Casi todos los invitados a la fiesta ya se habían retirado y solo algunos permanecian: los mas pasados en copas y con la euforia en retirada. Pero Claudia se habia mantenido siempre atenta a aprovechar un descuido de mi esposa para brindarme esa mirada de complicidad.
Durante toda la noche no pude dejar de pensar en su cuerpo. En esa piel mas suave de lo que pude haber imaginado y solo con fantasear su rostro al rojo vivo desbaratado en placer experimentaba una fuertisima erección acompañada de un entrecortado suspiro. Me exitaba la seguridad de que tendria su cuerpo y solo sería cuestion de tiempo.
Pero era demasiado el sufrir la espera asi que le sugeri en un en secreto que me acompañara al exterior, ella titubeo un poco, combinación de el miedo al riesgo a ser descubiertos por mi esposa y el erotismo que ello conlleva.
La conduje al jardin. El lugar guardaba aun un poco del calor del dia, pero nos brindaba rincones obscuros donde tenernos a nuestra merced. Al llegar al rincon más alejado del bullicio me pregunto "que deseas de mi" con la voz quemada en la calentura de un pecho ahora sonrojado que se ofrecia generoso en cada respiración de Claudia. Temi en acobardarme, asi que sin pensar mas la bese mordisqueando sus labios tibios. Ella accedio timidamente dejando que su lengua explorara el interior de mi boca, para despues dejarse llevar en un arranque de desenfreno que nos hizo jadear a ambos. Al tiempo de aquel beso prolongado, interne mis manos por debajo de su blusa y pude sentir ese par de pechos sujetados por un sensual sosten de encajes delicados. Sus pezones se encontraban ferreos, duros, pero al mismo tiempo tiernos. Con destreza descubri sus pieles y comenze a lamer sus tetas en todas direcciónes.
"Vamos tocame" le dije y conduje sus manos al broche de mi cinto. Con novates pero decidida dejo libre mi verga que vibraba con las venas infladas como a punto de reventar, se detuvo acaso unos segundos para observarla y tras la exclamación de un gemido se la metio toda en su boca que ardia en un pequeño lago de saliva. Sus mejillas se contraían para no dejar escapar a su primers presa. Tome un mechón de su cabello y con jalones le fui indicando como mamar. Pronto ella lo tenia dominado y al compas de sus movimientos podia ver sus tetas contonearse al ritmo de sus mamadas. Senos adolecentes, firmes y brillosos por el sudor. Nuestro alrededor se cubrió con un solo sonido: El de su boca rica en saliva al chupar mi verga. No la puse sobre aviso cuando me corri tan fuerte y prolongado que senti un hormigeo en mis testiculos. Ella recibio el tibio liquido con gratitud . Mas apreto su boca al tiempo que introdujo hasta el fondo mi pene como sedienta de mi semen que queria escapar por los rincones de su boca. La levante tomandola por ambos brazos y mirando su rostro humedo por el sudor y en su boca un rastro blanco de mis liquidos. Le dije ahora "te voy a cojer putita".
Ella solo trajo saliva y me dio la libertad de subir su falda hasta sus caderas y que delicia de cuerpo firme y ancho. Ella fue quien deslizo su tanga a los tobillos y dejo ver una pequeña mancha de los jugos de su concha en ellos.
Primero unos de mis dedos casi tocaba su vagina, despues dos y un poco mas de presión mas tarde. Quise pagarle el favor, fue entonces cuando todos mis dedos juntos frotaban su coño. Desde el fondo de su pecho se escapaban suspiros roncos, su mirada parecia perderse en el placer. Pronto llegaria a su orgasmo. Aumentando el ritmo de las caricias le asegure una larga y profunda primera experiencia en sensaciones orgasmicas. Y lo tuvo de manera sorprendente. Sus muslos se apretaron y aprisonaron mi mano, mojandola por completo. Su grito fue grave y lentamente se apagaba hasta que daba lugar a nuevo sobresalto. Sus manos cansadas se apoyaron en mis hombros, mas bien cayeron. Su cuerpo exausto fue levantado por mi, bien sujetado por sus nalgas y la fui penetarndo lentamente. Al sentir el obsatculo de su virginidad le mire a los ojos y dejandola decender un poco de golpe deslize mi verga hinchada. Exlamo un gemido de dolor y placer aferrandose a mi espalda.
El interior de Claudia era el mas caliente que cualquier otro coño que yo hubiese conocido. Eso me inspiro para darle una cogida prolongada, buscando el mayor placer para ambos. Con una de mis manos que se encontraban apretando sus nalgas comenze a urgar cerca de su culito y usando su propio liquido vaginal comenze a intoducir uno de mis dedos. Su piernas se encajaron a mis caderas al sentirse la doble penetrada. Un camino de sangre se abria paso por entre mis muslos. Era su vieja virginidad. La fui sacudiendo con firmeza y ella reacomodana sus caderas para dar cavida a todo mi pene. Un hilo de saliva comenzo a caer desde sus carnosos labios. Cogeme mas! alcanzo a gritar antes que dejara ahora a mi dos dedos entrar en su culo hasta el fondo. Jadeo de manera salvaje, empujo su coño hasta topar el final del mi verga estiro mi cabello y nos desplomamos en un orgasmo que nos arrebatio, dejandonos sin fuerzas. Con nuestras ansias aplacadas.
Claudia y yo aun buscamos cualquier momento para revolcarnos en la ifidelidad y el placer.
Su prima (mi esposa) confia en ella por ser una jovencita tan inocente.