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Categoría: Confesiones

Una mujer perfecta

Yo sabía q se me estaba insinuando...

Con Hugo teníamos que terminar un trabajo para la asignatura de contabilidad, el me propuso ir a su casa para que estuviéramos más cómodos. Llegamos esa tarde de lluvia y nos instalamos con los libros en la sala de la casa. El hogar estaba muy bien calefaccionado, haciendo olvidar el frío invierno que azotaba afuera.

Llevábamos un buen tiempo metidos en el trabajo cuando decidimos hacer un alto, me dijo que fuéramos a la cocina a prepararnos algo para comer y poder seguir estudiando. Cuando llegamos a la cocina estaba su madre. Cuando la vi, no podía creer lo joven y hermosa que era. Ella vestía muy relajada, ropa deportiva y una camiseta escotada... - tremendos pechos que tenía esa mujer - de pronto despierto de lo embobado que estaba con ella con un - saluda a mi mamá - Me acerqué apurando el paso y la besé en la mejilla. 

- Hola, mucho gusto, me llamo Anibal, que linda su casa y muy acogedora - no sabía que más decir, seguro se dio cuenta de que los ojos se me iban a ese par de perfectas tetas que me avergonzaban de solo mirarlas.

- Hola Anibal, gracias por tus palabras. ¿Eres amigo de mi hijo? ¿Porqué Hugo no te había traído antes?  Eres muy simpático y guapo, tus compañeras deben estar locas por ti.

- Mamá ya no lo molestes, vinimos a hacernos un sándwich y seguimos con el trabajo.

- Molestando? Anibal te estoy molestando?

- No no no, para nada. - que más iba a decir? Parecía un tono.

Mientras preparábamos los sándwich, la miré de reojo y me encontré con su mirada fija en mí, desvié la mía por un segundo y volví a mirarla...

- Anibal, voy por unos cigarros a mi pieza, quieres?

- Si dale.

- Amorcito aprovecha de traerme el cargador de mi celular por favor.

Ya había terminado de hacer el sándwich y ahí estaba solo con ella. 

- El cargador de mi celular lo tengo yo, tendrá que buscarlo un tiempo antes de volver. - me dijo susurrando, al tiempo que me recorría de arriba abajo con la mirada, se mordía el labio y jugaba con su pelo negro. 

Sabía que me estaba coqueteando, le devolví la mirada y la erección no tardó en venirme, se levantó de la silla en que estaba sentada, acercándose rápidamente y me agarró todo el paquete con testículos incluidos, me alejé avergonzado, pero me siguió, tomó mi mano derecha y se la metió por la camiseta, le toqué una de sus tetas - que maravillosas tetas! - cuando escuchamos que Hugo venía, se sentó en su silla y siguió bebiendo su café.

- No encontré tu cargador, lo buscas después. ¿Vamos a fumar?

Pensé rápidamente en mi erección y preferí decir que no, si me descubría, era obvio que me pelearía.

Me quedé en la cocina junto a ella mientras Hugo se fue a fumar. Traté de bajar mi erección, mientras ella como si nada seguía bebiendo su café. Entre risas me mira y me dice - que buen paquetón tienes Anibal, se te está haciendo tarde para volver a casa, ¿te quedarás?

Ahora si ya lo tenía claro, no fue solo una insinuación, me quería comer completito. Tomé confianza y le dije.

- Si me invitas a quedarme, no tengo problema. Tenemos que terminar el trabajo y si que se me hará tarde.

- Claro que te invito, mi hijo sabe escoger bien a sus amigos, pareces ser de confianza.

¿Pareces ser de confianza? ¿Después de que me hizo tocarle las tetas? Aunque terminemos temprano, me quedo de todas formas.

 

- Al fin!, terminamos. Anibal se te ha hecho tarde, quédate a dormir, tenemos una pieza donde puedes quedarte. Yo me voy a dormir ahora. - Hugo tomó un vaso de agua y tomó una pastilla blanca.

- Qué te acabas de tomar? - Pregunté

- Es una pastilla que me ayuda a dormir, he tenido problemas para mantenerme dormido toda la noche, esto hace que no despierte hasta el otro día.

- Ah! No sabía, que bueno que encontraste algo que te ayudara. - No podía creerlo, todo jugaba a mi favor, como si esto lo hubiesen preparado para mí.

- Mi mamá te acomodará la cama, yo me voy a mi habitación, hasta mañana.

Ella vestida ya con un camisón, me llevo a la habitación donde me quedaría, se agachó para ordenar la cama dejando a la vista esas dos tetas que ya se le salían del pijama. Todo lo hacía con esa intención, de pronto se acostó en la que iba a ser mi cama y me dijo - ven acuéstate, debes estar cansado.

Me saqué los zapatos y me iba a acostar cuando me dijo - ¿y tú te acuestas con ropa? - ahí estaba de nuevo insinuándome todo. - No, pero tú estás aquí.- Se sacó el camisón y quedó completamente desnuda. Ahora sí que la erección me explotaba en el pantalón. Me desvestí rápidamente dejándole ver mi pene duro. 

- Acércate

Tomó mi miembro duro y lo introdujo en su boca, chupaba de arriba a abajo, lo sacaba lo lamía. Con una de sus manos comenzó a frotar su vagina y la otra me agarraba de las nalgas para forzar mi movimiento dentro de su boca, tomé su cabeza y la envestí hasta que sentí que ya no podía más, aparté mi pene para controlarme, le pegué en su cara con él y la tiré sobre la cama, me subí sobre ella, lamí sus tetas, jugueteé con sus pezones duros y erectos, los mordí suavemente y se le escapó un gemido de placer. - Te dolió? - no terminé de hacer la pregunta cuando tomó mi cabeza y me la sumergió nuevamente en sus tetas - lo haces bien, sigue mordiéndome rico - yo seguía en eso y ella me masturbaba, lo tomaba y se lo pasaba de arriba abajo por su vagina húmeda y totalmente depilada. Esperé el momento indicado y le metí todo mi miembro en su concha, la vi abrir los ojos, los que me mostraron su sorpresa, hice un par de movimientos y sentí su cuerpo retorcerse, unos cuantos gemidos acompañaban su movimiento, yo estaba a punto de acabar sintiendo y viendo este espectáculo, cuando me hizo parar de repente.

- Me pondré en cuatro y quiero que me la metas bien duro.

Cambió de posición, agachó su cabeza, levantó su cola mostrándome su culo y vagina empapada.

Agarré mi miembro lo puse al borde de su vagina, tomé sus caderas y se la metí fuerte, mientras la penetraba una y otra vez me acosté sobre su espalda, agarré sus tetas y dejé entre mis dedos sus pezones. No aguanté mucho y me corrí entero dentro de ella. Hice los últimos movimientos para que ella terminara otra vez y dejé caer mis manos soltando sus tetas, me quedé pegado a su espalda un momento y sin dejar de jadear me dijo - lo haces mucho mejor que tu compañero de la semana pasada. 

Nos limpiamos, se vistió y yo me acosté. Antes de dejarme solo, se acercó me dio un beso, me destapó, se metió mi pene flácido en la boca, lo succionó 3 veces, lo dejó, me acarició la mejilla y se fue. A mi se me volvió a parar, pero ya se había marchado. 
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