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Tercera parte
-Qué? ¡Te quedas callada! ¿No es eso lo que quieres?! ¡Pues hazlo y demuéstralo! .... Sigues tan acartonada como la primera vez, ¡pero lo que importa es que te desenvuelvas en el servicio! ... ¿Entonces? ¿Te asigno la cita?... ¡Va!, mejor envío una chica que si quiera trabajar! - dijo dando media vuelta, yo reaccioné.
-Espera doña Rosa. −Ella se volvió a mirarme.
-De acuerdo, ¿para cuándo es la cita?
-Esta misma noche
−Pues yo podría después de las 11 de la noche, ¿muy tarde?
-Tocaría llamar al cliente si está de acuerdo. Me dice que puede después de las 11pm puede estar allí o apenas estaría saliendo?
-Apenas estaría saliendo.
-O sea, 11:20-11:30 pm…Ya lo llamo… (Marcó el número)
-…Aló? Don Guillermo?... De aquí de la casa de citas, la “niña” podría después de las 11:30 de la noche, usted está dónde?... Ah! En un hotel… ah, si ya sabemos dónde está ubicado, un hotel muy pequeño, si allá enviamos seguido chicas… Se lo sugirieron allá, que bien!... Si nuestras chicas son muy implicadas y esta chica es muy atractiva, discreta, elegante, pero eso sí, muy complaciente… jejeje, si una guarra como usted la quiere!... Precisamente está al frente mío, si, está disponible… entonces ya sabe la tarifa…. Sí, esa es, nada menos, eh…entonces a las 11:30 pm, ella está allá muy guarra! Con mucho morbo como usted la desea! Le paga a nuestro servicio de taxi y ella queda con usted para el servicio…Bueno, que la pasen muy bien, chao! -colgó y añadió
-Bien, Ya sabes los pormenores del servicio. Tienes que venir primero a la casa y de aquí sale para allá. ¿Por qué? Pues quiero asegurarme que salgas de una vez vestida como él la solicitó. El hotelito queda a la vuelta de donde estuviste, nada difícil de llegar. El taxi estará esperándote en la esquina de tu casa a las 11:00-11:10, te trae acá y sales para allá.
-Entonces hasta la noche, doña Rosa.
-Espera! No le gustaría echarse un polvito ahora que estás aquí?
Se me hizo raro que me hablara con cortesía o por lo menos medio me tuteara. Obvio que ella deseaba que yo trabajase en ese instante, siendo apenas las 3 de la tarde. Le dije:
-Es que no tengo ropa de trabajo y con algo de afán
Se sonrió con cierto cinismo agregando: -Vaya! Sé que te gusta revolcarte con desconocidos, no te irás a ir sin chupar una buena polla y abrirte de muslos para que te ensarten. Aquí te puedes presentar en ropa interior y zapatos, si tienes media pantalón, esta sale! Y a putear!
Debo decir que me sentí ofendida de manera muy excitada. Le pregunté airadamente:
-Y si hay clientes en este momento?
-Ves alguno libre o disponible?
-Entonces ya sabe que tiene que esperar a que lleguen y si te escogen.
Apreté mi bolso y me dirigí a una de las habitaciones. Allí me despojé de mi blusa, de mi pantalón, mi media pantalón, me coloqué los zapatos nuevamente y salí de la habitación en dirección a la barra. Ese día estaba de ropa interior negra, es decir sostén de encaje negro, media copa, panty hilo dental. Las prendas que me quité se las di a doña Rosa y me senté en una de las butacas altas de la barra. Si alguien llegara, le estaría dando la espalda, viéndoseme la tanga y el sostén por detrás.
Pasaron 20 minutos y aún no había llegado ningún cliente. Estaba muy impaciente y ya sabiendo, doña Rosa no me dejaría ir sin atender siquiera a un cliente.
Pues aunque en realidad ella no me podía obligar, yo me sentí comprometida a realizar al menos un servicio.
Sonó el timbre y desde allí doña Rosa oprimiendo un automático, abrió la puerta.
Sentí que subía una persona y se detuvo justo a mi lado, una poco detrás, imagino que observando mis nalgas expuestas.
Doña Rosa me dijo que me parara a presentarme, conduciéndolo a la sala de espera.
Durante los previos 20 minutos antes, ella me había dicho como informar de mis servicios en la casa, cuando ya estaba casi desnuda, en ropa interior.
El señor se sentó y yo de medio lado, cara frente a él.
-Ya sabes del servicio o es primer vez que vienes?
-He venido en otras oportunidades, pero hace rato no lo hacía, a propósito, nunca te había visto!
-Bueno, te informo, yo te hago una servicio oral genital (cerrando mi mano en forma de puño y en movimiento arriba abajo, le señalé) la mamadita y servicio de penetración vaginal, yo cobro... y eso incluye la habitación.
–Haces anal?
-No señor, pero le atiendo muy bien, me implico lo que tú quieras, tú dirás.
–Pues en vista que me indicaste como haces el oral, sí, me gustaría la mamada, tienes una cara muy bonita… pero quiero que me la hagas aquí, en esta sala, tal cual como estamos.
–Uaaauuu creo que eso no se va a poder, no es permitido.
–Cómo que no es permitido?!... doña! (aplaudió).
Doña Rosa apareció:-Sí, en qué puedo servirle?
-Deseo que la niña aquí, me haga la mamada, pero aquí tal cual estamos, en la sala, como en otras veces lo hacen.
–Sí, claro! Aquí estamos para complacerlo! Me cancela lo del servicio y ya la niña se dispone a realizárselo....Y tú (dirigiéndose a mí, me dijo) sácate el sostén al menos!
Me lo desabroché y empecé a desabrocharle el pantalón al señor, para extraerle el pene, el cual ya encontré erecto. Ella permaneció allí, observándome, él me despojó del sostén y me agaché a lamerlo, lo engullí en movimiento rítmico y ahí sí salió ella de la sala.
Mientras realizaba una “Garganta Profunda” el cliente no desaprovechaba para joderme las nalgas y tetas. Sus 70 y pico de años, no habían pasado en vano, manejaba bien esa polla dentro de mi boca hasta que se descargó por completo en mi garganta invadiendo mi boca.
Obviamente no le veía el rostro, pero imaginando sus gestos, doña Rosa acudió pronto a ver la culminación del acto.
-Satisfecho con el servicio, don?
-Uffff, cómo que sí! Habéis conseguido buena guarra para el día de hoy.
–Ella es muy buena para ese oficio, mamárselo a desconocidos.
–Espero que cuando vuelva, encontrarla.
–Eso, don, está como difícil, pues se están rotando seguido las niñas.
La miré a la cara fijamente, lo cual ella siguió muy segura de lo que decía:
-Usted sabe, don, que ellas están aquí, ya mañana, la encontráis en otro burdel y en otro, no tienen paradero en cuanto a putiar se dice.
Me limpié bien los labios y el mentón, me cuadré el sostén y me paré al baño, me fui a vestir y ella al salir ya vestida, al borde de la escalera, me dijo sin haber salido aún el cliente, que se quedó hablando con doña Rosa.
-Muy puntual a las 11 como se ha acordado tía.
Ya en la calle, tenía el sabor de aquél semen, pues no pude escupir nada. Todo lo había yo tragado.
Llegué a casa y a pocos minutos llega mi esposo. Afortunadamente no me besó en la boca.
Ya tarde en la noche, la niña me pidió, le leyera un cuento. No se quedaba dormida y aproveché para que él, le leyera otro. Mientras tanto me coloqué mi babydoll para dormir y me acosté, esperando, él se quedara dormido.
Haciéndome la dormida, escuché cuando él se paró a llevar a la niña a su cuarto y el volvió para acostarse. Procuré dormir al menos una hora, pero teniendo el control de no pasarme.
Efectivamente logré dormir unos minutos, tal vez la media hora, cuando de insofacto me he despertado, miré mi reloj que se hallaba en mi mesita de noche. Ya era hora para arreglarme y salir. Me levanté con sumo cuidado, había dejado las prendas que llevaría en la otra habitación que nadie habita, de allí bajé a vestirme en la sala, me temblaban las tetas, respiraba entrecortado, llamé a doña Rosa y esta me dijo que el taxi ya me esperaba en la esquina. Salí lo más rápido que pude sin correr. Sí, allí en la esquina estaba el taxista de la casa de citas.
Abordé el taxi, él me saluda con:
-Hola guapa! Lista para la faena nocturna?
-Supongo que sí
-Bueno, haces de cuenta que estás follando con tu esposo y ya! Joder, que es muy sencillo…A propósito, supe que estuviste laborando hoy en casa, una garganta profunda que nadie ha podido creer.
–Doña Rosa acostumbra hacer todo ese tipo de comentarios?! Mierda!
-Anda que si estáis de puta, has de acostumbrarte que en este mundo todos son gilipollas y todas las putas se enteran de los morreos de las otras.-dijo volviéndose a mirarme
-Vaya que sí que eres acartonada! Te vistes como si fueses a un funeral!
-De todas maneras vamos a donde doña Rosa, allí me cambio-.
-Espero que te pongas bien puta, que la noche está para ello.
–Conoces al cliente? Doña Rosa me ha dicho que el sitio es a la vuelta de donde estuve antes.
–Así es tía y que si conozco al cliente? Sabes cuantos clientes tiene la casa?!..Cientos! Imposible aprenderme la cara de todos.
Llegamos a casa de citas y todas las luces se hallaban apagadas al ver desde afuera.
El vio que se asomó doña Rosa y me dijo que me bajara ya, que la puerta estaba ya abierta, sólo empujar.
Así lo hice y subí rápidamente con mi bolso en mano. Lo primero que me entregó fue un gabán, seguido de un sostén negro que no cubre nada, sólo levanta, un liguero negro, medias de liguero y me maquilló rápidamente al gusto de ella, bien loba! Irreconocible!
Ya estaba apenas de tiempo para salir. Me subí al taxi y lo primero que me dijo el taxista, fue:
-Y ahora cómo vas de vestuario, nena?
Me abrí el gabán, me corrí el panty enseñándole mis labios genitales.
Me mandó la mano con suavidad, cerré mis ojos y apreté mis labios bucales, cuando sentí que me hurgó sus dedos, le di una fuerte palmada en su mano, haciéndolo soltar de una.
-Estás jugosa!
-Así es como debo estar y ya lo estoy.-dije cerrándome el gabán.
En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos al frente del pequeño hotel, de fachada en mármol gris. Le dije:
-Bajas y recibes de una vez el dinero?
-Joder tía, te tienes que bajar, entrar hasta la primera puerta, te abres el gabán, el ve la mercancía y dice si te recibe o no.
–Otra vez con lo mismo? Que si no me escoge me tengo que devolver, pierdo mi tiempo y el riesgo que corro en ser descubierta?!
-No creo que te devuelva, por eso es que te maquilló doña Rosa, obviamente en la recepción te van a tener que ver, enseñando lo que tienes debajo del gabán. Vamos!
Me bajé y caminando muy sensual, llegué a la segunda puerta, timbré y me abrieron. Pregunté por el cliente y en conteo de 1 minuto apareció. Ya detrás de mí estaba el taxista esperando el sí de parte del cliente y el dinero.
-Te quiero ver-dijo a la expectativa.
Me abrí el gabán negro y al verme las tetas libres y levantadas, el coño detrás de un panty negro trasparente, se quedó un instante. La recepcionista se quedó mirándome
-Cuánto?-indagó el cliente.
-Usted ya sabe cómo es la tarifa cuando es domicilio.
El cliente sacó el dinero, pasándoselo al taxista diciéndole:-Cuéntelo, que el dinero es para contarlo-mientras tanto largó su mano para sobarme una a una cada teta. Me mandó la mano abajo y se la detuve.
-Aquí no por favor.
-Sí, está completo. En una hora regreso por ella.-dijo el taxista cerrando la segunda puerta.
-Te puedes quitar el gabán, por favor-dijo el cliente. La recepcionista me miró con aprobación. Entonces me lo quité y con el abrigo sobre el doblez del brazo me dirigí a donde ella nos conducía.
Ha salido una parejita de enamorados o mozos y se han quedado mirándome las téticas, el coño y el trasero con hilo dental negro en movimiento sensual.
¡Ya me sentí toda una PUTA!
Dentro de la habitación, lo empujé hacia la cama y como una loba me le fui encima.
Le desapunté la camisa para llegar al pantalón y extraer su miembro viril, que salió en golpe erecto. Lamo sus huevos y de ahí hacia arriba hasta llegar al glande, el cual rodeé con mi lengua jugueteando. Con una mirada de golfa a sus ojos, lo engullí. Un movimiento rítmico de entra y sale.
Trató de detenerme y lo acepté, ya suponía que de continuar, se desarrollaría precozmente en mi boca y ni él, ni yo lo deseábamos. Esperé unos instantes y volví a engullirlo unos segundos más. Me baja y extrae mi hilo dental, dejando a su total vista mi coño de escasos vellos en línea recta.
Aquél órgano palpitaba, de manera que si no le ponía el condón pronto e insertaba dentro de mí, escupiría su semen hacia el pecho de él.
Con suavidad le encapuché e inserté, colocándome sentada sobre él, en posición de horcajadas. En movimiento de adelante-atrás sentí su pene.
En ese momento pensaba en mi esposo, pensaba en mi niña, pero de pensar en mi niña, no podría continuar. Enfaticé en pensar en mi esposo, dejándome llevar por el orgasmo. Estábamos llegando al tiempo, tanto el cliente como yo
-Uuuuuyyyyy ramera, me haces gozaaaarrrrrr…que putaza eres! Que polvo! Eres una delicia de putaaaaa! Ooohhhhh
Yo apretaba mis labios, no quería gemir, ni mucho menos gritar, sólo quería sentirme una cualquiera….. De hecho ya lo era. Apreté sus manos con las mías y sentí como si el condón lleno de semen y dentro de mí, fuese a estallar cada vez que mis caderas se estrellaban contra su pelvis y sintiera un alivio al moverme hacia adelante, saliendo un poco.
Sentí que me desgarraría al continuar, como si hasta hora perdiese la virginidad.
Entonces decido enderezarme y ponerme en cuclillas, subir y bajar, apoyando mis manos atrás de mis nalgas. Así lograría que su pene no perdiese erección y por el contrario, buscaba que se repusiera de nuevo.
Un “click-click” contínuo, me avisa que se repone y de nuevo se pone duro. Continúo en mi labor.
Son las 12:05 de la madrugada o sea las 0:05 y de nuevo pienso en mi esposo que debe estar durmiendo, mientras que yo estoy follando como cualquier prostituta a esa hora trabajando.
El cliente juguetea con mis tetas, me las pellizca en los pezones, me da palmadas en las nalgas.
Estamos llegando al cielo. Él no quiere perder su erección y empieza a ejercer rápido su movimiento pélvico.
Aprieto con fuerza mis labios de la boca, muerdo el labio inferior y se me sale un fuerte gemido.
Suena un celular y pienso que mi esposo está llamándome, al no hallarme en la cama, a su lado. Pues el sonido sale de mi bolso. En medio de los jadeos y movimientos, logro extraerlo de mi bolso. Su pantalla parpadea. No puedo detenerme, pero logro divisar que es él.
Joder! Este tío feo, nada apuesto, me está haciendo gozar y no me puedo detener, no puedo detener la faena. Así que prefiero no contestar. Aquél falo entra y sale totalmente lubricado por mis jugos. He alcanzado el 2do orgasmo y al paso que voy, como él aún no ha llegado al 2do, creo que puedo llegar al 3ro yo.
Lo cabalgo, me arde, me arde por la excitación, por el roce continuo contra mi clítoris.
-Vamos puta! Cabalga! Eso es, ramera!, así, así, que bien, no te detengas, no te detengas…. eso, eso que rico puta…cabalga… No vayas a contestar (suena de nuevo el teléfono móvil)… no vayas a contestar…. uuufffff, Si es tu maridito, que te deje trabajar… estas putiando mientras él, … como un cornudo duerme o llama a joderte, que gilipollas, ohhhhhhh…Vamos puta! Hazme llegar, hazme llegar golfa, eso es, así ramera, asíiiiiii ooohhhh, que guarra sos! Uuuffffff.
Hemos llegado, nos desgonzamos y yo me tiendo sobre él, saco el móvil y si, es mi esposo.
El cliente pregunta si es él. NO le puedo negar y me rapa el teléfono, ve el nombre de hombre y me lo devuelve.
Su comentario es el siguiente ya en descanso mientras me consiente y acaricia el rostro:
-Entiendo que no debe ser fácil tener como esposa a una mujer que se prostituye.
Lo miro con sonrisa coqueta, preguntándole:
-Tu crees?
-Sí, así lo creo.
-Pero si él no sabe, que puede sentir?
-La intriga que tú no estés mientras deberías estar a su lado durmiendo como fiel esposa, la pregunta que él se hará “Dónde carajos, podrá estar”?
Con cinismo y sonriendo, le indago:
-Tú crees que las prostitutas, no tenemos corazón?
-Jajaja, joder! Se le entregan a uno y otro. Sólo se quieren así mismas y al mozo de turno.
–Bueno, pero ya es buen comienzo que nos queramos así mismas.
Miro el reloj exclamando:
-Joder! Ya se cumplió la hora! Me están afuera esperando!
Me levanto, me ducho muy rápidamente, me coloco las prendas y salgo hacia el taxi.
-Te ibas demorando! Doña Rosa ya me ha llamado, te puede cobrar la multa y terminas perdiendo lo que te trabajaste.
–Ándale rápido…. (Ya en camino le comento) Mi esposo me ha marcado ya 2 veces.
–Piensas seguir trabajando? O hasta aquí termina tu fantasía?
Sentí como si me hubiera adivinado la mente y no le contesto, pues ni siquiera puedo contestarme a sí misma.
Viví la faena de sexo más deliciosa que he tenido, con un hombre nada apuesto, un hombre feo, pero que me ha hecho sentir toda una puta!
Entendí que no todas las putas lo hacen por necesidad monetaria.
Entendí que muchas lo hacen por una necesidad de sentirse deseadas y sentirse ellas mismas, como mujeres de pasiones algo desenfrenadas por el sexo.
Al llegar a casa, sólo guardé silencio, haciéndome la enfadada y como réplica fue el haber asistido a una familiar, de la cual estaba yo segura, él no le preguntaría
FIN
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