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Una noche de perdición con dos jovencitos para una mujer madura, sexy como una jovencita pero con la experiencia de los años.
Han pasado diez años, en los que con mucho esfuerzo y algo de suerte de mi parte he logrado sacar adelante a mi familia sola al quedar viuda y con dos gemelos, lograda profesionalmente, Gerente Comercial de una gran empresa pero con olvido total de lo que es vibrar en los brazos de un hombre.
A mis 40 años y por opinión de todos en mi trabajo me mantengo aún como una jovencita, supongo que en gran parte se lo debo a algunas horas en el gimnasio a la semana y a mi carácter sumamente alegre y jovial. Mi cabello negro azabache hace contraste con mi piel blanca y suave, el azul turquesa de mis ojos resaltan junto a mis labios sensuales que me gusta pintar de rojo, las curvas de mi cuerpo hacen delirar a muchos, lo he sabido siempre por los piropos que recibo constantemente. Me considero muy sensual y atractiva pero siempre lo he tenido como una linda foto que mostrar pero entre el trabajo y mis hijos no he buscado liarme con una nueva pareja.
Hasta que por motivo de trabajo tuve que viajar a la capital, era una semana de trabajo intenso aunque al mismo tiempo asistí a muchos compromisos donde hubo la oportunidad de conocer a muchos personajes muy interesantes, por la intensidad del trabajo había olvidado en parte mis tantas responsabilidades y quise disfrutarlo al máximo, pero nunca me imagine hasta donde podía llegar…
Entre los compromisos en los que tuve que participar, realice una exposición para jóvenes universitarios y el director de la escuela profesional me invito a la clausura del evento que se realizaría a las 7:00 p.m., tenía en mente no asistir pero creo que notaron mis intensiones por lo que nombraron a dos jovencitos como escolta para recogerme de mi hotel y trasladarme hasta las instalaciones donde se realizará la clausura del Simposium.
No quedándome otra alternativa espere a los dos jóvenes Bruno y Sebastián, al verme saludaron muy cortésmente pero nerviosos e impresionados a su vez, tuve la impresión que no estuvieron en la mañana en mi exposición y que además se esperaban a una señora entrada en carnes y muy a la antigua con su terno avejentado, y no a una mujer con un vestido muy sexy de color turquesa que resaltaba el color de mis ojos, con un escote muy pronunciado en la espalda y las transparencias en el pecho que resaltaban mis senos; gracias a las muestras de admiración y nerviosismo pude ocultar los míos, ya que llamaron mucho mi atención por tener un físico impresionante y dos rostros con atractivos indescriptibles que debía tener enloquecidas a las muchachas de la escuela. En el camino estuvimos conversando acerca de los tema del simposium, lo que resalto que eran dos jóvenes preparados y con grandes ambiciones para el futuro haciéndolos mas atractivos aún y que concentrara mi atención en ellos.
Entre las diversos ponentes e invitados se inicio una amena conversación, los cócteles, las bromas y mis dos jóvenes escoltas siempre muy cerca, con diálogos cortos que al final centramos la conversación entre los tres e involuntariamente nos alejamos del grupo, a medida que nos alejábamos del grupo los temas de conversación iban diversificándose y a su vez nos tratábamos como conocidos de mucho tiempo casi amigos, perdiendo totalmente las barreras de los años de diferencia y cargos.
Realmente, ya estaba muy entrada en copas lo que hacia que mis hormonas se alborotarán totalmente, instintivamente me volví extremadamente provocadora; pero aun con los restos de cordura que me quedaban decidí retirarme. Me despedí de las autoridades de mayor jerarquía y avance directo a la puerta cuando estaba a punto de salir me detuvieron, sentí una mano tibia y suave en mi hombro, pero a la vez fuerte era Sebastian y detrás suyo estaba Bruno los dos jóvenes que en realidad habían provocado mi deseo de huir de ahí. En una actitud propia de su edad trataban de retenerme, a lo que no accedí. Seguía avanzando, con el abrigo puesto y ya en la acera estaba dispuesta a tomar un taxi para dirigirme a mi hotel. Viendo mi decisión de no dar un solo paso atrás, muy audaces se ofrecieron a llevarme; para esa oferta ya no tenía puerta de escape, sin responder y dirigida como autómata por los jóvenes, estaba en el auto de uno de ellos saliendo del estacionamiento directo a mi hotel.
Bruno en su afán de mantener la calentura del licor y de la fiesta había traído una botella de whisky la que tenía escondida en su abrigo, ya me había negado a bastante con ellos, y verlo con esos ojos color caramelo, sus pestañas largas, su picara sonrisa y con un pequeño vaso invitándome a beber un poco de whisky, solo me quedo sonreír y con una pequeña mueca acepte a tomar un poco advirtiéndole que solo un vaso mientras llegábamos al hotel donde estaba alojada. En realidad el camino se mi hizo larguísimo, y cada vez estaba mas embriagada, un poco por el licor, otro poco por la vueltas del carro y creo que en realidad mas por estar con dos muchachos jovencitos, tiernos y a la vez picaros.
Por comodidad de mi vestido estaba sentada en el asiento trasero del auto con Bruno, mientras que Sebastian conducía, yo evitaba que le pasará mas alcohol tenía temor a que pudiera suceder un accidente; pero lo que conseguí es perder el control, estaba desinhibida, coqueteando abiertamente con Bruno y de vez en cuando inclusive acariciando el cabello y los hombros de Sebastian. A esas a alturas ya no había ruta de escape, ellos mas sobrios que yo lo entendieron perfectamente, como una puerta abierta que algo mas podría pasar, Sebastian sin pensarlo mucho detuvo el auto en un lugar oculto y desolado, se paso al asiento trasero y continuamos bebiendo, la botella estaba a mas de la mitad, ambos tenían una habilidad picará y seductora, lo que hizo que les permita que se acerquen… a mi oídos como a decirme un secreto pero en realidad Bruno mordisqueaba mis orejas, Sebastian sin quedarse atrás jugaba con sus manos por mi espalda haciendo arquear mi cuerpo de estremecimiento; era un juego sin perdedor, los alejaba entre bromas pero en realidad ya no tenía voluntad para resistirme.
Algo en mi me hacia que por un momento recobré la condura, pidiéndoles que me llevarán a mi hotel aunque con la mirada en mi rostro parecía que les pedía que pasarán la noche conmigo, le repetía que debía descansar, había tenido una semana recargadísima y mi cuerpo necesitaba descansar; ellos entre bromas me dijeron que el Domingo era muy largo y podía descansar cuanto quisiera, en realidad ya mi voluntad había sido doblegada pero algo mí se resistía a perderme con dos jovencitos. Al final, acepte que compraran otro whisky pero con la condición que lo tomáramos en el bar del hotel, algo en mi decía que era buena idea ya ahí podría escapar de ellos, pero esa fue mi perdición había llegado muy lejos y aunque no quería que esto terminará en una locura también sentía que no me arrepentiría de lo que llegará a pasar. Llegamos al hotel y el bar estaba copado, había música a un volumen que me ensordecía, las personas ahí casi gritaban para hablar, reían estruendosamente o tal vez con el grado de alcohol en mi cabeza retumbaban, me imagine un lugar mas calmado, tratamos de conversar y al final solo estuvimos unos minutos, sin saber que hacer y teniendo en mente solo salir de ahí subí directamente a la suite donde estaba alojada, como era cliente exclusiva del hotel tenía la costumbre de llevar personas a la suite por motivos de mi trabajo, así que no tuve mayor inconveniente.
Estábamos en el ascensor mi cabeza solo me repetía que era una locura, era como invitarlos a pasar la noche conmigo, pero nada me retuvo. Los hice pasar y como unos niños Bruno se desplomo en un sofá mientras Sebastian curioseaba todo el ambiente abriendo la mampara entre el salón y la terraza, muy sexy se quito el saco y lo dejo en una acogedora silla de la terraza, con la mirada puesta en mi, apoyo los brazos en los bordes de la terraza e inclino su cabeza hacia atrás dirigiendo su mirada hacia el cielo iluminado de estrellas, era una visión de fotografía, en mi mente me lo imaginaba vestido de blanco a las diez de la mañana y con la vista del mar la arena blanca, uhm ese muchacho era sumamente deseable sus ojos azules, su cabello rubio su piel con un bronceado suave pero increíble… quería ver mas…, pero de pronto Bruno se acerco a mi ofreciéndome un vaso de whisky, realmente ya no quería beber mas, el whisky era demasiado fuerte para mi deseaba una bebida mas suave, por lo que Bruno no lo pensó mucho y busco algo mas suave en el minibar, esto hizo que por un momento se rompiera la magia y me sentara en otro sillón lejos de Bruno y sin poder ver a Sebastian.
Con ese alejamiento nos mantuvimos un largo rato de por medio bromas, chistes y los vasos de whisky entre ellos iban y venían, la verdad no entendía como dos muchachos de su edad fueran tan buenos bebiendo y con una bebida tan fuerte.
Mi alejamiento no duro mucho con dos jóvenes impetuosos y sus pequeños juegos, terminamos sentados en el mismo sofá, fue Bruno el mas insistente en su acercamiento por lo que Sebastian sintió que estaba sobrando y decidió salir un momento a la terraza fumando un cigarrillo; a estas alturas éramos como dos jóvenes en un flirteo evidente, queriendo mas cada vez. Obviamente Bruno sin desaprovechar ningún instante, se acercaba cada vez mas, su mirada me enloquecía, y me hacía girar hacia el lado contrario dejándole mi espalda desnuda por el escote a su alcance, no pudo contener mas sus instintos, me rodeo con una mano por la cintura, presionando mi cuerpo contra el suyo, mi cuello a su alcance, sus labios húmedos, su lengua recorría mi cuello, se acerco a mi oreja mordisqueaba mi lóbulo, dejo el vaso en el suelo y me giro hacia él.
Mi cabeza daba vuelcos, eso no debía pasar pero mi sangre hervía y lo deseaba. Tímidamente como dos adolescentes que se van a dar su primer beso se fue acercando, pero a la vez sabía perfectamente lo que buscaba mi entrega, mi perdición, era yo la que me acercaba él rodeaba mi cuerpo con uno de sus brazos y la otra mano en la nuca a unos milímetros cerca, cerré los ojos y sus labios se pegaron a los míos, su lengua se introdujo a la mía, era un beso apasionado como si se nos fuera la vida, nos entregamos mutuamente a los brazos del otro.
Ese beso fue como si nunca se fuera a terminar, la sangre como una explosión por dentro hacía perder los sentidos y el corazón gritaba por más. Atrevida y una mujer adulta sin nada que perder al fin, fui por mas… Una de mis manos fue directo a su cuello tratando de soltar su corbata a lo que Bruno ayudo bruscamente la saco de su cuello lanzándola a un lado, mis manos libres de la corbata siguieron su camino con los botones de su camisa quería ver y sentir su piel, él con todo el atrevimiento metió una de sus manos por debajo de mi vestido, acariciaba mis piernas, besaba muy apasionadamente, me enloquecía su cabello crespito. Sus manos acariciaban mis senos por encima de la ropa.
Bruno era irrefrenable, poco a poco iba deslizándose desde mi cuello, noto que la tela del vestido era muy delgada y suave por lo que con sus labios tomó mis senos como si estuvieran desnudos, a esas alturas mi entrepierna estaba totalmente húmeda y una de sus manos subía recorriendo mis muslos, algo en mi quería sacarme el vestido y decirle que me hiciera suya en ese mismo instante. Por un momento olvidé por completo a Sebastian, me encontraba extasiada por las caricias de Bruno, por lo que unos labios húmedos en mi espalda me hicieron arquear la cintura, a esas alturas el alcohol no permita que razonara que todo esto era una locura, además que hace mucho que un hombre no me tocaba, por lo que cada caricia era una perdición desencadenando una noche desenfrenada.
Sebastian había enrollado mi vestido hasta la cintura mientras besaba mi espalda, por otro lado Bruno insaciable no dejaba de besarme desde los labios, el cuello hasta llegar a mi pecho, todavía cubierto por el vestido. Mis manos por su parte tampoco estaban quietas había terminado de sacar la camisa de Bruno enseñando sus hermosos pectorales de piel color canela, recubierto por una alfombra no muy tupida de bellos en su pecho que me enloquecía. Los besos de Sebastian en la nuca y sus manos que ya habían soltado los broches de mi vestido hicieron que girará hacía él, besando sus labios sentí como fuego en el cuerpo, deseaba tenerlos a los dos, tan jóvenes, tan apuestos tan deseables y ambos también me deseaban.
Toda esta locura hacía que mi cuerpo y el de ellos se vieran envueltos en la humedad propia de la intensidad de la noche. Sebastian tenía la camisa puesta por lo que me apresure a soltar su corbata y desabrochar los botones de su camisa, su cuerpo tal como lo imagine de piel blanca pero bronceado por el sol, deliciosos pectorales marcados, los coquitos en su vientre, me hicieron inclinarme hacia él deslizándo mi lengua desde el cuello hasta su vientre. Por otro lado Bruno termino de sacarme el vestido, haciéndome poner de pie, no pudo evitar una exclamación al verme con una diminuta tanga, medias a medio muslo y un brasier a media copa que levantaban mis senos haciéndolos mas sugerentes.
Los dos muchachos embobados del cuerpo escultural que se ofrecía ante sus ojos a pesar de mis años, se levantaron a mi lado sacándose el pantalón, Bruno junto nuevamente sus labios los míos, y Sebas besaba mi nuca, mi espalda ya en mis nalgas las mordisqueaba, acercando hacia el centro encontrando la tanga que cubría su acceso a mi culito, por lo que suavemente Bruno como si leyera la mente de Sebas deslizaba mi tanga a lo que Sebas respondió con soltarme el brasier, estaba totalmente desnuda a la merced de dos jóvenes ardientes, estaban muy excitados podía notarlo porque sus miembros levantados se mostraban ligeramente por el borde de sus prendas intimas.
La pasión que desbordaba en esos instantes era irrefrenable, sentía deslizar los jugos de mi entrepierna, con Bruno hambriento de mis senos y Sebas recorriendo mi espalda hasta introducir su lengua en mi culito, sentía demasiado placer junto, sentía que explotaría en un orgasmo infinito en ese mismo instante solo con sus caricias, ya que mas allá de la excitación propia de sus caricias era la excitación en mi cerebro por estar a la merced de dos jovencitos ardientes y que me hacían delirar.
Esa noche daba para mucho mas me estaba perdiendo, y deseaba cada vez mas, me deslice por el pecho de Bruno, esa pancita marcada de abdominales y mis manos retiraban suavemente su boxer, mi lengua seguía su camino, jugando con sus ingles, rodeaba su sexo jugando entre mis manos y mi boca hasta empezar desde la base hasta introducir su pene en mi boca ya estaba totalmente duro con el vigor propio de un jovencito, su sabor salado, su olor me excitaba recorría con mi lengua todo su tronco de carne delicioso, suave intenso, al aventurarme por Bruno olvide a Sebas quien no desaprovecho la oportunidad de la posición que le facilitaba hundir su lengua en mi culito, mordisquear mis nalgas, apretarlas estrujar todo mi cuerpo, Bruno acariciaba mi cabellos, los levantaba como queriendo ver lo que hacia con mi boca, hacia pequeños movimientos con sus caderas como follandome la boca, aunque no necesitaba hacerlos mis movimientos eran suaves luego aceleraba, jugaba con mi lengua con ese plieguecito entre el tronco y esa hermosa cabeza rosada, nunca había pensado que entre su vigor juvenil y mi experiencia podríamos hacer vibrar de esa manera.
Sebas mientras tanto sus besos y su lengua no dejaban de lamer mi culito y hundir su cabeza en mis piernas recorría toda mi conchita hasta mi culito con su lengua, luego acerco sus dedos y poco a poco los introducía turnándose entre tener su lengua en mi conchita y un par de dedos en mi culito, mi excitación estaba a mil, mi lubricación hacia parecer que me orinaba se deslizaban por mis piernas una mezcla de saliva y el néctar de mi interior estaba apunto de correrme y Sebas se detenía prolongando ese placer de sus juegos, quería en ese mismo instante ser penetrada, por lo que cambie de posición ya ahora le estaba dando una mamada fenomenal a Sebas que ya me había hecho vibrar como toda una perrita con su lengua y sus dedos, quería ser penetrada y Bruno no se hacía rogar, ya había sido preparada por Sebas para su hermosa polla y aunque entre mis labios estuvo a punto de correrse Bruno quería sentir esa cuevita caliente aprisionar su pene, nuestros gemidos esa música a mis oídos.
Creo que todo ese flirteo como si yo fuera una muchacha al principio de la noche había vuelto locos a estos jovencitos, estaban como fieras embravecidas de deseos, Bruno coloco suavemente su pene duro en la entrada de mi cuevita, lo iba deslizando suave pero a su vez la humedad de mi interior hacia que ingresará rápidamente y cuando la tenía mas de la mitad dentro de un sola embestida pude sentir sus testículos contra mi sexo, fue increíble con solo sentir esa polla dura, suave y tal vez por solo la idea de tener en mi interior a un muchacho que no pasaba los veinte me hizo correr, en ese mismo instante. Mi espalada se arqueo aprisionando con fuerza a Sebas en mi boca, fue un orgasmo intenso, como nunca antes lo había sentido, perfecto Bruno con mis senos en las manos y polla en mi vagina mientras hacia retorcer de placer a Sebas con mis labios, Sebas estaba muy caliente y no pudo soportar la excitación y el morbo que le producía esa mamada que se corrió en mis labios, Bruno al ver a su amigo emitir gemidos de placer, tampoco pudo soportar mas y exploto su semen caliente en mi interior hizo que tuviera mas de un orgasmo seguido, las fuerzas me dejaban quería tumbarme en ese momento en el sillón, pero estos jovencitos no tenían la misma idea.
Si bien ambos se había corrido, para ellos la noche recién empezaba, Bruno saco su pene de mi conchita y lo acerco a mi boca quería ser limpiado como lo había hecho con su amigo, no lo deje esperar lamí y succione todo su pene, mientras no dejaba de acariciar los testículos y el pene con las manos de Sebas, intercambiaba uno y otro pene en mi boca, eso hizo que sus pollas estuvieran a punto para iniciar un nuevo juego de caricias y sexo irrefrenable.
Sebas reclamaba penetrarme pero no quería mi vagina mi culito sería su lugar de ingreso, así que me puso como una perrita para follarme el culito, con sus manos y con el resto de semen y jugos que escurrían de mi vagina, lubrico mi anito y poco a poco con delicadeza fue penetrándome sentía que con cada embestida suave pero intensa quería llegar hasta mis entrañas, era extraño pero nunca a pesar de mis años y con el gusto que tenía por el sexo tanto antes de enviudar como cuando era mas jovencita me había penetrado el culito, así que Sebas sin saberlo y no sería yo quien se lo hiciera saber estaba desvirgando es culito que nunca había sido penetrado, eso lo estaba haciendo delirar y repetía putita lo tienes apretadito y creo que no voy a soportar mas me voy correr esta riquísimo, uhmmm…
Bruno estaba excitadísimo por los gemidos de placer de Bruno y ahogaba los míos con su pene en mi boca, le hizo una seña a su amigo, con lo que se retiro de mi culito, se puso en el suelo y cabalgue a Sebas con su pene ahora en mi vagina, Bruno quería sentir ese culito apretadito, y no imagine que lo quisiera sentir pero penetrarme los dos a la vez. Puso algo de resistencia me dio un poco de temor, a que me lastimaran, pero ellos entre besos en mi cuello y caricias me dijeron al oído que me dejarán hacer que no preocupe, que lo único que sentiría es partirme en dos pero de placer, Sebas quien desvirgo mi culito tenía su verga de regular tamaño pero Bruno la tenía enorme y por eso me daba mayor temor, ya que seria él quien me penetre por el culito mientras Sebas por mi vagina.
Mantuve un rato me resistencia a esa doble penetración pero a su vez el morbo y tener a dos jovencitos, volviéndose locos placer por follarme por todos mis agujeros.
Besándome con ambos sentir sus lenguas de fuego recorrer todo mi cuerpo y con suaves caricias mi excitación se elevo a limites inesperados y sentía que volvería a tener un nuevo orgasmo por lo que Bruno no desaprovecho esa oportunidad para posar en mi culito su pene, pude sentirlo haciendo pequeñas empujones poco a poco mientras Sebas no dejaba el movimiento de sus caderas, solo había ingresado la cabeza de su enorme polla y sentía que me partía en dos, la contracción de mi orgasmo hizo que de una sola embestida estuviera mas de la mitad dentro de mi culito, mis gemidos se retumbaban en toda la habitación, ambos se movía y en una seguidilla de sensaciones tuve incontables orgasmos, ese día conocí lo que era un orgasmo múltiple, no podía mas pero deseaba mas, sus embestidas cada vez mas intensas Sebas con sus gemidos y pene en mi vagina, sus labios en mis senos y Bruno su polla toda dentro de mi culito, cogiendo mi cadera para hacer mas firme cada embestida, era vigorosos y su juventud me estaban matando de placer, sentía como todo mi cuerpo convulsionaba con sus deseos, mas placer era imposible.
Ambos jóvenes gozaban intensamente, Bruno me decía al oído groserías que hacían que mi excitación se duplicará a cada instante, me gustaba escuchar decirme putita tu culito esta apretadito, te gusta sentir como te follan dos pollas en tu interior y te hacen gozar, eres deliciosa, a mas no poder quiero romperte ese culito, te vamos ha follar hasta que te desmayes de placer y vas a pedir que me detenga.
Sebas también le gustaba acariciarme y decirme perrita te gusta esta polla dura en tu conchita, o te gusta mas las dos vergas duras que te hacen gozar, vas a ser mi putita de ahora en adelante te voy a dar por tu culito y tu conchita mojada, para que delires de placer y te vas a tragar tu lechita como buena putita que eres.
Me estaban matando de placer ya no podía mas, era cada vez mas difícil poder mantenerme montada encima de Sebas mis fuerzas me dejaban, era demasiado creo que moriría en sus brazos, sus besos sus caricias su sexo irrefrenable, era mas de lo que podía soportar, necesitaba ser follada por esos muchachos, y ellos me daban mas de lo que podía soportar.
Ellos con todo el vigor juvenil también estaban agotados, así que con todo el placer lo disfrutamos y con una fuerte y ultima estocada sentí en mi interior primero a Sebas su semen caliente, me hizo tener un orgasmo pero se multiplico por miles al sentir el chorro interminable de Bruno en mi culito, no pude mas solo me quedo decirles que rico que follan papitos, es lo mas rico que me habían follado en toda mi vida.
Rendidos nos tumbamos en la alfombra del hotel, seguimos acariciándonos tiernamente, como gatitos mimosos, Bruno se paro, busco un poco del whisky que estaba tomado y me paso mi vaso y a Sebas, nuestros labios secos después de agotar todos nuestros fluidos, en esa excitante noche, al levantarme para sentir ese licor en mis labios, pude ver al horizonte ese amanecer como se asomaba ligeramente el sol, habíamos tenido una noche entera de sexo, supongo que por eso mi cuerpo ya no respondía a mas placer, necesitaba dormir.
Exhausta me levante y me dirigí a mi dormitorio y no pensé verlos levantarse y echarse junto a mi y decirme muy suavemente al oído que después de un pequeño descanso, volverían a cogerme hasta quedarse saciados de mi, ya que una vez que tome mi vuelo hacia mi ciudad ellos no volverían a ver y lo único que les quedaría es el recuerdo de esa noche de lujuria, me confesaron que nunca habían tenido un sexo así de ardiente y esa doble penetración fue estupenda. Por un momento pensé confesarles que mi culito también era virgen pero preferí guardar ese secreto. Pero no pude evitar pedirle el número de sus celulares, tal vez en algún viaje podría repetirse esa noche… les dije muy coqueta. Aunque sabía perfectamente que no los llamaría las cosas que no se planean salen mejor y de repente encontraría a otro par de jóvenes igual de ardientes en mis próximos viajes ellos había despertado a esa mujer llena de lujuria en mi interior.
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