar nada, me quedé segundos o minutos en silencio, recordando rápidamente porque estábamos en esta situación, tranqué el teléfono con calma sin responder a la mujer al otro extremo de la línea, sentía que estaba viendo todo en tercera persona. No sé cómo llegué hasta la casa, apenas pude caminar hasta el sofá antes de caer como autómata viendo a la nada sin hablar.-  

Mi cabeza era un mar de confusiones ¿cómo podía ser tan tonta? luego de veinte años yo todavía me sentía mal por él, luego de todo lo que me hizo. Me senté ida en el sofá de la casa, absorta en mis pensamientos, no sé en qué momento lloré, tenía tantos años que no pensaba en eso, por unos minutos me di la oportunidad de pensar, de imaginarme cómo sería mi hija, cómo sería mi vida si mi padre no me hubiese sacado así esa noche tal vez… Dejé un momento la cabeza en blanco tratando de revivir los buenos momentos con mi padre, pero me costaba conseguir alguno que no estuviera ligado a un sentimiento triste, o algún acto violento o controlador de su parte.- La imagen de mi hija  me atormentaba, no tenía cara obviamente, pero la figura algo difusa corría en los parques, en la yerba o simplemente me daba un abrazo. El día que mi padre vino llegó a mi mente atemorizándome, recordé cada una de sus palabras “Carolina ¿Cómo que estás embarazada?.- Gritó fúrico cuando entró a la casa.-

“cálmate padre estás muy alterado, no quiero problemas con los vecinos”.- respondí levantando las manos para tratar de calmarlo.-

“¿cómo quieres que me calme, si me entero que mi hija esta embarazada y para completar viviendo con una mujer? Escúchame bien no permitiré que traigas un hijo para criarlo con esa degenerada que te pervirtió y te alejó del camino de Dios”. Exclamó cada vez más molesto.-

“No es tu problema con quien yo arme mi familia y sí, estoy embarazada y lo tendré con ella, seremos una familia te guste o no”.-  Grité molesta.-

No me dio tiempo de protegerme solo sentí su golpe en mi cara, por unos segundos quedé desubicada por la fuerza con la que me había golpeado, cuando me ubiqué, él estaba parado frente a mí observándome con asco, me señaló con su mano y con todo lo que tenía albergado dentro de él me gritó “no lo tendrás Carolina, no permitiré que manches el nombre de mi familia”.- Salió de la casa azotando la puerta, quedé sentada en el piso aturdida por lo que había pasado..”

¿Carolina estas bien? ¿Cariño? Escucho a lo lejos, cuando vuelvo a la realidad, observo a Julia arrodillada entre mis piernas, parecía realmente asustada.-

La observé en silencio unos instantes incapaz de reaccionar, de manifestar todo lo que estaba sucediendo en mi mente, comprendí en ese momento que por un lado finalmente era libre, el hombre que hace cuarenta años me había dado la vida ahora yacía muerto en el nicho familiar, comprendí igualmente que estoy realmente sola. Supe, sentí y comprendí la magnitud del daño que me había hecho mi padre. Con mi mano temblorosa acaricié la mejilla izquierda de Julia, perdiéndome en la dulzura que reflejaba su mirada azul, podía finalmente amar sin  miedo que mi padre le hiciera daño.-

Ella no dijo nada, se acercó a mí y muy lentamente con cuidado, como si tuviera miedo de hacerme daño, me besó la frente con cuidado, tratando de consolarme en ese simple gesto; sentí el calor de sus labios y en todo mi cuerpo se extendió un escalofrío “Vamos a acostarte cariño” dijo ayudándome a parar, pase mis brazos por el alrededor de su cuello y la abrace atrayéndola a mí ella se sento en mis piernas compartiendo el abrazo, me deje llevar por la sensación de seguridad que sentía en sus brazos.-

Me desvistió con cuidado, preparó el baño y me ayudó a meterme en la bañera, yo la seguía como autómata, ella se metió en la bañera conmigo, rodeándome con sus brazos, apoyé la cabeza en su hombro, dejándome llevar por sus cuidados.-

No sé cuánto tiempo pasamos en la bañera, sentía todo mi cuerpo en una neblina que me impedía comunicarme con el mundo exterior completamente pero sentir sus brazos y sus caricias me calmaba. Me acostó en la cama y cuando se iba a ir le dije con voz quebrada “por favor no me dejes”.

“No me iré cariño”.- respondió metiéndose en la cama conmigo abrazándome.-

Sus brazos fueron un bálsamo para mi mente tormentosa. Hicieron que aunque fuese por unos minutos, dejara de pensar en mi padre y en lo sucedido años atrás. Pude sentir la calidez de su piel, su suavidad y la ternura con la que me arropaba en su abrazo protector. Sentí su caricia tranquilizadora en mi espalda y sus besos en mi cabeza intentando darme consuelo aunque ignoraba la razón de mi estado. Debía decirle, no podía seguir haciéndola a un lado sin explicarle la razón; debía saber que no era un capricho para mí. Debía saber que más allá de lo complicado que podía ser por el vínculo que me unía a su padre, estaba el terror que me embargaba al pensar en dejarme llevar por ese sentimiento que había nacido durante estos meses y que hoy, justo entre sus brazos, ya no lo podía seguir negando. La amaba. Amaba a esa pequeña. Amaba todo de ella y ya no quería dejarla ir. Quería dejarla entrar y que me llenara de su ternura, de su energía, de sus ganas de vivir. Esas ganas que murieron cuando mi hijo falleció. Quería que me enseñara a amar de esa manera desenfrenada, sin prejuicios y sin barreras. Un amor donde sólo existiéramos ella y yo y donde el mundo exterior, sólo nos sirviera de telón para nuestra amor. Simplemente quería amarla y ahora no había nada que pudiera evitar que la ame.

Mi padre falleció.- dije al fin con voz un poco más ronca de lo normal.

¿Qué? - preguntó sorprendida.

Mi madre me llamó avisándome.

¡Oh cariño, cuánto lo siento! - ajustó su abrazo para apretarme más hacia ella.

La verdad es ... que no sé qué sentir al respecto.- le confesé _ No sé si me entristece o si ... - me cohibí de terminar la oración pues no quería parecer insensible ante ella.

¿Qué cariño? Habla conmigo _ la instó _ Puedes contarme lo que sea. Julia intuía que algo muy malo le debía haber pasado para sentir esa confusión ante la muerte de su padre, pero fuese lo que fuese, quería estar allí para ella. Quería hacerle sentir que podía contar con ella y la apoyaría en todo lo que necesitara. Sabía que era una niña aún y que no tenía nada más allá de su amor para ofrecer, pero no por ello renunciaría sin luchar. Por primera vez, sentía que estaba enamorada y haría todo lo que estuviese en sus manos para ganarse el amor de Carolina.

Me hizo mucho daño Julia; hizo algo que aún hoy no le puedo perdonar _ Dijo con la voz quebrada. Respiró hondo para disminuir el nudo en su garganta y así tomar valor para contarle el horror que vivió. Esa tormenta en la que se convirtió su vida cuando su padre se enteró de su relación, con quien era el amor de su vida en ese entonces y el abismo en el que cayó cuando perdió a su bebé.

Cuando tenía un par de años más que tú, conocí a una chica que me cautivó desde el mismo momento en que la vi, sus ojos fueron mi perdición y no tuve oportunidad de escapar _ hice una pausa recordando ese momento embarazoso en el que me había quedado embobada viéndola con el dinero en la mano. Sonreí al recrear su sonrisa tierna. - Era un ángel, yo estaba de vacaciones y ella también; sólo que atendía la tienda de su madre para ayudarla en esos días de temporada alta. Sin explicarnos el por qué conectamos de inmediato, pero no fue sino hasta el día siguiente que volví a su tienda y le dije para vernos fuera y pasar el rato. Así lo hicimos, salimos y la pasamos genial ... yo ya había sentido atracción por otras chicas antes pero lo de ella fue tan rápido, tan inesperado que no me dio tiempo de asimilarlo sino cuando estaba perdidamente enamorada de ella. Afortunadamente me correspondía así que dejamos fluir nuestra relación. Queríamos comernos el mundo las dos juntas, yo en mi carrera militar y ella con el derecho; nos hicimos tan amigas a ojos de nuestros padres que cuando planteamos la idea de irnos a vivir juntas no se opusieron, nos ayudaron hasta que comenzamos a trabajar y a sustentarnos nosotras mismas. Todo iba de maravilla hasta que un día mi padre llegó de imprevisto y nos vio en condiciones que no dejaban mucho a la imaginación ... ahí comenzó el infierno. Mi padre nunca lo aceptó e hizo todo lo posible por hacernos la vida de cuadritos. Los padres de Maite, aunque no era lo que querían para su hija, terminaron por aceptar que yo era su felicidad, pero eso enfureció más a mi padre y la guerra fue peor _ hice una pausa al recordar una de las tantas discusiones que había tenido con él y donde me había dicho cosas tan hirientes que aún hoy, me hacían un nudo en la garganta - En nuestra búsqueda de aligerar las cosas y de que entendiera que nuestra relación no era una experimentación o algo pasajero, decidimos tener un hijo por inseminación ... hicimos todo con ayuda de los padres de Maite y resultó, salí embarazada. Pensamos que al ser yo, mi padre lo aceptaría pero - sonreí con ironía - fue peor. No le dije sino hasta que estaba en mi sexto mes y ya no podía ocultar la barriga. Me insultó y a mi bebé también, decía que era producto del pecado y que jamás lo tendría ... nunca imaginé que hablaba en serio _ se me quebró la voz - Cuando me le enfrenté él ... me pegó una cachetada tan fuerte que me aturdió, pero cuando pude reaccionar me nubló la rabia y me le fui encima también ... forcejeamos y ... _ ya un par de lágrimas recorrían mis mejillas - me tiró al piso tan fuerte que al rebotar, pegué de la mesa de centro _ me limpié las mejillas con impotencia - perdí a mi hija ... era una niña y la perdí _ hice una pausa tratando de agarrar valor para terminar de contar mi historia - Después de eso quedamos devastadas, yo dejé de hablarme con mis padres y Maite ... ella lo intentó, de verdad que lo hizo, pero no pudo con aquello y se fue. Se fue del país con sus padres y nunca más la vi, no supe cuanto me afectó su partida sino hasta después de haber pasado tres años, fue cuando acepte ayuda psicológica pero ya había pasado muchos años no podía buscarla, no después de todo lo que había pasado asi que aprendí a vivir con eso y jure que no sentiría nada por nadie.

Carolina se separó del abrazo de Julia para poder verla a los ojos.

Por eso no sé qué siento respecto a su muerte - negaba ligeramente - quisiera poder ser una hija normal y lamentarlo pero _ ya no pude aguantar más y comencé a sollozar - ¡dios! Siento que por fin se hizo justicia. gemí separandome apenada de Julia.

Entre su llanto, concientizó que por primera vez lo había expresado con palabras, por primera vez había dejado salir toda la rabia, la impotencia y la frustración que le causó el rechazo de sus padres. Por primera vez, había verbalizado todo el dolor y el resentimiento albergado hacia el hombre que le había dado la vida, pero que a su vez, le había quitado parte de su corazón. Por primera vez, dejó salir a la mujer indefensa, triste y sola que mantuvo encerrada durante tantos años, dejándose proteger y consolar por aquella niña que sin querer, se había convertido en su red de salvación. Una red que no esperaba, pero que estaba allí y que ahora no quería dejar ir. Julia no sabía que decir, no sabíasabía cómocómo aliviar mi dolor, así que simplemente me abrazó. Sus manos acariciaban mi espalda con cuidado y amor, me dejé llevar por esa sensación que ella me inspiraba y me dormí sin darme cuenta.

Al despertar al día siguiente sentí la protección que me brindaban sus brazos, sintiéndome pequeña e incapaz,  me autocensure por los pensamientos que estaba teniendo. Julia me había cuidado la noche anterior, haciendo posible que luego de tantos años pudiera finalmente hablar del horror que viví, un horror que ni su padre sabía aunque sospechaba que el tenía cierto conocimiento de lo que había sucedido, solo que yo nunca tuve el valor para decirle por mi misma lo que había sucedido. Supo de mi separación con una pareja misteriosa que nunca conoció, se enteró de los maltratos de mi padre en la preparatoria antes que entrara a la academia militar y religiosamente me visitó durante mi estadía en el hospital cuando perdí a la niña, pero nunca pude decirle quién había sido mi pareja y qué había sucedido en verdad, todo murió con una simple frase: “Mi padre trató de controlarme nuevamente, pero esta vez me defendí”.-

Me sobresalté por el hilo de mis pensamientos, los cuales estaban empeñados en sacar del baúl del olvido de mi memoria todos los eventos que viví con mi padre, por más que trataba de conseguir un momento bueno y agradable, se me hacía imposible. Abrazándome al cuerpo de Julia me resguardé en  sus brazos sorprendiéndome de la sensación de protección y seguridad que sentía con ella.- observé su cuerpo juvenil y por un momento la culpa me invadió,era técnicamente una niña y estaba a mi lado ¿qué podía ofrecerle yo? Se merecía a alguien de su edad, que no esté marcada y dañada alguien que la llenara de vida. Como si leyera mis pensamientos, levantó la cara con ternura infinita en sus ojos “no puedo creer que él te haya hecho eso, lo siento tanto cariño”… me besó con dulzura, comenzando primero con un roce sutil de nuestros labios, para luego besarme con más seguridad. Con la primera caricia ya me tenía entregada a ella, me dejé llevar por lo que me hacía sentir, permitiendo que tomará mi cuerpo, entregándome completamente de forma sincera como tenía años que no lo hacía.. Nuestros cuerpos se volvieron uno mis manos recorriendo su piel deleitándose con su cuerpo. “Déjame amarte, no me saques de tu vida”  - La oí decirme antes de besarme con más intensidad. Ante aquellas palabras y su manera de besarme, me abandoné a su merced deseando únicamente perderme en ella. Mis manos acariciaban sus mejillas aún insegura de que todo lo que estaba pasando fuera real y sin poder controlarlo le dije “no podría sacarte de mi vida porque te has adueñado de mi corazón”. En mis labios se formó una sonrisa sincera cuando vi el brillo en su mirada. Sabía que aunque nuestro amor para muchos sería incomprendido por la diferencia de edad, lo superaríamos juntas.-

Se separó un poco de mi cuerpo para dejar libre una de sus manos y acariciar con la yema de sus dedos el contorno de mi rostro, bajando lentamente por mi cuello hasta llegar al valle de mis senos. Con el dorso de sus dedos, acarició la base de cada pecho justo antes de acercar su boca y tomar uno de mis pezones con sus labios. Humedeció sus labios para luego acariciar suavemente con ellos mi pico sensible. Sentir esa caricia cálida robó un pequeño gemido de mi boca, los movimientos suaves y delicados que hacía me encantaban. Rodeó con su lengua todo mi pezón, culminando con una pequeña presión sobre mi pico, acción que provocó de manera inevitable un pequeño jadeo de mi parte. Repitió su atención sobre su gemelo, haciendo que un corrientazo de excitación recorriera todo mi cuerpo. Hizo un camino de besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi centro, un camino que se grabó a fuego a su paso al encender mi piel y mi deseo. Con sus labios cálidos, comenzó a hacer movimientos circulares en la piel lisa de mi monte de venus, al principio sólo acariciando la piel pero luego, comenzó a besarme como si fueran mis labios brindándome una sensación tan divina que la humedad en mi entrepierna se hizo más copiosa. Su boca prometía el cielo y a penas comenzaba, así que junté todo mi autocontrol para no dejarme llevar por esa explosión que que estaba segura arrasaría con mi ser.

Me instó a abrir un poco más mis piernas y dejar al descubierto la reacción más básica de mi cuerpo, la vi observarme con deseo, la vi humedecer sus labios con la punta de su lengua justo antes de acercar su rostro a mi centro y lamer lentamente mi clítoris desde la base hasta su punta. El gemido de mi boca fue incontenible, estaba tan sensible y tan necesitada de sus caricias que al primer contacto fue un cortocircuito en mis terminaciones nerviosas y cuando la sentí tomar toda mi intimidad con su boca, perdí la noción de todo. Sólo existían sus labios, su lengua juguetona y sus dedos que me exploraban con curiosidad. Definitivamente no era primeriza en lo que hacía, pero podía notar que cada movimiento o caricia que me regalaba, lo hacía con mucho cuidado para no hacerme daño. Ese pequeño detalle me hizo amarla más, pues estaba segura que luchaba con sus hormonas para no actuar de manera desenfrenada y sin control como se solía hacer a esa edad. Para hacerle saber que me encantaba lo que hacía, me agarré de su cabeza y dejé salir sin freno alguno el placer que me propinaba, sintiendo como poco a poco su delicadeza fue abriendo paso a la pasión, dejándome completamente sin aliento y sin control,

El orgasmo llegó a mí de forma sublime, transportándome a otro mundo, haciendo que todo mi cuerpo temblara, que mis músculos, mis piernas y mis brazos se volvieran a  la vez pesados y livianos. Ella dejó dio un último beso luego de dejar de lamer y tomar todo lo que salía de mi intimidad antes de subir y acostarse sobre mi costado cubriéndome con su brazo y su pierna- – Te quiero- Logré murmurar cuando palabras coherentes se formaron en mi boca. - Yo también te quiero- respondió antes de darme un beso con sabor a mí y a ella, haciéndolo un beso delicioso.- Mi cuerpo respondió a su abrazo ajustándose más a él antes de quedar durante un par de horas, en una semiinconsciencia.   

¿Crees que mi padre se enfade mucho cuando le digamos?- Preguntó Julia bastante preocupada cuando estábamos terminando de preparar el almuerzo.-

No le agradará mucho, más que todo por ser yo a quien has escogido, pero no dejaré que te lastime.- respondí sinceramente abrazándola por la espalda colocando mis manos alrededor de su cintura.-

Yo no quiero que te lastime a ti.- contestó girándose y mirándome con preocupación

No lo hará - le aseguré - Haré lo que tenga que hacer para que entienda que te quiero bien - bajó mi cabeza con sus manos hasta lograr besarme con suavidad.

Sus labios eran tan exquisitos que de inmediato mi cuerpo respondió a su beso. No era el momento oportuno, pero desde que nos habíamos levantado el deseo de hacerle el amor me estaba consumiendo, así que sin pensarlo mucho más, profundicé el beso haciéndolo más intenso y urgente.

En cuestión de segundos, la llama de la pasión se encendió, la cargué y sentándola en el desayunador, hice que me rodeara con sus piernas; besé y mordisquié su cuello y sus hombros. Besé sus senos, me deleité con esas dos pequeñas montañas blancas con pico

Datos del Relato
  • Categoría: Lésbicos
  • Media: 10
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