Una masajista atendiendo en persona cómo en vivo y a todo color en sección de masajes a un caballero ciego. Masajeandolo normalmente con crema en sus manos sonriendole, le habla: maravillada que es su primera vez, que tiene a un cliente ciego; en que está muy estresado, además, con los musculos arruinados especialmente sumamente duros, que le hace mucho mal cómo daño al mismo organismo. Igualmente a su frágil salud, asimismo, mentalmente en que el mismo cliente ciego le responde: tiene toda la razón a dado al clavo, por eso, que vine y me pongo en sus profesionales cómo agiles hasta hábiles manos señorita masajista.

Trascurriendo la sección que no se imagina, la forma de masaje que está aplicandole cómo protagonizandole hasta realizandole la misma masajista al cliente ciego. Encaramada en la mesa de masaje, agachada y doblada; pegada a su pinga en que se le rosa y restriega con todas las intenciones sexuales, mientras le masajea el pecho y hombros hasta los mismos homoplatos, del cliente ciego encantado y aliviado cómo relejado. 

Con el culo cercano a la cara del cliente ciego, agachada y doblada encima de la mesa de masaje; masajeandole el pie junto al tobillo y la entrepierna al mismo tiempo parejo y continuo por la misma masajista.

Lamiendole y comiendole debajo de la nalga y entrepierna por parte del cliente ciego a la masajista agachada y doblada encaramada en la mesa; al masajearle el estomágo como vientre e ingles, sobre todo, a lo largo y ancho de las entrepiernas; alcanzando sobre todo, más allá, de las rodillas gustandole y excitandole hasta deleitandole cómo incitandole en persona cómo en vivo y a todo color.