Era una calurosa tarde de verano, en la cual los sentidos estaban a flor de piel cualquier cosa le hacia pensar en él, le echaba de menos ya hacía dos semanas que no se veían por culpa del trabajo.
Estaba demasiado cansada y decidió darse un baño, se dispuso a llenar la bañera, le echo sales con un aroma muy dulce para relajarse, se metió en el agua y cerro los ojos
Era una situación propicia para el sexo pero estaba sola, su cabeza comenzó a pensar en sus interminables sesiones de sexo con su pareja y comenzó a excitarse, sus manos se deslizaron por sus pechos hasta llegar a su excitado sexo que estaba a punto de estallar como un volcán, solo necesito unas pocas caricias para llegar al más sublime de los éxtasis, solo después consiguió quedarse dormida.
A la mañana siguiente, le despertó el teléfono era él anunciándole que volvía esa misma tarde, su corazón comenzó a palpitarle con una velocidad extrema, deseaba demasiado volver a verle, volver a sentir sus besos, así es que decidió preparar la que sería una velada perfecta, cocinó un menu todo basado en alimentos afrodisíacos, puso a enfriar cava, llenó la casa de velas, cambio las sabanas y puso las de raso, quería que todo fuese perfecto, después se dio un baño, se puso preciosa y se sentó a esperarle.
A eso de las ocho de la tarde sonó el timbre, ella se dio el último retoque en el espejo del recibidor y abrió la puerta, ahí estaba él, con un gran ramo de rosas y su preciosa sonrisa, ella se echo en sus brazos y se dieron un beso tan profundo que pareciese que se fundían uno en el otro.
A él le encanto como había preparado todo, la cena le pareció exquisita, todo era perfecto, la situación idónea para el preludio de la que sería una noche mágica, llena de amor y sexo.
Después de cenar ella preparo dos copas y sirvió el cava, con una fuente de fresas, él bebió un trago, se puso una fresa en la boca y se acerco a ella, compartieron la fresa sin separar sus bocas, esa situación les excito y dejaron caer las copas al suelo, él comenzó a besarle el cuello apartándole el pelo con una delicadeza inusual, después se dirigió hacia su boca y se fundieron en un beso que se convirtió en salvaje, sus manos acariciaban sus duros
pechos, esperando que su boca se perdiese entre ellos mientras que sus manos se deslizaban por su vientre hasta llenar a esa zona que solo esperaba poder sentirlo dentro. Sus caricias comenzaron a excitarle de manera excepcional haciéndole gemir sin poder remediarlo, él bajo su boca hasta el sexo de ella hundiendo su boca entre sus piernas consiguiendo que llegara al orgasmo mas increible.
Ella tras aquello toma las riendas y se puso encima de él comenzó acariciándole sin dejarse un solo rincón de su cuerpo hasta que se paro en su miembro y lo introdujo en su boca acariciando con su lengua que lo recorría de arriba hacia abajo hasta que ya él no puede más, le pidió que parara la puso debajo de él abrió su sexo y la penetro con una dulzura exquisita, ella notaba como su duro miembro entraba y salía de ella haciendo que tuviera un orgasmo tras otro, cuando por fin llegaron juntos, eso hizo que se abrazaran, parecía que hubiera un solo ser en esa cama.
Tras semejante sesión de caricias y besos quedaron dormidos bajo esas suaves sabanas.